¡Hola, hermanos!
Reciban (recibid) un fervoroso saludo de Hermano en Cristo. En este instante, mi mayor deseo es que todos estén (estéis) disfrutando, o que pronto puedan (podáis) disfrutar, de las buenas nuevas del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y de la gloriosa salud espiritual que sólo Él sabe y puede proveernos.
Firmemente creo que Dios, el Todopoderoso, es el Dios de Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, David, Elías, Daniel, Juan El Bautista; el Dios hecho hombre en el Señor Jesucristo quien se sacrificó por mí y mis Hermanos en la cruz para lavar nuestros pecados. Doy muchísimas gracias al Dios de Pablo a quien Jesucristo tuvo a bien revelarle el Evangelio de Vida por vía espiritual. Doy muchísimas gracias a este Dios, mi Señor, por hacerme saber que Él no es metodista, pentecostal, bautista o, en general, evangélico o protestante. Doy igualmente muchísimas gracias al Dios eterno por hacerme ver que Él no es el frágil dios de creencias espurias como las que representan: los mal llamados Testigos de Jehová, la Nueva Era, los mormones, los adventistas, el islamismo, el budismo, el judaísmo, el catolicismo y demás ismos que azotan y mantienen a este mundo en las tinieblas.
Agradezco infinitamente en mi corazón a Dios, mi Padre, eterno y misericordioso, quien día a día mediante Su Espíritu Santo me informa, me instruye, me enseña acerca de que Su Hijo amado, mi Señor Jesucristo, mora en mí.
Gracias, infinitas gracias, mi Señor por la Fe, Esperanza y Amor que has sembrado en mi corazón. Gracias, infinitas gracias, amado Padre celestial por la Salvación y Vida Eterna que has previsto y provisto para mí. ¡Alabado sea tu nombre por siempre, Padre!
Gracias Padre por permitirme entrar a este sitio para compartir el Pan de Vida. Gracias mi Señor Jesucristo por tu Cuerpo, por tu Iglesia, mis Hermanos y Hermanas a quienes Tú escogiste desde antes de la fundación del mundo para Salvación Eterna.
Gracias Padre por permitirme que Te conozca y reconozca a través de Tu amado Hijo, mi Señor Jesucristo, del Espíritu Santo y de Tu Santa Palabra.
Reconozco a todo ser humano sobre la faz de la tierra como mi hermano, aun a aquéllos que actualmente andan por la senda del maligno, aun a aquéllos que no me quieran bien. Sé que el Dios vivo que me ha sido dado conocer puede torcer los caminos del más perdido de los hombres. Sé que este Dios grande y misericordioso, tardo para la ira y raudo para el amor, puede obrar VERDADEROS MILAGROS en la vida del pecador. Precisamente, yo soy TESTIMONIO VIVO del "IMPOSIBLE" GIRO que mi Señor dio a una vida seca de AGUA VIVA y plena de aguas putrefactas como era la mía. Dimas (justo antes de morir al lado del Señor), otros, yo y, seguramente, algunos de ustedes, Hermanos que me escuchan, hemos recibido el MARAVILLOSO DON de acceder al BIEN MÁS PRECIADO QUE CUALQUIER MIEMBRO DE LA RAZA HUMANA PUEDA ACCEDER JAMÁS, el cual es CONOCER Y RECONOCER A CRISTO JESÚS COMO NUESTRO ÚNICO SALVADOR. ¿Saben ustedes hermanos dónde están los irredentos Dimas, los irredentos Joshuas de este mundo? ¡Yo, no! ¡El Señor, quien es el Redentor, tiene la última palabra; a su Palabra de Vida Eterna, buena y suficiente, me someto. Así todo semejante, todo prójimo, que tenga viva la posibilidad de conocer a Cristo antes de que su vida terrenal cese, ¡ese es mi hermano!
Teniendo a Cristo en mi corazón, tarea más suave, y, por demás gratísima, es la de reconocer a mis Hermanos y Hermanas (así con MAYÚSCULAS) en Cristo."Por sus frutos los conoceréis", dice el Señor.
En este instante, ruego a Dios por que mi participación en este foro sirva para Su gloria principalmente, y para que, a través de ésta, muchos hermanos que andan perdidos en el mundo puedan encontrarle. Asimismo, ruego a Él por que mi participación aquí sirva para continuar mi camino en el mayor y mejor conocimiento del Cristo Vivo, y para que, armado con tal conocimiento, pueda encontrarme y relacionarme con los Hermanos y Hermanas de distintas latitudes que Dios Padre tenga a bien darme con quienes pueda vivir el sublime gozo de compartir el Pan de Vida Eterna.
