Estimado Sr. Jetonius:
Jetonius dice: Si bien la interpretación romanista de la Eucaristía se basa en gran medida en Juan 6, en su contexto este pasaje no está directamente relacionado con ella. De hecho, es notable que el Evangelio de Juan sea el único que omite las palabras de institución de la Eucaristía.
Juan 6: 28-29 Entonces le dijeron [los judíos]: --¿Qué haremos para realizar las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: --Esta es la obra de Dios: que Creáis en aquel que él ha enviado.
* Aquí Jesús afirma claramente que Dios no está exigiendo obras como condición para recibir la salvación, excepto la “obra” de creer en Jesucristo, quien fue enviado por el Padre. Esta fe lleva a la salvación y a la vida eterna.
30-31 Entonces le dijeron: --¿Qué señal, pues, haces Tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el Maná en el desierto, como Está escrito: Pan del cielo les dio a comer.
Siindone comenta: Lamentablemente en muchas ocasiones caemos en el error de buscar en la Biblia explicaciones que resuelvan nuestras necesidades, expectativas o inquietudes, y nos olvidamos muchas veces que las Sagradas Escrituras y muy especialmente el N.T., mas que un libro que trata de darnos, una explicación del misterio de Nuestro Señor Jesucristo es ante todo y sobre todo un libro de fe. La Biblia no es un libro que pretende mostrarnos como se creo el cielo, es un libro que nos enseña como alcanzarlo. Lo mismo se aplica al Misterio de la Eucaristía.
Pretender entender el porque y el cómo de todo lo Nuestro Señor realizó por Amor a sus criaturas, puede ser una gran falta a la humildad, si lográsemos entender las razones que motivan a un Dios a darse a sus criaturas, entonces Dios dejaría de ser Dios.
San Pablo es quien afirma que todo lo que acontecía en el A.T. era figura del Nuevo. Todo lo de Jesucristo fue prefigurado, pues en el A.T. También lo hizo de igual forma la Eucaristía.
Cuando los estudiosos de las Sagrada Escritura buscan el alimento de piedad, encuentran estas figuras o símbolos de la Eucaristía: el árbol de vida, destinado a preservar el hombre de la muerte (Gen. 2,9 ; Ez. 17,12); el sacrificio de Abel que ofreció al Señor los primogénitos de su rebaño ( Gén. 4,4); el pan y el vino que Melquisedec ofreció a Dios en sacrificio ( Gen 14,18; Hebr. 7,17); el cordero pascual, que sacrificaron los israelitas al emprender su viaje a la tierra prometida ( Ex. 12, 1-39). Es esta una de las fiestas judías que toma Nuestro Señor para instituir la Eucaristía.
Se podría decir que todo el AT está sembrado de figuras que nos hablan del Misterio de la Eucaristía. Tampoco se puede olvidar el profeta Isaías, que frente a su profundo desaliento y cansancio, recibe del Señor el pan y el agua que le proporcionan una fuerza extraordinaria, ¡que le permitió caminar cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb!
Jeetonius dice: Para poder creer, los judíos exigían un signo o milagro; como, por ejemplo, el milagro del maná que sus ancestros habían recibido en el desierto. Este fue su primer error. Nótese cuidadosamente que fueron los interlocutores de Jesús quienes trajeron al debate el tema del alimento milagroso. La respuesta de Jesús debe interpretarse a la luz de este desafío.
Sindone comenta: La verdad es que no son ellos los que introducen y parten con el tema del pan, es Cristo mismo quien ha dirigido toda la situación hasta este punto, encontrarse con ellos para exponerles esta gran verdad ha sido su intención, esto lo podemos leer en estos versículos en que Jesús “prepara el terreno” para después instituir su Eucaristía.
“Entonces Jesús dijo: Haced recostar a la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones (sin contar esposas e hijos).Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían.”(Juan 6: 10-11)
“Jesús les contestó: En realidad, ustedes no me buscan por los signos que han visto, sino por el pan que comieron hasta saciarse. Afánense, no por la comida de un día, sino POR OTRA COMIDA QUE PERMANECE Y DA LA VIDA ETERNA: es la que les dará el Hijo del Hombre. Este es el que el Padre Dios señaló con su propio sello.”(Jn 6: 26)
Jetonius dice: Aquí Jesús reafirma su autoridad en términos inequívocos. Solamente por medio de El pueden sus oyentes tener vida eterna. El Señor fundamenta su enseñanza con una cita bíblica (ver Isaías 54: 1-3). A continuación, Jesús retoma y elabora lo que les había dicho antes.
Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el Maná en el desierto y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él no muera.Yo soy el pan vivo que Descendió del cielo; si alguno come de este pan, Vivirá para siempre. El pan que yo daré por la vida del mundo es mi carne.
