LA ACTIVIDAD DE LAS SECTAS Y NUEVOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS (I)
Proclamar el propio mensaje es fundamental a todo credo religioso.
Todo credo religioso tiende a difundirse. Afirmar la verdad recibida es condición imprescindible para la subsistencia y desarrollo de una fe religiosa.
En algunos casos -quizá el cristianismo ofrece el mejor ejemplo- la proclamación del mensaje entra a formar parte del mismo mensaje.
Sin envío el credo cristiano se desvirtúa. De ahí la afirmación central eclesiológica del Vaticano II: la Iglesia es misionera por esencia.
Pero está dinámica que acontece en el cristianismo y en las grandes religiones de la humanidad, no es ajena al fenómeno sectario y al de los Nuevos Movimientos Religiosos.
En este escrito se abordan cuestiones capitales para entender el notable desarrollo y el sentido militante y expansivo de las ofertas sectarias, así como las polémicas suscitadas ante su rápida expansión en el Occidente.
Tres apartados estructuran este capítulo:
1). En primer lugar se trata de presentar el fenómeno de la conversión sectaria según los análisis que diferentes autores han dedicado al tema. Es el momento de tener en cuenta la clásica distinción entre proselitismo y evangelización.
2). Se estudian después algunos métodos de reclutamiento usualmente empleados por ciertas sectas y NMR.
3). Finalmente se analizan dos temas polémicos en torno al sectarismo moderno: el llamado lavado de cerebro y la desprogramación.
1.- El fenómeno de la conversión sectaria.
En países de arraigada tradición religiosa, donde los "roles" están perfectamente distinguidos, ocupa lugar privilegiado la figura del sacerdote, el pastor, el rabino, el guru... La vivencia religiosa forma parte del entramado social y adquiere, casi siempre, sentido regulador de convivencia. Y aunque la intensidad de esa experiencia de lo sagrado depende de cada individuo, el "orden establecido" da por supuesto una cierta relación entre el "especialista" de lo sagrado y la intensidad de la experiencia religiosa. El mismo orden, además, pide cierta estabilidad y cuando ésta sufre algún tipo de alteración -trasvase confesional, negación pública de lo sagrado, conversión a religiones tenidas como extrañas etc.- suele juzgarse de manera muy negativa y, frecuentemente, como infidelidad y hasta traición.
Incluso en las sociedades secularizadas, donde lo religioso ocupa parcelas cada vez más restringidas reduciéndose por lo común al área litúrgica de la propia tradición y a la intimidad de la persona, cualquier manifestación espiritual intensa que suponga cambios profundos de identidad personal es mirada con recelo.
El derecho a la libertad religiosa, sancionado por las constituciones de todos los estados democráticos, no ha venido a trastocar de manera esencial este estado de cosas. De ahí que el proceso espiritual de conversión sea considerado como problemático, sobre todo cuando supone el paso de una religión tradicional hacia los grupos marginales considerados exóticos y, en ciertos ambientes, incluso peligrosos o destructivos.
El análisis del fenómeno de la conversión espiritual tiene una larga tradición. Algunos de los testimonios más conmovedores de la historia de la espiritualidad de todos los tiempos, al menos en el cristianismo, se han relatado describiendo precisamente la propia "conversión". Bastaría aludir a los relatos de San Agustín o del cardenal Newman para darse cuenta de lo que puede llegar a ser la experiencia de la conversión religiosa. Pero para el cristianismo la conversión tiene raíces fundamentales. Es un elemento esencial en el Nuevo Testamento y está en el proceso inicial del mensaje de Jesús: "Arrepentíos y creed en el evangelio" (Mc 1, 15). Cambiar el corazón hacia Dios es condición de salvación. "Convertirse es cambiar, ser distinto y actuar de manera distinta".
Tres elementos parecen entrar a formar parte de la conversión: 1, La radicalidad del cambio; 2, su incidencia en las creencias; 3, y en la propia identidad.
La combinación de estos elementos produce, al menos, una triple clasificación de la conversión que será necesario tener en cuenta antes de abordar el tema específico de la conversión sectaria.
1. Conversión como profundización de la fe. La conversión no significa siempre y necesariamente el paso de una religión o Iglesia a otra distinta. La conversión puede ser la transición de una actitud poco participativa a una mayor y más intensa participación de la experiencia religiosa dentro de la misma tradición. "Me estoy convirtiendo" es una frase repetida que no supone el abandono de una creencia, sino una mayor profundización en la misma.
2. Conversión como visión. La conversión significa, a veces, un radical cambio en la cosmovisión filosófico-teológica del creyente que lleva a la transformación de las propias orientaciones intelectuales. Cuando el cambio afecta a niveles profundos no implica precisamente el paso a otra organización religiosa; por el contrario, se relativizan todas, incluida la propia.
3. Conversión como nueva identidad. La conversión, por último, cabe entenderla como el proceso de cambio que afecta a la identidad del creyente provocando el abandono de la vieja confesionalidad por la adhesión a una nueva forma religiosa más en consonancia con sus nuevos descubrimientos espirituales.
Cualquiera de los tipos de conversión enumerados puede implicar procesos de diversa duración: raramente ocurre de manera súbita, casi siempre implica largos procesos en el que intervienen multiplicidad de factores.
La conversión considerada en su tercera acepción, objeto de análisis de estas páginas, es extremadamente compleja. Los especialistas han estudiado diferentes modelos de conversión y algunas de sus motivaciones, así como las técnicas más usualmente empleadas por ciertos grupos religiosos para provocar procesos de cambios confesionales. Popularmente, sin embargo, este tema suele abordarse desde la visceralidad, de ahí que el abandono de una forma religiosa por otra aparezca a los ojos de muchos como traición e infidelidad a la creencias tradicionales.
1.1. Modelos de conversión. Desde el marco conceptual es perfectamente válido para nuestro análisis del fenómeno de la conversión un trabajo de B. Hardin referido al sectarismo en Alemania. Según este autor cabe distinguir dos modelos de conversión: el modelo activo, y el modelo pasivo.
El modelo activo da por sentado que la persona es el protagonista principal de la propia construcción individual. La identidad se crea a través de largos procesos de búsquedas que implican encuentros, intercambios afectivos e intelectuales, modificaciones y frustraciones pero también enriquecimientos debidos a las aportaciones de los demás. Desde este modelo cabe pensar, más allá del determinismo o de las supuestas manipulaciones sectarias, que el individuo opte libremente y esté dispuesto a ensayar nuevas ideas y nuevas pertenencias confesionales que para la mayoría no son aconsejables ni aceptables.
El modelo pasivo de conversión, por el contrario, quita todo protagonismo al individuo y acentúa el papel que tienen en el cambio de las convicciones y creencias, los agentes externos al mismo (métodos de proselitismo, propaganda insistente, "lavados de cerebro", etc.), o las patologías que sufre la misma persona.
Desde este modelo, la conversión a otras formas religiosas ("sectas", en el caso del trabajo de Hardin) aparece siempre como un "accidente" que acontece más allá del querer y al margen de la voluntad del individuo "convertido", o es efecto de las "taras" de índole personal o social que lo envuelven. Y en este sentido, los "convertidos" o adeptos son considerados como personas fracasadas, vulnerables, débiles de carácter, influenciables en extremo. Pero con planteamientos así, la conversión difícilmente puede concebirse en personas razonables, serias, formadas. La "conversión" vendría a ser, pues, una anormalidad interna o un producto de la manipulación.
1.2. Motivaciones de la conversión. El análisis conceptual de las motivaciones que inducen al individuo a iniciar el proceso de conversión difícilmente podría cubrir toda la riqueza de matices e interferencias que se dan en la vida real de la persona convertida. Algunos especialistas han ofrecido marcos aproximativos que ayudan a entender el por qué de los primeros pasos de dichos procesos.
1. La conversión de tipo intelectual ocurre en sujetos extremadamente reflexivos e investigadores. Son individuos que caen dentro del "modelo activo" caracterizado por la búsqueda constante que se realiza a través de la lectura, de la pregunta, del incesante cuestionamiento. Son poco influenciables por el ambiente social y difíciles para una participación en actividades programadas si antes no han pasado por una experiencia de "iluminación".
2. La conversión de tipo místico se caracteriza por una alta intensidad emocional, precedida por prolongados períodos de "stress". El éxtasis, la excitación, el miedo y el amor son manifestaciones de este tipo de conversión. La presión social no tiene tampoco demasiada incidencia. La experiencia de tipo místico precede, usualmente, al compromiso definitivo del adepto al nuevo grupo.
3. La conversión experimental se presenta -siempre dentro del "modelo activo"- en individuos que deciden participar en un determinado grupo religioso sin haber aceptado o discernido totalmente las creencias del mismo. Este tipo de conversión conlleva un lento proceso que dura, a veces, muchos años. El mismo compromiso en el grupo va preparando al adepto a su definitiva adhesión. La mera curiosidad, el encuentro fortuito y pasajero al principio, son las vías usuales por las que el individuo experimenta gradualmente la necesidad de una conversión. Es como el final de un largo compartir dentro del grupo religioso, pero sin haber sido hasta entonces realmente miembro a pleno derecho. Los niveles de emocionalidad que definían al "tipo místico" suelen ser muy bajos en estas conversiones.
4. La conversión afectiva realza la importancia de los lazos sentimentales en el proceso de adhesión. De ahí la importancia de los encuentros interpersonales. Las dimensiones racionales y cognoscitivas tienen menor incidencia, en cambio, el ambiente o contexto social opera como fuerza exterior que aumenta el atractivo hacia el grupo religioso y finalmente hacia la conversión al mismo.
5. La conversión revivalística. Este tipo de conversión tuvo su máximo apogeo en los decenios 40 y 50 del siglo pasado, cuando predicadores itinerantes, de signo fundamentalista, recorrían algunos estados de América del Norte predicando la conversión de corazón a las masas de inmigrantes llegados de Europa. Aquellas predicaciones dieron origen a los llamados "revivals" -reavivamientos- consistentes en la provocación de estados de ánimo altamente sugestivos generadores de conversiones masivas.
La conversión de este tipo requiere una predicación emotiva dentro de ambientes cálidos, con cantos entremezclados de aplausos, oraciones vibrantes y confesión pública de pecados. El estado de excitación emocional y contagio colectivo hace que muchos decidan "dar el paso" de la conversión. Estas conversiones dan muy poca cabida a las motivaciones intelectuales, en cambio la presión social tiene gran incidencia en ellas.
6. La conversión de tipo coercitivo es la que se presenta habitualmente como prototipo de la conversión sectaria. Sin duda es la más controvertida y ha recibido especial atención a partir de numerosas acusaciones que ven en ella el resultado de sofisticados métodos empleados por algunas de las sectas y NMR más peligrosos.