Me llamo Joshua y vivo en un pequeño pueblo de Estados Unidos. Desde que un amado Hermano en el Señor me advirtiera (hace casi un año) acerca de este sitio, he estado detrás de bambalinas, observando, leyendo, meditando; no mucho, pero sí con cierta regularidad. A través de mi estadía en vuestros electrónicos predios, creo conocer un poco a muchos de ustedes (o vosotros, como prefiráis), especialmente a los que más escriben. Fueron muchas las veces en que fui tentado a enrolarme en este foro; sin embargo, temprano, a Dios gracias, me percaté que mis motivos estaban fundados en la débil arena. "Vanidad, todo es vanidad", dice el Señor. Así, he evitado involucrarme en "conversaciones" que no estén guiadas por el Espíritu Santo. Hoy después de muchos meses de haber estado pidiendo la guía de mi Señor Jesucristo sobre este particular, me alegra sobremanera el que pueda dar este paso. Debo decir que de ningún modo soy afecto a foro alguno en este inconmensurable "hoyo negro" que se ha dado en denominar Internet. Este es el segundo foro en que me inscribo (el primero fue uno de carácter profesional en el que participé brevemente hace unos años). No creo que vuelva a inscribirme en algún otro, no hay tiempo para eso.
¿Qué no quiero hacer aquí?
No quiero, de ningún modo, involucrarme en discusiones doctrinales (estoy seguro que las doctrinas son totalmente secundarias en el Plan que Cristo tiene para mí) y especialmente de aquellas en que yo trato de demostrarte o tú tratas de demostrarme ofuscadamente que estás equivocado(a) o viceversa. Este tipo discusiones, según entiendo en mi espíritu, contribuyen a fortalecer ese horrible monstruo que todos llevamos dentro: EGO. De eso ya he tenido suficiente en mi vida; de modo que, no tengo intención alguna de seguir alimentando esta bestia. Sin embargo, siempre apreciaré el mensaje claro, preciso, honesto, amoroso, que me corrija, me ayude a despejar dudas, me aliente y me fortalezca en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo viviendo en mí. Ante tal ventura, pido de antemano a mis hermanos y hermanas que tengan paciencia si no respondo sus mensajes con prontitud; ocurre que mi "digestión", en muchas ocasiones, suele ser muy lenta para el feroz paso que el Sistema del Mundo nos impone en la hora actual.
Aunque no comparto muchos de los métodos que aquí se usan para "conversar" sobre la Palabra de Dios, les respeto altamente, hermanos. En tal sentido, encarecidamente agradeceré a los hermanos que aplican la técnica del argumento párrafo a párrafo sobre los mensajes que otros escriben que se abstengan de responder los míos de este mismo modo. No estoy interesado en modo alguno en "debatir"; no he venido aquí para argumentar.
¿Para qué he venido aquí?
Con un espíritu contrito por la pura gracia de mi Señor Jesucristo, por el puro afecto de Su voluntad y sólo para Su eterna gloria, vengo aquí a compartir la Palabra de Dios, a conocerles a ustedes hermanos, para "escuchar" sus testimonios, y a, eventualmente, exponer mis propios testimonios.
¡Oh, los testimonios! ¡Cómo me encantan los testimonios! El testimonio, a diferencia de la doctrina que con los tiempos ha degenerado en mero conocimiento humano, el verdadero testimonio es manifestación directa del trabajo del Espíritu Santo obrando en nosotros, objetos de Su instrucción. El testimonio es el fruto, la expresión verbal, del diálogo secreto que sostenemos con nuestro Padre y de la instrucción permanente que Él tiene a bien impartir en nosotros. ¡Qué cosa tan grande que nos sea concedida la bendición de poder testificar sobre cómo nuestro Padre celestial ha trabajado y está trabajando en nuestras vidas!