La comparación es directa. Aquellos que, guiados por Moisés, comieron el maná del cielo, de todos modos murieron. En cambio, Jesús ofrece ahora nada menos que vida eterna, y tal vida perdurable solamente puede obtenerse por medio de él. Por esta razón, el maná era un tipo o prefiguración de la realidad que se encuentra solamente en Cristo.
Sindone comenta: Así es.
Jetonius dice: Por esta razón él se describe a sí mismo como el pan definitivo, un pan que será dado para la salvación del mundo, como luego dirá el Apóstol, “muerto en la carne pero vivificado en el Espíritu.” Sus oyentes se muestran cada vez más confundidos, por la sencilla razón de que ellos están pensando en que Él habla de comer literalmente la carne de Jesucristo. Su error fue precisamente desconocer el paralelo que Jesús trazaba.
Sindone comenta: Es exacto, la actitud de quienes escuchaban tales palabras de Jesús es de escándalo, pero Jesús lejos de retractarse de sus palabras las reafirma. Jesús tenía como costumbre explicar aquellas cosas que en su predica no se entendían bien, en este caso Nuestro Señor no dice “Me han entendido mal... lo que he dicho es sólo un símbolo... no lo entiendan literalmente”.
Veamos cómo Nuestro Señor aclaraba siempre el sentido exacto de sus palabras, disipando así la posibilidad de equivocación.
(1) En el evangelio de San Juan (3:5), Nicodemo interpreta LITERALMENTE las palabras de Jesús acerca de la necesidad de volver a nacer, preguntándole, “¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo?¿Puede acaso volver al seno de su madre para renacer? Jesús, quizás con una sonrisa le responde: “Nicodemo, estoy hablando de nacer de nuevo a través del bautismo de agua y en el Espíritu Santo – un renacimiento espiritual.” En pocas palabras, Jesús lo sacó de su error.
(2) Cuando junto a fuente de Jacob, la samaritana interpretó erróneamente la promesa de Jesús acerca del agua viva, creyendo que se trataba de agua de beber, Nuestro Señor la corrigió diciéndole: “Quien bebiere del agua que Yo le daré, nunca jamás volverá a tener sed; antes, el agua que Yo le daré vendrá a ser dentro de él un manantial de agua que saltará hasta la vida eterna” – el Espíritu Santo (Jn 4:14)
(3) Cuando Nuestro Señor les anunció a sus discípulos que “Lázaro estaba dormido,” ellos lo interpretaron al pie de la letra y dijeron, “Si duerme, sanará.” Entonces les aclaró sus palabras, añadiendo, “Lázaro ha muerto” (Jn 11:11-14)
(4) En una discusión con los judíos, Jesús les dió a entender que había visto a Abraham. Los judíos entendieron el sentido de sus palabras, pero rechazaron la verdad de éstas, diciéndole: “Aún no tienes cincuenta años y, ¿viste a Abraham? (Jn 8:57), Mas Jesús de la manera más solemne que fuera posible afirmó: (**) En verdad, en verdad os digo que antes que Abraham fuera creado, existo Yo.
(5) Cuando Jesús le perdonó los pecados al paralítico, los escribas tomaron sus palabras al pie de la letra. Y en eso estaban en lo cierto, a pesar de rechazar la verdad de aquellas palabras: “¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios? (Mr 2:7). Mas Jesús, en vez de contradecirse, y para demostrarles que tenía el poder de hacer lo que ellos no podían ver (perdonar los pecados), hizo algo que todos podían ver – curó al paralítico en un instante.
Al prometernos la Eucaristía, Jesús nos dijo:... Yo soy el pan vivo, que he descendido del cielo. Quién comiere de este pan, vivirá eternamente.” (Jn 6:51)
Tal declaración estuvo a poco de causar una revolución entre los judíos, quienes la interpretaron literalmente – y con razón – y quienes, sin hallar acuerdo alguno entre sí mismos, preguntábanse, ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?.
Pero una vez más Jesús, lejos de retirar sus palabras, reitera el sentido literal de ellas: En verdad, en verdad os digo que si no comiereis la carne del Hijo del Hombre y si no bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros (Jn 6:52)
Nótese que Jesús enfatiza de manera similar que en (**), utilizando la expresión doble, “En verdad, en verdad os digo..”
