¿Hemos Encadenado Y Encarcelado El Espíritu De Avivamiento?

Bart

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24 Enero 2001
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¿Hemos Encadenado Y Encarcelado El Espíritu De Avivamiento?

por T. Austin Sparks


Desde los días posteriores a los apóstoles hasta ahora, la historia del cristianismo es una historia de prisiones. Esta historia no es de prisiones materiales o literales, aunque hayan habido muchas. Ha sido una historia de prisiones, las cuales han sido el resultado del hábito establecido por el hombre de llevar al Espíritu á la esclavitud.

¡Muchas veces el Espíritu se ha manifestado y movido de una manera libre y nueva para después ser aprisionado y controlado por el hombre, cristalizándolo en otra forma de credo, organización, denominación, secta, orden, comunidad, o algo semejante! El resultado invariable ha sido que el movimiento libre del Espíritu ha sido presionado, o aun matado por el aprisionamiento de la estructura en la cuál Él ha sido metido o forzado.

¿He Encadenado Yo El Fuego Del Espíritu Con La Tradición Religiosa?

Cada vez que tratamos de expresar algo divino en palabras o formas, desde luego lo limitamos. Cuando esa expresión o forma viene a ser la formula reconocida y establecida, hemos puesto, efectivamente, cadenas al Espíritu. Dios da una visión, y toda visión dada por Dios, tiene posibilidades y potencial ilimitados. Pero muy pronto, la visión es tomada por hombres quienes nunca la han recibido por el Espíritu. Después las uvas de Escol son convertidas en pasas en sus manos. Del mismo modo, muchísimos de los frutos vivos del país celestial han padecido de esta manera y se han secado, encogido, y convertidos en sombras carentes de la unción de sus glorias primitivas.

Los sucesores, los fiadores, o los adherentes edifican una organización terrenal sobre un movimiento vivo del Espíritu, nacido con fuego en el corazón de algún profeta. Ellos encarcelan la visión en una tradición. Un mensaje viene a ser un credo; una visión celestial viene a ser una institución terrenal; un movimiento del Espíritu viene a ser una obra, la cuál tiene que ser continuada por el vapor de la energía humana y mantenida por los recursos del hombre.

Cualquier comienzo real de la orden (del E.S.) o práctica tradicional reconocida, viene a ser, más pronto o más tarde, una herejía, de ser violentamente sospechosa, reprimida, y echada fuera. Lo que era en su principio una energía espiritual, produciendo un organismo vivo, expresando algo de lo que realmente quería Dios y a lo cuál Él le dio nacimiento, a menudo se convierte en algo a lo cuál la siguiente generación tiene que sostener y luchar duro para que continúe. La cosa ha desarrollado un auto-interés, y le irá difícil con cualquiera, o con lo que sea, que se opone, o que parece que se opone. El Espíritu ha venido a ser el prisionero de la institución o sistema, y como resultado la gente es limitada espiritualmente.

¿Cómo LLegué En Donde Estoy?

¿Por qué es esto tan verdad, resultando en tensiones, divisiones, celos, rivalidades, y frecuentemente decepción? Si hay algún remedio, ¿qué es? ¿He entrado yo en algo objetivamente? ¿Era algo ya formado que me era presentado con una apelación, un argumento, una necesidad? ¿Era del todo real? O, ¿era que el Espíritu abrió los ojos de mi corazón y me dió una visión celestial, la cuál por un lado me hizo llorar, "¡Ay de mí!", y por el otro, "Aquí estoy"? ¿Era una crisis vital? ¿Ha tomado una enseñanza, una complexión de la verdad, una obra, una empresa? ¿Estaba yo en la misma fuente de vida? ¿Era una aprehensión predominante y definida desde el cielo? ¿Es mi posición una relación a algo de lo que puedo renunciar? En una palabra, ¿es mi encarcelación por un sistema o por una orden exterior? O, ¿soy yo siervo del Espíritu?

El apóstol Pablo, en particular, muestra que el encarcelamiento o la esclavitud anterior puede ser llamada "la letra". En este sentido, la Biblia puede ser muerte ("la letra mata"-2 Corintios 3:6). No que podemos tener el Espíritu y la vida sin la Palabra, pero si puede ciertamente ser lo opuesto; porque definitivamente podemos tener la Palabra sin el Espíritu y la vida.