La conflictividad suscitada alrededor de estos grupos se debe al supuesto empleo del "control mental" y del "lavado de cerebro" que para muchos, inadecuadamente, significan una misma cosa. La "reforma de pensamiento" a que son sometidos los adeptos hace que estas conversiones estén motivadas más por el temor que por la adhesión libre y voluntaria.
El anuncio del mensajero. El problema de la conversión puede abordarse también desde otra perspectiva. La perspectiva del mensajero, es decir, de aquel que ofrece el mensaje motivador de la adhesión o el rechazo por parte del destinatario. Cuando alguien decide dar el primer paso que podrá significar el inicio de un proceso de conversión, es porque alguien y de alguna manera le hizo llegar una oferta creíble. Una oferta que la mayoría de las veces significa la invitación a abandonar las "cosas pasadas" y a formar parte del grupo que se presenta como su nuevo hogar espiritual.
La simple experiencia demuestra, sin embargo, que no todas las ofertas religiosas se han presentado siempre con la misma honestidad y desde los mismos presupuestos de libertad y transparencia. Hay ofertas libres y ofertas interesadas, hay ofertas limpias y ofertas que esconden intenciones poco confesables.
En el vocabulario cristiano estas dos actitudes de presentación del mensaje han recibido los nombres clásicos de evangelización y de proselitismo. Y se da por sentado que las Iglesias evangelizan, mientras que las sectas hacen proselitismo. Las cosas son, evidentemente, más complejas. Por esto valdrá la pena, antes de introducirnos en los métodos de reclutamiento que emplean algunos grupos sectarios, recordar brevemente los conceptos de evangelización y proselitismo en orden a poder analizar más tarde la cuestión de si las sectas actúan siempre desde perspectivas proselitistas.
Las fronteras entre evangelización y proselitismo comportan cierta ambigüedad. El proselitismo se define por una finalidad que podría parecer similar a la de la evangelización: la proclamación de las propias creencias a los otros, como oferta salvadora, para llegar a convertirlos.. Sin embargo, el proselitismo, al menos en el marco teórico, se distinga de la evangelización en que la acción evangelizadora respeta la conciencia del adepto, porque la fe ofrecida es libre y porque la respuesta que se espera debe estar igualmente exenta de coacción. La acción proselitista, por el contrario, ha perdido el respeto al adepto e intenta por todos los medios atraerlo a la propia causa.
En un documento del organismo "Fe y Constitución" titulado Testimonio cristiano, proselitismo y libertad religiosa se dice textualmente:
"El proselitismo no es algo absolutamente diferente del testimonio: es la corrupción del testimonio. Se corrompe el testimonio cuando se usan sutil o abiertamente la adulación, el soborno, la presión indebida o la intimidación para provocar la aparente conversión; cuando colocamos el éxito de nuestra Iglesias antes que el honor de Cristo; cuando cometemos la deshonestidad de comparar el ideal de nuestra Iglesia con los logros reales de otra; cuando tratamos de hacer adelantar nuestra causa levantando falso testimonio contra otra Iglesia; cuando personal o colectivamente reemplazamos el amor por cada alma individual que nos concierne por el afán de conquista. Tal corrupción del testimonio cristiano indica falta de confianza en el poder del Espíritu Santo, falta de respeto a la naturaleza del hombre y falta de reconocimiento del verdadero carácter del evangelio. Es muy fácil reconocer estas faltas y pecados en otros, pero es necesario reconocer que todos estamos expuestos a caer en uno u otro de ellos" .
Años más tarde, en 1970, el Grupo mixto de trabajo de la Iglesia Católica y del Consejo Ecuménico de las Iglesias publica un documento titulado Testimonio común y proselitismo. En él se dice:
"Bajo proselitismo se entiende cuanto lesiona el derecho de cada persona, cristiana o no, a verse libre de toda violencia externa en los asuntos religiosos, o también ciertas formas de evangelización que no se corresponden con la voluntad de Dios, que invita al hombre a seguir su llamada en libertad y a servirle en espíritu y verdad".
No sería difícil probar en el comportamiento de las Iglesias, y no sólo en el de las sectas y NMR, alguna o muchas de las características mencionadas. Pero ello no impide afirmar con rotundidad que la evangelización respeta siempre la conciencia y la libertad del adepto, porque cree que el acto de fe es un acto libre, mientras que el proselitismo, por el contrario, es un atentado contra la libertad religiosa y un procedimiento desleal cuya única meta es conseguir el mayor número posible de adeptos sin tener en cuenta la inviolable individualidad de las personas.
1.3. Un balance provisional de los datos hasta ahora aportados invita a recordar que para la mayoría de autores la actividad de las sectas y NMR en cuanto a la "conversión" de nuevos adeptos debe considerarse bajo esta triple perspectiva:
1. La conversión del adepto se encuadra según el modelo pasivo, es decir, acontece cuando una serie de factores le predisponen a la aceptación de un credo no buscado.
2. La motivación última de la conversión es de tipo coercitivo, en la que el "control mental", identificado por muchos con el "lavado de cerebro", juega un papel decisivo.
3. La oferta sectaria tiene siempre las características del proselitismo.
Los autores que han prestado especial atención a los factores señalados son representantes de las teorías sicoanalíticas y de la sicología fisiológica: John Clark, Flo Conway, Jim Siegelman, Margaret T. Singer, Louis J. West, Michael D. Langone. Pero estos científicos han encontrado grandes divulgadores en la literatura popular sobre las sectas y NMR. De ahí la creencia ampliamente extendida de que cualquier conversión a una secta se debe al uso de técnicas sofisticadas empleadas por los mensajeros o predicadores de dichos grupos.
En círculos sociológicos, por el contrario, se pone en entredicho el recurso al "control mental" como decisivo para explicar las conversiones sectarias. Algunos de estos autores gozan hoy de gran autoridad: Eileen Barker, Beckford, Thomas Robbins, Roy Wallis, Jean-François Mayer...
2.- Análisis de los métodos de reclutamiento.
La realidad de las conversiones concretas suele ser más compleja que su análisis conceptual. En los adeptos de las sectas y NMR inciden diferentes factores -tanto externos como internos- que preparan el momento de la adhesión definitiva. Pero cabe decir lo mismo del mensaje sectario. Este se presenta de múltiples maneras -no siempre de modo desleal- que han sido estudiadas con gran atención por los especialistas. Es perfectamente comprensible que cada grupo sectario use determinados métodos con preferencia a otros a la hora de presentar su oferta religiosa.
Es muy familiar en nuestras latitudes la visita a domicilio, la visita puerta a puerta que practican algunas sectas, entre ellas la de los Testigos de Jehová, caracterizado por la distribución y venta de la propia literatura, la multiplicación de contactos personales pero pasajeros, evitando el diálogo en profundidad y ciñéndose a la interpretación de algunos versículos bíblicos. Normalmente estos contactos ocasionales acaban en una invitación a visitar el Salón del Reino más próximo o la venta de "La Atalaya" o "Despertad".
En otras ocasiones el intento de adoctrinamiento comienza sencillamente en la calle, en la concurrida entrada a unos grandes almacenes, en plazas, en el "campus" universitario, etc. Y la ocasión es nimia: la venta de folletos, libros, perfumes, ramilletes de flores, petición de una pequeña limosna y una pregunta... El encuentro lo provocan gentes jóvenes, de apariencia feliz, deseosos de comunicar un mensaje sencillo e importante. Y la invitación a una cita para el fín de semana. El lugar será un viejo caserón en el campo, la "comuna", un piso de la misma ciudad. Y un cursillo sobre meditación o relajación ante tanto "stress
La invitación comporta un encuentro con un pequeño grupo que ofrece calor, sentido de hogar, seguridad, sentido de pertenencia. Incluso un texto tan elaborado y ciertamente no influido por las tesis sicoanalíticas como es el documento del Secretariado Romano, titulado Las Sectas o Nuevos Movimientos Religiosos. Desafíos pastorales ofrece una visión esquemática del reclutamiento sectario que corresponde con mucho realismo, según el parecer de diversos autores, a lo que acontece en la realidad:
"- Hábil proceso de iniciación del convertido y gradual descubrimiento de lo que sus anfitriones son en realidad;
- técnicas dominantes: "bombardeo de amor", ofreciendo "una comida gratuita en un centro internacional para amigos", técnica de las "fiestas-pesca" (prostitución como método de reclutamiento);
- se imponen respuesta y decisiones ya hechas a los alistados;
- adulación;
- distribución de medicinas y dinero;
- exigencia de una abnegación incondicional al iniciador, líder;
- aislamiento; control del proceso racional del pensamiento, eliminación de información e influjo
- externo (familia, amigos, periódicos, revistas, televisión, radio, visitas, etc.), que puedan romper el hechizo de este compromiso y el proceso de asimilación del sentimiento y de las actitudes y modelos del creyente;
- procesamiento a los reclutados, lejos de sus vidas pasadas, insistiendo sobre un pasado
- comportamiento desviado (como el uso de la droga, desviaciones sexuales jugando con las taras psicológicas y sus relaciones sociales difíciles, etc.);
- métodos que alteran las conciencias y producen disturbios intelectuales, bombardeos intelectuales; uso de sofismas; sistemas logísticos cerrados, restricción del pensamiento reflexivo;
- manteniendo al reclutado constantemente ocupado y nunca solo; exhortación y entrenamiento constantes para llegar a un status espiritual exaltado, alteración de la conciencia, sumisión automática a las directivas; supresión de la resistencia o negatividad; responder al miedo que lleva a un miedo mayor;
- importancia atribuida al líder; algunos grupos rebajan la de Cristo para aumentar la del líder (es el caso de algunas sectas 'cristianas')" (II,2).
Pero en la transmisión de la oferta sectaria, el mensajero debe poseer ciertas cualidades y desarrollar unas técnicas que le faciliten el objetivo de su misión: la captación de nuevos adeptos. El Manual del Reclutamiento, del rev. Moon, citado por autores como Alain Woodrow y J. Rodríguez, ofrece algunas claves para que la acción del mensajero resulte eficaz. He aquí algunos textos: "... Hay que ser psicólogo, aprender a leer en el rostro... es necesario impresionar a la gente por nuestra calma, nuestra seguridad, nuestra concentración...; para conmover a los otros, debemos conmovernos a nosotros mismos. Debemos tener una confianza absoluta en lo que decimos: hablar con sentimientos muy fuertes... Hay que dar a nuestro rostro y particularmente a la mirada y la boca una expresión que impresione... Debemos aparentar una actitud humilde. A nadie le gusta la idea de perder algo: es preciso que la gente tenga la impresión de que van a ganar alguna cosa escuchándonos, que nos dejen satisfechos y que tengan necesidad de volver a vernos...".
