Para entender la salvación, el ser salvo y la vida eterna, debemos entender la condenación y que o quienes se condenan.
"Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas."
Esta es la definición dada por Juan, donde claramente nos describe a los que se condenan, los cuales aman las tinieblas y sus obras son malas.
Pero Jesús es más específico:
"De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida."
Estas palabras nos indican a los que se condenan y estos son los que no escuchan las palabras de Jesús y no le creen al Padre que le envió, a los cuales describe como "muertos".
Los muertos a los que hace referencia Jesús, son todos aquellos cuya alma no ha sido redimida del pecado pues no solo en su carne mora el pecado, sino que su alma está muerta a causa de éste.
Ahora...la condenación de la carne, no determina la condenación del alma, pues ésta puede morar en un cuerpo de muerte, pero ser liberada de la muerte y de la condenación, por haber creido y confesado a Cristo como su salvador.
¿En que se diferencian los condenados de los salvos?
Los condenados andan conforme a su carne y siguen en el pecado que mora en ella.
Los salvos andan conforme a su espíritu a pesar de seguir dentro de un cuerpo condenado a muerte por el pecado que mora en él.
¿Y como hace o sabe el salvo que anda conforme a su espíritu?
simplemente porque en él y nada mas que en el se da este misterio:
"El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios."
El Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios cuendo mora en nosotros, y si mora en nosotros es porque hemos aceptado la salvación por parte de Cristo.
Queda claro que los que no tienen al Espíritu Santo, no pueden andar coforme a us espíritu, sino conforme a su carne, y al estar esta condenada a muerte, ellos también son condenados con ella.
Dios los bendice!
Greivin.
"Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas."
Esta es la definición dada por Juan, donde claramente nos describe a los que se condenan, los cuales aman las tinieblas y sus obras son malas.
Pero Jesús es más específico:
"De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida."
Estas palabras nos indican a los que se condenan y estos son los que no escuchan las palabras de Jesús y no le creen al Padre que le envió, a los cuales describe como "muertos".
Los muertos a los que hace referencia Jesús, son todos aquellos cuya alma no ha sido redimida del pecado pues no solo en su carne mora el pecado, sino que su alma está muerta a causa de éste.
Ahora...la condenación de la carne, no determina la condenación del alma, pues ésta puede morar en un cuerpo de muerte, pero ser liberada de la muerte y de la condenación, por haber creido y confesado a Cristo como su salvador.
¿En que se diferencian los condenados de los salvos?
Los condenados andan conforme a su carne y siguen en el pecado que mora en ella.
Los salvos andan conforme a su espíritu a pesar de seguir dentro de un cuerpo condenado a muerte por el pecado que mora en él.
¿Y como hace o sabe el salvo que anda conforme a su espíritu?
simplemente porque en él y nada mas que en el se da este misterio:
"El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios."
El Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios cuendo mora en nosotros, y si mora en nosotros es porque hemos aceptado la salvación por parte de Cristo.
Queda claro que los que no tienen al Espíritu Santo, no pueden andar coforme a us espíritu, sino conforme a su carne, y al estar esta condenada a muerte, ellos también son condenados con ella.
Dios los bendice!
Greivin.