Para sacar un tema discutido (yo creo que no debería serlo), inserto una noticia del diario Abc del jueves 27 de septiembre http://www1.abc.es/sociedad/noticia.asp?id=49380&dia=27092001
El Papa propone a la Iglesia de Armenia «caminar juntos en la unidad de la fe»
YEREVAN (ARMENIA). Juan Vicente Boo enviado especial.
La «unidad real e íntima entre la Iglesia Católica y la Iglesia de Armenia», reconocida ayer por el Papa en la catedral de Yerevan, se hizo visible cuando Juan Pablo II y Karekin II rezaron y bendijeron juntos durante una ceremonia ecuménica marcada por un clima de fraternidad. El Papa concluye hoy su viaje al primer país cristiano con una misa en el «Vaticano» de la Iglesia Apostólica de Armenia.
El modernísimo templo de Yerevan, consagrado el domingo para conmemorar el 1700 aniversario de la conversión de Armenia, es uno de los primeros signos de cambio en una capital todavía abotargada por la desidia comunista. La capacidad organizativa del Gobierno es baja, y la ceremonia ecuménica comenzó con retraso pero, al menos, la televisión nacional no perdió el enlace como sucedió el martes, cuando dejó a los espectadores con una carta de ajuste de las que se utilizaban en la primera etapa de la televisión.
El Papa rindió homenaje al fallecido patriarca Karekin I, «un gran hombre de Iglesia y un valiente campeón de la unidad de los cristianos», ante cuya tumba había dejado por la mañana una corona de flores con una cinta en que se lee «Juan Pablo II, tu amigo». Sentado junto al nuevo Katholikos, Karekin II, que comparte el mismo espíritu ecuménico, el Papa afirmó que «existe una unidad real e íntima entre la Iglesia Católica y la Iglesia de Armenia, puesto que ambas han conservado la sucesión apostólica y tienen sacramentos válidos».
Aunque en el mundo católico hay todavía mucha gente que piensa en la unidad de las Iglesias cristianas como «regreso» de todas las demás a la subordinación a Roma, el Papa subraya desde hace algún tiempo los elementos de unidad que existen ya en la práctica y asegura, como hizo ayer, que Roma no intenta imponer su uniformidad ni gobernar Iglesias que lo han hecho por sí solas desde la época apostólica.
LA IGLESIA DEL PRIMER MILENIO
En esa línea, Juan Pablo II volvió a renovar su propuesta, formulada en la encíclica «Ut unum sint», de que «los obispos y teólogos de nuestras Iglesias estudien fórmulas en las que el ministerio de Pedro pueda realizar un servicio de amor reconocido por unos y otros». Por la resistencia de unos y otros, este diálogo sobre el modo de ejercer el primado no termina de arrancar, y el Papa brindó ayer sugerencias concretas afirmando que «el ejemplo de los primeros siglos de la vida de la Iglesia nos puede guiar en esta búsqueda. Rezo ardientemente para que pueda realizarse de nuevo aquel intercambio de dones del que dio ejemplo maravilloso la Iglesia del primer milenio», cuando todos los patriarcados aceptaban el primado espiritual del obispo de Roma y, a su vez, el sucesor de Pedro aceptaba la autonomía de gobierno de cada uno de ellos para nombrar sus obispos, elegir sus patriarcas y resolver todos sus asuntos jurisdiccionales.
Desde ese punto de vista, la vuelta a la normalidad significa, sobre todo, volver al clima de afecto mutuo y de reconocimiento del obispo de Roma como «primus inter pares» y portavoz de todos los cristianos, como han propuesto ya sin complejos varias Iglesias reformadas. Juan Pablo II pidió ayer que «el recuerdo de la época en que la Iglesia respiraba «con los dos pulmones» estimule a los cristianos de Oriente y de Occidente a caminar juntos en la unidad de la fe y en el respeto a la legítima diversidad».
Volver a la normalidad fraterna es «un deber sagrado y urgente» y, como nuevo paso práctico, Juan Pablo II propuso que «hagamos juntos todo lo que no debamos hacer por separado. Trabajemos juntos por el pleno respeto a nuestras distintas identidades y tradiciones. ¡Nunca más cristianos contra cristianos! ¡Nunca más una Iglesia contra otra Iglesia!».
Gracias a la apertura de Karekin II, la visita del Papa transcurre en un clima verdaderamente fraternal. El Katholikos de todos los armenios ha insistido en tenerle como huésped en su palacio patriarcal rompiendo un tabú que todavía sufren las otras Iglesias. A su vez, la presencia de Juan Pablo II prestigia la Santa Sede de Etchmiadzin, que nunca había sido, como ahora, el centro de la atención del mundo católico.
