Jehová, el Dios de la eternidad, ¿ha tenido principio?
Este mensaje va dirigido principalmente a los creyentes, pues son quienes podrían sacar mayor provecho de su contenido, ya que el objetivo de su publicación es el de proporcionar mayor conocimiento de la cuestión espiritual desde el punto de vista lógico. Para que no les resulte cansado a quienes no les guste las exposiciones prolongadas será emitido en participaciones cortas y sucesivas. Espero les interese.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
Las santas Escrituras comienzan con estas palabras: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). ¿Hubo, pues, un principio para el Creador o para sus creaciones, esto es, el universo entero? Si Dios es eterno, o sea, que ha existido siempre, no ha podido tener principio ni tendrá fin, ¿cuando empezó a crear el universo y qué hacía antes de dar comienzo a su creación? ¿permaneció solo y sin realizar ninguna actividad, durante ¿cuanto tiempo y por qué? Es difícil concebir y asimilar que un Dios creador, que todo su afán es crear y crear para compartir sus maravillosas creaciones con otros seres inteligentes, que puedan apreciar sus obras y disfrutar de ellas, haya podido permanecer completamente solo e inactivo por un tiempo ilimitado, ¿en qué pensaba o utilizaba su sabiduría y su poder durante ese tiempo?
Tratemos de pensar lo que significa el concepto de eternidad: si contamos hacia atrás no hay fin, por lo tanto, por largo que nos parezca el periodo desde que Dios comenzó a crear el universo hasta el tiempo presente, eso no es nada comparado al periodo anterior, que es ilimitado, sin principio, Jehová ya habría vivido una eternidad pasada sin hacer nada y en completa soledad, ¿tiene eso algún sentido lógico, o puede entenderse de alguna manera? su periodo creativo es solo una infinitésima parte de su existencia, algo incontable e inconcebible. Y ¿hasta cuando continuará creando o dará por terminado su universo? ¿descansará alguna vez? porque él habla de descanso, ya lo dijo cuando comenzó a crear este universo, que al día séptimo descansó de cuanto había hecho, cuando termine de arreglarlo y perfeccionarlo todo ¿dejará de actuar y volverá q permanecer inactivo por otra eternidad en el futuro, porque ya habrá hecho todo cuanto deseaba hacer?
Alguien podrá pensar que estas son cosas que a nosotros, los humanos, no nos corresponde entender, porque nuestra capacidad mental es limitada y quizás no debamos ir más allá de lo que podamos entender o se nos dice en la palabra se Dios. Pero Jehová es quien nos ha concedido la facultad de pensar y razonar con lógica, y es precisamente en su palabra, la Biblia, donde se nos anima a usar nuestra facultad de raciocinio para buscar el máximo conocimiento y sabiduría para poder conocer lo mejor posible a nuestro Creador y todo cuanto se relacione con él y su propósito para con nosotros, a fin de que entendamos de la mejor manera de participar y colaborar en su obra con el mayor entendimiento y eficacia posible. Es por eso que debemos utilizar, cada uno según la capacidad y afán de entendimiento que posea, el mayor y mejor uso de sus facultades mentales para bien nuestro y mayor gloria de nuestro Dios, que nos está usando. haciéndonos preguntas intrincadas y buscando repuestas lo más lógicas posibles a estas preguntas, aunque solo sean suposiciones lógicas, para poder entrenar y desarrollar nuestro intelecto y llegar a conclusiones que puedan ser más o menos acertadas.
Volviendo, pues, al tema inicial, las repuestas más lógicas que se pudieran hallar para aquellas preguntas podrían ser las siguientes: Si Dios es eterno, o no ha tenido principio ni tendrá fin, el universo también debe ser eterno y sin principio ni fin, así se elimina lo absurdo e incomprensible de que haya estado solo e inactivo alguna vez, ni tenga que estarlo nunca en el futuro. Si su afición, por decirlo de alguna manera, es la de crear y crear continuamente, él dispone de un espacio infinito donde crear mundos, sistemas siderales, galaxias, cúmulos de galaxias, etc, sin que jamás se llene este espacio ni se agote su creatividad. Sus creaciones todas tendrán principio y podrán tener fin, pero su creatividad universal seguirá siendo eterna, infinita. Su gozo está en compartir, pues ¿qué artista o creador se dedicaría a realizar sus obras para que nadie, o solo él, pudiera admirarlas? por eso, el artista y creador supremo crea también seres inteligentes con capacidad de amar y apreciar sus obras, y también amarlo a él. No puede existir mayor gozo que sentirse amado, admirado y reverenciado por todo cuanto ha hecho y está dispuesto a haces por toda sus criaturas, tanto celestiales como terrenales o humanas, por eso se le puede llamar el Dios feliz, porque todo cuanto hace lo comparte con los demás e imparte felicidad a muchos otros seres, los cuales se sientan impulsados a amarle y reverenciarle eternamente.
