"Ocurre que cuando en la Jerusalén de los tiempos romanos se procedía a la ejecución de un reo, su cuerpo se arrojaba a una fosa común custodiada por el sanedrín durante un año, plazo tras el cual, el mismo era entregado a la familia. Como en el caso de Jesús concurrió la especialísima circunstancia de que en el mismo momento de la ejecución su cuerpo fue reclamado por una persona, José de Arimatea y, de que, además, quien tenía autoridad para ello, Poncio Pilatos, accedió a conceder la petición, lo cierto es que el cuerpo del reo se libró de caer en la fosa común a la que, según era costumbre y ley, debería haber ido a parar.
Como quiera que sea, y dado que las sepulturas judías, aun las privadas, estaban llamadas a alojar muchos cuerpos, quienes procedieron a sepultar a Jesús, -Arimatea y Nicodemo-, habrían incorporado al cadáver la oportuna inscripción del mismo, de cara a identificarlo y diferenciarlo del de otros que pudieran acompañarle en el mismo sepulcro en el futuro.?Dicha inscripción se habría realizado en un papiro, y con una tinta que por llevar en su composición elementos de tipo metálico, habría entrado en reacción con el tejido del lienzo con el que los mismos personajes habían cubierto el cuerpo de Jesús, dejando en ella una impronta tan notoria, que incluso haría posible la lectura de parte de lo que decía el papiro en cuestión, escrito, por cierto, en latín, griego y arameo.
Aparentemente, data de 1978 el conocimiento de que en la parte de la cabeza del hombre de la Sindone se detectaba la presencia de unas letras. La novedad consiste en haber descifrado algunas de las palabras que podrían componer esas letras, descubrimiento que cabe a Barbara Frale, estudiosa del Archivo Secreto Vaticano, la cual, tras pedir que se analizara la caligrafía por los paleógrafos y obtener por respuesta que la misma podría datar del s. I, declara que “el contenido de estas palabras se refiere a la muerte de un personaje llamado Iesoys Nnazarennos, mismo nombre que encontramos en los cuatro Evangelios”.
Ahora ultimo se comprobo la autenticidad de la sabana santa de turin; los científicos de la Universidad de Padua usaron técnicas forenses para comparar las fibras de la Sábana Santa con algunas muestras de antiguas telas, y lo sorprendente es que descubrieron que el material se podría haber fabricado en una época que correspondería a la vida de Jesús. Ahora bien, esta nueva investigación contradicen el estudio realizado en 1988 por el Museo Británico, que utilizó la datación por carbono-14 para examinar la tela, prueba que fue sacada de una "esquina de la tela", la cual habia sido "parte de una reparacion echa siglos despues", por ende la prueba del carbono 14 quedo invalidada, los científicos de la Universidad de Padua afirman que los resultados originales (del carbono 14) no eran válidos debido principalmente al paso de los siglos."
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