LA CRUZ

30 Marzo 2000
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La Cruz.

El triunfo de Jesús que con su Cruz llegó a morir y a resucitar, ¿Quiere decir que ya somos salvos nosotros? ¿Así, de forma automática?

No. De ninguna manera. Quiere decir que Él venció en tan ardua tarea. Quiere decir que emprendió un camino de dolor, pero el mas hermoso. Quiere decir que nos enseñó un camino. Quiere decir que es posible. Por eso Jesús es “el Camino, la Verdad y la vida”.

Quiere decir que el Hijo del hombre ya vive en el Cielo. No necesita subir a él. Lo importante, lo necesario, lo primordial es que el Hijo del hombre “baje” al mundo. Que se dé a conocer. Que realice su misión también en el mundo.

Por otra parte, si nadie ha subido al Cielo, sólo el Hijo del hombre, ¿Cómo puedo yo pretender subir al Cielo? Me es imposible. Tengo que reconocer que mi pretensión es vana.

Yo no puedo subir al Cielo porque “ya estoy en el Cielo”. El problema es que “no estoy en el mundo”. Ese es el gran problema del Cristiano.

Jesús fue el mayor revolucionario de la historia. Su revolución es tan grande, tan radical, tan preciosa, que todavía no la hemos comprendido. Ni siquiera los Cristianos.

La Cruz es un proceso cósmico. Es una bienaventuranza del Señor hacia nosotros. Es recibir el anzuelo que nos salva del mundo.
Jesús es pescador. Él pesca a diestro y siniestro. Cuando ha pescado a siniestro, pesca al diestro. O viceversa.

La Cruz es una tabla de salvación. Cuando el mundo se hace insostenible en nuestras conciencias, cuando ya no podemos soportarlo más, cuando ya queremos salir de él. Cuando ya no nos aguantamos ni a nosotros mismos. Cuando todo ha perdido su color y su significado. Cuando todo está podrido y sin remisión, aparece la CRUZ.

No es un castigo, es un maravilloso mecanismo que nos salva. Es una bendición, aunque duela. Es una magnifica posibilidad de sanación. Es todo lo que el hombre busca y necesita. Es dejar la vida para obtener la Vida. Es dejar lo bueno para obtener lo excelente. Es la leche.

¿Quién quiere ser crucificado?
Yo, yo, yo.
¿Quién clavará la lanza en mi costado?

¿?

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La Cruz.

Si antes de tomar la Iglesia el símbolo de la Cruz, cruces parecidas ya eran símbolos de otras organizaciones o instituciones, o cruces de otro significado ya existían en la antigüedad, en otras culturas o en otros pueblos, puede ser verdad.

El motivo por el cual la religión que seguía a Cristo cogió el símbolo de la cruz romana como símbolo de su religión fue debido a que precisamente Jesús de Nazaret fue muerto y ejecutado en una cruz de ese tipo. Y precisamente por los romanos lanzados por los de su propia raza.

Al inicio de la Iglesia, el símbolo no era la Cruz, sino dos peces opuestos unidos por un hilo que salía de sus bocas. Este símbolo aparece en tumbas cristianas en roma, en las catacumbas innumerables veces. El motivo por el cual se cogió definitivamente la Cruz como símbolo de la Iglesia puede ser porque se comprendiera profundamente lo que dicho símbolo quiere decir.

La cruz se compone de dos palos. Uno vertical, que nace de la tierra y roza el cielo. Quiere decir que el hombre, nace de la tierra, pero se encamina al cielo como un árbol se alimenta del suelo y sus frutos se desarrollan en el aire, fuera de la tierra. Que el verdadero fruto del hombre no está en el suelo (barro) sino en el cielo. Otro palo es el horizontal, más corto que el vertical, lo cual indica que en la dirección horizontal del hombre no hay camino. La vida del hombre en la tierra es corto, y su paso por ella no es indicativo de nada especial. Que los logros en este ámbito no son importantes, ni te pueden llevar a algún sitio.