¿Qué Me Cuesta Avanzar?

Es tremendamente importante que cualquier cosa, incluso nosotros debemos mantenernos en contacto con la fuente original de la vida. La sucesión y la continuación no es eclesiástica, tradicional, o de opción o decisión humana. La sucesión y la continuación no es ciertamente ninguna política, no es conveniencia, tampoco temor. La continuación es ungir los ojos, los oídos, las manos y los pies. Es un fuego en los huesos, no las obligaciones de una profesión, asociación o ideas.

El espíritu debe haber iniciado nuestro curso y posición. Todo lo relacionado en el caminar del Espíritu debe consultarse y respetarse. En cualquier cosa en la que el Espíritu pudiera tener Sus libertades limitadas, el Espíritu será un rebelde. Y si Él está en nosotros, Él nos hará rebelarnos contra las restricciones que no son espirituales. Esto de momento no quiere decir que toda rebelión sea la postura de lo que es llamado la libertad del Espíritu. Esto significa que en la esfera de nuestra naturaleza somos personas rotas, nos ha sido robado el poder para luchar por nuestras propias concepciones.

Así que simplemente se vuelve un problema de encarcelamiento del Espíritu o algo más. Debe hacerse a un coste mucho mayor, y porque el Espíritu ha hecho cosas drásticas y profundas en nosotros, “Aquí estoy, y no puedo hacer nada. Así que ayúdame Dios.”



Un Testigo y un Testimonio por T. Austin-Sparks 1888-1971

 
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. (Gálatas 5:1)


Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. 14Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 15Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. (Gálatas 5:13-15)



Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. (2 Cor 3:17-18)
 

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THEODORE AUSTIN-SPARKS (1888-1971) dejó un gran número de escritos llenos de la Sabiduría, de la Vida y de la Revelación de Cristo. Tenía la convicción que lo que fue dado por el Espíritu de Dios debía plenamente ser compartido con el Cuerpo de Cristo -lo que pertenece a Uno, pertenece a todos. No quiso registrar derechos de autor sobre sus escritos o casetes; dando gratuitamente al Cuerpo lo que había recibido gratuitamente de la Cabeza. Habiendo nosotros mismos apreciado mucho sus escritos, los ponemos totalmente a vuestra disposición aquí en Internet, para la edificación y la consolidación del Cuerpo; para que en todas las cosas CRISTO tenga la preeminencia.


T. Austin-Sparks 1888-1971


Theodore Austin-Sparks nació en Londres en 1888, y fue educado en Escocia. Es allá donde en 1906 fue ganado para Cristo por medio de jóvenes cristianos que compartían su fe en las calles de Glasgow. Tenía entonces 17 años. Muy pronto testificaba en su viaje de su fe en Cristo. Poco después de su conversión, regresó a Londres.

La comunidad evangélica estaba entonces todavía bajo la fuerte influencia del avivamiento que tuvo lugar en el país de Gales en 1904 y 1905. Durante este despertar, millares de personas le dieron sus vidas al Señor. Dios había escogido varios instrumentos con el fin de ayudar a los que se habían convertido, entre ellos la figura de proa era Evan Roberts. Los efectos del despertar duraron apróximadamente hasta fines de los años 1920, y esto gracias al movimiento evangélico que preconizaba una experiencia más profunda con el Señor Jesucristo. Es en este favorable contexto espiritual que T. Austin-Sparks vivió sus primeros años como cristiano. Muchos de aquellos a los que apreciaba o con los que estaba en contacto fueron implicados en este movimiento del Espíritu: F. B. Meyer, Oswald Chambers, A.J. Gordon, A.B. Simpson, Andrew Murray, G. Campbell Morgan y Jessie Penn-Lewis con quien colaboró en la obra del Señor durante un tiempo.

Del 1912 al 1926 fue pastor de tres iglesias en Londres. Luego en 1926, comprendiendo las limitaciones de estas iglesias institucionales, dejó el sistema denominacional y de organizaciones cristianas, con el fin de poder consagrarse totalmente a la vocación a la cual el Señor lo llamaba.

