GRACIA BARATA
Peligro... evangelio tibio....
No poco revuelo periodístico causó la consumación de la primer unión civil homosexual en la ciudad de Buenos Aires, según la Ley Nº 1004 aprobada por la Legislatura porteña el mes de diciembre de 2002. Opiniones a favor y en contra del hecho dieron colorido a un interesante abanico de expresiones bien diferenciadas, que han demostrado una vez más la diversidad ideológica que nos caracteriza como nación libre y regida por un sistema democrático.
En el ámbito religioso vienen sucediéndose diversos hechos a nivel mundial y local que pregonan el blanqueamiento de una situación existente desde hace años: la homosexualidad dentro de las filas del clero protestante. Ejemplos lamentables de esto se dieron a conocer en las últimas semanas, cuando la Iglesia Unida de Australia aprobó nombrar clérigos homosexuales y lesbianas, y en Inglaterra en la Iglesia Anglicana casi se nombra como obispo a un pastor que reconoció públicamente haber mantenido relaciones sexuales con un hombre durante 27 años. Y esto es apenas el comienzo de una creciente agenda homosexual que desea instaurarse dentro de las filas de la Iglesia Evangélica en los cinco continentes, relativizando los preceptos bíblicos sobre la sexualidad y la moral cristianas. [font=Arial, Helvetica, sans-serif]Es cierto, como pregonó esta semana cierto sector evangélico surgido de la Reforma Protestante en el siglo XVI, que la promulgación de leyes que permiten la igualdad de derechos para las uniones civiles de personas de distintas orientaciones sexuales implica un ejercicio de la democracia, entendiendo esta como el marco de referencia que permita el pleno desarrollo de la libertad de cada ciudadano. También es verdad que la Iglesia debe ser una comunidad de fe que reciba a todas las personas sin discriminación alguna, manteniendo en todo momento una actitud pastoral hacia las necesidades humanas más profundas. [/font]
[font=Arial, Helvetica, sans-serif]Sin embargo, esta línea de pensamiento conlleva un peligro subyacente que responde a desviaciones teológicas y fallas morales en el carácter de los líderes religiosos de nuestro tiempo, y es el hecho de caer en el error de pretender "cristianizar" la cultura sin transformarla, buscar tolerar al prójimo tranquilizando su conciencia sin perseguir el cambio profundo de la personalidad mediante la transformación positiva de su vida a través del Evangelio de Jesucristo. [/font]
[font=Arial, Helvetica, sans-serif]El pastor y teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer, ejecutado por el régimen nazi en Flossenburg en 1945 por oponerse al genocida Hitler, escribió en su libro "El Precio de la Gracia" que "la gracia barata es el enemigo mortal de nuestra Iglesia. En esta Iglesia de la gracia barata el mundo encuentra un velo barato para cubrir sus pecados, de los que no se arrepiente y de los que no desea liberarse. Por esto, la gracia barata es la negación de la palabra viva de Dios, es la negación de la encarnación del Verbo de Dios. La gracia barata es la justificación del pecado y no del pecador. Es la predicación del perdón sin arrepentimiento, el bautismo sin disciplina eclesiástica, la eucaristía sin confesión de los pecados, la absolución sin confesión personal. La gracia barata es la gracia sin seguimiento de Cristo, la gracia sin cruz, la gracia sin Jesucristo vivo y encarnado". [/font]
[font=Arial, Helvetica, sans-serif]Por otra parte, Bonhoeffer contrapone la gracia barata con la gracia cara, que "es el evangelio que siempre hemos de buscar, son los dones que hemos de pedir, es la puerta a la que se llama. Es cara porque llama al seguimiento, es gracia porque llama al seguimiento de Jesucristo; es cara porque le cuesta al hombre la vida, es gracia porque le regala la vida; es cara porque condena al pecado, es gracia porque justifica al pecador. Sobre todo, la gracia es cara porque ha costado cara a Dios, porque le ha costado la vida de su Hijo". [/font]
[font=Arial, Helvetica, sans-serif]También esta semana se ha repetido hasta el hartazgo la famosa frase: "Dios ama al pecador pero odia al pecado". En este sentido el destacado profesor bautista Culbert G. Rutenber escribió que "debemos dar una mirada más cuidadosa a esta frase. Afortunadamente hay una verdad maravillosa expresada en esa frase. Pero a veces es extendida más allá de los límites válidos. Es una verdad parcial, porque el pecador y su pecado no pueden estar nítidamente separados. El pecador, en un sentido muy real, existe en y por medio de sus actitudes y acciones. El pecador a quien se ama es la persona que se dio al pecado, y el pecado odiado es el pecado al que esta persona simplemente le dio expresión. El pecado y el pecador están entretejidos y no pueden ser separados". [/font]
[font=Arial, Helvetica, sans-serif]El punto central que divide a las iglesias protestantes históricas de las iglesias evangélicas bíblicas es la interpretación del mensaje del Nuevo Testamento. Mientras que aquellas relativizan ciertas enseñanzas apostólicas y contemporizan la Palabra de Dios, estas abogan por la conversión del individuo, el fortalecimiento de la familia y la construcción (casi utópica) de una sociedad humana signada por la fe, la esperanza y el amor. [/font]
[font=Arial, Helvetica, sans-serif]No en vano John Stott, pastor y conferencista de fama internacional, señaló hace unos años que aunque el dilema del "homosexual es complicado y doloroso, Jesucristo le ofrece (de hecho, a todos) fe, esperanza y amor: la fe para aceptar sus normas, junto con la gracia para guardarlas; la esperanza para levantar la mirada más allá del sufrimiento presente a la gloria futura; el amor para cuidarnos y apoyarnos los unos a los otros". [/font]
[font=Arial, Helvetica, sans-serif]Aquellos que nos identificamos con una fe cristocéntrica vemos con profunda tristeza que hay personas que tuercen la verdad bíblica de acuerdo a diversos intereses creados, tal como indica el pasaje de Isaías 5.20-23: "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos, los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!"[/font]
[font=Arial, Helvetica, sans-serif]Creemos necesario afirmar, pues, que la Iglesia Evangélica necesita replantear su misión a la luz de la Biblia y de los desafíos contemporáneos que presenta la vida humana. Al igual que Rutenber también consideramos que "las iglesias necesitan ser evangelizadas porque en ellas hay miembros que nunca han tenido un encuentro personal con Jesucristo. Pero hay un sentido más profundo por el cual las iglesias deben ser evangelizadas. ¿Por qué? Porque en las vidas de sus miembros hay áreas no evangelizadas". [/font]
[font=Arial, Helvetica, sans-serif]La promoción indiscriminada de la gracia barata, que no busca transformar al individuo en cristiano sino tranquilizar su conciencia, dará como fruto una iglesia sin Cristo, totalmente estéril para llevar a cabo el cumplimiento de la misión del Evangelio en nuestra generación[/font]
SALUDOS
PROFETA_GIO