Cristo muere en la intercesión de esos dos palos, de esos dos caminos. Ahí, Cristo es crucificado, clavado y torturado. Cuando comprende que el camino horizontal no le lleva a ningún sitio, y cuando comprende que el camino vertical no depende de él. Que es algo ajeno a él lo que nace de él en el cielo. Que lo que vale de él no es él, sino su fruto espiritual. Entonces se deja crucificar y muere para el mundo.

Pero lo importante no es la muerte, aún siendo doloroso el proceso. Aún siendo inevitable para los auténticos cristianos que encuentran el camino y encuentra la muerte mística en su cruz particular. Lo importante es que Resucita. Muere de la manera vieja y renace de otra manera, de una manera nueva. El fruto del cielo que ha sabido conquistar, entonces viene a él, a su mente y a su pensamiento. A su persona. Y entonces piensa de otra manera, y habla de otra manera y dice de otra manera. Y ya no es él sino Él. Si el hombre viejo nació del mundo y en el mundo, el hombre Nuevo nace de Dios y para Dios.

Este es el profundo simbolismo de la Cruz de los cristianos.

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La Cruz:

Imagina un proceso que ocurre en tu interior. Imagina que el primer hombre que lo sufrió y soportó y alentó lograra llegar hasta el final, hasta la resurrección. Imagina que ese proceso espiritual consiste en la muerte de tu personalidad malsana y el renacimiento de tu personalidad divina. Imagina que comienza por una gran angustia, la angustia de la muerte de lo malo en ti, la desesperación del próximo final de esa parte diabólica en ti. Imagina que sigue con un gran desasosiego. Imagina que parece que recibes golpes de látigo en la espalda. Imagina que parece que tienes una corona de espinas en la cabeza, de tanto como llega a dolerte. Imagina que te salen marcas (estigmas) en las manos y en los pies como si fuesen atravesados por clavos. Imagina que no puedes hacer tu vida de antes, porque estas abatido y no estas para nada. Imagina que tienes una gran tristeza que todo ese proceso produce. Imagina que sientes que te falta aire en los pulmones. Imagina que el control de la respiración que esa parte animal en ti te impide respirar. Imagina que muere esa parte que controla tu respiración y, por primera vez, eres libre, respiras por ti mismo. Imagina las cosas que te dice esa parte que está sufriendo y a punto de morir. Imagina como te insulta. Imagina como te consuela la parte que está renaciendo en ti. Imagina al ladrón malo y al ladrón bueno. Los dos son ladrones, porque los dos quieren ocupar la misma parte, tu consciente, tu mente, tu espíritu. Imagina ya a ese ladrón malo muerto. Imagina que el ladrón bueno se sitúa a la derecha. Imagina que todo lo perverso en ti ha muerto y lo divino en ti renace y ocupa todo tu ser. Imagina que es la Resurrección del Hijo del hombre en ti.

Imagina un Hombre así. Imagina que puede, a partir de ese momento, hacer milagros en otros. Imagina que este Hombre vivió en el Israel de hace 2000 años bajo la dominación romana. Imagina que, en esa época, son sacrificados muchos judíos en el tormento romano de la cruz por motivos mundanos. Imagina que ese Hombre se da cuenta del paralelismo de su proceso interior, con la tortura de la cruz. Imagina que ese Hombre lo toma como símbolo de su liberación. Imagina que lo cuenta como un cuento. Imagina que esto que te cuento es el Evangelio. Imagina que sus discípulos lo entienden milagrosamente y por su intercesión. Imagina que convierte a la cruz en la Cruz. Imagina que es el remedio a todos nuestros males. Imagina que es el único camino. Imagina que es el Camino, la Verdad y la Vida.

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San Pablo a los Corintios.

“porque la doctrina de la cruz de Cristo es necedad para los que se pierden, pero es poder de Dios para los que se salvan... Porque los judíos piden señales, los griegos buscan sabiduría, mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para judíos, locura para los gentiles".

Que cada cual se identifique con quien se parece, si con los judíos, que piden señales, si a los griegos, que buscan sabiduría, o si creemos que todo es locura, como dicen los gentiles.

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