Así es como, con otros hermanos, se establece en Forest Hill, Londres, de donde iba a proceder un ministerio y un servicio espirituales muy ricos. Fundó el "Christian Fellowship Centre" (Centro de Comunión Cristiana), con varios edificios donde se realizaban conferencias y donde los visitantes podían alojar.

Es allí dónde el ministerio de T. Austin-Sparks comenzó, y continuó durante cuarenta y cinco años, a tener una influencia extremadamente amplia y profunda entre los cristianos de todas confesiones y de todos los países. Invitaciones desde muchos países llegaban a "Honor Oak" (el nombre de la calle donde se encontraba el centro), pero Austin-Sparks no podía satisfacerlas todas.

Sin embargo, dictaba conferencias regulares en Londres, en Suiza y en los Estados Unidos. Se rindió también a Asia, particularmente la India y Taiwan. Hay que anotar también que Austin-Sparks estaba en contacto estrecho con obreros tales como Bakht Singh en la India, Watchman Nee en China y Witness Lee en Taiwan. Pero era con Watchman Nee que se sentía más confortable, y con el que tenía más afinidad, su comunión se había reforzado fuertemente después de una estancia de cerca de un año de Watchman Nee en Londres en 1938.

Uno de los instrumentos primordiales del ministerio de Austin-Sparks era la revista que editaba, "A Witness and A Testimony" (Un Testigo y un Testimonio). En esta publicación fueron transcritos muchos de sus mensajes dados en diversas conferencias, antes de ser publicados en formato de libro. Ciertos artículos fueron escritos específicamente para la revista y jamás han sido vueltos a publicar. Encontramos otras contribuciones en esta revista: Watchman Nee, F.B. Meyer, A.W. Tozer, Andrew Murray, De Vern Fromke, Jessie Penn-Lewis, G.H. Lang, Stephen Kaung, Witness Lee, para citar sólo los más conocidos. La influencia de esta publicación fue muy vasta y se dirigía particularmente a los que deseaban consagrarse totalmente a Dios y a Su pensamiento. Y como contraparte al empeño sin compromiso de este ministerio, una cierta y constante oposición y hostilidad se hizo sentir a lo largo de la vida de Austin-Sparks.


Traducido del francés, desde
http://www.austin-sparks.net


 

A propósito de Theodore Austin-Sparks

Al leer los escritos de T. Austin-Sparks, si hay una cosa que se hace clara, es la poca atención e información dada a propósito de sí mismo o de su vida. En lugar de esto, toda la atención es consagrada a Cristo como su Vida. Nuestra atención continuamente es desviada del mensajero hacia El que es el Mensaje: “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y nosotros mismos como vuestros esclavos por el amor de Jesús. (2 Corintios 4: 5) [NT.: literal]. Sin embargo, para aquellos a quienes les interesa la vida del mensajero y el trabajo de Dios en él, lo que sigue da un resumen de estas cosas.

"Mister Sparks", como fue conocido, nació en Londres en 1889. Fue convertido cuando era todavía joven y vino a ser más tarde pastor bautista. Pero su carrera "eclesiástica" tuvo un vuelco decisivo en el momento de un conflicto físico que lo trajo al punto de ser un hombre quebrantado. En el mismo momento el Señor lo libró de un prejuicio que él tenía contra todo lo vinculado a una experiencia más profunda y íntima de la vida cristiana. Esto lo hizo aliarse por un tiempo con Jessie Penn-Lewis, cuyo ministerio era animar el crecimiento espiritual de los creyentes, un ministerio al cual él se consagró totalmente, aunque su reputación y su carrera fueron comprometidas en los medios confesionales de Inglaterra.

Residía en Honor Oak, en las afueras del sudeste de Londres, donde estaba establecida la asamblea en que se gozaba de la comunión fraternal. Es en Honor Oak que Austin-Sparks y Watchman Nee se encontraron cuando este último pasó un año de visita en Londres en 1938. El lazo que unió a Austin-Sparks y a Watchman Nee provocó una escisión entre Nee y los Hermanos estrechos conducidos por James Taylor. Se ha dicho que Watchman Nee consideraba T. Austin-Sparks como su mentor espiritual; su comunión parece, en efecto, haber sido rica y fructuosa.