Ahora mismo quiero compartir con ustedes que hace unos cuantos meses en una noche de particular angustia, en la que mi espíritu clamaba "Abba, Padre, abba, Padre", tuve la maravillosa suerte (no de azar sino de "HERENCIA") de toparme con el TREMENDO testimonio de mi Hermano ANTON aquí en este mismo foro. ¡El Señor multiplique sus bendiciones sobre ti y sobre los tuyos, Hermano mío! Esa noche mi corazón halló alivió, mi dolor reposó en la grandiosa bendición contenida en este mensaje "en carne viva" de Antón. Inicialmente, supe de este mensaje a través de la sección de testimonios del antiguo formato de este foro. Era corto pero cuando lo leí me iluminó mucho; por tanto, quise ir de inmediato a la website personal cuya dirección el Hermano Antón allí anotó para leer la versión completa que él prometía. Lo que encontré allí fue puro oro, fue la vívida expresión del dolor y de la dura tragedia de un hombre por quien nuestro Señor Jesucristo se ha complacido en manifestarle Su infinito amor y misericordia. Pude copiarlo de la página de Antón (lo conservo en un fichero en mi computadora); sin embargo, no tuve el buen cuidado de anotar la dirección (URL). Con los cambios que este foro ha experimentado en fecha reciente, no sé si todavía este testimonio puede conseguirse. Sería muy bueno, amado ANTON, que publicaras de nuevo tal dirección; yo mismo necesito verla ya que allí prometías que estarías haciendo cambios constantemente.
En tiempos de gran obscenidad (léase confusión total) en los que nos toca vivir, es preciso, obligatorio, que el Cuerpo de Cristo, Su Iglesia, esté unido. En tiempos del terror que el perverso sistema del mundo (léase Cultura) nos regurgita cotidianamente, la Iglesia de Cristo, cuerpo místico por excelencia, requiere estar unida. Sirva éste medio; entonces, como una ayuda para reconocernos Hermanos en la metas comunes que, superando la diversidad, los auténticos creyentes en Cristo comparten.
El Sistema del Mundo, conocido en el Antiguo Testamento como "Egipto" y en el Libro de Apocalipsis como "Babilonia", y que, hoy día, se pretende disimular bajo el manto de la Cultura, no es más que odio puro y concentrado hacia el Señor. Este malhadado Sistema es la vía predilecta, el instrumento, que Satanás usa para sojuzgar el mundo. De este sistema debemos estar apartados, es lo que nuestro Señor nos exige constantemente a lo largo de las Escrituras. Ante el fortísimo acoso del maligno casi toda la humanidad está caída, pero no nosotros, creyentes en Cristo Jesús. ¡ALABADO SEA EL SEÑOR!. ¡No nosotros!, porque Cristo en la cruz triunfó por nosotros para que accediéramos a la VIDA ETERNA.
Las herramientas que poseemos son, CON MUCHO, más poderosas que las del demonio. Siendo hijos del Dios de Israel, herederos somos y, por tanto, copropietarios de las grandes armas que el Señor se ha reservado para sus hijos, a saber: LECTURA y ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS, ORACIÓN, AYUNO, INTERCESIÓN POR NUESTROS HERMANOS, TESTIMONIO, COMPAÑERISMO ENTRE LOS HERMANOS, RENUNCIA AL MUNDO; más LECTURA y ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS, ORACIÓN, AYUNO, INTERCESIÓN POR NUESTROS HERMANOS, TESTIMONIO, COMPAÑERISMO ENTRE LOS HERMANOS, RENUNCIA AL MUNDO; y más …. Amado Hermana, Hermana que me escuchas, hermano, hermana que sientes el llamado del Señor dentro, que estás hambriento de Él, es en el goce de ésta, nuestra herencia, en el que quiero relacionarme contigo.
¡El Señor, Padre Todopoderoso, a través de Cristo Jesús y bajo la tutela del Espíritu Santo, les bendiga altamente!
En Cristo,
Joshua
P.D.- Una última cosa: Hermano, Hermana, que me escuchas, ORA POR MÍ si sientes el llamado de nuestro Señor en tu corazón. Mucho que me ayudarían tus oraciones en estos momentos. Si te es dado, ora por mí. Ora conjuntamente conmigo para que nuestro Señor, grande y misericordioso, me ayude a superar los males que ahora me agobian así como a sanar las heridas derivadas de una vida al margen de Cristo.
Señor Te doy mi corazón
Es mi deseo, honrarte
Señor con todo mi corazón, Te adoro
Con todo lo que tengo dentro de mí, Te alabo
Todo lo que adoro, está en Ti
Señor Te doy mi corazón
Te doy mi alma
Vivo sólo por Ti
En cada respiro que tomo
Cada momento que permanezco despierto
Señor Te llevo en mí
Reciban (recibid) un fervoroso saludo de Hermano en Cristo. En este instante, mi mayor deseo es que todos estén (estéis) disfrutando, o que pronto puedan (podáis) disfrutar, de las buenas nuevas del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y de la gloriosa salud espiritual que sólo Él sabe y puede proveernos.