ELOGIO DE LAS TRADICIONES
El Papa respeta los ritos, elogia las tradiciones y rinde homenaje a los lugares históricos aun a costa de un esfuerzo físico enorme. Ayer visitó el Memorial del Genocidio Armeno de 1915-16, donde rezó con Karekin II y se conmovió con el «Ave María» de Gounod interpretado por Charles Aznavour frente a la llama que recuerda el asesinato de millón y medio de sus compatriotas. Juan Pablo II plantó un árbol justo al lado del que Vladimir Putin dejó como recuerdo de su visita hace tan sólo diez días.
Esta tarde, antes de dirigirse al aeropuerto para regresar a Roma, el Papa hará un largo desplazamiento hasta el monasterio de Khor Virap, frente al majestuoso Monte Ararat, para venerar la memoria de San Gregorio el Iluminador, artífice del bautismo del rey Tiridates III y de la conversión de Armenia hace 1.700 años.
Fin de la noticia. La noticia no requiere mucho comentario por mi parte. El Papa, después de dedicar muchos esfuerzos en denunciar el comunismo, denunció los excesos de la sociedad acomodada, y ahora en los últimos años se le ve con gran decisión viajando a oriente donde intenta el mayor de sus sueños (y de todos nosotros), poner fin a un malentendido (grave, duradero, doloroso, pero malentendido), y poner fin a cientos de años viviendo de espaldas y desconfiadamente. Como ha recalcado varias veces, el cristianismo debe recordar el tiempo cuando respiraba con sus dos pulmones, oriente y occidente. Este reto del Papa le pilla ya mayor. No creo que vea sus frutos, pero el hielo ha empezado a derretirse (en el último viaje a Grecia y Oriente Medio, la mayoría del pueblo griego aprobaba su visita y su estima por el Papa subió después del viaje. Lastima que en este clima de confianza, esté el Patriarcado de Moscú todavía helado, gélido, bajo cero. Ya le llegará también la hora de derretirse). El Papa no verá una iglesia cristiana única. Puede que yo tampoco , pero se empieza a gestar. No puede acabar y no acabará este siglo que empieza igual que ha empezado. Pero, vaya, el final de siglo no lo veré.
El Papa propone a la Iglesia de Armenia «caminar juntos en la unidad de la fe»
YEREVAN (ARMENIA). Juan Vicente Boo enviado especial.
La «unidad real e íntima entre la Iglesia Católica y la Iglesia de Armenia», reconocida ayer por el Papa en la catedral de Yerevan, se hizo visible cuando Juan Pablo II y Karekin II rezaron y bendijeron juntos durante una ceremonia ecuménica marcada por un clima de fraternidad. El Papa concluye hoy su viaje al primer país cristiano con una misa en el «Vaticano» de la Iglesia Apostólica de Armenia.
El modernísimo templo de Yerevan, consagrado el domingo para conmemorar el 1700 aniversario de la conversión de Armenia, es uno de los primeros signos de cambio en una capital todavía abotargada por la desidia comunista. La capacidad organizativa del Gobierno es baja, y la ceremonia ecuménica comenzó con retraso pero, al menos, la televisión nacional no perdió el enlace como sucedió el martes, cuando dejó a los espectadores con una carta de ajuste de las que se utilizaban en la primera etapa de la televisión.

El Papa rindió homenaje al fallecido patriarca Karekin I, «un gran hombre de Iglesia y un valiente campeón de la unidad de los cristianos», ante cuya tumba había dejado por la mañana una corona de flores con una cinta en que se lee «Juan Pablo II, tu amigo». Sentado junto al nuevo Katholikos, Karekin II, que comparte el mismo espíritu ecuménico, el Papa afirmó que «existe una unidad real e íntima entre la Iglesia Católica y la Iglesia de Armenia, puesto que ambas han conservado la sucesión apostólica y tienen sacramentos válidos».
Aunque en el mundo católico hay todavía mucha gente que piensa en la unidad de las Iglesias cristianas como «regreso» de todas las demás a la subordinación a Roma, el Papa subraya desde hace algún tiempo los elementos de unidad que existen ya en la práctica y asegura, como hizo ayer, que Roma no intenta imponer su uniformidad ni gobernar Iglesias que lo han hecho por sí solas desde la época apostólica.
