ALIMENTO DIARIO
Leer con oración: 1 Ts.4:15-16; 1 Co.15:42; Gn.6:5; Éx.33:11a
“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria”
(1 Co.15:42)
INVOCAR EL NOMBRE DEL SEÑOR PARA ESTAR EN SU PRESENCIA
Primera de Tesalonicenses 4:15.17 deja claro que, cuando suene la séptima trompeta, alabado sea el Señor, el propósito de Dios habrá sido cumplido. Los muertos en Cristo resucitarán primero, es decir, los que durmieron resucitarán. Nosotros, los que aún estemos vivos, no podremos ser arrebatados primero; tenemos que esperar que los que duermen, resuciten primero. Cuando ellos despierten, entonces todos seremos arrebatados.
El versículo 17 dice: “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. Primero los que duermen van a resucitar, van a despertar, y estarán con nosotros los vivos. En ese momento nuestro cuerpo será transfigurado. Hoy tenemos un cuerpo físico que está sujeto a la acción de la gravedad, y no podremos ser arrebatados. En aquél momento, nuestro cuerpo será transformado. Hoy tenemos un cuerpo corruptible, pero tendremos un cuerpo incorruptible y de gloria (cfr.1 Co 15:42). Ese cuerpo carnal será cambiado por un cuerpo de resurrección y no más estará bajo la acción de la gravedad. ¡Alabado sea el Señor! En ese momento todos seremos arrebatados a los aires y estaremos delante del tribunal de Cristo, para encontrarnos con el Señor en los aires. Y así estaremos para siempre con el Señor. ¡Aleluya!
Dios creo al hombre para estar con Él. Sin embargo, por causa del pecado, el hombre perdió la presencia divina y ya no podía estar más con Dios. En el Antiguo Testamento el Espíritu de Jehová siempre visitaba al hombre, y Dios aún podía tener comunión con él. En Génesis 6 el hombre se envolvió con los pecados de violencia, de fornicación y de homicidio, de ahí el Espíritu de Jehová no quiso más estar con él. Génesis 6:5 dice: “Vio el Señor que la maldad del hombre se había multiplicado en la tierra y que era continuamente malo todo designio de su corazón”. En el versículo 3a dice: “Y dijo Jehová: No contenderá mi Espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne”. Por tanto, el hombre perdió la presencia de Dios.
En la era de la ley, Dios estaba con Moisés. Moisés siempre entraba en el Lugar Santísimo para hablar con Dios cara a cara (Ex 33:11a). En el Nuevo Testamento, Dios aún quiere estar con el hombre enviando a Su hijo Jesús, quien era Emanuel, esto es, Dios con nosotros. Pero, ese Jesús físico no podía estar con nosotros para siempre. Por eso Jesús rogó al Padre para que enviara a otro Consolador, el Espíritu de realidad. Ese Consolador era el mismo Señor Jesús. El Jesús que estaba con los discípulos en carne era el Jesús físico, pero el otro Consolador es el Espíritu de realidad. El Señor fue crucificado, murió, resucitó y se hizo el Espíritu de realidad. Cuando invocamos “¡Oh Señor Jesús!”, ese Espíritu nos da vida y está con nosotros para siempre.
Palabra clave: Al invocar obtenemos Su vida y presencia
Pregunta: ¿ Cuál es la manera de obtener la presencia de! Señor en la era actual?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árbore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
Leer con oración: 1 Ts.4:15-16; 1 Co.15:42; Gn.6:5; Éx.33:11a
“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria”
(1 Co.15:42)
INVOCAR EL NOMBRE DEL SEÑOR PARA ESTAR EN SU PRESENCIA
Primera de Tesalonicenses 4:15.17 deja claro que, cuando suene la séptima trompeta, alabado sea el Señor, el propósito de Dios habrá sido cumplido. Los muertos en Cristo resucitarán primero, es decir, los que durmieron resucitarán. Nosotros, los que aún estemos vivos, no podremos ser arrebatados primero; tenemos que esperar que los que duermen, resuciten primero. Cuando ellos despierten, entonces todos seremos arrebatados.
El versículo 17 dice: “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. Primero los que duermen van a resucitar, van a despertar, y estarán con nosotros los vivos. En ese momento nuestro cuerpo será transfigurado. Hoy tenemos un cuerpo físico que está sujeto a la acción de la gravedad, y no podremos ser arrebatados. En aquél momento, nuestro cuerpo será transformado. Hoy tenemos un cuerpo corruptible, pero tendremos un cuerpo incorruptible y de gloria (cfr.1 Co 15:42). Ese cuerpo carnal será cambiado por un cuerpo de resurrección y no más estará bajo la acción de la gravedad. ¡Alabado sea el Señor! En ese momento todos seremos arrebatados a los aires y estaremos delante del tribunal de Cristo, para encontrarnos con el Señor en los aires. Y así estaremos para siempre con el Señor. ¡Aleluya!
Dios creo al hombre para estar con Él. Sin embargo, por causa del pecado, el hombre perdió la presencia divina y ya no podía estar más con Dios. En el Antiguo Testamento el Espíritu de Jehová siempre visitaba al hombre, y Dios aún podía tener comunión con él. En Génesis 6 el hombre se envolvió con los pecados de violencia, de fornicación y de homicidio, de ahí el Espíritu de Jehová no quiso más estar con él. Génesis 6:5 dice: “Vio el Señor que la maldad del hombre se había multiplicado en la tierra y que era continuamente malo todo designio de su corazón”. En el versículo 3a dice: “Y dijo Jehová: No contenderá mi Espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne”. Por tanto, el hombre perdió la presencia de Dios.
En la era de la ley, Dios estaba con Moisés. Moisés siempre entraba en el Lugar Santísimo para hablar con Dios cara a cara (Ex 33:11a). En el Nuevo Testamento, Dios aún quiere estar con el hombre enviando a Su hijo Jesús, quien era Emanuel, esto es, Dios con nosotros. Pero, ese Jesús físico no podía estar con nosotros para siempre. Por eso Jesús rogó al Padre para que enviara a otro Consolador, el Espíritu de realidad. Ese Consolador era el mismo Señor Jesús. El Jesús que estaba con los discípulos en carne era el Jesús físico, pero el otro Consolador es el Espíritu de realidad. El Señor fue crucificado, murió, resucitó y se hizo el Espíritu de realidad. Cuando invocamos “¡Oh Señor Jesús!”, ese Espíritu nos da vida y está con nosotros para siempre.
Palabra clave: Al invocar obtenemos Su vida y presencia
Pregunta: ¿ Cuál es la manera de obtener la presencia de! Señor en la era actual?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árbore da Vida”
¡Jesús es el Señor!