El objetivo de Jesucristo es que vayamos al Padre, que nazcamos de la esencia de la que es Di-s, para que podamos vivir con Él, que seamos hechos Su Esposa. Apocalipsis 22:17.
Una de las cosas por las que se nos manifiesta Di-s, es para que Su mente se haga una con la nuestra, y esto no es posible sino a través del Espíritu, de la esencia de la vida, de Di-s en nuestro espíritu. Jesucristo es la manifestación de Di-s.
Cuando el hombre busca y no haya, es porque no tiene en funcionamiento la parte de nuestro ser que puede recibir al Padre, nuestro espíritu, está muerto al Espíritu. Este es una porción de la esencia de Di-s, que nos hace a Su semejanza junto con el pensamiento de la mente, una de las cosas que nos diferencian de los animales, y nos da las cualidades de ser hombres. Pero el proyecto de hombre no se completa si éste no recibe a Su creador, salvador y amoroso Di-s.
Para que el hombre nazca del Espíritu, y que su espíritu se impregne de su personalidad, para que nuestra persona se salve necesita la unción, que venga el Ungido para comunicarnos el mensaje de la Salvación, que nos dice que Él nos saca de la naturaleza enemiga de Di-s, la razón humana, que usa la mente sin el espíritu, que a su vez necesita alimentarse del Espíritu Santo que viene en Jesucristo o con la fe en Su mensaje de salvación.
Cuando el hombre recibe el Evangelio de la Salvación y cree en la obra redentora de Jesucristo, es cuando recibe el mensaje del Espíritu, entonces se ha nacido de nuevo. La nueva vida comienza en Di-s, que viene a morar en nosotros, no ya para darnos vida física, o aliento de vida como hasta ahora, sino que se sienta en el trono de nuestra alma, (siempre que nuestro yo le deje voluntariamente, esto es, que nos neguemos a nosotros mismos), se siente bien en nosotros, entonces nos llena e intercede cada momento por nosotros y comienza la relación personal con El Esposo. Otra vez ...El Espíritu intercede por nosotros con gemidos indecibles. Romanos 8:26.
Ahora bien, creo que es relevante plantear la situación de las personas con discapacidad tanto mental, como cerebral. Si bien la mente es necesaria para discernir y pensar, el espíritu del hombre tiene a su vez capacidad para discernir lo espiritual, una vez oye a Di-s por la fe. Ellos pueden sentir la presencia de Di-s. Di-s conoce sus corazones y una vez liberados de su cuerpo físico, entonces la mente, que estaba sujeta al cerebro, y el alma que se suele identificar con la psique, habitada por el enemigo, y que estaba sujeta al cerebro, es liberada y se encuentra solo con la dimensión espiritual y ellos verán a Di-s y Él les abrazará en Su misericordia, ...por cuanto a uno de ellos lo hicisteis, a mi lo hicisteis... además lea Efesios 4:22.
De igual modo si nosotros nos despojamos de nuestro hombre viejo, de nuestra mente carnal y recibimos al Hijo de Di-s, (La Palabra de Di-s viva, el Pan del Cielo) y creemos en Él Verbo, Di-s salva nuestras almas, y graba nuestra nueva mente, ahora espiritual, en nuestro espíritu, que a su vez por haberle recibido se funde con el Suyo. Al entregar nuestro espíritu, (como Cristo en la cruz), nos vamos en Cristo al seno del Padre para fundirnos con Cristo en el Padre, por eso no se puede acceder al Padre sino por Jesucristo, porque Él es la manifestación de Dios, el Camino, La Puerta, que nos lleva al seno del Padre, porque de Ahí procede Él, y tiene entrada de nuevo Allí, al Padre.
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3.
Jesucristo no invoca al Espíritu Santo en toda su estancia narrada en la Tierra, pero nos habla de que nos enviará al Espíritu de Verdad, que rogaría al Padre para que nos enviase a otro "consolador". También nos enseña a orar al Padre, que es el origen, de donde Él procede, así como nosotros si es que Le recibimos. Jesús es el Ungido con el Espíritu Santo, Él que nos da luz para ver que el Espíritu del Padre es Espíritu Santo. Es Jesucristo quien nos bautiza con el Espíritu Santo. El Espíritu Santo intercede también por nosotros mientras vivimos en este mundo y lo hace ...con gemidos indecibles... Romanos 8:26.
Nos convenía que se fuese Jesús al cielo, como Él nos dijo, porque si no el Espíritu Santo no vendría a nosotros.
La prueba de la resurrección es la que nos da la esperanza de que aunque por la religión no íbamos jamás a conseguir la vida eterna, ahora ésta, Su promesa, por la fe en Cristo, nos es ofrecida. Nuestra voluntad de seguir a Dios, y siendo esta voluntad el fruto de nuestra constante oración, será la que nos mantenga en pie, porque ya no procede de nosotros, sino del que ahora habita y reina en nosotros, Jesucristo en el Espíritu de Dios.
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Di-s mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Romanos 8:9.