Firmemente creo que Dios, el Todopoderoso, es el Dios de Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, David, Elías, Daniel, Juan El Bautista; el Dios hecho hombre en el Señor Jesucristo quien se sacrificó por mí y mis Hermanos en la cruz para lavar nuestros pecados. Doy muchísimas gracias al Dios de Pablo a quien Jesucristo tuvo a bien revelarle el Evangelio de Vida por vía espiritual. Doy muchísimas gracias a este Dios, mi Señor, por hacerme saber que Él no es metodista, pentecostal, bautista o, en general, evangélico o protestante. Doy igualmente muchísimas gracias al Dios eterno por hacerme ver que Él no es el frágil dios de creencias espurias como las que representan: los mal llamados Testigos de Jehová, la Nueva Era, los mormones, los adventistas, el islamismo, el budismo, el judaísmo, el catolicismo y demás ismos que azotan y mantienen a este mundo en las tinieblas.
Agradezco infinitamente en mi corazón a Dios, mi Padre, eterno y misericordioso, quien día a día mediante Su Espíritu Santo me informa, me instruye, me enseña acerca de que Su Hijo amado, mi Señor Jesucristo, mora en mí.
Gracias, infinitas gracias, mi Señor por la Fe, Esperanza y Amor que has sembrado en mi corazón. Gracias, infinitas gracias, amado Padre celestial por la Salvación y Vida Eterna que has previsto y provisto para mí. ¡Alabado sea tu nombre por siempre, Padre!
Gracias Padre por permitirme entrar a este sitio para compartir el Pan de Vida. Gracias mi Señor Jesucristo por tu Cuerpo, por tu Iglesia, mis Hermanos y Hermanas a quienes Tú escogiste desde antes de la fundación del mundo para Salvación Eterna.
Gracias Padre por permitirme que Te conozca y reconozca a través de Tu amado Hijo, mi Señor Jesucristo, del Espíritu Santo y de Tu Santa Palabra.
Reconozco a todo ser humano sobre la faz de la tierra como mi hermano, aun a aquéllos que actualmente andan por la senda del maligno, aun a aquéllos que no me quieran bien. Sé que el Dios vivo que me ha sido dado conocer puede torcer los caminos del más perdido de los hombres. Sé que este Dios grande y misericordioso, tardo para la ira y raudo para el amor, puede obrar VERDADEROS MILAGROS en la vida del pecador. Precisamente, yo soy TESTIMONIO VIVO del "IMPOSIBLE" GIRO que mi Señor dio a una vida seca de AGUA VIVA y plena de aguas putrefactas como era la mía. Dimas (justo antes de morir al lado del Señor), otros, yo y, seguramente, algunos de ustedes, Hermanos que me escuchan, hemos recibido el MARAVILLOSO DON de acceder al BIEN MÁS PRECIADO QUE CUALQUIER MIEMBRO DE LA RAZA HUMANA PUEDA ACCEDER JAMÁS, el cual es CONOCER Y RECONOCER A CRISTO JESÚS COMO NUESTRO ÚNICO SALVADOR. ¿Saben ustedes hermanos dónde están los irredentos Dimas, los irredentos Joshuas de este mundo? ¡Yo, no! ¡El Señor, quien es el Redentor, tiene la última palabra; a su Palabra de Vida Eterna, buena y suficiente, me someto. Así todo semejante, todo prójimo, que tenga viva la posibilidad de conocer a Cristo antes de que su vida terrenal cese, ¡ese es mi hermano!
Teniendo a Cristo en mi corazón, tarea más suave, y, por demás gratísima, es la de reconocer a mis Hermanos y Hermanas (así con MAYÚSCULAS) en Cristo."Por sus frutos los conoceréis", dice el Señor.
En este instante, ruego a Dios por que mi participación en este foro sirva para Su gloria principalmente, y para que, a través de ésta, muchos hermanos que andan perdidos en el mundo puedan encontrarle. Asimismo, ruego a Él por que mi participación aquí sirva para continuar mi camino en el mayor y mejor conocimiento del Cristo Vivo, y para que, armado con tal conocimiento, pueda encontrarme y relacionarme con los Hermanos y Hermanas de distintas latitudes que Dios Padre tenga a bien darme con quienes pueda vivir el sublime gozo de compartir el Pan de Vida Eterna.