Para reiterar aun más el sentido literal de sus palabras, Jesús hizo uso de otra palabra para “comer”. Como se observa en el primer capítulo, los griegos usaban dos palabras para “comer”: phagein y trogein (“alimentar”). Al decir, “Si no comiereis la carne del Hijo del Hombre,” Jesús usó la palabra phagein una palabra aun mas fuerte para “comer”, o sea trogein, usándola cuatro veces para dar mayor énfasis al sentido literal de su declaración. Y para evitar un nuevo malentendido, añadió, “Mi carne verdaderamente es comida, y mi sangre es verdaderamente bebida.”
A consecuencia de tal declaración, la muchedumbre se alejó de Jesús, quien en vez no trato de retenerla diciendo, “No me habéis comprendido, no es lo que creéis”, volviéndose hacia sus discípulos, les preguntó: “Y ¿vosotros también queréis abandonarme?, a lo cual Pedro respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Jesús prefería quedarse sin ningún discípulo, antes que desdecirse del sentido literal de sus palabras.
La clave para entender rectamente las las palabras de Jesús ha de hallarse en su declaración sobre el valor del Espíritu y de la carne, y el hecho de que sus palabras son Espíritu y vida. El énfasis está puesto en la necesidad de creer a Jesús y aceptar su salvación.
Sindone comenta: El Señor les indica que la carne no aprovecha y que el Espíritu da vida. Nuestro Señor les mostraba la incapacidad de sus “obras” (de la Torah), cómo era el sacrificio de animales que era común entre ellos. Les indica que habrá un Sacrificio mucho mayor que el que ellos realizaban, con un Cordero muy diferente y de dignidad Divina que sería el mismo.
Jetonius dice: De nuevo, el tema central del discurso es la necesidad de creer en Jesús, una actitud del corazón de la cual “comer su carne y beber su sangre” no es sino una imagen. Se yerra gravemente si se confunde la imagen con la realidad espiritual que representa.
La teología católica romana emplea este pasaje como una de sus evidencias más firmes de su doctrina de la transubstanciación, es decir, que en virtud de las palabras de consagración de un sacerdote, el pan y el vino se convierten, sin variar en su apariencia, en la carne y la sangre (y Trento agrega “alma y divinidad”, sin justificativo bíblico alguno) de nuestro Señor. Con esto ponen la Escritura patas para arriba, pues lo que el Señor estaba enseñando no era que el pan y el vino eucarísticos fuesen a convertirse en El, sino que El era como un pan y un vino que llevan a la vida eterna, a diferencia del maná que no tenía tal poder.
Sindone dice: La palabra griega que usa Nuestro Señor para decir carne es sarx, que traduce la hebrea basar, y que significa el compuesto humano formado por el CUERPO Y EL ALMA como UNIIDAD INDIVISIBLE; esto se opone al concepto griego dualista de alma y cuerpo como realidades separadas.
Sabemos que en la mentalidad hebrea decir basar = sarx = carne; incluye al hombre entero, es decir, un CUERPO CON ALMA.
Consecuentemente, cuando Jesús habla de comer su “Carne”, eso es alimentarse de su humanidad completa, que en Él va unida inseparablemente a su Divinidad.
El realismo de esta promesa de un alimento, queda reforzado por lo que Jesús añade:
“Si no bebéis mi sangre, no tendréis vida en vosotros,” Al mencionar su sangre, acentúa el realismo del Don de su persona, ya que “CARNE Y SANGRE” es una expresión hebraica que significa “HOMBRE”, un ser humano completo y vivo. No es COMO el maná (manu), ni tampoco COMO el pan con que se alimento la muchedumbre, sino que verdadera comida y bebida, alimento que produce vida eterna y la resurrección final.
Cuando nos servimos un pedazo de pan, tal pan se transforma en nuestra carne y sangre. Nuestro Señor semejante Milagro lo ha realizado y realiza constantemente de manera inversa en cada nueva Consagración realizada.
“El que come mi Carne y bebe mi Sangre PERMANECE EN MÍ, Y YO EN EL” (Jn 6: 26)
Jetonius dice: Ellos malentendieron la descripción que Jesús hizo de sí mismo como el definitivo pan de Dios, pensando erróneamente que se refería a un acto de canibalismo.
Sindone dice: Jesús en su Cuerpo Glorioso podía atravesar las paredes sin dificultad y sin desmaterializarse, y sin perder sus características de verdadero hombre. Jesús así también penetra a nuestros corazones cada vez que comulgamos, pues en su Cuerpo Glorioso, como un Espíritu y sin serlo atraviesa y se queda en nuestra alma.
Jetonius dice: Mientras que la teología romana enseña que el pan se torna Jesús, nuestro amado Señor enseñó que él era un pan de vida. Y hay una gran diferencia entre ambas concepciones.
