Infierno cristiano.
¡Sí! ¡Por raro que suene! No estamos más que anticipándonos a lo que cualquier “ungido”
famoso de un momento a otro nos sorprenderá con tal revelación recibida en sueños o en
visión durante un éxtasis o trance espiritual.
La iglesia del tercer milenio como nunca antes está gozando de esta feliz oportunidad de
disfrutar a pleno de su “mundo cristiano”. Ahora todo es “Cristiano”. Basta colocar el
letrero, o ponerle a cualquier cosa un distintivo “cristiano”, sea un símbolo, un versículo,
palabra o cualquier cosa que traiga alguna reminiscencia de cristianismo.
Así hoy día tenemos música cristiana, rock, cumbia y demás ritmos igualmente cristianos,
bailes y pubs cristianos, y hasta los mismos edificios en que se reúnen llamándolos “Casa
de Dios” han sido utilizados como “casas de citas”, moteles o lupanares, según se llame a
los prostíbulos en nuestros diferentes países. ¡Hasta hay presidentes cristianos!
Abunda también la “corrupción cristiana” y la “impunidad cristiana”, y hasta poco falta que a la distinción que los evangélicos rechazamos entre pecado venial y mortal, agreguemos una tercera de “pecado cristiano”, que ha de ser comprendido, tolerado y hasta visto con buenos ojos, toda vez que nos da ocasión para manifestar amor, gracia y
misericordia.
Si lo que antece parece un dislate, véase lo que se ha propuesto recientemente en Uruguay en una reunión de pastores convocada por un exitoso ministro argentino: preparar una gran cruzada evangelística en Montevideo, al igual que algunas que se han celebrado ya en la Argentina. La última noche de la campaña se concluye nada menos que con una exhibición de fuegos artificiales. Sabíamos que “Jehová hizo llover desde los cielos azufre y fuego sobre Sodoma y sobre Gomorra”, pero nunca imaginamos que los cristianos le estaríamos devolviendo a los cielos los mismo elementos. Dice el Salmo 11:6 que sobre los malos y violentos hace Jehová llover fuego y azufre, pero “cristianos” hay que se lo reenvían con sus juegos pirocténicos. Un profeta como Elías hizo descender fuego del cielo; los modernos ofrecen fuego extraño como sacerdotes ungidos de la orden de Nadab y Abiú. Jesús nos enseñó a adorar al Padre en Espíritu y en verdad, y esta es la adoración que asciende hasta su presencia como olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. Ahora los “cristianos” adoran gritando más fuerte que los sacerdotes de Baal, haciendo un bochinche que Dios aborrece (Amós 5:21-23), danzando vaya a saber para cual “Señor”, y culminando todo con los petardos multicolores que hacen restallar contra lo célica bóveda nocturna. Así la prosperidad de las iglesias se muestra ante el mundo atónito en países
donde el hambre alcanza a muchos hogares cristianos, y las ofrendas de los pobres
entregadas como auténtico sacrificio, se quema, volatiliza y esfuma por los aires. Cristo
con todo esto no logra mayor fama, pero sí aumenta el prestigio y renombre del ministro
que recibe los aplausos que pide “para Jesús”.
“La Pasión” de Mel Gibson probablemente pudiera estar presagiando una próxima versión
de la Divina Comedia, en una superproducción que relegará al olvido cualquier intento
anterior de cineastas italianos de recrear el infierno del Dante. Todos los efectos especiales
que permite la actual tecnología, podrá reproducir el mayor horror imaginable de los
condenados al tormento eterno. Así la castigada sensibilidad que termina por cauterizar las
conciencias, conocerá las mismas profundidades de Satanás y el colmo mayor del terror
jamás pintado de un rostro que sigue siendo humano.
Es posible también que en vez de un purgatorio o los famosos círculos infernales se opte
por un “infierno cristiano” donde las penas estén un tanto mitigadas y hasta mezcladas por
algún que otro placer de los que tanto se persiguieron en vida.
La osadía de los falsos apóstoles contemporáneos y la credulidad de los maníacos
religiosos da para cualquier cosa.
¡Ciertamente que la venida de nuestro Salvador está muy próxima!