Ls diversidad de los métodos de reclutamiento y adoctrinamiento depende de la estructura organizativa de las mismas sectas y NMR. Aquellos grupos sectarios de estructura más abierta, es decir, que no comportan "vida comunitaria": Testigos de Jehová, Mormones, etc., dan mayor énfasis a la preparación y formación de tipo doctrinal que ayudará a mantener vivo en el adepto -en medio de las vicisitudes y "peligros" de la vida del mundo- su pertenencia y permanente vinculación con el grupo. Por el contrario, las agrupaciones de estructura cerrada y comunitaria fomentan el alejamiento físico y mental de los adeptos respecto al mundo exterior. Algunas de estas sectas y NMR -llamadas a veces sectas totalitarias- al proponer un "nuevo modo de vida" invitan a sus miembros a la ruptura total de los lazos que les unen todavía con el mundo exterior.
Sobre algunas de estas agrupaciones que implican estrecha vida comunitaria se han alegado cargos y acusaciones que de manera indiscriminada y sin rigor alguno se aplican, posteriormente, a todas las demás sectas: manipulación mental de los adeptos, fomento de una desproporcionada veneración al líder carismático, destrucción de la vida familiar, permanente control de la via íntima de los adeptos, privaciones físicas de todo tipo, reproches y castigos que generan el sentido de culpabilidad, temor irracional y actitudes serviles, manipulación de la voluntad que coaccionará en el futuro ante el posible abandono del grupo, etc.
Todo este sombrío panorama, diverso y ambiguo, del reclutamiento sectario, así como el gradual adoctrinamiento empleado, ha recibido por parte de diferentes autores, intentos de clarificación con más o menos acierto que se exponen a continuación. En un primer momento se presentan algunos análisis que desde consideraciones sicológicas muestran los aspectos negativos del reclutamiento sectario. Después se considera la crítica a estos autores desde el horizonte sociológico.
3. El reclutamiento sectario desde consideraciones psicológicas.
Los autores que trabajan desde la sicología o aquellos que están influenciados por este campo de la investigación reducen a tres grandes núcleos el proceso mismo de la captación: 1. Contactos iniciales con los posibles adeptos; 2. Tratamiento peculiar con aquellos que se han mostrado receptivos; 3. Cambios sorprendentes en el adepto que ha seguido todo el proceso de conversión.
El primer contacto se da, según Rodríguez, en "lugares donde la gente suele estar y sentirse sola (aeropuertos, estaciones, parques, hospitales, cierto sitios de paso, en la calle, etc.). Pilar Salarrullana incide en la misma idea: "... explotan la soledad de las personas; por eso son buenos lugares de captación aquéllos donde la soledad es más fuerte o más patente: estaciones de trenes, de autobuses, aeropuertos, hospitales, càrceles, parques, residencias de ancianos".
En su libro Esclavos de un mesías , José Rodríguez, analiza diversos factores que conducen a la anulación de la voluntad de los individuos captados por algunos de estas agrupaciones sectarias. He aquí, de modo esquemático, el análisis de este autor español del que reproducimos literalmente, por su vivo interés, numerosos pasajes. La importancia de estos textos justifica la amplitud de las citas.
1. Aislamiento del mundo exterior:
1. Ambiente manipulado: "Cuando el aspirante ingresa en el ambiente de la secta se encuentra frente a un mundo fascinantemente atractivo en el que reina la unidad, el amor, la camaradería, la amistad, la seguridad, la esperanza y todos aquellos valores difíciles de encontrar entre el egoismo y la desesperanza de nuestra sociedad. Un mundo en el que todos sonríen felices y parecen satisfechos... Y nada habría que objetar a tal maravilla de no ser por el hecho de que tal "ambiente no es más que una hábil puesta en escena... La sobrecarga emocional -el llamado "bombardeo del amor"- produce un efectivo agotamiento nervioso. El no dejar (al nuevo adepto) nunca solo es para evitar que empiece a razonar, a analizar, a dudar, y se salga de las pautas emocionales tan hábilmente trazadas...".
2. Corte de lazos afectivos: "Prácticamente todos los humanos mantenemos unos ciertos vínculos afectivos con un número variable de personas y, de alguna manera, nos sentimos más o menos ligados u "obligados" a su entorno físico o emocional. Como tal caso no es lo más indicado para lograr el total aislamiento que posibilite la "conversión", las sectas -bajo las más peregrinas y "elevadas" razones- ponen todo su esfuerzo en suprimir tales lazos. Las razones son siempre de tipo "trascendente" y el aderezo se prepara más o menos así: la secta es un grupo "revolucionario", guiado por el Bien, que aspira a poder regenerar al hombre; pero el Mal está empeñado en impedírselo... Cuando los padres, la pareja o los amigos le aconsejan no volver al grupo y le repiten las "falsas acusaciones" contra las que ya estaba vacunado, el neófito va a sentirse más unido a la secta... Sólo hay verdaderos sentimientos en el seno de la secta; en el exterior, todo es sucio y "satánico" (en expresión mooni)... Cuando en una secta ingresa una pareja unida afectivamente (matrimonio, novios, hermanos, amigos, etc.) es normal que se les deje en grupos distanciados físicamente y que no se vean por mucho tiempo. Cuando se reencuentran, su único punto en común es la afectividad hacia la secta, la única que es pura y a través de la cual algún día podrán ser ellos también puros...".
3. Cancelación o control de las actividades sociales. "Con razonamientos parecidos a los anteriores, también se obliga al adepto a dejar su trabajo o sus estudios que no son más que expresiones del "mundo materialista y contaminado". También se cancelan todas las relaciones con grupos culturales, deportivos, etc. En sectas no exclusivamente comunitarias se permite que muchos de sus miembros trabajen en la sociedad, pero aportando todo o gran parte de su salario al grupo. Las sectas rigurosamente comunitarias sólo permiten que trabajen afuera unos pocos de sus adeptos y esto en función de ocupar cargos "estratégicos"... El suprimir estas actividades sociales no sólo contribuye a aislar al adepto, sino que le crea una fuerte dependencia de la secta...".
4. Supresión de información ajena a la secta. "En las sectas destructivas no hay más información que la referida y editada por la secta. Todos los medios de comunicación de masas son descartados por "impuros"; sólo lo producido por el grupo es algo que merece ser leído, ya que purifica... La información contraria al grupo... sufre una curiosa metamorfosis a través de su lectura e interpretación en grupo... Las opiniones personales de no adeptos también son invalidadas al ser calificadas de antemano como "ofensas" y "mentiras". Se trata simplemente de dejar al adepto sin "banco de datos" para que no pueda juzgar la realidad manipulada de la secta, para que siga incorporando informaciones emocionales en lugar de racionales".
5. Control de la comunicación. "Con el mismo fin son controladas la correspondencia y las llamadas telefónicas con el exterior, especialmente en los nuevos adeptos. También se les asigna un acompañante (antiguo miembro) para salir a la calle o para hablar con alguna persona...".
6. Manipulación del lenguaje. "... el lenguaje en el seno del grupo, cobra otra vida. Las palabras no sólo adquieren otro significado sino que van unidas a cargas emocionales muy intensas... La jerga común de todos los miembros de la secta les da la sensación de exclusividad y unidad, les da fortaleza y protección. Pero, al ser restrictiva, también disminuye las facultades de pensar y sentir. Gran parte de la dinámica comunicativa del sectario (con el exterior y consigo mismo) se realiza a través de los "clichés", que son frases cortas, contundentes y claras que sustituyen a complicados procesos de elaboración mental. Ante cualquier situación que requiera un análisis ya no es preciso pensar, basta con recurrir al cliché oportuno...".
7. Ritual de interiorización. "El adepto de una secta destructiva siempre está ocupado en alguna actividad y, cuando está "ocioso" (ya sea en la comunidad o en un desplazamiento de un sitio a otro, etc.) tiene que interiorizarse recitando letanías, meditando o ejecutando rituales internos que sirven para taponar sus sentidos a las influencias externas...".
8. Marca de distinción. "Otro factor que influye en el aislamiento es el hecho de llevar una indumentaria o aspecto físico distintivo. Eso interpone una barrera que dificulta la comunicación espontánea entre los adeptos y la sociedad. Una pareja de mormones, de Testigos de Jehová, de Hare Krsna o moonis se "huele" a distancia como algo "no normal". Esto puede desencadenar el habitual (e irracional) rechazo que la sociedad muestra por todo elemento distinto a sus pautas o un acercamiento por curiosidad. De ambas respuestas se benefician los líderes de la secta" ( (22).
9. Frente al mundo. "La secta siempre hace aparecer al mundo exterior al grupo como hostil, como un enemigo dispuesto a atacar y masacrar a los adeptos. Este sentimiento cohesiona al grupo, pero también contribuye a aislarlo tanto física como psicológicamente...".
10. Supresión de propiedades. "En todas estas sectas, bajo imperativos de "evolución espiritual", se logra que sus adeptos donen sus propiedades o sus sueldos (si trabajan fuera del grupo) a los líderes. La consecuencia de tal actitud es la inseguridad y la dependencia constantes del miembro en relación al grupo para poder sobrevivir...".
2. Supresión de la individualidad:
Tras una exposición de los diferentes tipos de "comunicación" humana: la "demostración racional" que corresponde al individuo aislado; la "persuasión" empleada con respecto a los grupos pequeños; y la "sugestión" que incide en las potencialidades latentes del sujeto inmerso en la masa, J. Rodriguez aplica estas categorías al comportamiento del individuo-masa en los grupos sectarios y en las razones que éstos tienen para intentar suprimir la individualidad.
"Cuando se ingresa en la comunidad sectaria ya jamás se vuelve a tener intimidad, todo se hace en común. También se deja de lado la anterior personalidad a través de un proceso de culpabilización que culmina con el bautismo o la ceremonia de iniciación, y en un cambio de identidad... Pero no sólo pierden la identidad nominal, también pierden la individualidad al pasar a formar parte de la unidad biológica sectaria. Ser mooni no significa ser una persona que sigue las ideas de Moon, es algo infinitamente más "elevado" e integrador... En las sectas se utiliza la masa con una doble finalidad: la de formar un caldo de cultivo en el que poder reforzar la manipulación (y la motivación) de los adeptos y como un eficaz medio propagandístico que "muestra" la importancia del grupo y sirve de anzuelo a los posibles "clientes" que se ven envueltos en un clima emocional que los arrastra muy a su pesar... En las sectas, el pensar en uno mismo es egoismo pecaminoso que impide todo avance "espiritual"; lo único noble que puede hacer el adepto es olvidarse de sí mismo y vivir los ideales del grupo. Cultivar el "yo" es uno de los pecados más horrendos que puede cometer el sectario. No es difícil darse cuenta de que si no se logra suprimir la individualidad, la continuidad del grupo tambalea".
