Dios te bendiga rafael7.
No sé Rafa, pero le comento uno impresión que tengo. Me da la ligera impresión que usted quiere querernos, que hay algo (o quizá alguien) en su corazón que le está pidiendo que nos dé cabida y amor a nosotros sus pretendidos "hermanos" católicos... déjelo salir! "En el atardecer de la vida seremos examinados en el amor" decía un gran cristiano (católico por cierto), no se perderá usted por amar. Además recuerdo que usted es de los que cree en SSS, pues ya! ámenos! ore por nosotros!
Quisiera comentar algo para que más o menos vea por donde andan las cosas por aquí.
Desde que el cristianismo fue reconocido oficialmente por allá por el principio de los años 300 hubo cristianos a los que no les agradó la unión con el paganismo y decidieron emigrar "a las afueras" y nació el monasticismo cristiano, esa corriente siempre ha estado con nosotros los católicos. Y mire, reconozco la "unción" que tienen algunos de sus predicadores y cantautores, pero jamás he visto cosas escritas como las que han salido de estos monasterios. Y el caso no es el monasterio, porque algunos hombres vivieron fuera de ellos y permanecieron evangélicamente firmes y también expresaron el Evangelio con una fuerza y pureza tremenda, como el caso de Francisco de Asís o Buenaventura, en medio de las mismas irregularidades, pecados, vicios, abusos y mentiras entre las que vivió Lutero. El Evangelio y la Primacía de Cristo entre los católicos nunca se ha visto en jaque siquiera y mucho menos aislado. Que hay momentos en la historia en los que hemos pasado por crisis, sobre todo nuestro clero, sí, es cierto, siempre nos envía el Señor Franciscos y Wojtylas para que nos animen.
Una última cosa que quisiera comentarle, que para mi es de vital importancia es lo siguiente: "Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite"(Hebreos 6, 1-3) Nuestra Iglesia es antigua, y durante muchos años proclamó abierta y enérgicamente un anuncio kerygmático, en algunos momentos se les apagaban los ánimos, pero el Señor volvía y les enviaba "profetas" que la sacudían. Pero lo que quiero decirle es que en un momento La Iglesia entendió que el mundo estaba evangelizado y se dedicó a catequizarlo, y la obra de Cristo a la que se le dió más importancia fue a la Santificación, y ante Lutero se reafirmó esta tendencia, Lutero pensó que debía volverse al anuncio básico, y habían al igual que él muchos que le apoyaban y querían lo mismo, el resto es historia. Pero desde Erasmo de Rotterdam, pasando por Teresita de Lisieux, Juan XXIII y llegando a Teresa de Calcuta no se ha extinguido aquí el anuncio de la Primacía de Cristo y el llamado de regreso al Evangelio puro.
Respecto a lo de la idolatría, ciertamente la hay en algunos "católicos" algunas comunidades que se dedican a la santería juran que son católicos, y muchas viejitas "católicas" visitan sus brujitos y andan con resguardos por si acaso. Estamos trabajando por eso, ayúdenos con su oración.
Respecto a María y los santos reconocidos tendríamos que tratar algunos puntos, pero como no lo haremos sepa, que al menos, doctrinalmente se nos enseña que la obra de Cristo es perfecta, completa y suficiente, que incluso nuestra santificación la dirige El, pero que en esta parte cooperamos nosotros y esto la Iglesia constantemente nos lo recuerda para que nos espavilemos. No es más que eso.
"En la tarde de esta vida, compareceré delante de ti con las manos vacías, pues no te pido, Señor, que lleves cuenta de mis obras. Todas nuestras justicias tienen manchas a tus ojos. Por eso yo quiero revestirme de tu propia Justicia y recibir de tu Amor la posesión eterna de Ti mismo. No quiero otro trono ni otra corona que Tú mismo, Amado mío...
A tus ojos, el tiempo no es nada, y un solo día es como mil años. Tú
puedes, pues, prepararme en un instante para comparecer delante de ti...
A fin de vivir en un acto de perfecto amor, yo me ofrezco como
víctima de holocausto a tu Amor misericordioso, y te suplico que me
consumas sin cesar, haciendo que se desborden sobre mi alma las
olas de ternura infinita que se encierran en ti, y que de esa manera llegue
yo a ser mártir de tu amor, Dios mío...
Que ese martirio, después de haberme preparado para comparecer
delante de ti, me haga por fin morir, y que mi alma se lance sin demora al eterno abrazo de tu Amor misericordioso..." (Teresita de Lisieux)
En el Amor de Jesús.
Gabaon.