Mientras que sus enseñanzas comenzaban a ser reconocidas entre quienes tenían un mayor deseo y un apetito en cuanto a la plenitud de Cristo, las puertas se abrieron en el mundo entero y muchos recibieron sus mensajes a través de conferencias o por los escritos. Varios de sus mensajes dados en el curso de conferencias fueron registrados, estos casetes están todavía disponibles gratuitamente hoy, como también sus escritos. Consideraba que lo que le habia sido dado por el Espíritu de Dios debía ser compartido libremente con el Cuerpo de Cristo. Así, no quería que sus mensajes, escritos, transcritos o grabados, fueran vendidos ni que sean atados por derechos de autor; deseaba compartir con el Cuerpo lo que él mismo había recibido de la Cabeza. Algunos de los mensajes de este sitio [web] han sido transcritos de grabaciones, otros se derivan de sus escritos.

La mayoría de sus libros fueron apareciendo progresivamente, primero en una publicación editada por T. Austin-Sparks mismo, "A Witness and A Testimony", revista publicada desde 1923 hasta su muerte en 1971. En la primera página de esta publicación podemos leer:

"El objetivo del ministerio de esta pequeña publicación bimestral, es contribuir al propósito divino que nos es presentado en este pasaje de la carta a los Efesios: "... hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento [lit.] del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo: para que ya no seamos niños.. " (4:13).

"Este periódico no está vinculado a ningún "Movimiento", "Organización", "Misión", ni a algún otro cuerpo de cristianos en particular, sino es un ministerio a "todos los santos". Es publicado con la oración y la esperanza de que resultará de ello una medida más grande de Cristo, un nivel más elevado y rico de vida espiritual. Y esto, trayendo a la asamblea de Dios a una aprehensión creciente de Su voluntad, tal como ella nos es revelado en la Palabra, en cuanto al resultado de todas las cosas. Y con el fin de que la Iglesia sea perfeccionada para serle útil en cuanto al establecimiento de Su testimonio entre las naciones, y en cuanto a su crecimiento en número de los que deben ser todavía añadidos por el Señor".

 

Nuestro Ministerio
T. Austin-Sparks (Julio 1942)


Lo que deseo decirles es recordarles la naturaleza del ministerio que pensamos haber recibido de Dios. Es un servicio, entre otros consagrados a Su pueblo, pero cumplido con un sentimiento creciente de su necesidad.

Puedo de nuevo permitirme decir lo que no es. No nos alabamos de tener una nueva revelación. No deseamos comenzar un nuevo "movimiento". No deseamos ser de ninguna manera un nuevo cuerpo de cristianos separados de otros creyentes. Jamás decimos a nadie: "Usted debería dejar su iglesia, su misión, o su organización". Desaprobamos el hecho de ser señalados como una comunidad, en el sentido de estar aquí por una causa especial. Desdeñamos, por tanto, todo aquello que se limita a un cierta fraseología y a ‘Shibolet’. La estrechez y el legalismo están lejos de nuestros pensamientos y lejos de nuestros corazones. Para terminar, reconocemos el valor de todas los demás obras y ministerios que tienen como objeto el conocimiento de Cristo, y que perseveran en ello por el amor que tienen para Él.

¿Qué es, pues, nuestro ministerio? No nos hemos lanzado a esta gran obra improvisadamente. El Señor ha forjado en nosotros un sentimiento real y profundo de una necesidad y de una insatisfacción espiritual, y ha creado un deseo intenso por algo mucho más alto que lo que podíamos encontrar. Luego nos ha conducido por ejercicios espirituales, en la búsqueda por la oración y pasando por experiencias profundas. Estas cosas hicieron posibles y fructíferas no sólo para nosotros, sino también para todos los que desean ir adelante hacia el fin divino, nuestra aprehensión de los designios, los pensamientos, y los caminos más elevados de Dios.

Hace ya varios años que estamos en este camino, y cada brillo de una nueva luz viva ha venido por la ejercitación del sufrimiento y el pago de un precio. Y esto con el fin de que nada sea teórico, todo es vivido. Así, el sentimiento de una preocupación y de un destino ha aumentado en cuanto al hecho que el pueblo de Dios debería atarse a "la plenitud de Cristo". "Cada uno de nosotros... según la medida del don de Cristo" y "la edificación del cuerpo de Cristo", a la "estatura de la plenitud".

