Siempre tocamos temas sobre las religiones y sus diversas creencia bíblicas y antibíblicas pero esta vez que nos dice la biblia sobre la doctrina del anticristo? Para hablar sobre ello debemos comenzar por entender cuando surge y de donde sale este gobierno y quien lo representa. Querid@ amig@, Antes que leas este post coge tu Biblia y haz una oración sincera a Dios; en tu oración incluya este pedido: "Muéstrame tu verdad a través de tu palabra, en el nombre de Yeshúa (Jesús), Amén!".
El apóstol Juan, fue el único que utilizó el término “anticristo”, nunca lo aplicó a un solo individuo, sino a un grupo de individuos que ya estaba presente en sus días veamos: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo... este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo” (1 Juan 4:1-3). “Muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Yeshúa ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo” (2 Juan 1:7). El apóstol Pablo también aseguró que el espíritu del anticristo ya estaba presente en sus días: "Ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene...” (2 Tesalonicenses 2:7). Luego buscando en la biblia encontramos esto: “Hijitos, ya es el último tiempo. Según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestara que no todos son de nosotros” (1 Juan 2:18,19). Entonces según lo leído:
• El “misterio de iniquidad” o “espíritu del anticristo” ya se encontraba presente en el primer siglo de nuestra era. Tal era la velocidad con que se expandía este mal, que san Juan llegó a pensar que ese era el último tiempo.
• Aunque el anticristo ya estaba presente, aún había algo que lo detenía y no le permitía manifestarse abiertamente.
• Juan identificó al anticristo como un movimiento, no como una persona en particular.
• Los “falsos profetas” y “engañadores” son el anticristo que habría de venir.
• Muchos de estos individuos fueron en algún tiempo dirigentes de la Iglesia. Luego apostataron. San Pablo, en una carta escrita a los Corintios, explicó que estos engañadores se caracterizaban por hacerle competencia desleal a ellos. Éstos se presentaban en las iglesias como “grandes apóstoles” y predicaban un evangelio y un Yeshúa adulterados, veamos:
“Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean también de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Yeshúa, porque si viene alguno predicando a otro Masiah que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis. Pienso que en nada he sido inferior a aquellos «grandes apóstoles»” (2 Corintios 11:3-5). “Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan de apóstoles del Masiah. Y esto no es sorprendente, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan de ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:13-15).
Al contrario de lo que cualquiera pudiera pensar, estos falsos apóstoles no eran toscos o arbitrarios. Para ganarse el apoyo de los feligreses se presentaban como verdaderos cristianos. Sus modales y palabras eran suaves y agraciadas. Su presencia carismática y su don de gentes eliminaban las sospechas y los prejuicios. Así ganaron, según Pablo, muchos adeptos dentro de la iglesia cristiana: “Pero os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y ponen tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido. Apartaos de ellos, porque tales personas no sirven a nuestro Señor Yeshúa, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y halagos engañan los corazones de los ingenuos” (Romanos 16:17,18). En uno de sus viajes misioneros, en una reunión de despedida en Mileto, Pablo dijo a los OBISPOS que residían allí lo siguiente: “...Sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonarán al rebaño. Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas para arrastrar tras sí discípulos”. (Hechos 20:29,30). El problema se hizo general. De todas partes se recibían noticias de tan oscura infiltración. Pablo, en una carta escrita a los cristianos en Galacia, nos deja ver que en esa ciudad la apostasía había cundido a tal punto, que la situación prácticamente se había salido de control: “Estoy asombrado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren alterar el evangelio de Yeshúa” (Gálatas 1:6,7).
Esta situación llevó a los discípulos a amonestar al pueblo acerca del inminente peligro de aceptar las ideas de estos falsos apóstoles: “Amados, ...me ha sido necesario escribiros para exhortaros a que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos, porque algunos hombres han entrado encubiertamente... hombres impíos, que CONVIERTEN EN LIBERTINAJE LA GRACIA de nuestro Dios..., el único soberano, y a nuestro Yeshúa Hamashiaj” (Judas 3,4). “Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguien os predica un evangelio diferente del que habéis recibido, sea anatema” (Gálatas 1:8-9). Mientras que “el espíritu del anticristo” estuvo detenido, el Evangelio pudo extenderse alrededor del mundo conocido y miles pudieron recibir el amor de la verdad para ser salvos. Sin embargo, la obra de los impostores tarde o temprano habría de dar sus frutos.
