JUNTOS PARA TODA LA ETERNIDAD
Contaba Ovidio que Júpiter cansado del néctar del Olympo y también de la lira de Orfeo, decidió darse un paseo por la tierra tomando apariencia de un pobre vagabundo y pidiendo asilo y comida por todas las casas que se iba encontrando; pero nadie le atendió.
Por fin llegó a una humilde choza, la más pobre con las que se había encontrado, donde vivía una pareja de edad avanzada.
El matrimonio no solo le dio cobijo sino que pusieron ante él,
todo cuanto tenían.
Ante esta manifestación de hospitalidad, el vagabundo les contó que era el dios Júpiter y que en agradecimiento por su bondad les concedería cuanto desearan pedirle.
La petición de la pareja fue unánime.
Le rogaron que no consintiera que ni un solo día de sus vidas, quedaran solos y les concediera el privilegio de morir juntos.
Pasó el tiempo y un buen día cuando ya eran muy viejecitos y estaban recordando la pareja el amor que siempre se habían tenido, cada uno de ellos se fue dando cuenta que el otro se iba llenando de hojas.
Después, una corteza les recubrió a ambos sin apenas darle tiempo a él de decirle a su querida compañera... adiós y gracias por tu amor.
Porque nada más salir esas palabras de sus labios, los dos se transformaron en árboles.
Pero ya estaban juntos para toda la eternidad. Porque el roble y el tilo tienen un solo tronco.
Contaba Ovidio que Júpiter cansado del néctar del Olympo y también de la lira de Orfeo, decidió darse un paseo por la tierra tomando apariencia de un pobre vagabundo y pidiendo asilo y comida por todas las casas que se iba encontrando; pero nadie le atendió.
Por fin llegó a una humilde choza, la más pobre con las que se había encontrado, donde vivía una pareja de edad avanzada.
El matrimonio no solo le dio cobijo sino que pusieron ante él,
todo cuanto tenían.
Ante esta manifestación de hospitalidad, el vagabundo les contó que era el dios Júpiter y que en agradecimiento por su bondad les concedería cuanto desearan pedirle.
La petición de la pareja fue unánime.
Le rogaron que no consintiera que ni un solo día de sus vidas, quedaran solos y les concediera el privilegio de morir juntos.
Pasó el tiempo y un buen día cuando ya eran muy viejecitos y estaban recordando la pareja el amor que siempre se habían tenido, cada uno de ellos se fue dando cuenta que el otro se iba llenando de hojas.
Después, una corteza les recubrió a ambos sin apenas darle tiempo a él de decirle a su querida compañera... adiós y gracias por tu amor.
Porque nada más salir esas palabras de sus labios, los dos se transformaron en árboles.
Pero ya estaban juntos para toda la eternidad. Porque el roble y el tilo tienen un solo tronco.