En el nuevo y antiguo testamento hombres y mujeres se enfilaron en el ejercito de Dios a algunos el identificarse como hijos de Dios les costo su vida propia e incluso la de sus familias, por abrazar una fe y creencia en el Dios verdadero estuvieron dispuestos a pagar el precio cualquiera que fuera y mas con aquellos que lo predicaron una y otra a vez a un pueblo o generación perdida en sus delitos y pecados.
Hombres y mujeres que no estimaron su tiempo que instaron y exhortaron fuera de tiempo el precioso evangelio, que los insultos y persecuciones no eran el obstáculo ni barrera para extender el reino de Dios, siervos que no amaron mas a sus propias vidas sino que la ofrendaron y nos dejaron su ejemplo en su valentía, perseverancia y consagración.
Vasos de honra que valoraron y sintieron amor por la obra buscaba agradar al Señor de Señores, muchos murieron con la frente en alto sin negar al Todopodero, a pesar de que las pruebas eran de muerte, varios de los mártires sus cuerpos fueron comidos por fieras o quemados pero su testimonio quedo como una huella imborrable entendieron a plenitud las palabras del Maestro: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”. Marcos 8:35.
Continuara...
Hombres y mujeres que no estimaron su tiempo que instaron y exhortaron fuera de tiempo el precioso evangelio, que los insultos y persecuciones no eran el obstáculo ni barrera para extender el reino de Dios, siervos que no amaron mas a sus propias vidas sino que la ofrendaron y nos dejaron su ejemplo en su valentía, perseverancia y consagración.
Vasos de honra que valoraron y sintieron amor por la obra buscaba agradar al Señor de Señores, muchos murieron con la frente en alto sin negar al Todopodero, a pesar de que las pruebas eran de muerte, varios de los mártires sus cuerpos fueron comidos por fieras o quemados pero su testimonio quedo como una huella imborrable entendieron a plenitud las palabras del Maestro: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”. Marcos 8:35.
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