En conclusión:
El apóstol Juan, fue el único que utilizó el término “anticristo”, nunca lo aplicó a un solo individuo, sino a un grupo de individuos que ya estaba presente en sus días veamos: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo... este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo” (1 Juan 4:1-3). “Muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Yeshúa ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo” (2 Juan 1:7). El apóstol Pablo también aseguró que el espíritu del anticristo ya estaba presente en sus días: "Ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene...” (2 Tesalonicenses 2:7). Luego buscando en la biblia encontramos esto: “Hijitos, ya es el último tiempo. Según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestara que no todos son de nosotros” (1 Juan 2:18,19). Entonces según lo leído:
• El “misterio de iniquidad” o “espíritu del anticristo” ya se encontraba presente en el primer siglo de nuestra era. Tal era la velocidad con que se expandía este mal, que san Juan llegó a pensar que ese era el último tiempo.
• Aunque el anticristo ya estaba presente, aún había algo que lo detenía y no le permitía manifestarse abiertamente.
• Juan identificó al anticristo como un movimiento, no como una persona en particular.
• Los “falsos profetas” y “engañadores” son el anticristo que habría de venir.
• Muchos de estos individuos fueron en algún tiempo dirigentes de la Iglesia. Luego apostataron. San Pablo, en una carta escrita a los Corintios, explicó que estos engañadores se caracterizaban por hacerle competencia desleal a ellos. Éstos se presentaban en las iglesias como “grandes apóstoles” y predicaban un evangelio y un Yeshúa adulterados, veamos:
“Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean también de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Yeshúa, porque si viene alguno predicando a otro Masiah que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis. Pienso que en nada he sido inferior a aquellos «grandes apóstoles»” (2 Corintios 11:3-5). “Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan de apóstoles del Masiah. Y esto no es sorprendente, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan de ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:13-15).
Al contrario de lo que cualquiera pudiera pensar, estos falsos apóstoles no eran toscos o arbitrarios. Para ganarse el apoyo de los feligreses se presentaban como verdaderos cristianos. Sus modales y palabras eran suaves y agraciadas. Su presencia carismática y su don de gentes eliminaban las sospechas y los prejuicios. Así ganaron, según Pablo, muchos adeptos dentro de la iglesia cristiana: “Pero os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y ponen tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido. Apartaos de ellos, porque tales personas no sirven a nuestro Señor Yeshúa, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y halagos engañan los corazones de los ingenuos” (Romanos 16:17,18). En uno de sus viajes misioneros, en una reunión de despedida en Mileto, Pablo dijo a los OBISPOS que residían allí lo siguiente: “...Sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonarán al rebaño. Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas para arrastrar tras sí discípulos”. (Hechos 20:29,30). El problema se hizo general. De todas partes se recibían noticias de tan oscura infiltración. Pablo, en una carta escrita a los cristianos en Galacia, nos deja ver que en esa ciudad la apostasía había cundido a tal punto, que la situación prácticamente se había salido de control: “Estoy asombrado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren alterar el evangelio de Yeshúa” (Gálatas 1:6,7).
Esta situación llevó a los discípulos a amonestar al pueblo acerca del inminente peligro de aceptar las ideas de estos falsos apóstoles: “Amados, ...me ha sido necesario escribiros para exhortaros a que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos, porque algunos hombres han entrado encubiertamente... hombres impíos, que CONVIERTEN EN LIBERTINAJE LA GRACIA de nuestro Dios..., el único soberano, y a nuestro Yeshúa Hamashiaj” (Judas 3,4). “Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguien os predica un evangelio diferente del que habéis recibido, sea anatema” (Gálatas 1:8-9). Mientras que “el espíritu del anticristo” estuvo detenido, el Evangelio pudo extenderse alrededor del mundo conocido y miles pudieron recibir el amor de la verdad para ser salvos. Sin embargo, la obra de los impostores tarde o temprano habría de dar sus frutos.
En conclusión:
- La biblia dice que el espíritu del Anticristo ya estaba presente en los días de los apóstoles. Y no podían gobernar por que el Imperio Romano todavía estaban presentes. 2 Juan 1:7
- La biblia dice que el Anticristo no es una persona sino un ministerio organizado que se iba creando por un grupo de personas. 2 Tesalonicenses 2:7.
- La biblia dice que el ministerio del anticristo o el anticristo, NO es un ministerio civil político ni militar, sino que es un movimiento RELIGIOSO QUE SALIERON DE LA IGLESIA, por que son personas que dicen ser cristianas predicando el evangelio de Yeshúa; pero predican un evangelio diferente que enseña la biblia.1 Juan 2:18,19.
- Si estabas pensando que el Anticristo sería una sola persona, como político, o príncipe, o embajador o militar, o extraterrestre, es momento de reflexionar en lo que acabamos de estudiar en las sagradas escrituras.
Última edición: