¡HAY QUE IR!

21 Marzo 2002
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¿Te ha tocado que muy temprano a tu casa llegan dos personas y te preguntan que si pueden platicar contigo de la salvación del mundo?
Muchas veces les permitimos hablar y otras tantas casi les aventamos la puerta y los dejamos hablando solos.
Fíjate bien que ellos nos dan una gran lección. Salen a predicar su creencia y después vuelven otra y otra vez.
Muchos de los que nos decimos cristianos nos encanta ir al culto, nos embelesamos con la alabanza y escuchamos la palabra de Dios y si el pastor pregunta ¿crees en Cristo que murió y resucitó? Decimos ¡Amén, amén¡
Si el pastor nos hace un llamamiento corremos, levantamos las manos y hasta nos postramos.
Yo creo que Dios quiere que vengamos a su encuentro, pero también quiere que vayamos a predicar su palabra a todo el mundo.
Pero aquí también existen otros hermanos nuestros que están esperando que los manden de pastores a Japón, África o Europa.
Pero si los mandan a algún pueblito aquí fuera de la ciudad a apoyar a algún líder de célula, ponen mil pretextos para no ir.
¿ Dónde está la fe que dicen tener estos hermanos?
Muchas veces esos Cristianos que esperan ser llamados a ir a otros lugares, ni siquiera predican la palabra en su casa.
Yo les diría que su Japón o su Europa está en su casa con su esposo(a) y con sus hijos.
Empieza por tu casa y verás que con un verdadero testimonio Dios hará cosas maravillosas contigo.

Dios los bendiga.