3. Debilitar el cuerpo para aprisionar la mente.
Desde la psicología y la psiquiatría es sabido que un cuerpo debilitado es mentalmente frágil y fácilmente manipulable. J. Rodríguez recuerda que las sectas destructivas tienen en cuenta algunos factores a la hora de dominar a sus miembros:
1. Alimentación insuficiente. "En su mayoría, las sectas, bajo imperativos religiosos, prohiben una serie de alimentos y recomiendan otros. A veces la secta produce sus propios productos... En otros casos se les obliga a una dieta estrictamente vegetariana. Nada habría que objetar a una dieta vegetariana perfectamente equilibrada. Sin embargo, es preciso señalar que, mientras una dieta naturista (ovo-lácteo-vegetariana) es completa y fácilmente practicable por todos, no sucede lo mismo con la vegetalina (estrictamente vegetal), que sólo unos pocos naturistas muy preparados pueden adoptar sin sufrir deficiencias nutricionales importantes.. Algo más habría que objetar a la dieta macrobiótica...
La primera regla "nutricional" de una comunidad sectaria es que la comida de los adeptos debe ser barata... La escasa variación en los alimentos es otra característica... La norma es la escasez proteínica frente a la ingestión superabundante de glúcidos (energizantes)... No es normal la utilización de comida drogada para controlar a los adeptos, pero hay indicios que permiten mantener una saludable duda en este aspecto... Es evidente que los efectos perjudiciales de una dieta pobre en elementos nutritivos son particularmente importantes en las sectas comunitarias... Un cuerpo debilitado no sólo no discute las órdenes sino que las ejecuta de modo automático".
2. Descanso insuficiente. "En la mayoría de las sectas destructivas los adeptos duermen de cuatro a seis horas como máximo... En numerosas ocasiones, con el pretexto de realizar "actos religiosos", se interrumpe el sueño en medio del descanso o se pasan noches enteras sin dormir... En algunas sectas -y especialmente los que forman parte de los equipos de recolección de fondos- es normal pasar temporadas en las que se duerme un promedio de dos horas diarias después de una agotadora jornada compuesta por actividades del culto, recolección de dinero y largos desplazamientos por carretera...".
3. Actividad desmesurada. "El adepto de una secta destructiva jamás está sin hacer nada... Unas veces, la actividad es agotadora físicamente; otras, lo es psíquicamente; aunque casi siempre lo es, en los dos sentidos. A mayor stress corresponde un menor control de la actividad sensorial y ello lleva a un progresivo deterioro del intelecto...".
4. Ataque sensorial. "El bloqueo de los sentidos es una forma muy sutil de agresión que puede desembocar en atrofias psicomotrices y alteraciones neurológicas y fisiológicas... El estado de trance y las alucinaciones son un punto clave que si bien están provocados por el ataque sensorial, tienen su base en el stress y en el debilitamiento físico. Presos políticos sometidos a tortura blanca (privación de sueño, aislamiento sensorial y dieta escasa) en las más diversas prisiones del mundo, han manifestado comportamientos psicóticos con abundantes alucinaciones visuales, aun antes de que les fueran administrados psicofármacos... Algunas formas de meditación también son un eficaz medio de agresión sensorial. Estos cuatro aspectos correctamente dosificados y combinados constituyen un punto clave para aprisionar una mente... Es llamativa la irresponsabilidad con que las sectas abordan los temas médicos y de salud. Todos piensan que su "técnica de trascendencia" (mantras y similares) no sólo sirve para evitar la enfermedad, sino para curarla en caso de que aparezca. Para la mayoría de los grupos, enfermedad es sinónimo de pecado, de estar en falta... esto nos lleva a ver un importante problema sanitario planteado por estas sectas: muchas personas acuden a estos grupos para curarse alguna afección psíquica y decenas de historiales clínicos demuestran que no sólo no mejoraron, sino que tuvieron que ser internadas en hospitales psiquiátricos en lamentable estado...".
4. El gran pecado de razonar
"Todo grupo totalitario impide que sus miembros puedan criticar al "dogma" y, en caso de que alguien se atreva a hacerlo, es calificado de inmoral, enemigo e incluso anticientífico... Las sectas destructivas no sólo inhiben toda crítica sino que, de un modo más o menos explícito, prohíben razonar. La justificación está muy clara para ellas: sólo en la DR (doctrina revelada) particular del grupo se puede encontrar la felicidad (y la seguridad psíquica y física); afuera sólo hay sufrimiento; el pensamiento es lábil y propicio para dejarse arratrar por las tentaciones que desvían al sujeto de la DR; en consecuencia, la mejor garantía de felicidad eterna será suprimir los razonamientos... No importa lo que el líder ordene, ni lo que el adepto pueda ver o creer de contradictorio. El "gran pecado de razonar" cumple día y noche con su cometido: hacer que el adepto no vea, no oiga, no analice y que se limite a obedecer. Ese es el único camino para lograr la felicidad y la riqueza... si no del adepto, sí al menos de los líderes".
5. La culpabilidad como arma.
"El grupo sectario (como el totalitario o reaccionario) polariza la realidad en dos partes opuestas e irreconciliables: el Bien (ideario del grupo) frente al Mal (resto de la sociedad), la pureza frente a la impureza... Evidentemente, el único que dispone del poder de juzgar lo que es puro o impuro es el propio grupo sectario. Este es el que marca las pautas de pureza y, en consecuencia, el que crea las pautas de culpabilidad... El no alcanzar el modelo de pureza fijado (es lo habitual, ya que el mismo siempre es demasiado elevado como para poder ser alcanzado) también conduce a una angustiosa situación de humillación y aislamiento... La fuerza de la culpabilidad radica en su carga inconsciente que genera grandes conflictos y tensiones internas. Para aliviarlas, el individuo recurre en forma también inconsciente al autocastigo, al autosufrimiento... Cuando uno es arrastrado por la polarización entre el Bien y el Mal, con todo lo que ello representa, ya es muy difícil volver a equilibrarse. Los grupos sectarios lo saben; por eso intentan culpabilizar a sus adeptos desde los primeros contactos...
Todos los grupos sectarios, de una u otra forma, tienen establecido un ritual en donde se pide al adepto que confiese todas sus interioridades. La técnica empleada difiere según las características del grupo y puede ir desde una "amigable" charla contando las experiencias más íntimas, hasta un "auditing" estando conectado a un detector de mentiras... Las interioridades confesadas o los "crímenes" reconocidos se convierten en elementos para un perenne chantaje que ahogará toda posible crítica, duda o intento de abandonar el grupo...".
6. Miedo y violencia como cohesionantes del grupo.
"Los grupos sectarios, a pesar de su tan pregonada no violencia, son expertos en manipular los estados emotivos derivados del miedo y de la violencia para controlar mejor a sus adeptos... La amenaza del próximo fin del mundo es un recurso comúnmente empleado por muchos grupos sectarios. Al hacer aparecer a la humanidad "pecadora" como causante de todos los males y como provocadora ineludible de la "Solución Final", se logra que entre los adeptos crezca la agresividad hacia toda la sociedad exterior al grupo... El miedo es un arma psicológica de amplio espectro, que igual puede inducir a la acción más descabellada como inhibir el instinto más elemental de autoconservación.
En el grupo sectario se utilizan dos tipos complementarios de "miedos". El primero es el miedo hacia el exterior...El hacer aparecer a toda la sociedad como hostil, no sólo aísla al adepto, sino que le planta el germen del miedo que, convenientemente manipulado, se transformará en agresión cuando el líder así lo ordene... El segundo tipo de miedo es más sutil, pero no menos efectivo. En él se entremezclan los sentimientos de culpabilidad y las amenazas a la supervivencia, tanto física como espiritual, del adepto. Es el miedo a la propia secta. Su finalidad es evitar que el sectario abandone el grupo...
En el grupo sectario, el terrorismo no se limita a la amenaza espiritual, es decir, a amenazar al disidente con la condena eterna, sino que va mucho más allá, hasta llegar a la amenaza física... Se conocen bastantes casos de adeptos de distintas sectas hallados muertos en condicones extrañas después de haber mostrado deseos de abandonar al grupo...".
7. Manipulación de la sexualidad
"...La represión sexual paterna es un instrumento para facilitar la sumisión de sus hijos a su autoridad. La importancia de tal proceder fue expresada por Freud... El adulto resultante es un ser neurótico e inmaduro cuya fijación infantil le lleva a someterse a cualquier autoridad con tinte paternalista. El grupo sectario, con su esquema emocional de Madre (grupo)/Padre (líder), reproduce y potencia este estado de cosas para manipular a sus adeptos... Cabría añadir que, cuanto más destructivo es un grupo (psicológicamente hablando), tanto más brutal es la manipulación de la sexualidad...
"... Moon utiliza las bodas masivas no sólo para aprovecharse del efecto del contagio emocional de la masa sino también con fines publicitarios y de lucro... En los Hare Krsna, defensores de la castidad a ultranza,.. es el líder quien decide las parejas a formar y cuándo pueden copular... Las mujeres (en esta secta) son apenas nada, su misión es la de procrear y servir de esclavas domésticas... Entre las perturbaciones psíquicas resultantes de tal fustración, son corrientes los síndromes histéricos. La privación de placer conlleva una pérdida de realidad y, en definitiva, a un impedimento para desarrollar la propia vida. Aunque las sectas represoras son mayoría, también las hay que utilizan la promiscuidad sexual como método de control de sus adeptos... Jim Jones, al igual que todos los sectarios apóstoles de la promiscuidad sexual, se dio cuenta de que tal cosa era una excelente arma para destruir las relaciones familiares estables...
Tal "revolucionario" concepto de las relaciones sexuales, aceptado bajo coacción psíquica por los adeptos, genera angustias muy útiles para facilitar el control del grupo sectario... Otro aspecto abusivo es la arbitraria injerencia del líder en cuestiones de natalidad... La sexualidad, en manos del líder sectario, también puede convertirse en una poderosa arma de castigo o humillación para el "pecador"... Recurrir a la prostitución de las adeptas como un método de proselitismo o para recaudar fondos, es un medio utilizado por algunos grupos. El caso más escandaloso, por su infinito cinismo, es sin duda alguna el de los Niños de Dios... Actualmente se han puesto muy de moda las sectas que practican el Tantrismo...
Todos los grupos sectarios se apresuran indefectiblemente a manipular -ya sea por defecto o por exceso- la sexualidad de sus adeptos. Y es que, de no hacerlo, les dejarían una puerta abierta al sentimiento de libertad y perderían un precioso instrumento de alienación y control".
