Otros ya han hecho este trabajo de encontrar relatos de ciencia y que no es lo mismo que sabiduría por eso buscando la diferencia encontré esta pagina
Los siglos de conflicto entre la Iglesia y la ciencia parecen por momentos reconciliarse ante los puntos en común que ambas partes comparten.
La
Biblia ante todo es un libro nacido de la mente humana (no divina), donde los simbolismos abundan para referirse a pensamientos, ideas, acciones y hechos de la historia. Ciertos pasajes no se pueden tomar de manera literal, a menos que se desee correr el riesgo de malinterpretar sus palabras y darles un significado incorrecto. Esto es lo que ha generado siglos de conflictos entre el razonamiento lógico de la ciencia y la fe de los que defienden a la
Biblia como el libro sagrado más importante de la historia.
Afirmar que la
Biblia predijo o se adelantó a ciertas leyes físicas o naturales hoy comprobadas (como lo han querido ver varios de sus fanáticos más acérrimos) sería algo engañoso; sin embargo, no se le pueden restar méritos a una serie de libros escritos entre el 750 a. C. y 110 d. C. Escudriñando en sus relatos podemos encontrar ciertas frases que dan cuenta del nivel de conocimiento sobre la naturaleza y las nociones que en aquél entonces se tenían como ciertas.
Es muy probable que estemos subestimando la capacidad de los seres humanos de aquellos tiempos para hacer observaciones y comprobaciones científicas hoy ratificadas por los investigadores. Si tomamos en cuenta que la
Biblia es una obra terrenal nacida de la mente del hombre,
¿Por qué no pensar que sus autores pudieran tener conocimientos científicos y que los hayan plasmado como si fuera la palabra de Dios? Aquí algunos ejemplos:
La forma en que está suspendida la Tierra en la galaxia
Job 26:7
«Dios Cuelga a la Tierra sobre nada».
Aunque eran varias las historias que decían que la Tierra estaba sobre los lomos de un elefante o de una tortuga o sostenida sobre los brazos del gigantesco Atlas, la
Biblia ya hacía referencia a que la Tierra no se sostenía sobre nada sino que estaba suspendida en el espacio y se movía por acción de la gravedad y el Sol.
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La existencia del átomo
Hebreos 11:3
«Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía».
Muchos estudiosos de la
Biblia afirman que en las sagradas escrituras ya se hacía referencia a la partícula más minúscula de la materia conocida hasta el momento: el átomo. Sabemos que la importancia de este elemento es vital, ya que compone cada una de las moléculas del Universo. El conocimiento (o la sospecha) de que existía una sustancia pequeña e invisible que daba forma a todas las cosas ya había sido elaborada por Demócrito con anterioridad y es probable que haya sido retomada por los autores bíblicos.
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La redondez de la Tierra
Isaías 40:22
«Él es el que esta sentado sobre la redondez de la tierra…»
Durante varios siglos se tuvo la idea equivocada de que la Tierra era plana y que al final de la misma existía un borde y un abismo. Al parecer, Isaías ya tenía conocimientos sobre la redondez del planeta, que más tarde confirmarían viajeros y marinos con el avance de los siglos. Eratóstenes habría de medir su diámetro y afirmar su forma en el siglo III antes de nuestra era.
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Leyes de la naturaleza
Job 38:33
«¿Has llegado a conocer los estatutos de los cielos, o podrías tú poner su autoridad en la Tierra?»
El Universo y la naturaleza funcionan con una serie de leyes establecidas que se cumplen de manera rigurosa todos los días. A ello los humanos nos tenemos que someter por el simple hecho de vivir en ella. Estudiosos de las palabras de la
Biblia afirman que esto ya lo vaticinaba Job, al darnos a entender que nadie ni nada tiene la facultad de alterar el orden natural de las cosas: el Universo es un ente autónomo que funciona conforme a su propias leyes.
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El origen del agua y la lluvia (ciclo hidrológico)
Job 36:27, 28
«Pues él atrae hacia arriba las gotas de agua; se filtran como lluvia para su neblina, de modo que las nubes destilan, gotean sobre la humanidad abundantemente».
Hasta el siglo XVIII se pensaba que los ríos, lagos, manantiales y riachuelos se formaban gracias a corrientes subterráneas procedentes del mar. Hoy sabemos que nacen gracias a las lluvias, la nieve o el granizo que emergen de las nubes que a su vez son el resultado de la evaporación de los océanos.
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Cordilleras y montañas en el fondo del mar
Jonás 2:5-6
«Me rodearon las aguas hasta el alma, el gran abismo me envolvió, las algas se enredaron a mi cabeza. 6 descendí hasta las raíces de los montes, la tierra con sus cerrojos me ponía cerco para siempre; pero tú sacaste de la fosa mi vida, oh Señor, Dios mío».
Se cree que Jonás hablaba acerca de los montes y cordilleras que existen en las profundidades más inmensas de los océanos y que pudieron ser descubiertos sólo hasta hace algunas décadas con tecnología submarina capaz de llegar a las profundidades abismales de los mares. Pero es necesario recalcar que un libro con tantos siglos de antigüedad tras sus espaldas pudiera estar hablando de otras cosas de manera simbólica.
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La materia de la que está compuesto el ser humano
Génesis 2:7
«Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente».
Al ser parte de este mismo planeta es lógico pensar que estemos conformados de elementos o partículas propias del mismo. Científicos han confirmado que el cuerpo humano posee hasta 28 elementos que forman parte de la tierra. El polvo con el que Dios creó al hombre serían esos 28 elementos orgánicos de los que la ciencia habla.
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Movimiento de rotación
Lucas 17:34-36
«34 Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado. 35 Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra dejada. 36 Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado».
¿Sería posible que Lucas estuviera hablando acerca del movimiento de rotación de la Tierra en la que una parte queda expuesta al Sol mientras que la otra está sumida en la oscuridad? Según los estudiosos de este escrito sagrado, el simbolismo tras estas palabras es que mientras que en una parte del mundo dos mujeres están durmiendo, otras dos están trabajando a la luz de la mañana; sin embargo, no resulta del todo claro este enunciado.
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La
Biblia es uno de los libros más polémicos en la historia de la humanidad, el cual ha provocado debates y polémicas acerca de su contenido. Ya hemos visto que quizá en sus páginas pueda haber una luz de conocimiento que vaya más allá de un simple fanatismo religioso y que nos ayude a comprender la
verdad científica de una parte del mundo en el que habitamos. Cerrarse ante esta posibilidad sería negarse ante el esplendor de otra cara de la realidad.