Todas las cuestiones prácticas deben ser objeto de una consideración personal entre los involucrados y el Señor. Hemos cometido errores en el pasado, pero hemos aprendido a través de ellos. Muchos emitieron un juicio perjudicial sobre nuestro ministerio, despreciándolo, deformándolo, tomando decisiones apresuradas con relación a él. Nosotros esperábamos tener muchos adversarios y no pretendemos justificarnos. Mas, nuestro deseo es que ningún obstáculo colocado en el camino impida que el pueblo de Dios reciba bendición de parte de este ministerio.

Es claro que, hasta en la época del Nuevo Testamento, no todos los creyentes estaban dispuestos a ir hasta el fin con el Señor, y gran parte del Nuevo Testamento ha sido escrita con el fin de animar a los cristianos a avanzar con Él. El hecho de que haya cada vez más conferencias en el mundo, demuestra que esta necesidad de ir más lejos espiritualmente siempre está presente.

Pero la plenitud espiritual no será alcanzada más que por una revelación progresiva y creciente de Cristo y de Su significado. Tal revelación, a menos que comprendamos mal las vías antiguas de Dios, viene en primer lugar a un instrumento divinamente escogido, llevado a los valles oscuros; y luego dada como Su verdad para Su pueblo. Y, por fin, se hace un conocimiento y una experiencia forjados en los que verdaderamente son consagrados a Dios - no como siendo su propia bendición, sino para ser puesta al servicio del propósito divino.

En relación a este fin que Dios se ha propuesto, cada uno y cada una debe saber lo que Dios le demanda en cada aspecto de la vida cristiana. Nos sería arriesgado decirles lo que ellos y ellas deberían hacer. No podemos hacer más que de enunciar los principios de la Vida y del crecimiento. También, "presentar a todo hombre perfecto (madurado) en Cristo", es la carga de nuestro corazón. "Todos, pues, los que somos perfeccionados (unidos en corazón y en pensamiento), tengamos este sentimiento".


 
¡¡ Gracias Bart !!


Siempre es bueno conocer la vida y las obras escritas de autores cristianos que no se conformaron a este mundo.


Yo ya conocía escritos de Jessie Penn Lewis, ahora, al leer lo que has compartido, he buscado en la red, y he encontrado en la web de Aguas Vivas (¡¡como no!!) este hermoso pensamiento de Jessie:





"Parece claro que es posible tener un "nuevo corazón", y una nueva vida, sin una mente totalmente renovada. Es claro por los hechos de la vida y la condición presente de la Iglesia de Cristo. La mente del cristiano puede estar llena de toda clase de cosas, inyectadas allí por el dios de este mundo, y estas ideas, "puntos de vista", "teorías", son las causas de la división, porque si la mente de cada cristiano fuera renovada, parece lógico decir que todos los creyentes serían de un mismo sentir, por tener la mente de Cristo."


Jessie Penn-Lewis, en La cruz, piedra de toque de la fe
.


http://www.comunidadescristianas.cl/aguas/3/page16.html
 
T. Austin-Sparks: "Nosotros no tenemos que morir; ya estamos muertos. Lo que tenemos que hacer es aceptar nuestra muerte... [En el] bautismo... simplemente entramos allí y decimos, "esa posición que Dios ha establecido con respecto a mi es la que acepto ahora, y de esta manera testifico aquí el hecho de que yo he aceptado la posición que Dios me ha colocado, es decir, que mi yo murió en la cruz".
 
La centralidad y supremacía del Señor Jesucristo



La cláusula en el versículo 13 de Colosenses 1 representa ampliamente lo que hay en mi corazón durante este tiempo: «el Hijo de su amor» 1 ; de ello resulta la posición que Cristo ocupa conforme a la voluntad del Padre: «Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten», y en todas las cosas tiene la preeminencia: por lo cual «Cristo en vosotros, (es) la esperanza de gloria». Podemos sintetizar todo esto en la frase: «La Centralidad y Supremacía del Señor Jesucristo», y en ello ocupar íntegramente no sólo el tiempo presente, sino el resto de nuestras vidas.


