Invitación.

Llum

Dios es luz
6 Julio 2008
3.349
19
Amigos.
Os invito para valorar las pequeñas cosas de la vida porque son bendiciones. Es necesario cambiar nuestra actitud para reconocerlas y no permitir que pensamientos y/o sentimientos negativos nos invadan.
Por ejemplo:
  • En vez de sufrir por lo que nos falta; observemos y demos gracias a Dios por las oportunidades actuales.
  • En vez de sentir envidia por el éxito de otros, alegrémonos y demos gracias a Dios por bendecir a nuestro prójimo.
Podemos aprender a reconocer las bendiciones, si tomamos unos minutos a apreciar lo positivo de toda situación.

Podemos vivir felices si permitimos que Dios nos muestre su guía. Porque ocurre que pensamos en ser felices como algo a futuro: Si tuviera... o cuando logre X, Y o Z... y perdemos de vista valorar las "pequeñas cosas" de este día que nos da el Señor.

Oración: Gracias Padre por este día de vida, por el milagro de todo cuánto me rodea: Mi familia, el paisaje, la gente que pasa, la tierra, el cielo, las aves... y, hasta el aire que nos das para respirar. Gracias Padre porque soy feliz hoy que es cuando recibo y cuando reconozco tus milagros en mi vida. AMEN.
 
Re: Invitación.

Hola hermanos y amigos,

Quería compartirles esta historia.

¡¡¡Qué Dios bendiga vuestras vidas!!!

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Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante, que, como mas tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales… Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.

El misterio sigue pareciéndome evidente.
¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye?
Cuando tenia cinco o seis años, yo todavía confiaba el la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez.

Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imagine que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro… Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede.
Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza…
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El elefante y la estaca – Autor: Jorge Bucay
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¡¡¡LEVÁNTATE Y RESPLANDECE, PUES HA LLEGADO TU LUZ Y LA GLORIA DE JEHOVÁ ALBOREA SOBRE TÍ!!!
 
Re: Invitación.

Hola hermanos y amigos,

Quería compartirles esta historia.

¡¡¡Qué Dios bendiga vuestras vidas!!!

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Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante, que, como mas tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales… Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.

El misterio sigue pareciéndome evidente.
¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye?
Cuando tenia cinco o seis años, yo todavía confiaba el la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez.

Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imagine que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro… Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede.
Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza…
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El elefante y la estaca – Autor: Jorge Bucay
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bueno amiga ,no dejas de sorprenderme , gracias por tus aportes ,la verdad merecen la pena leer , veo que trasmites una fuerza para seguir luchando en esta vida del cristiano que es bien dura ¿verdad? pero tu con tus palabras das mucho animo , al menos a mi amiga , gracias y que DIOS te siga utilizando para su OBRA , DIOS TE BENDIGA ...un beso muuuuuuuuuuuuuua
 
Re: Invitación.

bueno amiga ,no dejas de sorprenderme , gracias por tus aportes ,la verdad merecen la pena leer , veo que trasmites una fuerza para seguir luchando en esta vida del cristiano que es bien dura ¿verdad? pero tu con tus palabras das mucho animo , al menos a mi amiga , gracias y que DIOS te siga utilizando para su OBRA , DIOS TE BENDIGA ...un beso muuuuuuuuuuuuuua

Hola amiga. Gracias por tu mensaje... jeje también me anima recibir palabras constructivas. Dios te bendiga a tí también y te conceda mucha felicidad. Saludos,

Islen,
 
Re: Invitación.

Hola, que lindo lo que decis,
a mi personalmente no me gustan los circos con animales, por que solo veo maltrato animal.
 
Re: Invitación.

Sí, sí, sí... es verdad. El circo y los toros... ¡no veas!
 
Re: Invitación.

los toros también, es un espectáculo barbárico.
Pero esas personas pagarán sus pecados.
 
Re: Invitación.

El justo sabe que sus animales sienten, pero el malvado nada entiende de compasión. Provervios 12:10.