A continuación doy a conocer una noticia que me fue anunciada por un profeta del Dios altísimo, enviado desde otra ciudad a mi propio hogar, anunciándome que me preparara mucho, con oraciones, ayunos y palabra, porque muy pronto me iba a revelar algo muy grande, lo cual me fue revelado al mes siguiente.
Revelación Número 488 02 de Noviembre de 1.997.-
La Ira de Jehová
La venida de Jesús, el día del fin.
He aquí lo revelado por el Rey de Reyes y Señor de Señores.:
En la presente revelación entregada por mi señor Jesucristo, camino a casa de mi madre, el día es extraño, tenebroso, los cielos están nublados, escucho fuertes ruidos arriba en los cielos, y abajo en la Tierra, al mirar hacia arriba, veo que aparece un resplandor de luz de color celeste, las personas miran el resplandor y se alegran, les parece divertido, entretenido, luego veo que se que ese resplandor se cruza desde un extremo del cielo hacia el otro extremo, es como un relámpago, las personas se preguntan que será aquello, el resplandor se detiene un momento, lo observo fijamente, y comienzo a gritarles a las gentes, ES MI SEÑOR JESUCRISTO QUE VIENE, ES JESUS, ES JESUS, ARREPIENTANCE, ARREPIENTANCE, crean al evangelio, ACEPTEN AL SEÑOR , antes de que sea demasiado tarde, aun hay tiempo, se burlan y se ríen de lo que estoy hablando, dicen que estoy loco, que hablo puras locuras, comienzan a jugar en las calles, se divierten, le digo a mi señor Jesucristo: Señor, NO QUIREN ESCUCHAR,, vuelvo a gritarles, NO ENDUREZCAN SUS CORAZONES,, es el Señor Jesucristo que viene, es el fin, es el fin de todas las cosas. Luego veo aparecer millares de resplandores de luces, son Ángeles de Dios, quienes traen en sus manos espadas, las multitudes en las calles comienzan a dar gritos desgarradores, observo que los Ángeles se cruzan de un lugar a otro, y hacen vuelos razantes sobre la multitud de personas, gritos y mas gritos aterradores, las personas van cayendo muertas, todo se oscurece, pero puedo ver montones de cadáveres en las calles, clamo a mi Jesús, Señor, Señor cuídeme, cuídeme mi Señor, misericordia mi Jesús, luego comienza a levantarse un fuerte viento y veo acercarse un humo negro muy espeso, el cual cuando pasa sobre los sobrevivientes, estos caen muertos también, , luego observo una calle, viene avanzando un rio muy grande de sangre, arrastrando multitudes de cadáveres, lloraba mucho por todo cuanto estaba observando, escucho grandes lamentaciones, gritos desgarradores de los sobrevivientes que decían, papito, papito, donde estas, mamita, mamita donde estas, hijito, hijita, donde estas, , sigo observando el rio de sangre, cadáveres de grandes y pequeños que son arrastrados por la corriente de la sangre, luego comienza a llover torrencialmente, miro los cuerpos de los niños, para ver si mi hijo menor va en esa corriente de sangre, pero no lo veo, comienzo a llamarlo, lloraba mucho por todo cuando estaba observando.
DESPERTE llorando, y comencé a meditar en lo revelado por mi Señor Jesucristo, luego viene la voz del señor que me entrega las siguientes palabras: APOCALIPSIS CAPITULO 21.
Por la tarde me envía a una Iglesia Pentecostal, llego cuando se comienza a leer el mensaje para ese día, este fue en Apocalipsis Cap. 21.-
Revelación Número 488 02 de Noviembre de 1.997.-
La Ira de Jehová
La venida de Jesús, el día del fin.
He aquí lo revelado por el Rey de Reyes y Señor de Señores.:
En la presente revelación entregada por mi señor Jesucristo, camino a casa de mi madre, el día es extraño, tenebroso, los cielos están nublados, escucho fuertes ruidos arriba en los cielos, y abajo en la Tierra, al mirar hacia arriba, veo que aparece un resplandor de luz de color celeste, las personas miran el resplandor y se alegran, les parece divertido, entretenido, luego veo que se que ese resplandor se cruza desde un extremo del cielo hacia el otro extremo, es como un relámpago, las personas se preguntan que será aquello, el resplandor se detiene un momento, lo observo fijamente, y comienzo a gritarles a las gentes, ES MI SEÑOR JESUCRISTO QUE VIENE, ES JESUS, ES JESUS, ARREPIENTANCE, ARREPIENTANCE, crean al evangelio, ACEPTEN AL SEÑOR , antes de que sea demasiado tarde, aun hay tiempo, se burlan y se ríen de lo que estoy hablando, dicen que estoy loco, que hablo puras locuras, comienzan a jugar en las calles, se divierten, le digo a mi señor Jesucristo: Señor, NO QUIREN ESCUCHAR,, vuelvo a gritarles, NO ENDUREZCAN SUS CORAZONES,, es el Señor Jesucristo que viene, es el fin, es el fin de todas las cosas. Luego veo aparecer millares de resplandores de luces, son Ángeles de Dios, quienes traen en sus manos espadas, las multitudes en las calles comienzan a dar gritos desgarradores, observo que los Ángeles se cruzan de un lugar a otro, y hacen vuelos razantes sobre la multitud de personas, gritos y mas gritos aterradores, las personas van cayendo muertas, todo se oscurece, pero puedo ver montones de cadáveres en las calles, clamo a mi Jesús, Señor, Señor cuídeme, cuídeme mi Señor, misericordia mi Jesús, luego comienza a levantarse un fuerte viento y veo acercarse un humo negro muy espeso, el cual cuando pasa sobre los sobrevivientes, estos caen muertos también, , luego observo una calle, viene avanzando un rio muy grande de sangre, arrastrando multitudes de cadáveres, lloraba mucho por todo cuanto estaba observando, escucho grandes lamentaciones, gritos desgarradores de los sobrevivientes que decían, papito, papito, donde estas, mamita, mamita donde estas, hijito, hijita, donde estas, , sigo observando el rio de sangre, cadáveres de grandes y pequeños que son arrastrados por la corriente de la sangre, luego comienza a llover torrencialmente, miro los cuerpos de los niños, para ver si mi hijo menor va en esa corriente de sangre, pero no lo veo, comienzo a llamarlo, lloraba mucho por todo cuando estaba observando.
DESPERTE llorando, y comencé a meditar en lo revelado por mi Señor Jesucristo, luego viene la voz del señor que me entrega las siguientes palabras: APOCALIPSIS CAPITULO 21.
Por la tarde me envía a una Iglesia Pentecostal, llego cuando se comienza a leer el mensaje para ese día, este fue en Apocalipsis Cap. 21.-