LA DIVINA PROVIDENCIA

16 Junio 2001
104
0
www.geocities.com
A lo largo de la vida es habitual encontrar numerosas dificultades, algunas de las cuales nos parecen simplemente insuperables, otras resultan tremendamente persistentes, y por más que uno se empeñe en remediarlas, éstas vuelven a la carga una y otra vez. Son circunstancias que, consideradas objetivamente, resultan negativas, y nos preguntamos la razón de tantas dificultades. Con el paso de los años, y a la luz de la FE, las cosas adquieren un matiz diferente, sorprendente para alguien que no esté familiarizado con los conceptos religiosos. Sin embargo, al cabo de los años, volviendo la vista atrás, y considerando serenamente las circunstancias, nos damos cuenta de que lo que considerabamos negativo resultó ser, al final, un aporte sumamente valioso. Y esto es tan así que estoy convencido de que todos los males que nos aquejan tienen finalmente una finalidad positiva: las enfermedades, los fracasos, los desastres naturales, los pensamientos más vanales, incluso el vuelo de una vulgar mariposa, tienen una finalidad concreta en nuestra existencia. Para Dios, NI EL MOVIMIENTO DE UNA RAMA LE PASA DESAPERCIBIDA, dijo Jesús en cierta ocasión. Y esto es tan cierto que hasta el más ínfimo de nuestros pensamientos queda registrado en la Divina Memoria. Si tenemos en cuenta, además, que Dios es amor, nos encontramos con una evidencia irrefutable: DIOS SIEMPRE BUSCA NUESTRO BIEN. Este es el resultado inequívoco al que he llegado después de años reflexión. Puedo afirmar esto sin la menor sombra de duda. De hecho, estoy tan seguro que incluso se ha modificado mi enfoque sobre las maldades del mundo. Hace años consideraba las enfermedades, el hambre, las guerras y los desastres naturales como desgracias humanas tan irremediables como inútiles. Actualmente, estas desgracias -porque siguen siendo desgracias, no lo olvidemos- tienen un doble sentido: el purificador y el didáctico. Si analizamos las desgracias que nos aquejan, llegamos a la conclusión de que el 99€ son consecuencia inequívoca de la maldad humana: las guerras, el hambre, la miseria, la opresión, etc. Incluso aquellos que se podrian considerar desastres naturales, son también en su mayor parte causados por el desamor: desde la mayoria de las enfermedades, hasta muchas de las víctimas de los terremotos, enterradas bajo viviendas de construcción deliberadamente endeble con el fin de incrementar los beneficios de las constructoras. Alguien podría preguntarse, si Dios es todopoderoso y omnisciente, por que no impide toda esta maldad. La respuesta es simple: Dios respeta la libertad del individuo, incluso la de aquellos que optan por el mal. Y las consecuencias del mal son las maldades infinitas que padecen los hombres en su paso por esta vida. Sin embargo, los cristianos debemos sacar conclusiones positivas de todo este proceso. Estamos en este mundo para aprender de los errores, los nuestros y los de los demás. De la misma forma que una talla de madera va tomando forma con las sucesivas lijaduras, también el hombre va perfeccionandose -o degenerandose- a medida que transcurre el tiempo. Dios conoce todo el mal que nos rodea, y si nos envia alguna enfermedad, algún fracaso laboral, económico, social o familiar no es por que Le guste vernos sufrir, si no porque pretende pulirnos alguna imperfección que nos aleja de Él. En conclusión, invito a todo el mundo a que encare las contrariedades con espíritu de resignación cristiana; porque los males que nos aquejan no son gratuítos. Tienen una razón precisa de ser, que quizás en ese momento no nos resulte obvia, pero que, en su momento, servirán para completar en nosotros la obra del Creador.


pax