Proclamar el propio mensaje es fundamental a todo credo religioso.
Todo credo religioso tiende a difundirse. Afirmar la verdad recibida es condición imprescindible para la subsistencia y desarrollo de una fe religiosa.
En algunos casos -quizá el cristianismo ofrece el mejor ejemplo- la proclamación del mensaje entra a formar parte del mismo mensaje.
Sin envío el credo cristiano se desvirtúa. De ahí la afirmación central eclesiológica del Vaticano II: la Iglesia es misionera por esencia.
Pero está dinámica que acontece en el cristianismo y en las grandes religiones de la humanidad, no es ajena al fenómeno sectario y al de los Nuevos Movimientos Religiosos.
En este escrito se abordan cuestiones capitales para entender el notable desarrollo y el sentido militante y expansivo de las ofertas sectarias, así como las polémicas suscitadas ante su rápida expansión en el Occidente.
Tres apartados estructuran este capítulo:
1). En primer lugar se trata de presentar el fenómeno de la conversión sectaria según los análisis que diferentes autores han dedicado al tema. Es el momento de tener en cuenta la clásica distinción entre proselitismo y evangelización.
2). Se estudian después algunos métodos de reclutamiento usualmente empleados por ciertas sectas y NMR.
3). Finalmente se analizan dos temas polémicos en torno al sectarismo moderno: el llamado lavado de cerebro y la desprogramación.
1.- El fenómeno de la conversión sectaria.
En países de arraigada tradición religiosa, donde los "roles" están perfectamente distinguidos, ocupa lugar privilegiado la figura del sacerdote, el pastor, el rabino, el guru... La vivencia religiosa forma parte del entramado social y adquiere, casi siempre, sentido regulador de convivencia. Y aunque la intensidad de esa experiencia de lo sagrado depende de cada individuo, el "orden establecido" da por supuesto una cierta relación entre el "especialista" de lo sagrado y la intensidad de la experiencia religiosa. El mismo orden, además, pide cierta estabilidad y cuando ésta sufre algún tipo de alteración -trasvase confesional, negación pública de lo sagrado, conversión a religiones tenidas como extrañas etc.- suele juzgarse de manera muy negativa y, frecuentemente, como infidelidad y hasta traición.
Incluso en las sociedades secularizadas, donde lo religioso ocupa parcelas cada vez más restringidas reduciéndose por lo común al área litúrgica de la propia tradición y a la intimidad de la persona, cualquier manifestación espiritual intensa que suponga cambios profundos de identidad personal es mirada con recelo.
El derecho a la libertad religiosa, sancionado por las constituciones de todos los estados democráticos, no ha venido a trastocar de manera esencial este estado de cosas. De ahí que el proceso espiritual de conversión sea considerado como problemático, sobre todo cuando supone el paso de una religión tradicional hacia los grupos marginales considerados exóticos y, en ciertos ambientes, incluso peligrosos o destructivos.
El análisis del fenómeno de la conversión espiritual tiene una larga tradición. Algunos de los testimonios más conmovedores de la historia de la espiritualidad de todos los tiempos, al menos en el cristianismo, se han relatado describiendo precisamente la propia "conversión". Bastaría aludir a los relatos de San Agustín o del cardenal Newman para darse cuenta de lo que puede llegar a ser la experiencia de la conversión religiosa. Pero para el cristianismo la conversión tiene raíces fundamentales. Es un elemento esencial en el Nuevo Testamento y está en el proceso inicial del mensaje de Jesús: "Arrepentíos y creed en el evangelio" (Mc 1, 15). Cambiar el corazón hacia Dios es condición de salvación. "Convertirse es cambiar, ser distinto y actuar de manera distinta".
Tres elementos parecen entrar a formar parte de la conversión: 1, La radicalidad del cambio; 2, su incidencia en las creencias; 3, y en la propia identidad.
La combinación de estos elementos produce, al menos, una triple clasificación de la conversión que será necesario tener en cuenta antes de abordar el tema específico de la conversión sectaria.
1. Conversión como profundización de la fe. La conversión no significa siempre y necesariamente el paso de una religión o Iglesia a otra distinta. La conversión puede ser la transición de una actitud poco participativa a una mayor y más intensa participación de la experiencia religiosa dentro de la misma tradición. "Me estoy convirtiendo" es una frase repetida que no supone el abandono de una creencia, sino una mayor profundización en la misma.
2. Conversión como visión. La conversión significa, a veces, un radical cambio en la cosmovisión filosófico-teológica del creyente que lleva a la transformación de las propias orientaciones intelectuales. Cuando el cambio afecta a niveles profundos no implica precisamente el paso a otra organización religiosa; por el contrario, se relativizan todas, incluida la propia.
3. Conversión como nueva identidad. La conversión, por último, cabe entenderla como el proceso de cambio que afecta a la identidad del creyente provocando el abandono de la vieja confesionalidad por la adhesión a una nueva forma religiosa más en consonancia con sus nuevos descubrimientos espirituales.
Cualquiera de los tipos de conversión enumerados puede implicar procesos de diversa duración: raramente ocurre de manera súbita, casi siempre implica largos procesos en el que intervienen multiplicidad de factores.
La conversión considerada en su tercera acepción, objeto de análisis de estas páginas, es extremadamente compleja. Los especialistas han estudiado diferentes modelos de conversión y algunas de sus motivaciones, así como las técnicas más usualmente empleadas por ciertos grupos religiosos para provocar procesos de cambios confesionales. Popularmente, sin embargo, este tema suele abordarse desde la visceralidad, de ahí que el abandono de una forma religiosa por otra aparezca a los ojos de muchos como traición e infidelidad a la creencias tradicionales.
1.1. Modelos de conversión. Desde el marco conceptual es perfectamente válido para nuestro análisis del fenómeno de la conversión un trabajo de B. Hardin referido al sectarismo en Alemania. Según este autor cabe distinguir dos modelos de conversión: el modelo activo, y el modelo pasivo.
El modelo activo da por sentado que la persona es el protagonista principal de la propia construcción individual. La identidad se crea a través de largos procesos de búsquedas que implican encuentros, intercambios afectivos e intelectuales, modificaciones y frustraciones pero también enriquecimientos debidos a las aportaciones de los demás. Desde este modelo cabe pensar, más allá del determinismo o de las supuestas manipulaciones sectarias, que el individuo opte libremente y esté dispuesto a ensayar nuevas ideas y nuevas pertenencias confesionales que para la mayoría no son aconsejables ni aceptables.
El modelo pasivo de conversión, por el contrario, quita todo protagonismo al individuo y acentúa el papel que tienen en el cambio de las convicciones y creencias, los agentes externos al mismo (métodos de proselitismo, propaganda insistente, "lavados de cerebro", etc.), o las patologías que sufre la misma persona.
Desde este modelo, la conversión a otras formas religiosas ("sectas", en el caso del trabajo de Hardin) aparece siempre como un "accidente" que acontece más allá del querer y al margen de la voluntad del individuo "convertido", o es efecto de las "taras" de índole personal o social que lo envuelven. Y en este sentido, los "convertidos" o adeptos son considerados como personas fracasadas, vulnerables, débiles de carácter, influenciables en extremo. Pero con planteamientos así, la conversión difícilmente puede concebirse en personas razonables, serias, formadas. La "conversión" vendría a ser, pues, una anormalidad interna o un producto de la manipulación.
1.2. Motivaciones de la conversión. El análisis conceptual de las motivaciones que inducen al individuo a iniciar el proceso de conversión difícilmente podría cubrir toda la riqueza de matices e interferencias que se dan en la vida real de la persona convertida. Algunos especialistas han ofrecido marcos aproximativos que ayudan a entender el por qué de los primeros pasos de dichos procesos.
1. La conversión de tipo intelectual ocurre en sujetos extremadamente reflexivos e investigadores. Son individuos que caen dentro del "modelo activo" caracterizado por la búsqueda constante que se realiza a través de la lectura, de la pregunta, del incesante cuestionamiento. Son poco influenciables por el ambiente social y difíciles para una participación en actividades programadas si antes no han pasado por una experiencia de "iluminación".
2. La conversión de tipo místico se caracteriza por una alta intensidad emocional, precedida por prolongados períodos de "stress". El éxtasis, la excitación, el miedo y el amor son manifestaciones de este tipo de conversión. La presión social no tiene tampoco demasiada incidencia. La experiencia de tipo místico precede, usualmente, al compromiso definitivo del adepto al nuevo grupo.
3. La conversión experimental se presenta -siempre dentro del "modelo activo"- en individuos que deciden participar en un determinado grupo religioso sin haber aceptado o discernido totalmente las creencias del mismo. Este tipo de conversión conlleva un lento proceso que dura, a veces, muchos años. El mismo compromiso en el grupo va preparando al adepto a su definitiva adhesión. La mera curiosidad, el encuentro fortuito y pasajero al principio, son las vías usuales por las que el individuo experimenta gradualmente la necesidad de una conversión. Es como el final de un largo compartir dentro del grupo religioso, pero sin haber sido hasta entonces realmente miembro a pleno derecho. Los niveles de emocionalidad que definían al "tipo místico" suelen ser muy bajos en estas conversiones.
4. La conversión afectiva realza la importancia de los lazos sentimentales en el proceso de adhesión. De ahí la importancia de los encuentros interpersonales. Las dimensiones racionales y cognoscitivas tienen menor incidencia, en cambio, el ambiente o contexto social opera como fuerza exterior que aumenta el atractivo hacia el grupo religioso y finalmente hacia la conversión al mismo.
5. La conversión revivalística. Este tipo de conversión tuvo su máximo apogeo en los decenios 40 y 50 del siglo pasado, cuando predicadores itinerantes, de signo fundamentalista, recorrían algunos estados de América del Norte predicando la conversión de corazón a las masas de inmigrantes llegados de Europa. Aquellas predicaciones dieron origen a los llamados "revivals" -reavivamientos- consistentes en la provocación de estados de ánimo altamente sugestivos generadores de conversiones masivas.
La conversión de este tipo requiere una predicación emotiva dentro de ambientes cálidos, con cantos entremezclados de aplausos, oraciones vibrantes y confesión pública de pecados. El estado de excitación emocional y contagio colectivo hace que muchos decidan "dar el paso" de la conversión. Estas conversiones dan muy poca cabida a las motivaciones intelectuales, en cambio la presión social tiene gran incidencia en ellas.
6. La conversión de tipo coercitivo es la que se presenta habitualmente como prototipo de la conversión sectaria. Sin duda es la más controvertida y ha recibido especial atención a partir de numerosas acusaciones que ven en ella el resultado de sofisticados métodos empleados por algunas de las sectas y NMR más peligrosos.