Me llamo Joshua y vivo en un pequeño pueblo de Estados Unidos. Desde que un amado Hermano en el Señor me advirtiera (hace casi un año) acerca de este sitio, he estado detrás de bambalinas, observando, leyendo, meditando; no mucho, pero sí con cierta regularidad. A través de mi estadía en vuestros electrónicos predios, creo conocer un poco a muchos de ustedes (o vosotros, como prefiráis), especialmente a los que más escriben. Fueron muchas las veces en que fui tentado a enrolarme en este foro; sin embargo, temprano, a Dios gracias, me percaté que mis motivos estaban fundados en la débil arena. "Vanidad, todo es vanidad", dice el Señor. Así, he evitado involucrarme en "conversaciones" que no estén guiadas por el Espíritu Santo. Hoy después de muchos meses de haber estado pidiendo la guía de mi Señor Jesucristo sobre este particular, me alegra sobremanera el que pueda dar este paso. Debo decir que de ningún modo soy afecto a foro alguno en este inconmensurable "hoyo negro" que se ha dado en denominar Internet. Este es el segundo foro en que me inscribo (el primero fue uno de carácter profesional en el que participé brevemente hace unos años). No creo que vuelva a inscribirme en algún otro, no hay tiempo para eso.
¿Qué no quiero hacer aquí?
No quiero, de ningún modo, involucrarme en discusiones doctrinales (estoy seguro que las doctrinas son totalmente secundarias en el Plan que Cristo tiene para mí) y especialmente de aquellas en que yo trato de demostrarte o tú tratas de demostrarme ofuscadamente que estás equivocado(a) o viceversa. Este tipo discusiones, según entiendo en mi espíritu, contribuyen a fortalecer ese horrible monstruo que todos llevamos dentro: EGO. De eso ya he tenido suficiente en mi vida; de modo que, no tengo intención alguna de seguir alimentando esta bestia. Sin embargo, siempre apreciaré el mensaje claro, preciso, honesto, amoroso, que me corrija, me ayude a despejar dudas, me aliente y me fortalezca en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo viviendo en mí. Ante tal ventura, pido de antemano a mis hermanos y hermanas que tengan paciencia si no respondo sus mensajes con prontitud; ocurre que mi "digestión", en muchas ocasiones, suele ser muy lenta para el feroz paso que el Sistema del Mundo nos impone en la hora actual.
Aunque no comparto muchos de los métodos que aquí se usan para "conversar" sobre la Palabra de Dios, les respeto altamente, hermanos. En tal sentido, encarecidamente agradeceré a los hermanos que aplican la técnica del argumento párrafo a párrafo sobre los mensajes que otros escriben que se abstengan de responder los míos de este mismo modo. No estoy interesado en modo alguno en "debatir"; no he venido aquí para argumentar.
¿Para qué he venido aquí?
Con un espíritu contrito por la pura gracia de mi Señor Jesucristo, por el puro afecto de Su voluntad y sólo para Su eterna gloria, vengo aquí a compartir la Palabra de Dios, a conocerles a ustedes hermanos, para "escuchar" sus testimonios, y a, eventualmente, exponer mis propios testimonios.
¡Oh, los testimonios! ¡Cómo me encantan los testimonios! El testimonio, a diferencia de la doctrina que con los tiempos ha degenerado en mero conocimiento humano, el verdadero testimonio es manifestación directa del trabajo del Espíritu Santo obrando en nosotros, objetos de Su instrucción. El testimonio es el fruto, la expresión verbal, del diálogo secreto que sostenemos con nuestro Padre y de la instrucción permanente que Él tiene a bien impartir en nosotros. ¡Qué cosa tan grande que nos sea concedida la bendición de poder testificar sobre cómo nuestro Padre celestial ha trabajado y está trabajando en nuestras vidas!