También cabría preguntarnos: ¿Somos nosotros, los que vivimos aquí en la tierra, los únicos seres dotados de inteligencia que podemos admirar y valorar las incontables y maravillosas creaciones divinas? ¿qué hay de las demás obras de Jehová que no alcanzamos a percibir ni siquiera con el pensamiento, ¡las creó él para nada, o que nadie las conociera y admirara? no sería lógico ni cumplirían el deseo divino de compartirlo todo para deleite suyo y de las demás criaturas racionales. Sería más lógico que en cada una de esas estrellas, cuya luz llega hasta nuestros ojos desde miles de millones de kilómetros de distancia, puedan ser soles semejantes o parecidos a nuestro Sol, con su sistema planetario, donde alguno de sus planetas reúna las condiciones de vida necesaria para que seres inteligentes puedan también desde allí venerar a su creador y admirar sus obras. Así tendría más sentido todas las demás creaciones divinas y cumplirían el propósito de su creador de impartir conocimiento y felicidad por todo su universo.
¿Contradicen estas suposiciones, porque solo son supuestos, algo de lo que la Biblia enseña? Pudiera parecerlo, porque en las Escrituras se habla de un principio: “En el principio Dios creó”, y después también se le llama a Jesús el primogénito de la creación de Dios, pues si hubo principio persiste la incógnita de lo que pudo haber estando haciendo Jehová antes de este principio creativo, y si Jesús fue el primogénito de todo lo creado, antes de su creación tuvo Dios que estar solo. Pero esto es solo una forma de enfocar las cosas, que pueden se enfocadas de manera diferente. Por ejemplo: ¿a quienes va dirigido el mensaje bíblico? evidentemente va dirigido a los moradores de la tierra, a la raza humana, no va dirigido de ninguna manera a otros posibles seres que habiten en algún otro lugar del universo. Todo cuanto se dice al principio de Génesis se refiere concretamente al planeta Tierra y a sus habitantes; se habla de la creación de los cielos y de la tierra, del espíritu de Jehová moviéndose y actuando sobre las aguas, separando las aguas de arriba de las aguas de abajo, haciendo surgir lo seco, cómo enjambró Dios los mares de criaturas vivientes e hizo crecer la hierba sobre su superficie, y llenándola de criaturas volátiles y de todo género, y finalmente al hombre.
Entonces, si aquí se habla solamente de la Tierra y los cielos, el espacio que la rodea, y los seres que la habitan y los que moran en estos cielos concretamente, ¿no es lo más lógico y entendible que sea a esta creación de Jehová a la que se hace referencia en estas palabras iniciales del relato bíblico y en otros lugares del mismo, y no tiene por qué significar que Dios no hubiera creado anteriormente otra infinidad de creaciones de toda clase? El puede muy bien, cuando se propone comenzar cualquiera de estas obras creativas, crear primero los seres celestiales semejantes a él para que colaboren en la creación física correspondiente, y entre ellos, o antes de ellos, un primogénito y unigénito para aquella creación con quien compartir su proyecto, igual que ha hecho con la Tierra, y así podrá compartir y gozar con ellos de todas estas obras, los seres celestiales gozarán de los goces celestiales, que nosotros no podemos conocer, y los terrenales de los goces terrenales o físicos, que sí conocemos al menos en parte. De este modo, todo el universo creado hasta ahora, y lo que puede continuar creando, junto con los posibles seres inteligentes que puedan existir diseminados por toda su extensión, podrán participar y disfrutar de todo lo bueno que Dios ha puesto en todas sus creaciones para deleite de todos y glorificación de su divino Autor.
Para los moradores de la tierra solo puede existir un primogénito de nuestra creación, Cristo, y el único intermediario entre Jehová y nosotros, por medio del cual tenemos vida, y la posibilidad de perpetuarla, al cual hemos llegado a conocer por la palabra de Dios, y que otros conocieron literalmente para testimonio nuestro. Lo que haya más allá de nuestro mundo, y de nuestro sistema solar es como si no existiera para nosotros, pues para nada afecta nuestra vida, ni ninguna falta nos hacen. y seguramente nunca los conoceremos dada las distancias que nos separan de ellos. Pero tampoco necesitamos conocerlos, pues aquí en la Tierra tenemos todo cuanto necesitamos para ser felices, si usamos todo cuento aquí tenemos de la forma que Jehová nos está enseñando. Por eso, seguramente, no se nos da ninguna información sobre lo que pueda haber, solo podemos imaginarlo. Hemos sido hechos de la tierra, y para vivir en ella indefinidamente, y todos los intentos que los hombres insensatos hagan por salirse de ella, buscando otros lugares para someterlos a su dominio y explotación, serán contraproducentes y arriesgado, en ningún caso podrían beneficiarnos.