Ricardo.
¡Sí! ¡Por raro que suene! No estamos más que anticipándonos a lo que cualquier “ungido”
famoso de un momento a otro nos sorprenderá con tal revelación recibida en sueños o en
visión durante un éxtasis o trance espiritual.
La iglesia del tercer milenio como nunca antes está gozando de esta feliz oportunidad de
disfrutar a pleno de su “mundo cristiano”. Ahora todo es “Cristiano”. Basta colocar el
letrero, o ponerle a cualquier cosa un distintivo “cristiano”, sea un símbolo, un versículo,
palabra o cualquier cosa que traiga alguna reminiscencia de cristianismo.
Así hoy día tenemos música cristiana, rock, cumbia y demás ritmos igualmente cristianos,
bailes y pubs cristianos, y hasta los mismos edificios en que se reúnen llamándolos “Casa
de Dios” han sido utilizados como “casas de citas”, moteles o lupanares, según se llame a
los prostíbulos en nuestros diferentes países. ¡Hasta hay presidentes cristianos!
Abunda también la “corrupción cristiana” y la “impunidad cristiana”, y hasta poco falta que a la distinción que los evangélicos rechazamos entre pecado venial y mortal, agreguemos una tercera de “pecado cristiano”, que ha de ser comprendido, tolerado y hasta visto con buenos ojos, toda vez que nos da ocasión para manifestar amor, gracia y
misericordia.
Si lo que antece parece un dislate, véase lo que se ha propuesto recientemente en Uruguay en una reunión de pastores convocada por un exitoso ministro argentino: preparar una gran cruzada evangelística en Montevideo, al igual que algunas que se han celebrado ya en la Argentina. La última noche de la campaña se concluye nada menos que con una exhibición de fuegos artificiales. Sabíamos que “Jehová hizo llover desde los cielos azufre y fuego sobre Sodoma y sobre Gomorra”, pero nunca imaginamos que los cristianos le estaríamos devolviendo a los cielos los mismo elementos. Dice el Salmo 11:6 que sobre los malos y violentos hace Jehová llover fuego y azufre, pero “cristianos” hay que se lo reenvían con sus juegos pirocténicos. Un profeta como Elías hizo descender fuego del cielo; los modernos ofrecen fuego extraño como sacerdotes ungidos de la orden de Nadab y Abiú. Jesús nos enseñó a adorar al Padre en Espíritu y en verdad, y esta es la adoración que asciende hasta su presencia como olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. Ahora los “cristianos” adoran gritando más fuerte que los sacerdotes de Baal, haciendo un bochinche que Dios aborrece (Amós 5:21-23), danzando vaya a saber para cual “Señor”, y culminando todo con los petardos multicolores que hacen restallar contra lo célica bóveda nocturna. Así la prosperidad de las iglesias se muestra ante el mundo atónito en países
donde el hambre alcanza a muchos hogares cristianos, y las ofrendas de los pobres
entregadas como auténtico sacrificio, se quema, volatiliza y esfuma por los aires. Cristo
con todo esto no logra mayor fama, pero sí aumenta el prestigio y renombre del ministro
que recibe los aplausos que pide “para Jesús”.
“La Pasión” de Mel Gibson probablemente pudiera estar presagiando una próxima versión
de la Divina Comedia, en una superproducción que relegará al olvido cualquier intento
anterior de cineastas italianos de recrear el infierno del Dante. Todos los efectos especiales
que permite la actual tecnología, podrá reproducir el mayor horror imaginable de los
condenados al tormento eterno. Así la castigada sensibilidad que termina por cauterizar las
conciencias, conocerá las mismas profundidades de Satanás y el colmo mayor del terror
jamás pintado de un rostro que sigue siendo humano.
Es posible también que en vez de un purgatorio o los famosos círculos infernales se opte
por un “infierno cristiano” donde las penas estén un tanto mitigadas y hasta mezcladas por
algún que otro placer de los que tanto se persiguieron en vida.
La osadía de los falsos apóstoles contemporáneos y la credulidad de los maníacos
religiosos da para cualquier cosa.
¡Ciertamente que la venida de nuestro Salvador está muy próxima!
Ricardo.