LA IGLESIA DEL PRIMER MILENIO
En esa línea, Juan Pablo II volvió a renovar su propuesta, formulada en la encíclica «Ut unum sint», de que «los obispos y teólogos de nuestras Iglesias estudien fórmulas en las que el ministerio de Pedro pueda realizar un servicio de amor reconocido por unos y otros». Por la resistencia de unos y otros, este diálogo sobre el modo de ejercer el primado no termina de arrancar, y el Papa brindó ayer sugerencias concretas afirmando que «el ejemplo de los primeros siglos de la vida de la Iglesia nos puede guiar en esta búsqueda. Rezo ardientemente para que pueda realizarse de nuevo aquel intercambio de dones del que dio ejemplo maravilloso la Iglesia del primer milenio», cuando todos los patriarcados aceptaban el primado espiritual del obispo de Roma y, a su vez, el sucesor de Pedro aceptaba la autonomía de gobierno de cada uno de ellos para nombrar sus obispos, elegir sus patriarcas y resolver todos sus asuntos jurisdiccionales.
Desde ese punto de vista, la vuelta a la normalidad significa, sobre todo, volver al clima de afecto mutuo y de reconocimiento del obispo de Roma como «primus inter pares» y portavoz de todos los cristianos, como han propuesto ya sin complejos varias Iglesias reformadas. Juan Pablo II pidió ayer que «el recuerdo de la época en que la Iglesia respiraba «con los dos pulmones» estimule a los cristianos de Oriente y de Occidente a caminar juntos en la unidad de la fe y en el respeto a la legítima diversidad».
Volver a la normalidad fraterna es «un deber sagrado y urgente» y, como nuevo paso práctico, Juan Pablo II propuso que «hagamos juntos todo lo que no debamos hacer por separado. Trabajemos juntos por el pleno respeto a nuestras distintas identidades y tradiciones. ¡Nunca más cristianos contra cristianos! ¡Nunca más una Iglesia contra otra Iglesia!».
Gracias a la apertura de Karekin II, la visita del Papa transcurre en un clima verdaderamente fraternal. El Katholikos de todos los armenios ha insistido en tenerle como huésped en su palacio patriarcal rompiendo un tabú que todavía sufren las otras Iglesias. A su vez, la presencia de Juan Pablo II prestigia la Santa Sede de Etchmiadzin, que nunca había sido, como ahora, el centro de la atención del mundo católico.
ELOGIO DE LAS TRADICIONES
El Papa respeta los ritos, elogia las tradiciones y rinde homenaje a los lugares históricos aun a costa de un esfuerzo físico enorme. Ayer visitó el Memorial del Genocidio Armeno de 1915-16, donde rezó con Karekin II y se conmovió con el «Ave María» de Gounod interpretado por Charles Aznavour frente a la llama que recuerda el asesinato de millón y medio de sus compatriotas. Juan Pablo II plantó un árbol justo al lado del que Vladimir Putin dejó como recuerdo de su visita hace tan sólo diez días.
Esta tarde, antes de dirigirse al aeropuerto para regresar a Roma, el Papa hará un largo desplazamiento hasta el monasterio de Khor Virap, frente al majestuoso Monte Ararat, para venerar la memoria de San Gregorio el Iluminador, artífice del bautismo del rey Tiridates III y de la conversión de Armenia hace 1.700 años.
Fin de la noticia. La noticia no requiere mucho comentario por mi parte. El Papa, después de dedicar muchos esfuerzos en denunciar el comunismo, denunció los excesos de la sociedad acomodada, y ahora en los últimos años se le ve con gran decisión viajando a oriente donde intenta el mayor de sus sueños (y de todos nosotros), poner fin a un malentendido (grave, duradero, doloroso, pero malentendido), y poner fin a cientos de años viviendo de espaldas y desconfiadamente. Como ha recalcado varias veces, el cristianismo debe recordar el tiempo cuando respiraba con sus dos pulmones, oriente y occidente. Este reto del Papa le pilla ya mayor. No creo que vea sus frutos, pero el hielo ha empezado a derretirse (en el último viaje a Grecia y Oriente Medio, la mayoría del pueblo griego aprobaba su visita y su estima por el Papa subió después del viaje. Lastima que en este clima de confianza, esté el Patriarcado de Moscú todavía helado, gélido, bajo cero. Ya le llegará también la hora de derretirse). El Papa no verá una iglesia cristiana única. Puede que yo tampoco , pero se empieza a gestar. No puede acabar y no acabará este siglo que empieza igual que ha empezado. Pero, vaya, el final de siglo no lo veré.