Sindone comenta: No es la teología catolico-romana quien enseña que la Santa Hostia se transforma en su Cuerpo y el Vino Consagrado en su Sangre, es Él mismo quién nos lo enseña:
“Esto(lo que tengo en mi mano) ES MI CUERPO......”(Lc 22:19)
Jetonius dice: “sino que El era COMO un pan y un vino que llevan a la vida eterna, a diferencia del maná que no tenía tal poder.
La palabra COMO indica comparación, sólo la palabra ES indica igualdad, y es Nuestro Señor quien lo dice en sus palabras:
“Esto(lo que tengo en mi mano) ES mi cuerpo.......”
Nunca dice:
“Esto ES COMO mi cuerpo”
“ESTO ES” tienen una fuerza inmensa que al repetirla el sacerdote, permite que nuevamente se realice el cambio de substancia en las especies del pan y del vino. La palabra “ESTO ES” en el orden de potencia y poder divinos se equiparan a la palabra HAGASE (FIAT), similar a las palabras con las cuales Dios por medio de su palabra obró toda la creación. Las palabras “ESTO ES” provienen de los labios de Dios que no miente, y ante los cuales los hombres debemos someternos con humildad.
La manera que tuvo Dios de hacerles llegar el Mana a su pueblo fue hacerlo descender directamente del cielo. De la misma manera Nuestro Señor habría de buscar una manera eficiente de poder hacer llegar Su Nuevo Mana Celestial que sería el Mismo en persona, y esto lo logró utilizando la fiesta judía de la Pascua. En la cual se realizaba una cena en que se utilizaba pan ácimo, vino, un cordero y verduras amargas. Tenia en esta ceremonia lo esencial para su causa, el pan y el vino y el cordero.
Ahora el Pan ya no bajaría del cielo como antaño, pero después de su Santa Cena sus discípulos se encargarían de hacerlo llegar a su nuevo pueblo, que sería el pueblo cristiano, y la mejor manera de asegurar la entrega de su Cuerpo y Sangre presentes en la Hostia y en el Vino seria mediante la sucesión apostólica ininterrumpida, así se aseguraría que no faltase el Pan del Cielo a ninguna de las generaciones que lo pidiera, el mismo lo dijo haced esto en conmemoración mía hasta que vuelva.
¿Hasta que El vuelva?. Esto sería una buena oportunidad para afirmar que él la Sagrada Hostia es sólo un símbolo mas, pero es Nuestro mismo Señor que en Juan lo aclara cuando dice:
Jesús nos dice en el evangelio de San Juan, “Volveré a tomarme a mí mismo”, es decir, A SU MISMO CUERPO presente en todos los tabernáculos católicos del mundo, y su mismo Cuerpo y Sangre presente en todos los corazones de todos aquellos que lo han sabido valorar y llevar con dignidad en su pecho, en miles de santas comuniones hasta el momento de su segunda venida.
Sr Jetonius, si Ud. lo desea le puedo enviar una fotografía tamaño grande por email, en donde se aprecia con total nítides la Hostia del Milagro de Lanciano que se transformó en corona en carne en la parte central, siendo sus bordes y centro Hostia. Para que Ud. vea con claridad las zonas que son carne y las que son pan, si desea que se la envíe póngame su email en el foro por favor..
Para terminar quisiera transcribir la historia de la Sra. Ann Seton que fue la primera ciudadana de los Estados Unidos que fue declarada santa por la Iglesia, y fue precisamente una persona que se convirtió a la fe de la Iglesia católica por la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento.
Al descubrir la verdad sobre la presencia real del Señor en el Santísimo Sacramento no pudo contenerse más, pues esta convicción le pareció ser demasiado buena para ser cierta.
Estando en Italia le escribió a su cuñada, Rebecca Seton: “¡Qué felices seríamos si pudiéramos llegar a creer lo que estas almas queridas creen: que poseen a Dios en el Sacramento y que permanece en sus Iglesias y se les lleva a sus casas cuando están enfermas!”
De regreso a Nueva York, después de la muerte de su esposo en Italia, Elizabeth buscó paz del alma en su propia iglesia, la iglesia episcopal de San Pablo. Después le escribió a una amiga suya sobre aquella visita: “Me senté en una silla de la iglesia desde donde podía ver la iglesia católica de la calle vecina (San Pedro), y en vez de mirar hacia el altar vacío de donde estaba, entré en plática con el Santísimo Sacramento de la iglesia católica...”
Para Elisabeth Seton, el Santísimo Sacramento era algo como un imán, un imán que debe de atraernos a nosotros también.
Nuestro Señor permanece con nosotros para que vayamos a Él; y permanece como pan para enseñarnos que Él está presente para alimentarnos y fortalecernos en nuestra jornada por la vida y así transformarnos en seres llenos de amor.
Dios nos bendiga e ilumine.