La confusión del concepto: legalismo
Las nuevas generaciones de cristianos, hablan mucho del concepto legalismo, ¡oh no queremos ser legalistas como los fariseos! –dicen- la repulsión hacia esa actitud de aquellos antiguos religiosos de los tiempos de Jesús es comprensible, ya que su característica principal fue la hipocresía, y ¿quién quiere ser conocido como un hipócrita? -Nadie sin duda- el primer cristiano que le escuche ese concepto, fue un predicador llamado Charles G Finney del siglo antepasado, no tengo en conocimiento que alguien antes que él lo hubiere mencionado, este reconocido predicador del cual tenemos algunos libros escritos por él, plasmaba en sus palabras conceptos sobre legalismo refiriéndose, a una especie mas contemporánea de hipócritas religiosos que secuestraban doctrinas del NT llevándolas hasta otro extremo mas allá de lo que los apóstoles dieron a entender en sus cartas a las iglesias, el concepto original es mas bien el entendimiento que el mandamiento o recomendación que contiene la escritura para el pueblo del Dios no debe exagerarse, tratando con obras justificarse, al tratar de guardar mandamientos mas allá de los en realidad Dios nos pide.
Pues bien este es el concepto original de legalista, pero ahora esta surgiendo un nuevo concepto, una novedad mas en la gravísima equivocación de enseñar mandamientos de hombres, es tan nueva la actitud que hasta ahora no tiene nombre, así que para referirnos a ellos los podemos llamar: LEGARTINOS estos son otra clase de cristianos libertinos y mundanos que secuestraron el concepto; legalista, y supuestamente en contra de el, ahora yéndose hasta el otro extremo no usan el mandamiento bíblico textualmente, o lo modifican con el pretexto de ser mandamientos antiguos, con el supuesto de no caer en el legalismo, se liberan del mandamiento para hacer lo que les viene en gana, para vivir de acuerdo a la corriente del mundo “moderno” y así enseñan a otros a no creer en la palabra de Dios aplicada para su vida porque es antigua, el problema del legalismo es añadir al mandamiento, no que el mandamiento no deba ser tomado en cuenta literalmente, o que su origen antiguo por el hecho de serlo ya deba ser descartado, o que por la bandera anti-legalísta tengamos derecho como creyentes a anular o dejar de lado nuestra regla de fe.
Las nuevas generaciones de cristianos, hablan mucho del concepto legalismo, ¡oh no queremos ser legalistas como los fariseos! –dicen- la repulsión hacia esa actitud de aquellos antiguos religiosos de los tiempos de Jesús es comprensible, ya que su característica principal fue la hipocresía, y ¿quién quiere ser conocido como un hipócrita? -Nadie sin duda- el primer cristiano que le escuche ese concepto, fue un predicador llamado Charles G Finney del siglo antepasado, no tengo en conocimiento que alguien antes que él lo hubiere mencionado, este reconocido predicador del cual tenemos algunos libros escritos por él, plasmaba en sus palabras conceptos sobre legalismo refiriéndose, a una especie mas contemporánea de hipócritas religiosos que secuestraban doctrinas del NT llevándolas hasta otro extremo mas allá de lo que los apóstoles dieron a entender en sus cartas a las iglesias, el concepto original es mas bien el entendimiento que el mandamiento o recomendación que contiene la escritura para el pueblo del Dios no debe exagerarse, tratando con obras justificarse, al tratar de guardar mandamientos mas allá de los en realidad Dios nos pide.
Pues bien este es el concepto original de legalista, pero ahora esta surgiendo un nuevo concepto, una novedad mas en la gravísima equivocación de enseñar mandamientos de hombres, es tan nueva la actitud que hasta ahora no tiene nombre, así que para referirnos a ellos los podemos llamar: LEGARTINOS estos son otra clase de cristianos libertinos y mundanos que secuestraron el concepto; legalista, y supuestamente en contra de el, ahora yéndose hasta el otro extremo no usan el mandamiento bíblico textualmente, o lo modifican con el pretexto de ser mandamientos antiguos, con el supuesto de no caer en el legalismo, se liberan del mandamiento para hacer lo que les viene en gana, para vivir de acuerdo a la corriente del mundo “moderno” y así enseñan a otros a no creer en la palabra de Dios aplicada para su vida porque es antigua, el problema del legalismo es añadir al mandamiento, no que el mandamiento no deba ser tomado en cuenta literalmente, o que su origen antiguo por el hecho de serlo ya deba ser descartado, o que por la bandera anti-legalísta tengamos derecho como creyentes a anular o dejar de lado nuestra regla de fe.