Ahora mismo quiero compartir con ustedes que hace unos cuantos meses en una noche de particular angustia, en la que mi espíritu clamaba "Abba, Padre, abba, Padre", tuve la maravillosa suerte (no de azar sino de "HERENCIA") de toparme con el TREMENDO testimonio de mi Hermano ANTON aquí en este mismo foro. ¡El Señor multiplique sus bendiciones sobre ti y sobre los tuyos, Hermano mío! Esa noche mi corazón halló alivió, mi dolor reposó en la grandiosa bendición contenida en este mensaje "en carne viva" de Antón. Inicialmente, supe de este mensaje a través de la sección de testimonios del antiguo formato de este foro. Era corto pero cuando lo leí me iluminó mucho; por tanto, quise ir de inmediato a la website personal cuya dirección el Hermano Antón allí anotó para leer la versión completa que él prometía. Lo que encontré allí fue puro oro, fue la vívida expresión del dolor y de la dura tragedia de un hombre por quien nuestro Señor Jesucristo se ha complacido en manifestarle Su infinito amor y misericordia. Pude copiarlo de la página de Antón (lo conservo en un fichero en mi computadora); sin embargo, no tuve el buen cuidado de anotar la dirección (URL). Con los cambios que este foro ha experimentado en fecha reciente, no sé si todavía este testimonio puede conseguirse. Sería muy bueno, amado ANTON, que publicaras de nuevo tal dirección; yo mismo necesito verla ya que allí prometías que estarías haciendo cambios constantemente.
En tiempos de gran obscenidad (léase confusión total) en los que nos toca vivir, es preciso, obligatorio, que el Cuerpo de Cristo, Su Iglesia, esté unido. En tiempos del terror que el perverso sistema del mundo (léase Cultura) nos regurgita cotidianamente, la Iglesia de Cristo, cuerpo místico por excelencia, requiere estar unida. Sirva éste medio; entonces, como una ayuda para reconocernos Hermanos en la metas comunes que, superando la diversidad, los auténticos creyentes en Cristo comparten.
El Sistema del Mundo, conocido en el Antiguo Testamento como "Egipto" y en el Libro de Apocalipsis como "Babilonia", y que, hoy día, se pretende disimular bajo el manto de la Cultura, no es más que odio puro y concentrado hacia el Señor. Este malhadado Sistema es la vía predilecta, el instrumento, que Satanás usa para sojuzgar el mundo. De este sistema debemos estar apartados, es lo que nuestro Señor nos exige constantemente a lo largo de las Escrituras. Ante el fortísimo acoso del maligno casi toda la humanidad está caída, pero no nosotros, creyentes en Cristo Jesús. ¡ALABADO SEA EL SEÑOR!. ¡No nosotros!, porque Cristo en la cruz triunfó por nosotros para que accediéramos a la VIDA ETERNA.
Las herramientas que poseemos son, CON MUCHO, más poderosas que las del demonio. Siendo hijos del Dios de Israel, herederos somos y, por tanto, copropietarios de las grandes armas que el Señor se ha reservado para sus hijos, a saber: LECTURA y ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS, ORACIÓN, AYUNO, INTERCESIÓN POR NUESTROS HERMANOS, TESTIMONIO, COMPAÑERISMO ENTRE LOS HERMANOS, RENUNCIA AL MUNDO; más LECTURA y ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS, ORACIÓN, AYUNO, INTERCESIÓN POR NUESTROS HERMANOS, TESTIMONIO, COMPAÑERISMO ENTRE LOS HERMANOS, RENUNCIA AL MUNDO; y más …. Amado Hermana, Hermana que me escuchas, hermano, hermana que sientes el llamado del Señor dentro, que estás hambriento de Él, es en el goce de ésta, nuestra herencia, en el que quiero relacionarme contigo.
¡El Señor, Padre Todopoderoso, a través de Cristo Jesús y bajo la tutela del Espíritu Santo, les bendiga altamente!
En Cristo,
Joshua
P.D.- Una última cosa: Hermano, Hermana, que me escuchas, ORA POR MÍ si sientes el llamado de nuestro Señor en tu corazón. Mucho que me ayudarían tus oraciones en estos momentos. Si te es dado, ora por mí. Ora conjuntamente conmigo para que nuestro Señor, grande y misericordioso, me ayude a superar los males que ahora me agobian así como a sanar las heridas derivadas de una vida al margen de Cristo.
Señor Te doy mi corazón
Es mi deseo, honrarte
Señor con todo mi corazón, Te adoro
Con todo lo que tengo dentro de mí, Te alabo
Todo lo que adoro, está en Ti
Señor Te doy mi corazón
Te doy mi alma
Vivo sólo por Ti
En cada respiro que tomo
Cada momento que permanezco despierto
Señor Te llevo en mí