La conflictividad suscitada alrededor de estos grupos se debe al supuesto empleo del "control mental" y del "lavado de cerebro" que para muchos, inadecuadamente, significan una misma cosa. La "reforma de pensamiento" a que son sometidos los adeptos hace que estas conversiones estén motivadas más por el temor que por la adhesión libre y voluntaria.
El anuncio del mensajero. El problema de la conversión puede abordarse también desde otra perspectiva. La perspectiva del mensajero, es decir, de aquel que ofrece el mensaje motivador de la adhesión o el rechazo por parte del destinatario. Cuando alguien decide dar el primer paso que podrá significar el inicio de un proceso de conversión, es porque alguien y de alguna manera le hizo llegar una oferta creíble. Una oferta que la mayoría de las veces significa la invitación a abandonar las "cosas pasadas" y a formar parte del grupo que se presenta como su nuevo hogar espiritual.
La simple experiencia demuestra, sin embargo, que no todas las ofertas religiosas se han presentado siempre con la misma honestidad y desde los mismos presupuestos de libertad y transparencia. Hay ofertas libres y ofertas interesadas, hay ofertas limpias y ofertas que esconden intenciones poco confesables.
En el vocabulario cristiano estas dos actitudes de presentación del mensaje han recibido los nombres clásicos de evangelización y de proselitismo. Y se da por sentado que las Iglesias evangelizan, mientras que las sectas hacen proselitismo. Las cosas son, evidentemente, más complejas. Por esto valdrá la pena, antes de introducirnos en los métodos de reclutamiento que emplean algunos grupos sectarios, recordar brevemente los conceptos de evangelización y proselitismo en orden a poder analizar más tarde la cuestión de si las sectas actúan siempre desde perspectivas proselitistas.
Las fronteras entre evangelización y proselitismo comportan cierta ambigüedad. El proselitismo se define por una finalidad que podría parecer similar a la de la evangelización: la proclamación de las propias creencias a los otros, como oferta salvadora, para llegar a convertirlos.. Sin embargo, el proselitismo, al menos en el marco teórico, se distinga de la evangelización en que la acción evangelizadora respeta la conciencia del adepto, porque la fe ofrecida es libre y porque la respuesta que se espera debe estar igualmente exenta de coacción. La acción proselitista, por el contrario, ha perdido el respeto al adepto e intenta por todos los medios atraerlo a la propia causa.
En un documento del organismo "Fe y Constitución" titulado Testimonio cristiano, proselitismo y libertad religiosa se dice textualmente:
"El proselitismo no es algo absolutamente diferente del testimonio: es la corrupción del testimonio. Se corrompe el testimonio cuando se usan sutil o abiertamente la adulación, el soborno, la presión indebida o la intimidación para provocar la aparente conversión; cuando colocamos el éxito de nuestra Iglesias antes que el honor de Cristo; cuando cometemos la deshonestidad de comparar el ideal de nuestra Iglesia con los logros reales de otra; cuando tratamos de hacer adelantar nuestra causa levantando falso testimonio contra otra Iglesia; cuando personal o colectivamente reemplazamos el amor por cada alma individual que nos concierne por el afán de conquista. Tal corrupción del testimonio cristiano indica falta de confianza en el poder del Espíritu Santo, falta de respeto a la naturaleza del hombre y falta de reconocimiento del verdadero carácter del evangelio. Es muy fácil reconocer estas faltas y pecados en otros, pero es necesario reconocer que todos estamos expuestos a caer en uno u otro de ellos" .
Años más tarde, en 1970, el Grupo mixto de trabajo de la Iglesia Católica y del Consejo Ecuménico de las Iglesias publica un documento titulado Testimonio común y proselitismo. En él se dice:
"Bajo proselitismo se entiende cuanto lesiona el derecho de cada persona, cristiana o no, a verse libre de toda violencia externa en los asuntos religiosos, o también ciertas formas de evangelización que no se corresponden con la voluntad de Dios, que invita al hombre a seguir su llamada en libertad y a servirle en espíritu y verdad".
No sería difícil probar en el comportamiento de las Iglesias, y no sólo en el de las sectas y NMR, alguna o muchas de las características mencionadas. Pero ello no impide afirmar con rotundidad que la evangelización respeta siempre la conciencia y la libertad del adepto, porque cree que el acto de fe es un acto libre, mientras que el proselitismo, por el contrario, es un atentado contra la libertad religiosa y un procedimiento desleal cuya única meta es conseguir el mayor número posible de adeptos sin tener en cuenta la inviolable individualidad de las personas.
1.3. Un balance provisional de los datos hasta ahora aportados invita a recordar que para la mayoría de autores la actividad de las sectas y NMR en cuanto a la "conversión" de nuevos adeptos debe considerarse bajo esta triple perspectiva:
1. La conversión del adepto se encuadra según el modelo pasivo, es decir, acontece cuando una serie de factores le predisponen a la aceptación de un credo no buscado.
2. La motivación última de la conversión es de tipo coercitivo, en la que el "control mental", identificado por muchos con el "lavado de cerebro", juega un papel decisivo.
3. La oferta sectaria tiene siempre las características del proselitismo.
Los autores que han prestado especial atención a los factores señalados son representantes de las teorías sicoanalíticas y de la sicología fisiológica: John Clark, Flo Conway, Jim Siegelman, Margaret T. Singer, Louis J. West, Michael D. Langone. Pero estos científicos han encontrado grandes divulgadores en la literatura popular sobre las sectas y NMR. De ahí la creencia ampliamente extendida de que cualquier conversión a una secta se debe al uso de técnicas sofisticadas empleadas por los mensajeros o predicadores de dichos grupos.
En círculos sociológicos, por el contrario, se pone en entredicho el recurso al "control mental" como decisivo para explicar las conversiones sectarias. Algunos de estos autores gozan hoy de gran autoridad: Eileen Barker, Beckford, Thomas Robbins, Roy Wallis, Jean-François Mayer...
2.- Análisis de los métodos de reclutamiento.
La realidad de las conversiones concretas suele ser más compleja que su análisis conceptual. En los adeptos de las sectas y NMR inciden diferentes factores -tanto externos como internos- que preparan el momento de la adhesión definitiva. Pero cabe decir lo mismo del mensaje sectario. Este se presenta de múltiples maneras -no siempre de modo desleal- que han sido estudiadas con gran atención por los especialistas. Es perfectamente comprensible que cada grupo sectario use determinados métodos con preferencia a otros a la hora de presentar su oferta religiosa.
Es muy familiar en nuestras latitudes la visita a domicilio, la visita puerta a puerta que practican algunas sectas, entre ellas la de los Testigos de Jehová, caracterizado por la distribución y venta de la propia literatura, la multiplicación de contactos personales pero pasajeros, evitando el diálogo en profundidad y ciñéndose a la interpretación de algunos versículos bíblicos. Normalmente estos contactos ocasionales acaban en una invitación a visitar el Salón del Reino más próximo o la venta de "La Atalaya" o "Despertad".
En otras ocasiones el intento de adoctrinamiento comienza sencillamente en la calle, en la concurrida entrada a unos grandes almacenes, en plazas, en el "campus" universitario, etc. Y la ocasión es nimia: la venta de folletos, libros, perfumes, ramilletes de flores, petición de una pequeña limosna y una pregunta... El encuentro lo provocan gentes jóvenes, de apariencia feliz, deseosos de comunicar un mensaje sencillo e importante. Y la invitación a una cita para el fín de semana. El lugar será un viejo caserón en el campo, la "comuna", un piso de la misma ciudad. Y un cursillo sobre meditación o relajación ante tanto "stress
La invitación comporta un encuentro con un pequeño grupo que ofrece calor, sentido de hogar, seguridad, sentido de pertenencia. Incluso un texto tan elaborado y ciertamente no influido por las tesis sicoanalíticas como es el documento del Secretariado Romano, titulado Las Sectas o Nuevos Movimientos Religiosos. Desafíos pastorales ofrece una visión esquemática del reclutamiento sectario que corresponde con mucho realismo, según el parecer de diversos autores, a lo que acontece en la realidad:
"- Hábil proceso de iniciación del convertido y gradual descubrimiento de lo que sus anfitriones son en realidad;
- técnicas dominantes: "bombardeo de amor", ofreciendo "una comida gratuita en un centro internacional para amigos", técnica de las "fiestas-pesca" (prostitución como método de reclutamiento);
- se imponen respuesta y decisiones ya hechas a los alistados;
- adulación;
- distribución de medicinas y dinero;
- exigencia de una abnegación incondicional al iniciador, líder;
- aislamiento; control del proceso racional del pensamiento, eliminación de información e influjo
- externo (familia, amigos, periódicos, revistas, televisión, radio, visitas, etc.), que puedan romper el hechizo de este compromiso y el proceso de asimilación del sentimiento y de las actitudes y modelos del creyente;
- procesamiento a los reclutados, lejos de sus vidas pasadas, insistiendo sobre un pasado
- comportamiento desviado (como el uso de la droga, desviaciones sexuales jugando con las taras psicológicas y sus relaciones sociales difíciles, etc.);
- métodos que alteran las conciencias y producen disturbios intelectuales, bombardeos intelectuales; uso de sofismas; sistemas logísticos cerrados, restricción del pensamiento reflexivo;
- manteniendo al reclutado constantemente ocupado y nunca solo; exhortación y entrenamiento constantes para llegar a un status espiritual exaltado, alteración de la conciencia, sumisión automática a las directivas; supresión de la resistencia o negatividad; responder al miedo que lleva a un miedo mayor;
- importancia atribuida al líder; algunos grupos rebajan la de Cristo para aumentar la del líder (es el caso de algunas sectas 'cristianas')" (II,2).
Pero en la transmisión de la oferta sectaria, el mensajero debe poseer ciertas cualidades y desarrollar unas técnicas que le faciliten el objetivo de su misión: la captación de nuevos adeptos. El Manual del Reclutamiento, del rev. Moon, citado por autores como Alain Woodrow y J. Rodríguez, ofrece algunas claves para que la acción del mensajero resulte eficaz. He aquí algunos textos: "... Hay que ser psicólogo, aprender a leer en el rostro... es necesario impresionar a la gente por nuestra calma, nuestra seguridad, nuestra concentración...; para conmover a los otros, debemos conmovernos a nosotros mismos. Debemos tener una confianza absoluta en lo que decimos: hablar con sentimientos muy fuertes... Hay que dar a nuestro rostro y particularmente a la mirada y la boca una expresión que impresione... Debemos aparentar una actitud humilde. A nadie le gusta la idea de perder algo: es preciso que la gente tenga la impresión de que van a ganar alguna cosa escuchándonos, que nos dejen satisfechos y que tengan necesidad de volver a vernos...".