Este mensaje va dirigido principalmente a los creyentes, pues son quienes podrían sacar mayor provecho de su contenido, ya que el objetivo de su publicación es el de proporcionar mayor conocimiento de la cuestión espiritual desde el punto de vista lógico. Para que no les resulte cansado a quienes no les guste las exposiciones prolongadas será emitido en participaciones cortas y sucesivas. Espero les interese.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
Las santas Escrituras comienzan con estas palabras: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). ¿Hubo, pues, un principio para el Creador o para sus creaciones, esto es, el universo entero? Si Dios es eterno, o sea, que ha existido siempre, no ha podido tener principio ni tendrá fin, ¿cuando empezó a crear el universo y qué hacía antes de dar comienzo a su creación? ¿permaneció solo y sin realizar ninguna actividad, durante ¿cuanto tiempo y por qué? Es difícil concebir y asimilar que un Dios creador, que todo su afán es crear y crear para compartir sus maravillosas creaciones con otros seres inteligentes, que puedan apreciar sus obras y disfrutar de ellas, haya podido permanecer completamente solo e inactivo por un tiempo ilimitado, ¿en qué pensaba o utilizaba su sabiduría y su poder durante ese tiempo?
Tratemos de pensar lo que significa el concepto de eternidad: si contamos hacia atrás no hay fin, por lo tanto, por largo que nos parezca el periodo desde que Dios comenzó a crear el universo hasta el tiempo presente, eso no es nada comparado al periodo anterior, que es ilimitado, sin principio, Jehová ya habría vivido una eternidad pasada sin hacer nada y en completa soledad, ¿tiene eso algún sentido lógico, o puede entenderse de alguna manera? su periodo creativo es solo una infinitésima parte de su existencia, algo incontable e inconcebible. Y ¿hasta cuando continuará creando o dará por terminado su universo? ¿descansará alguna vez? porque él habla de descanso, ya lo dijo cuando comenzó a crear este universo, que al día séptimo descansó de cuanto había hecho, cuando termine de arreglarlo y perfeccionarlo todo ¿dejará de actuar y volverá q permanecer inactivo por otra eternidad en el futuro, porque ya habrá hecho todo cuanto deseaba hacer?
Alguien podrá pensar que estas son cosas que a nosotros, los humanos, no nos corresponde entender, porque nuestra capacidad mental es limitada y quizás no debamos ir más allá de lo que podamos entender o se nos dice en la palabra se Dios. Pero Jehová es quien nos ha concedido la facultad de pensar y razonar con lógica, y es precisamente en su palabra, la Biblia, donde se nos anima a usar nuestra facultad de raciocinio para buscar el máximo conocimiento y sabiduría para poder conocer lo mejor posible a nuestro Creador y todo cuanto se relacione con él y su propósito para con nosotros, a fin de que entendamos de la mejor manera de participar y colaborar en su obra con el mayor entendimiento y eficacia posible. Es por eso que debemos utilizar, cada uno según la capacidad y afán de entendimiento que posea, el mayor y mejor uso de sus facultades mentales para bien nuestro y mayor gloria de nuestro Dios, que nos está usando. haciéndonos preguntas intrincadas y buscando repuestas lo más lógicas posibles a estas preguntas, aunque solo sean suposiciones lógicas, para poder entrenar y desarrollar nuestro intelecto y llegar a conclusiones que puedan ser más o menos acertadas.
Volviendo, pues, al tema inicial, las repuestas más lógicas que se pudieran hallar para aquellas preguntas podrían ser las siguientes: Si Dios es eterno, o no ha tenido principio ni tendrá fin, el universo también debe ser eterno y sin principio ni fin, así se elimina lo absurdo e incomprensible de que haya estado solo e inactivo alguna vez, ni tenga que estarlo nunca en el futuro. Si su afición, por decirlo de alguna manera, es la de crear y crear continuamente, él dispone de un espacio infinito donde crear mundos, sistemas siderales, galaxias, cúmulos de galaxias, etc, sin que jamás se llene este espacio ni se agote su creatividad. Sus creaciones todas tendrán principio y podrán tener fin, pero su creatividad universal seguirá siendo eterna, infinita. Su gozo está en compartir, pues ¿qué artista o creador se dedicaría a realizar sus obras para que nadie, o solo él, pudiera admirarlas? por eso, el artista y creador supremo crea también seres inteligentes con capacidad de amar y apreciar sus obras, y también amarlo a él. No puede existir mayor gozo que sentirse amado, admirado y reverenciado por todo cuanto ha hecho y está dispuesto a haces por toda sus criaturas, tanto celestiales como terrenales o humanas, por eso se le puede llamar el Dios feliz, porque todo cuanto hace lo comparte con los demás e imparte felicidad a muchos otros seres, los cuales se sientan impulsados a amarle y reverenciarle eternamente.
