Jesús como el Espiritu de realidad

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5 Septiembre 2001
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ALIMENTO DIARIO
Leer con oración: Jn.1:14; Mt.1:21,23; Is.59:2; Jn.14:16-17
JESÚS, COMO EL ESPÍRITU DE REALIDAD ESTÁ PARA SIEMPRE CON NOSOTROS
“Y yo rogare al Padre, y os dará otro Consolador, para que seté con vosotros para siempre” (Jn.14:16)
Dios, para tener consigo nuevamente la presencia del hombre, se encarnó, se hizo hombre (Jn.1:14). El Señor fue llamado: Jesús y Emanuel (Mt 1:21, 23).]esús quiere decir]ehová, el Salvador, o la Salvación de]ehová; Emanuel quiere decir Dios con nosotros. Dios quería salvar a Su pueblo para estar con Él. Después que el hombre pecó, ya no podía estar con Dios, pues los pecados hicieron una separación entre Dios y el hombre (Is 59:2). El hombre sólo podría volver a la presencia de Dios después de resolver el problema de los pecados. Entonces Dios vino a la tierra, en la persona de Jesús, para salvar a los hombres de sus pecados.
El nombre Emanuel nos habla de la intención de Dios, que es estar con los hombres. En los treinta y tres años y medio que Jesús vivió en la tierra, estaba con los hombres. Cuando nació, estaba con Sus padres; cuando subió a la fiesta en Jerusalén, a los doce años de edad, estaba con los jóvenes de su edad; después que fue bautizado, pasó a estar con Sus discípulos. A partir de ahí, salió para predicar, sanar, expulsar demonios, y pudo estar con muchas personas. Cierto día alimentó a cinco mil personas con cinco panes y dos peces; y en otra ocasión alimentó a tres mil. Él podía estar con ellos, pero no para siempre; cuando se retiraba, muchos Lo buscaban. El objetivo de ellos no era estar con Jesús, sino ser alimentados nuevamente. En aquél momento, Dios no podía estar con los hombres para siempre, porque Jesús estaba limitado por el tiempo y el espacio.
En Juan 14: 16-17, El dijo: “Y yo rogaré al Padre¡ y dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre, El Espíritu de realidad [...l”. Aquel que estaría para siempre con nosotros es el Espíritu de realidad (v.17). Y el Espíritu de realidad es el mismo Jesús, después de ser crucificado, muerto, sepultado y resucitado. En Su resurrección, Él se hizo el Espíritu de realidad. El Jesús físico era la corporificación del Dios Triuno. Dios es Espíritu y habita en luz inaccesible. Así que, Jesús era Dios corporificado y podía estar físicamente con los que estaban con Él, pero no para siempre. Para eso, fue necesario pasar por la cruz y la muerte, y en resurrección llegar a ser el Espíritu de realidad. Ahora, sí puede estar con nosotros para siempre.
Dios nos salvó, no sólo para que tengamos Su presencia, sino para que Él también tenga la nuestra. Muchas veces cometemos errores, y cuando oramos teniendo comunión con Dios, sentimos que no podemos tocarlo y nos sentimos tristes, pero Dios se siente aun más triste. Cuando pecamos, nos contaminamos, y Dios, que es santo, no puede tener comunión con nosotros. Porque Dios es santo, Sus hijos también deben ser santos. Él nos santificó para que seamos santos, pues quiere estar siempre con nosotros. Hoy infunde Su santidad en nosotros. Por eso, cuando pecamos algunas veces, sentimos que no podemos tocarlo más. Nos sentimos tristes, pero Él se siente aun más triste.
En las epístolas a los tesalonicenses, quienes eran miembros de una iglesia nueva, Pablo enfatizó bastante la santidad, porque Dios es santo y quiere estar con nosotros. En la vida de la iglesia necesitamos preservar la santidad. Teniendo santidad, tendremos siempre la presencia de Dios. Por eso, en Hebreos 2:11, leemos: “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos”. Quién santifica es Dios ; los que somos santificados somos nosotros. Sin santificación, no podemos ser uno con Dios. Necesitamos la presencia de Dios, y Dios también necesita de la nuestra. Debemos guardamos de los errores y los pecados, para que no haya barreras entre nosotros y Él.
Palabra clave: Mantenemos en la presencia del Señor.
Pregunta: ¿Cuando pecamos, que es lo que nosotros y Dios sentimos?
Dong Yu Lan
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¡Jesús es el Señor!