Antes que me censuren, quiero dejar esta oración a la cual me adhiero firmemente, escrito por dos pastores, yo también soy un cristiano fuera de control no quiero la religión de antaño, ni la de la nueva era. Quiero esa religión de todos los tiempos perteneciente al reino de DIOS, mi identidad fundamental es la de ser un discípulo de Jesús que vive en Cristo. Amen
> Fuera de control <
Antes estaba enganchado al control, pero ahora soy un discípulo que
está fuera de control. Le he dado mi control a Dios. Confío y obedezco a Su Espíritu. Me he bajado de la verja, he cruzado la raya, he dicho basta.
No miraré atrás, ni miraré a mí alrededor, ni disminuiré la velocidad, ni me apartaré, ni tiraré la toalla, ni me callaré. Es la vida contra corriente, fuera de la caja, del otro lado del muro, el juego de la vida que se juega sin límites, excepto: "Hágase Tu voluntad..."
No estoy aquí para complacer a la cultura dominante. Vivo para
complacer a mi Señor y Salvador. Mi sentido del gusto ha pasado de efervescente a espumoso del fuego al hielo. Muchas veces soy llamado a romper los esquemas, otras veces a ser franco. No me des la religión de antaño. Ni la de la nueva era. Dame esa religión de todos los tiempos que es tan sólida como una roca y tan suave como la nieve.
He dejado de intentar hacer que la vida funcione
y he empezado ha intentar que la vida cante.
Ya no quiero vivir por y para nada sino que todo huela a Dios,
centrado en Cristo, y dirigido por el Espíritu. No puedo ser
comprado por ninguna personalidad ni por ningún ánimo, posición o premio.
No me daré por vencido, aunque puedo someterme a una mente abierta,
a la humildad de corazón, y a la generosidad del espíritu.
Al enfrentar la adversidad no me aguanto, sino que me mantengo firme,
corro en ella, oro en ella, sacrifico en ella, y permanezco en ella de hecho haré cualquier cosa menos aguantar. Mi rostro mira hacia arriba, mis pies caminan hacia delante, mis ojos están enfocados, mi dirección nublada, mis rodillas gastadas, mi asiento sin arrugas, mi corazón cargado, mi espíritu ligero, mi camino estrecho, mi misión amplia.
No seré seducido por la popularidad, traducido por la crítica,
travestido por la hipocresía, trivializado por la mediocridad.
No me echaré atrás, no disminuiré, no pararé, ni defraudaré hasta que
haya predicado todo, enseñado todo, sanado todo o hasta que sea arrancado de la misión que Dios ha confiado a los miembros de la Iglesia que esta fuera del control de este mundo... desatar a los confinados, sin importar si son pisoteados o pisoteadores, dominados o dominadores. Mi identidad fundamental es la de ser un discípulo de Jesús que vive en Cristo, que no camina por la historia simplemente "en sus pisadas", sino que busca viajar más
profundamente en Su Espíritu.
Hasta que Él vuelva otra vez o me llame a casa, me podrás encontrar
llenando el tiempo, no matándolo, para que un día él me escoja
de entre la fila de todas las épocas como alguien que le pertenece.
Y entonces... habrá merecido la pena todo... al escuchar estas palabras, las palabras más preciosas que jamás podré escuchar: "Muy Bien mi buen siervo y fiel discípulo fuera de control".
Ya no me pertenezco, sino que soy tuyo. Ponme donde Tu quieras, Al
lado de quien quieras. Ponme en algún sitio para hacer... Para sufrir. Déjame ser empleado por ti O ser apartado para ti. Exaltado por ti, O Humillado para ti.
Déjame estar lleno Déjame estar vacío. Déjame tener todas las cosas,
Déjame no tener nada. Y ahora Padre, tú eres mío y yo soy tuyo. Que así sea.
Y que este pacto que hago en la tierra, sea ratificado en el cielo.
Amén
> Fuera de control <
Antes estaba enganchado al control, pero ahora soy un discípulo que
está fuera de control. Le he dado mi control a Dios. Confío y obedezco a Su Espíritu. Me he bajado de la verja, he cruzado la raya, he dicho basta.
No miraré atrás, ni miraré a mí alrededor, ni disminuiré la velocidad, ni me apartaré, ni tiraré la toalla, ni me callaré. Es la vida contra corriente, fuera de la caja, del otro lado del muro, el juego de la vida que se juega sin límites, excepto: "Hágase Tu voluntad..."
No estoy aquí para complacer a la cultura dominante. Vivo para
complacer a mi Señor y Salvador. Mi sentido del gusto ha pasado de efervescente a espumoso del fuego al hielo. Muchas veces soy llamado a romper los esquemas, otras veces a ser franco. No me des la religión de antaño. Ni la de la nueva era. Dame esa religión de todos los tiempos que es tan sólida como una roca y tan suave como la nieve.
He dejado de intentar hacer que la vida funcione
y he empezado ha intentar que la vida cante.
Ya no quiero vivir por y para nada sino que todo huela a Dios,
centrado en Cristo, y dirigido por el Espíritu. No puedo ser
comprado por ninguna personalidad ni por ningún ánimo, posición o premio.
No me daré por vencido, aunque puedo someterme a una mente abierta,
a la humildad de corazón, y a la generosidad del espíritu.
Al enfrentar la adversidad no me aguanto, sino que me mantengo firme,
corro en ella, oro en ella, sacrifico en ella, y permanezco en ella de hecho haré cualquier cosa menos aguantar. Mi rostro mira hacia arriba, mis pies caminan hacia delante, mis ojos están enfocados, mi dirección nublada, mis rodillas gastadas, mi asiento sin arrugas, mi corazón cargado, mi espíritu ligero, mi camino estrecho, mi misión amplia.
No seré seducido por la popularidad, traducido por la crítica,
travestido por la hipocresía, trivializado por la mediocridad.
No me echaré atrás, no disminuiré, no pararé, ni defraudaré hasta que
haya predicado todo, enseñado todo, sanado todo o hasta que sea arrancado de la misión que Dios ha confiado a los miembros de la Iglesia que esta fuera del control de este mundo... desatar a los confinados, sin importar si son pisoteados o pisoteadores, dominados o dominadores. Mi identidad fundamental es la de ser un discípulo de Jesús que vive en Cristo, que no camina por la historia simplemente "en sus pisadas", sino que busca viajar más
profundamente en Su Espíritu.
Hasta que Él vuelva otra vez o me llame a casa, me podrás encontrar
llenando el tiempo, no matándolo, para que un día él me escoja
de entre la fila de todas las épocas como alguien que le pertenece.
Y entonces... habrá merecido la pena todo... al escuchar estas palabras, las palabras más preciosas que jamás podré escuchar: "Muy Bien mi buen siervo y fiel discípulo fuera de control".
Ya no me pertenezco, sino que soy tuyo. Ponme donde Tu quieras, Al
lado de quien quieras. Ponme en algún sitio para hacer... Para sufrir. Déjame ser empleado por ti O ser apartado para ti. Exaltado por ti, O Humillado para ti.
Déjame estar lleno Déjame estar vacío. Déjame tener todas las cosas,
Déjame no tener nada. Y ahora Padre, tú eres mío y yo soy tuyo. Que así sea.
Y que este pacto que hago en la tierra, sea ratificado en el cielo.
Amén