También cabría preguntarnos: ¿Somos nosotros, los que vivimos aquí en la tierra, los únicos seres dotados de inteligencia que podemos admirar y valorar las incontables y maravillosas creaciones divinas? ¿qué hay de las demás obras de Jehová que no alcanzamos a percibir ni siquiera con el pensamiento, ¡las creó él para nada, o que nadie las conociera y admirara? no sería lógico ni cumplirían el deseo divino de compartirlo todo para deleite suyo y de las demás criaturas racionales. Sería más lógico que en cada una de esas estrellas, cuya luz llega hasta nuestros ojos desde miles de millones de kilómetros de distancia, puedan ser soles semejantes o parecidos a nuestro Sol, con su sistema planetario, donde alguno de sus planetas reúna las condiciones de vida necesaria para que seres inteligentes puedan también desde allí venerar a su creador y admirar sus obras. Así tendría más sentido todas las demás creaciones divinas y cumplirían el propósito de su creador de impartir conocimiento y felicidad por todo su universo.
¿Contradicen estas suposiciones, porque solo son supuestos, algo de lo que la Biblia enseña? Pudiera parecerlo, porque en las Escrituras se habla de un principio: “En el principio Dios creó”, y después también se le llama a Jesús el primogénito de la creación de Dios, pues si hubo principio persiste la incógnita de lo que pudo haber estando haciendo Jehová antes de este principio creativo, y si Jesús fue el primogénito de todo lo creado, antes de su creación tuvo Dios que estar solo. Pero esto es solo una forma de enfocar las cosas, que pueden se enfocadas de manera diferente. Por ejemplo: ¿a quienes va dirigido el mensaje bíblico? evidentemente va dirigido a los moradores de la tierra, a la raza humana, no va dirigido de ninguna manera a otros posibles seres que habiten en algún otro lugar del universo. Todo cuanto se dice al principio de Génesis se refiere concretamente al planeta Tierra y a sus habitantes; se habla de la creación de los cielos y de la tierra, del espíritu de Jehová moviéndose y actuando sobre las aguas, separando las aguas de arriba de las aguas de abajo, haciendo surgir lo seco, cómo enjambró Dios los mares de criaturas vivientes e hizo crecer la hierba sobre su superficie, y llenándola de criaturas volátiles y de todo género, y finalmente al hombre.
Entonces, si aquí se habla solamente de la Tierra y los cielos, el espacio que la rodea, y los seres que la habitan y los que moran en estos cielos concretamente, ¿no es lo más lógico y entendible que sea a esta creación de Jehová a la que se hace referencia en estas palabras iniciales del relato bíblico y en otros lugares del mismo, y no tiene por qué significar que Dios no hubiera creado anteriormente otra infinidad de creaciones de toda clase? El puede muy bien, cuando se propone comenzar cualquiera de estas obras creativas, crear primero los seres celestiales semejantes a él para que colaboren en la creación física correspondiente, y entre ellos, o antes de ellos, un primogénito y unigénito para aquella creación con quien compartir su proyecto, igual que ha hecho con la Tierra, y así podrá compartir y gozar con ellos de todas estas obras, los seres celestiales gozarán de los goces celestiales, que nosotros no podemos conocer, y los terrenales de los goces terrenales o físicos, que sí conocemos al menos en parte. De este modo, todo el universo creado hasta ahora, y lo que puede continuar creando, junto con los posibles seres inteligentes que puedan existir diseminados por toda su extensión, podrán participar y disfrutar de todo lo bueno que Dios ha puesto en todas sus creaciones para deleite de todos y glorificación de su divino Autor.
Para los moradores de la tierra solo puede existir un primogénito de nuestra creación, Cristo, y el único intermediario entre Jehová y nosotros, por medio del cual tenemos vida, y la posibilidad de perpetuarla, al cual hemos llegado a conocer por la palabra de Dios, y que otros conocieron literalmente para testimonio nuestro. Lo que haya más allá de nuestro mundo, y de nuestro sistema solar es como si no existiera para nosotros, pues para nada afecta nuestra vida, ni ninguna falta nos hacen. y seguramente nunca los conoceremos dada las distancias que nos separan de ellos. Pero tampoco necesitamos conocerlos, pues aquí en la Tierra tenemos todo cuanto necesitamos para ser felices, si usamos todo cuento aquí tenemos de la forma que Jehová nos está enseñando. Por eso, seguramente, no se nos da ninguna información sobre lo que pueda haber, solo podemos imaginarlo. Hemos sido hechos de la tierra, y para vivir en ella indefinidamente, y todos los intentos que los hombres insensatos hagan por salirse de ella, buscando otros lugares para someterlos a su dominio y explotación, serán contraproducentes y arriesgado, en ningún caso podrían beneficiarnos.