La Palabra de Dios trae a la vista cuatro esferas en que ese pensamiento y propósito de Dios concernientes al Hijo de su amor serán comprendidos. Está la esfera de la propia vida individual del creyente; en segundo término, la esfera de la Iglesia que es su Cuerpo; en el tercer lugar, la esfera de los reinos de este mundo, las naciones de la tierra; y en cuarto lugar, Él como el ser central y supremo en el universo entero, el cielo y la tierra y lo que está debajo de la tierra.


Nosotros no seremos capaces, en este tiempo, de alcanzar todas esas esferas y ver lo que la Palabra de Dios tiene que decir sobre el Señor Jesús en relación con ellas, pero el Señor nos capacitará por lo menos en el conocimiento de una o dos de ellas.

Pero antes, le recuerdo esto:

La centralidad y supremacía del Señor Jesús son el eje y la llave de todas las Escrituras


Naturalmente, el Señor Jesús mismo nos lo dice en Lucas 24 . Allí le encontramos citando a Moisés, los Salmos, y todos los profetas, y lo que dicen concerniente a Él. Dondequiera que leamos la Palabra de Dios, la interrogante que siempre debe estar en nuestras mentes es “¿Qué tiene esto que ver con Cristo?”. Si usted trae esa pregunta a su lectura de la Palabra de Dios, dondequiera que usted lea (y esto no es dicho sin entendimiento) conseguirá una nueva comprensión de la Palabra, usted hallará un nuevo valor en su lectura, porque las Escrituras –todas las Escrituras– hablan de Él. Aunque usted a veces pueda tener dificultades escudriñando, todavía Él está allí. El propósito final de todas las partes de la Palabra de Dios es remitirnos a Cristo.


Usted no debe leer la Palabra de Dios como historia, narración, profecía, o como sólo un tema en sí mismo sin hacerse siempre la pregunta: “¿Qué tiene esto que ver con Cristo?”, y hasta que pueda hallar esa relación con Cristo, usted no ha encontrado la llave. Usted probablemente estará pensando en ciertas porciones difíciles de la Escritura. Pensará probablemente en el Libro de Proverbios, y dirá: “¿Qué relación hay aquí con Cristo?” Una sencilla sugerencia iluminará ese libro en seguida: Dondequiera que usted leyó la palabra Sabiduría, ponga a ‘Cristo’ en lugar de ‘Sabiduría’. Usted ha transformado el libro y captado su esencia, y eso es totalmente legítimo, apropiado, correcto, y la lectura se lo demostrará. Él es la Sabiduría de Dios, el Logos Eterno. Bien, sólo de pasada mencionamos esto porque lo que nosotros hemos de ver es la centralidad y universalidad del Señor Jesús, y Él está, por la voluntad divina, en el centro de todo en el universo, de cada fase y cada aspecto, y Él es su explicación.

También lo es la explicación de la Encarnación


No sólo es verdadero esto acerca de las Escrituras, sino que lo es también respecto del objeto y explicación de su propia encarnación. Cuando usted está estudiando la persona, la vida y la obra del Señor Jesús, debe haber una búsqueda divina en su corazón, y esa búsqueda debe apuntar a los rasgos que sugieren su universalidad. Al acercarse de nuevo a la lectura de la vida del Señor Jesús con este pensamiento, usted no querrá un simple estudio utilitario de la Biblia, sino verá que su horizonte se amplía y se agranda su propio corazón, haciéndole sentir la maravilla de Cristo.


Buscando esos rasgos de su universalidad no tendrá que ir muy lejos para encontrarlos. Ellos pueden remontarse a las profecías sobre su encarnación o puede hallarlos en la anunciación; pueden estar en las palabras de su precursor o bien en su nacimiento, con todas sus asociaciones e incidentes. El universo está allí. También están esos rasgos en su circuncisión. En la luz del resto de las Escrituras (que son ahora nuestras en el Nuevo Testamento) usted encontrará que hay rasgos universales incluso en su circuncisión, o en su presentación en el templo. También están en su visita a Jerusalén, en su bautismo, su ungimiento, su tentación, su enseñanza, sus obras, su transfiguración, su pasión, su muerte, su resurrección, su ascensión, su envío del Espíritu, su actividad presente, y su segunda venida. Lo que es universal está a la vista. Cada una de estas cosas está marcada por los rasgos universales, que se extienden hasta los mismos límites del universo y abrazan todas las edades, las eternidades y todos los reinos. Este no nos es un terreno desconocido, pero lo reiteramos para refrescar en nuestra mente la manera en que debemos considerar al Señor Jesús.


