Fruto del Testimonio/Doctrina Santa Cena/Gloria mundana

18 Noviembre 1998
1.442
0
En ocasiones en este foro se han conocido testimonios de diversa naturaleza e intención, por un lado los testimonios cristianos que solamente exaltan y dan la Gloria a Dios y a Su Cristo, de los cuales y por causa del Espíritu que anima a los cristianos sujetos a La Palabra de Dios, encuentran seguridad de que lo que leen efectivamente es agradable a Dios, en el Señor Jesucristo, y que indefectiblemente producirá frutos.

Por otra parte están los testimonios planificados y diseñados para acarrear y acumular gloria mundana, ya sea sobre los hombres o una organización religiosa en particular. En ocasiones resulta patético verificar la insistencia y, porqué no decirlo, la soberbia y contradicción del sistema religioso romano que se trasluce en los escritos de sus prosélitos, al intentar validar sus experiencias y enseñanzas en la ignorancia de los que pudieran darles algún crédito. Sin lugar a dudas, algunos logran ser engañados por estas enseñanzas organizadas y dirigidas a las personas que se fían de los hombres, y que en su propia opinión son aceptables como si fuesen real y verdaderamente piadosas. ¡El Señor los libre de su error y extravío!

Pero, el testimonio verdaderamente cristiano produce fruto dulce y no amargo como los que están orientados y planificados para glorificar los sistemas religiosos y a quienes los sostienen, sobre el fundamento de enseñanzas probadamente torcidas y muchas veces, deliberadamente opuestas a la Palabra de Dios. Principalmente, la dulzura del fruto se verifica en la enseñanza recta y la educación verdaderamente cristiana, donde su base fundamental, el Evangelio del Señor Jesucristo, se refleja con claridad y el Espíritu Santo da testimonio verdadero de ello, produciendo de esta manera en el hombre cristiano la firmeza del carácter, la valentía y lealtad en las cosas, que Dios en Su Perfecta Gracia y Misericordia, ha considerado adecuadas revelar a los suyos.

Considerando lo anterior más adelante se presenta una parte de la obra de tres hombres cristianos, de gran carácter y valentía, dos teólogos y un príncipe, cuya obra viene a ser verdadero fruto del testimonio.

Fruto dulce y agradable al Señor. Fruto del Espíritu Santo que animaba a estos hombres en épocas difíciles, cuando la persecución y el fuego diabólico propiciado desde la roma apostata los amenazaba sin misericordia. Fruto de recta enseñanza, que pisoteando y avergonzando a la perversidad y maldad sistemática de roma, a trascendido los siglos y que aun muchos hombres disfrutan de su dulzura, rectitud y glorificación de la Palabra de Dios.

Aparte del prefacio y la introducción, a continuación de estas, se ha seleccionado lo correspondiente a la Enseñanza Cristiana de la Santa Cena, por causa de que en otras aperturas de este foro, se ha presentado testimonio que intenta glorificar y validar como verdad cristiana, el ritualismo de la eucaristía romana y de quienes sostienen y alientan dichas prácticas, asunto que el mundo cristiano, principalmente el europeo, resolvió hace muchos años exponiendo abiertamente el extravío del sistema romano católico.



EL CATECISMO DE HEILDELBERG (ref. 1)


El año de 1982, la fundación editorial de literatura reformada, (Stichting Uitgave Reformatorische Boeken), realizó la tercera edición en castellano de una importante joya literaria de la reforma, el llamado : Catecismo de Heidelberg.

Advertencia

El Catecismo de Heidelberg celebró en el año [2000, el 437] aniversario de su publicación.

Apareció por primera vez en el año 1563 en alemán por iniciativa de Federico III, príncipe elector del palatinado. A partir de entonces se ha utilizado como libro de enseñanza en las iglesias reformadas de muchos países del mundo.

Es por ello de sumo interés el que pueda aparecer ahora de nuevo en su IV centenario en español; y además en una edición cotejada con el original alemán y con la traducción latina y que incluya también los textos de las Sagradas Escrituras, sobre las cuales está fundamentada la doctrina de las iglesias reformadas.