Ls diversidad de los métodos de reclutamiento y adoctrinamiento depende de la estructura organizativa de las mismas sectas y NMR. Aquellos grupos sectarios de estructura más abierta, es decir, que no comportan "vida comunitaria": Testigos de Jehová, Mormones, etc., dan mayor énfasis a la preparación y formación de tipo doctrinal que ayudará a mantener vivo en el adepto -en medio de las vicisitudes y "peligros" de la vida del mundo- su pertenencia y permanente vinculación con el grupo. Por el contrario, las agrupaciones de estructura cerrada y comunitaria fomentan el alejamiento físico y mental de los adeptos respecto al mundo exterior. Algunas de estas sectas y NMR -llamadas a veces sectas totalitarias- al proponer un "nuevo modo de vida" invitan a sus miembros a la ruptura total de los lazos que les unen todavía con el mundo exterior.
Sobre algunas de estas agrupaciones que implican estrecha vida comunitaria se han alegado cargos y acusaciones que de manera indiscriminada y sin rigor alguno se aplican, posteriormente, a todas las demás sectas: manipulación mental de los adeptos, fomento de una desproporcionada veneración al líder carismático, destrucción de la vida familiar, permanente control de la via íntima de los adeptos, privaciones físicas de todo tipo, reproches y castigos que generan el sentido de culpabilidad, temor irracional y actitudes serviles, manipulación de la voluntad que coaccionará en el futuro ante el posible abandono del grupo, etc.
Todo este sombrío panorama, diverso y ambiguo, del reclutamiento sectario, así como el gradual adoctrinamiento empleado, ha recibido por parte de diferentes autores, intentos de clarificación con más o menos acierto que se exponen a continuación. En un primer momento se presentan algunos análisis que desde consideraciones sicológicas muestran los aspectos negativos del reclutamiento sectario. Después se considera la crítica a estos autores desde el horizonte sociológico.
3. El reclutamiento sectario desde consideraciones psicológicas.
Los autores que trabajan desde la sicología o aquellos que están influenciados por este campo de la investigación reducen a tres grandes núcleos el proceso mismo de la captación: 1. Contactos iniciales con los posibles adeptos; 2. Tratamiento peculiar con aquellos que se han mostrado receptivos; 3. Cambios sorprendentes en el adepto que ha seguido todo el proceso de conversión.
El primer contacto se da, según Rodríguez, en "lugares donde la gente suele estar y sentirse sola (aeropuertos, estaciones, parques, hospitales, cierto sitios de paso, en la calle, etc.). Pilar Salarrullana incide en la misma idea: "... explotan la soledad de las personas; por eso son buenos lugares de captación aquéllos donde la soledad es más fuerte o más patente: estaciones de trenes, de autobuses, aeropuertos, hospitales, càrceles, parques, residencias de ancianos".
En su libro Esclavos de un mesías , José Rodríguez, analiza diversos factores que conducen a la anulación de la voluntad de los individuos captados por algunos de estas agrupaciones sectarias. He aquí, de modo esquemático, el análisis de este autor español del que reproducimos literalmente, por su vivo interés, numerosos pasajes. La importancia de estos textos justifica la amplitud de las citas.
1. Aislamiento del mundo exterior:
1. Ambiente manipulado: "Cuando el aspirante ingresa en el ambiente de la secta se encuentra frente a un mundo fascinantemente atractivo en el que reina la unidad, el amor, la camaradería, la amistad, la seguridad, la esperanza y todos aquellos valores difíciles de encontrar entre el egoismo y la desesperanza de nuestra sociedad. Un mundo en el que todos sonríen felices y parecen satisfechos... Y nada habría que objetar a tal maravilla de no ser por el hecho de que tal "ambiente no es más que una hábil puesta en escena... La sobrecarga emocional -el llamado "bombardeo del amor"- produce un efectivo agotamiento nervioso. El no dejar (al nuevo adepto) nunca solo es para evitar que empiece a razonar, a analizar, a dudar, y se salga de las pautas emocionales tan hábilmente trazadas...".
2. Corte de lazos afectivos: "Prácticamente todos los humanos mantenemos unos ciertos vínculos afectivos con un número variable de personas y, de alguna manera, nos sentimos más o menos ligados u "obligados" a su entorno físico o emocional. Como tal caso no es lo más indicado para lograr el total aislamiento que posibilite la "conversión", las sectas -bajo las más peregrinas y "elevadas" razones- ponen todo su esfuerzo en suprimir tales lazos. Las razones son siempre de tipo "trascendente" y el aderezo se prepara más o menos así: la secta es un grupo "revolucionario", guiado por el Bien, que aspira a poder regenerar al hombre; pero el Mal está empeñado en impedírselo... Cuando los padres, la pareja o los amigos le aconsejan no volver al grupo y le repiten las "falsas acusaciones" contra las que ya estaba vacunado, el neófito va a sentirse más unido a la secta... Sólo hay verdaderos sentimientos en el seno de la secta; en el exterior, todo es sucio y "satánico" (en expresión mooni)... Cuando en una secta ingresa una pareja unida afectivamente (matrimonio, novios, hermanos, amigos, etc.) es normal que se les deje en grupos distanciados físicamente y que no se vean por mucho tiempo. Cuando se reencuentran, su único punto en común es la afectividad hacia la secta, la única que es pura y a través de la cual algún día podrán ser ellos también puros...".
3. Cancelación o control de las actividades sociales. "Con razonamientos parecidos a los anteriores, también se obliga al adepto a dejar su trabajo o sus estudios que no son más que expresiones del "mundo materialista y contaminado". También se cancelan todas las relaciones con grupos culturales, deportivos, etc. En sectas no exclusivamente comunitarias se permite que muchos de sus miembros trabajen en la sociedad, pero aportando todo o gran parte de su salario al grupo. Las sectas rigurosamente comunitarias sólo permiten que trabajen afuera unos pocos de sus adeptos y esto en función de ocupar cargos "estratégicos"... El suprimir estas actividades sociales no sólo contribuye a aislar al adepto, sino que le crea una fuerte dependencia de la secta...".
4. Supresión de información ajena a la secta. "En las sectas destructivas no hay más información que la referida y editada por la secta. Todos los medios de comunicación de masas son descartados por "impuros"; sólo lo producido por el grupo es algo que merece ser leído, ya que purifica... La información contraria al grupo... sufre una curiosa metamorfosis a través de su lectura e interpretación en grupo... Las opiniones personales de no adeptos también son invalidadas al ser calificadas de antemano como "ofensas" y "mentiras". Se trata simplemente de dejar al adepto sin "banco de datos" para que no pueda juzgar la realidad manipulada de la secta, para que siga incorporando informaciones emocionales en lugar de racionales".
5. Control de la comunicación. "Con el mismo fin son controladas la correspondencia y las llamadas telefónicas con el exterior, especialmente en los nuevos adeptos. También se les asigna un acompañante (antiguo miembro) para salir a la calle o para hablar con alguna persona...".
6. Manipulación del lenguaje. "... el lenguaje en el seno del grupo, cobra otra vida. Las palabras no sólo adquieren otro significado sino que van unidas a cargas emocionales muy intensas... La jerga común de todos los miembros de la secta les da la sensación de exclusividad y unidad, les da fortaleza y protección. Pero, al ser restrictiva, también disminuye las facultades de pensar y sentir. Gran parte de la dinámica comunicativa del sectario (con el exterior y consigo mismo) se realiza a través de los "clichés", que son frases cortas, contundentes y claras que sustituyen a complicados procesos de elaboración mental. Ante cualquier situación que requiera un análisis ya no es preciso pensar, basta con recurrir al cliché oportuno...".
7. Ritual de interiorización. "El adepto de una secta destructiva siempre está ocupado en alguna actividad y, cuando está "ocioso" (ya sea en la comunidad o en un desplazamiento de un sitio a otro, etc.) tiene que interiorizarse recitando letanías, meditando o ejecutando rituales internos que sirven para taponar sus sentidos a las influencias externas...".
8. Marca de distinción. "Otro factor que influye en el aislamiento es el hecho de llevar una indumentaria o aspecto físico distintivo. Eso interpone una barrera que dificulta la comunicación espontánea entre los adeptos y la sociedad. Una pareja de mormones, de Testigos de Jehová, de Hare Krsna o moonis se "huele" a distancia como algo "no normal". Esto puede desencadenar el habitual (e irracional) rechazo que la sociedad muestra por todo elemento distinto a sus pautas o un acercamiento por curiosidad. De ambas respuestas se benefician los líderes de la secta" ( (22).
9. Frente al mundo. "La secta siempre hace aparecer al mundo exterior al grupo como hostil, como un enemigo dispuesto a atacar y masacrar a los adeptos. Este sentimiento cohesiona al grupo, pero también contribuye a aislarlo tanto física como psicológicamente...".
10. Supresión de propiedades. "En todas estas sectas, bajo imperativos de "evolución espiritual", se logra que sus adeptos donen sus propiedades o sus sueldos (si trabajan fuera del grupo) a los líderes. La consecuencia de tal actitud es la inseguridad y la dependencia constantes del miembro en relación al grupo para poder sobrevivir...".
2. Supresión de la individualidad:
Tras una exposición de los diferentes tipos de "comunicación" humana: la "demostración racional" que corresponde al individuo aislado; la "persuasión" empleada con respecto a los grupos pequeños; y la "sugestión" que incide en las potencialidades latentes del sujeto inmerso en la masa, J. Rodriguez aplica estas categorías al comportamiento del individuo-masa en los grupos sectarios y en las razones que éstos tienen para intentar suprimir la individualidad.
"Cuando se ingresa en la comunidad sectaria ya jamás se vuelve a tener intimidad, todo se hace en común. También se deja de lado la anterior personalidad a través de un proceso de culpabilización que culmina con el bautismo o la ceremonia de iniciación, y en un cambio de identidad... Pero no sólo pierden la identidad nominal, también pierden la individualidad al pasar a formar parte de la unidad biológica sectaria. Ser mooni no significa ser una persona que sigue las ideas de Moon, es algo infinitamente más "elevado" e integrador... En las sectas se utiliza la masa con una doble finalidad: la de formar un caldo de cultivo en el que poder reforzar la manipulación (y la motivación) de los adeptos y como un eficaz medio propagandístico que "muestra" la importancia del grupo y sirve de anzuelo a los posibles "clientes" que se ven envueltos en un clima emocional que los arrastra muy a su pesar... En las sectas, el pensar en uno mismo es egoismo pecaminoso que impide todo avance "espiritual"; lo único noble que puede hacer el adepto es olvidarse de sí mismo y vivir los ideales del grupo. Cultivar el "yo" es uno de los pecados más horrendos que puede cometer el sectario. No es difícil darse cuenta de que si no se logra suprimir la individualidad, la continuidad del grupo tambalea".