Jesucristo pues, no es un hombre que se ha hecho Di-s, sino Di-s manifestado en carne, Di-s hecho hombre
SERGIO
Una de las cosas por las que se nos manifiesta Di-s, es para que Su mente se haga una con la nuestra, y esto no es posible sino a través del Espíritu, de la esencia de la vida, de Di-s en nuestro espíritu. Jesucristo es la manifestación de Di-s.
Cuando el hombre busca y no haya, es porque no tiene en funcionamiento la parte de nuestro ser que puede recibir al Padre, nuestro espíritu, está muerto al Espíritu. Este es una porción de la esencia de Di-s, que nos hace a Su semejanza junto con el pensamiento de la mente, una de las cosas que nos diferencian de los animales, y nos da las cualidades de ser hombres. Pero el proyecto de hombre no se completa si éste no recibe a Su creador, salvador y amoroso Di-s.
Para que el hombre nazca del Espíritu, y que su espíritu se impregne de su personalidad, para que nuestra persona se salve necesita la unción, que venga el Ungido para comunicarnos el mensaje de la Salvación, que nos dice que Él nos saca de la naturaleza enemiga de Di-s, la razón humana, que usa la mente sin el espíritu, que a su vez necesita alimentarse del Espíritu Santo que viene en Jesucristo o con la fe en Su mensaje de salvación.
Cuando el hombre recibe el Evangelio de la Salvación y cree en la obra redentora de Jesucristo, es cuando recibe el mensaje del Espíritu, entonces se ha nacido de nuevo. La nueva vida comienza en Di-s, que viene a morar en nosotros, no ya para darnos vida física, o aliento de vida como hasta ahora, sino que se sienta en el trono de nuestra alma, (siempre que nuestro yo le deje voluntariamente, esto es, que nos neguemos a nosotros mismos), se siente bien en nosotros, entonces nos llena e intercede cada momento por nosotros y comienza la relación personal con El Esposo. Otra vez ...El Espíritu intercede por nosotros con gemidos indecibles. Romanos 8:26.
Ahora bien, creo que es relevante plantear la situación de las personas con discapacidad tanto mental, como cerebral. Si bien la mente es necesaria para discernir y pensar, el espíritu del hombre tiene a su vez capacidad para discernir lo espiritual, una vez oye a Di-s por la fe. Ellos pueden sentir la presencia de Di-s. Di-s conoce sus corazones y una vez liberados de su cuerpo físico, entonces la mente, que estaba sujeta al cerebro, y el alma que se suele identificar con la psique, habitada por el enemigo, y que estaba sujeta al cerebro, es liberada y se encuentra solo con la dimensión espiritual y ellos verán a Di-s y Él les abrazará en Su misericordia, ...por cuanto a uno de ellos lo hicisteis, a mi lo hicisteis... además lea Efesios 4:22.
De igual modo si nosotros nos despojamos de nuestro hombre viejo, de nuestra mente carnal y recibimos al Hijo de Di-s, (La Palabra de Di-s viva, el Pan del Cielo) y creemos en Él Verbo, Di-s salva nuestras almas, y graba nuestra nueva mente, ahora espiritual, en nuestro espíritu, que a su vez por haberle recibido se funde con el Suyo. Al entregar nuestro espíritu, (como Cristo en la cruz), nos vamos en Cristo al seno del Padre para fundirnos con Cristo en el Padre, por eso no se puede acceder al Padre sino por Jesucristo, porque Él es la manifestación de Dios, el Camino, La Puerta, que nos lleva al seno del Padre, porque de Ahí procede Él, y tiene entrada de nuevo Allí, al Padre.
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3.
Jesucristo no invoca al Espíritu Santo en toda su estancia narrada en la Tierra, pero nos habla de que nos enviará al Espíritu de Verdad, que rogaría al Padre para que nos enviase a otro "consolador". También nos enseña a orar al Padre, que es el origen, de donde Él procede, así como nosotros si es que Le recibimos. Jesús es el Ungido con el Espíritu Santo, Él que nos da luz para ver que el Espíritu del Padre es Espíritu Santo. Es Jesucristo quien nos bautiza con el Espíritu Santo. El Espíritu Santo intercede también por nosotros mientras vivimos en este mundo y lo hace ...con gemidos indecibles... Romanos 8:26.
Nos convenía que se fuese Jesús al cielo, como Él nos dijo, porque si no el Espíritu Santo no vendría a nosotros.
La prueba de la resurrección es la que nos da la esperanza de que aunque por la religión no íbamos jamás a conseguir la vida eterna, ahora ésta, Su promesa, por la fe en Cristo, nos es ofrecida. Nuestra voluntad de seguir a Dios, y siendo esta voluntad el fruto de nuestra constante oración, será la que nos mantenga en pie, porque ya no procede de nosotros, sino del que ahora habita y reina en nosotros, Jesucristo en el Espíritu de Dios.
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Di-s mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Romanos 8:9.
Jesucristo pues, no es un hombre que se ha hecho Di-s, sino Di-s manifestado en carne, Di-s hecho hombre
SERGIO