No estamos intentando hacerlo más grande de lo que Él es, sino de entender sus dimensiones reales; y la necesidad del pueblo de Dios es tener una nueva aprehensión de la grandeza de su Cristo, una nueva apreciación del amado Hijo de Dios –y cuán poderoso, majestuoso, glorioso, maravilloso Hijo es Él– y entonces recordar que el Hijo nos fue dado a nosotros. Esto nos fortalecerá, nos dará crecimiento, y hará grandes cosas en nuestro caminar.

La centralidad y supremacía de Cristo en la vida del creyente


Viniendo ahora a las aplicaciones más específicas de esta universalidad, a las esferas de su centralidad y supremacía ya mencionadas, consideremos primero su centralidad y supremacía en la vida del creyente. Permítanos mirar de nuevo esta palabra: «Cristo en vosotros, la esperanza de gloria». Usted notará en el contexto que el primer capítulo de la carta de Colosenses nos lleva en seguida a la mente y el corazón de Dios antes de que el mundo fuera, y nos muestra qué está pasando en la mente y corazón del Padre en relación con Su Hijo.


Esto es llamado «el misterio», es decir, el secreto divino. Es impresionante ver que antes de que cualquier actividad creativa comenzara, Dios ya atesoraba un secreto en su corazón. El Padre tenía un secreto, algo que Él no había mostrado a nadie, ni dicho a nadie; un secreto acariciado, relacionado con Su Hijo. Fuera del secreto de su corazón, que involucraba a Su Hijo, en cada actividad suya a través de las edades, Él estaba ocupado de muchas formas, trabajando con su secreto, envolviéndolo en esas muchas actividades, en esas muchas formas y maneras de su autoexpresión. Nunca revelándolo, nunca proclamando lo que estaba en su corazón pese a sus muchas palabras, sino escondiéndolo, ocultándolo dentro de símbolos y tipos y muchas cosas. Todas ellas envolvieron un secreto, «el misterio».


Entonces a, la distancia, en la consumación, al final de estos tiempos, Él envió a su Hijo, el Hijo de su amor. Entonces, por la revelación del Espíritu Santo, Él se agradó en dar a conocer el misterio, en descubrir el secreto. Y el primer capítulo de la carta a los Colosenses señala el acto incomparable, sin parangón, de quitar el velo del secreto del corazón de Dios acerca del Hijo de su amor.


Léalo de nuevo, cada fragmento: ése era el secreto de Dios. Todo se resume en esto: “Para que en todo tenga la preeminencia”. «En TODAS las cosas»; y entonces –y esto me maravilla; es algo que más allá de nuestro entendimiento— todo ello, el secreto del corazón eterno de Dios en su poderosa manifestación, era tener su realización dentro del corazón individual de un creyente. Y así es hasta nuestros días.


Este misterio es: «Cristo en vosotros, la esperanza de gloria». Este secreto de Dios, lo que Dios ha tenido en su corazón desde la eternidad es: «Cristo en vosotros». Quiero enfatizarlo una vez más. Este secreto estaba en el corazón de Dios desde la eternidad, para ser puesto a su tiempo en nuestros corazones. Lo que estaba en la mente de Dios desde antes de la fundación del mundo, tiene su comienzo en la recepción de Cristo en el corazón del creyente individual mediante la fe.


Pero éste no es el fin, es sólo el principio. Lo que seguirá será la Iglesia, que es su Cuerpo. Esto se ha previsto y está completo en el pensamiento eterno, pero seguirá a la recepción de Cristo por los creyentes individuales.


Pero la Iglesia que es su Cuerpo tampoco es el fin. Será el centro de otra esfera: los reinos de este mundo, las naciones que caminarán en su luz. Y entonces de nuevo, ése no será el fin, sino que se extenderá al universo entero. No sólo la humanidad glorificada, sino los ejércitos celestiales andarán en su luz.


Fragmento extractado y adaptado de “La centralidad de Cristo” de T. Austin Sparks Volumen I. Traducción: Mario Contreras T.


1 La versión Reina - Valera dice “su amado Hijo” (Nota del Traductor).