3. Debilitar el cuerpo para aprisionar la mente.
Desde la psicología y la psiquiatría es sabido que un cuerpo debilitado es mentalmente frágil y fácilmente manipulable. J. Rodríguez recuerda que las sectas destructivas tienen en cuenta algunos factores a la hora de dominar a sus miembros:
1. Alimentación insuficiente. "En su mayoría, las sectas, bajo imperativos religiosos, prohiben una serie de alimentos y recomiendan otros. A veces la secta produce sus propios productos... En otros casos se les obliga a una dieta estrictamente vegetariana. Nada habría que objetar a una dieta vegetariana perfectamente equilibrada. Sin embargo, es preciso señalar que, mientras una dieta naturista (ovo-lácteo-vegetariana) es completa y fácilmente practicable por todos, no sucede lo mismo con la vegetalina (estrictamente vegetal), que sólo unos pocos naturistas muy preparados pueden adoptar sin sufrir deficiencias nutricionales importantes.. Algo más habría que objetar a la dieta macrobiótica...
La primera regla "nutricional" de una comunidad sectaria es que la comida de los adeptos debe ser barata... La escasa variación en los alimentos es otra característica... La norma es la escasez proteínica frente a la ingestión superabundante de glúcidos (energizantes)... No es normal la utilización de comida drogada para controlar a los adeptos, pero hay indicios que permiten mantener una saludable duda en este aspecto... Es evidente que los efectos perjudiciales de una dieta pobre en elementos nutritivos son particularmente importantes en las sectas comunitarias... Un cuerpo debilitado no sólo no discute las órdenes sino que las ejecuta de modo automático".
2. Descanso insuficiente. "En la mayoría de las sectas destructivas los adeptos duermen de cuatro a seis horas como máximo... En numerosas ocasiones, con el pretexto de realizar "actos religiosos", se interrumpe el sueño en medio del descanso o se pasan noches enteras sin dormir... En algunas sectas -y especialmente los que forman parte de los equipos de recolección de fondos- es normal pasar temporadas en las que se duerme un promedio de dos horas diarias después de una agotadora jornada compuesta por actividades del culto, recolección de dinero y largos desplazamientos por carretera...".
3. Actividad desmesurada. "El adepto de una secta destructiva jamás está sin hacer nada... Unas veces, la actividad es agotadora físicamente; otras, lo es psíquicamente; aunque casi siempre lo es, en los dos sentidos. A mayor stress corresponde un menor control de la actividad sensorial y ello lleva a un progresivo deterioro del intelecto...".
4. Ataque sensorial. "El bloqueo de los sentidos es una forma muy sutil de agresión que puede desembocar en atrofias psicomotrices y alteraciones neurológicas y fisiológicas... El estado de trance y las alucinaciones son un punto clave que si bien están provocados por el ataque sensorial, tienen su base en el stress y en el debilitamiento físico. Presos políticos sometidos a tortura blanca (privación de sueño, aislamiento sensorial y dieta escasa) en las más diversas prisiones del mundo, han manifestado comportamientos psicóticos con abundantes alucinaciones visuales, aun antes de que les fueran administrados psicofármacos... Algunas formas de meditación también son un eficaz medio de agresión sensorial. Estos cuatro aspectos correctamente dosificados y combinados constituyen un punto clave para aprisionar una mente... Es llamativa la irresponsabilidad con que las sectas abordan los temas médicos y de salud. Todos piensan que su "técnica de trascendencia" (mantras y similares) no sólo sirve para evitar la enfermedad, sino para curarla en caso de que aparezca. Para la mayoría de los grupos, enfermedad es sinónimo de pecado, de estar en falta... esto nos lleva a ver un importante problema sanitario planteado por estas sectas: muchas personas acuden a estos grupos para curarse alguna afección psíquica y decenas de historiales clínicos demuestran que no sólo no mejoraron, sino que tuvieron que ser internadas en hospitales psiquiátricos en lamentable estado...".
4. El gran pecado de razonar
"Todo grupo totalitario impide que sus miembros puedan criticar al "dogma" y, en caso de que alguien se atreva a hacerlo, es calificado de inmoral, enemigo e incluso anticientífico... Las sectas destructivas no sólo inhiben toda crítica sino que, de un modo más o menos explícito, prohíben razonar. La justificación está muy clara para ellas: sólo en la DR (doctrina revelada) particular del grupo se puede encontrar la felicidad (y la seguridad psíquica y física); afuera sólo hay sufrimiento; el pensamiento es lábil y propicio para dejarse arratrar por las tentaciones que desvían al sujeto de la DR; en consecuencia, la mejor garantía de felicidad eterna será suprimir los razonamientos... No importa lo que el líder ordene, ni lo que el adepto pueda ver o creer de contradictorio. El "gran pecado de razonar" cumple día y noche con su cometido: hacer que el adepto no vea, no oiga, no analice y que se limite a obedecer. Ese es el único camino para lograr la felicidad y la riqueza... si no del adepto, sí al menos de los líderes".
5. La culpabilidad como arma.
"El grupo sectario (como el totalitario o reaccionario) polariza la realidad en dos partes opuestas e irreconciliables: el Bien (ideario del grupo) frente al Mal (resto de la sociedad), la pureza frente a la impureza... Evidentemente, el único que dispone del poder de juzgar lo que es puro o impuro es el propio grupo sectario. Este es el que marca las pautas de pureza y, en consecuencia, el que crea las pautas de culpabilidad... El no alcanzar el modelo de pureza fijado (es lo habitual, ya que el mismo siempre es demasiado elevado como para poder ser alcanzado) también conduce a una angustiosa situación de humillación y aislamiento... La fuerza de la culpabilidad radica en su carga inconsciente que genera grandes conflictos y tensiones internas. Para aliviarlas, el individuo recurre en forma también inconsciente al autocastigo, al autosufrimiento... Cuando uno es arrastrado por la polarización entre el Bien y el Mal, con todo lo que ello representa, ya es muy difícil volver a equilibrarse. Los grupos sectarios lo saben; por eso intentan culpabilizar a sus adeptos desde los primeros contactos...
Todos los grupos sectarios, de una u otra forma, tienen establecido un ritual en donde se pide al adepto que confiese todas sus interioridades. La técnica empleada difiere según las características del grupo y puede ir desde una "amigable" charla contando las experiencias más íntimas, hasta un "auditing" estando conectado a un detector de mentiras... Las interioridades confesadas o los "crímenes" reconocidos se convierten en elementos para un perenne chantaje que ahogará toda posible crítica, duda o intento de abandonar el grupo...".
6. Miedo y violencia como cohesionantes del grupo.
"Los grupos sectarios, a pesar de su tan pregonada no violencia, son expertos en manipular los estados emotivos derivados del miedo y de la violencia para controlar mejor a sus adeptos... La amenaza del próximo fin del mundo es un recurso comúnmente empleado por muchos grupos sectarios. Al hacer aparecer a la humanidad "pecadora" como causante de todos los males y como provocadora ineludible de la "Solución Final", se logra que entre los adeptos crezca la agresividad hacia toda la sociedad exterior al grupo... El miedo es un arma psicológica de amplio espectro, que igual puede inducir a la acción más descabellada como inhibir el instinto más elemental de autoconservación.
En el grupo sectario se utilizan dos tipos complementarios de "miedos". El primero es el miedo hacia el exterior...El hacer aparecer a toda la sociedad como hostil, no sólo aísla al adepto, sino que le planta el germen del miedo que, convenientemente manipulado, se transformará en agresión cuando el líder así lo ordene... El segundo tipo de miedo es más sutil, pero no menos efectivo. En él se entremezclan los sentimientos de culpabilidad y las amenazas a la supervivencia, tanto física como espiritual, del adepto. Es el miedo a la propia secta. Su finalidad es evitar que el sectario abandone el grupo...
En el grupo sectario, el terrorismo no se limita a la amenaza espiritual, es decir, a amenazar al disidente con la condena eterna, sino que va mucho más allá, hasta llegar a la amenaza física... Se conocen bastantes casos de adeptos de distintas sectas hallados muertos en condicones extrañas después de haber mostrado deseos de abandonar al grupo...".
7. Manipulación de la sexualidad
"...La represión sexual paterna es un instrumento para facilitar la sumisión de sus hijos a su autoridad. La importancia de tal proceder fue expresada por Freud... El adulto resultante es un ser neurótico e inmaduro cuya fijación infantil le lleva a someterse a cualquier autoridad con tinte paternalista. El grupo sectario, con su esquema emocional de Madre (grupo)/Padre (líder), reproduce y potencia este estado de cosas para manipular a sus adeptos... Cabría añadir que, cuanto más destructivo es un grupo (psicológicamente hablando), tanto más brutal es la manipulación de la sexualidad...
"... Moon utiliza las bodas masivas no sólo para aprovecharse del efecto del contagio emocional de la masa sino también con fines publicitarios y de lucro... En los Hare Krsna, defensores de la castidad a ultranza,.. es el líder quien decide las parejas a formar y cuándo pueden copular... Las mujeres (en esta secta) son apenas nada, su misión es la de procrear y servir de esclavas domésticas... Entre las perturbaciones psíquicas resultantes de tal fustración, son corrientes los síndromes histéricos. La privación de placer conlleva una pérdida de realidad y, en definitiva, a un impedimento para desarrollar la propia vida. Aunque las sectas represoras son mayoría, también las hay que utilizan la promiscuidad sexual como método de control de sus adeptos... Jim Jones, al igual que todos los sectarios apóstoles de la promiscuidad sexual, se dio cuenta de que tal cosa era una excelente arma para destruir las relaciones familiares estables...
Tal "revolucionario" concepto de las relaciones sexuales, aceptado bajo coacción psíquica por los adeptos, genera angustias muy útiles para facilitar el control del grupo sectario... Otro aspecto abusivo es la arbitraria injerencia del líder en cuestiones de natalidad... La sexualidad, en manos del líder sectario, también puede convertirse en una poderosa arma de castigo o humillación para el "pecador"... Recurrir a la prostitución de las adeptas como un método de proselitismo o para recaudar fondos, es un medio utilizado por algunos grupos. El caso más escandaloso, por su infinito cinismo, es sin duda alguna el de los Niños de Dios... Actualmente se han puesto muy de moda las sectas que practican el Tantrismo...
Todos los grupos sectarios se apresuran indefectiblemente a manipular -ya sea por defecto o por exceso- la sexualidad de sus adeptos. Y es que, de no hacerlo, les dejarían una puerta abierta al sentimiento de libertad y perderían un precioso instrumento de alienación y control".