Desde la aparición de este manual muchas generaciones han aprendido de él, por la Gracia de Dios, la doctrina de la Verdad de los apóstoles y profetas. El Señor se preparó para sí, en muchos lugares, un pueblo dócil dispuesto a seguir su llamamiento: "Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder" para pelear la batalla de la verdad". (Salmo 110:3)

En muchas iglesias se predica todavía la Palabra de Dios todos los domingos de acuerdo a los párrafos dominicales de este catecismo. El propósito original era que todo el libro se explicase en las predicaciones en el periodo de un año. De ahí su distribución en 52 domingos, ordenados en 129 preguntas directas, sus respuestas y referencia en La Palabra de Dios . El catecismo debe utilizarse para educar a la juventud de la iglesia, formando así para el futuro hombres y mujeres que conozcan y amen al Señor según las Escrituras, para que también el pueblo de Dios de habla castellana, esté firme como columna y baluarte de la verdad (1Tim.3.15). Deseamos que esta edición puede servir para ello.


PREFACIO

Vivimos en un tiempo que se distingue notablemente por la falta de un conocimiento profundo del pasado histórico de nuestra fe. Esta enfermedad o falta de nuestro tiempo se manifiesta de una manera clara en toda la cristiandad, pero especialmente en la de occidente. Se respira un ambiente como si se quisiera romper con el pasado y todo lo que en el sucedió.

El hombre que se dice cristiano quiere abrirse nuevos caminos en el campo religioso procurando olvidar el pasado, apoyándose asimismo en aquel versículo de Juan 15:12 en el que se nos relatan las palabras de nuestro Señor Jesucristo "Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros" , sin tener en cuenta que estas palabras fueron dirigidas, sola y exclusivamente, a aquellos que aman y sirven de todo corazón a Dios, procurando cumplir en todo lo posible sus mandamientos, y en especial, guardando la pureza de la doctrina.

Con esta idea equivocada de lo que es el amor cristiano que nos manda nuestro Señor, se quiere extender hoy en día la opinión de que no deben existir ya más luchas y diferencias religiosas. No es que nosotros queramos mantener estas luchas y diferencias, eso no. ¡cuánto mejor serían que no hubiesen existido nunca ni existiesen ahora tampoco¡ Pero lo que no podemos tolerar es que quieran hacer desaparecer estas luchas y diferencias a costa de la verdad y pureza del Evangelio, que es la Palabra de Dios.

La desvalorización y poca consideración de la lucha por la pureza de la verdad en el pasado, tiene como consecuencia la disminución del discernimiento del hombre verdaderamente cristiano. Y una vez que se ha introducido ya en la cristiandad moderna esta desvalorización y poca consideración por la obra de Dios a través de los siglos pasados, para salvar repetidas veces los restos fieles de la iglesia apóstata, una vez introducido este modernismo, lo único que se puede esperar de la cristiandad es una caída paulatina en el error y en el culto voluntario, (Col.2:23; Mat.15:9) hasta convertiste en una apostasía completa.

Otro resultado a cosechar de este modernismo cristiano, es la poca comprensión por aquellos mártires que en siglos pasados supieron entregar sus vidas llenos sus corazones de aquella fe santa y pura que solamente la Palabra de Dios, la Biblia, puede dar al hombre.

Sin esta fe firme en las promesas divinas no hubiesen ellos podido soportar nunca tal carga. Esta no fue solamente la muerte, sino también la persecución, el hambre, el exilio, la cárcel, etc., siendo estas cosas muchas veces más pesadas y menos deseables que la primera. ¡Cuan poco piensa la generación moderna en el sufrimiento de sus antepasados creyentes¡

Nuestra generación no considera un privilegio el sufrir por causa de la verdad del Evangelio. No así el apóstol Pedro en su primera carta (1Pe.4:12-19) cuando dice:

" Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su Gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois, bienaventurados, porque el Glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos Él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entrometerse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿Cuál será el fin de aquellos, que no obedecen al Evangelio de Dios? Y si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien".

El cristiano moderno no quiere ser molestado ni sufrir, cree que puede servir a Dios haciendo las cosas según su propia manera de pensar (culto voluntario) y no según la Voluntad Divina, no dándose cuenta del gran error en que se halla, y del privilegio de que a sí mismo se priva siguiendo las inclinaciones de su corazón orgulloso.

Nuestro propósito al editar este libro es dar a conocer, en especial al pueblo llamado cristiano, algo de la lucha habida en el siglo dieciséis por la verdad de Dios, y su gran obra en muchos corazones, la cual fue destruida en España, ampliando así el conocimiento histórico de muchos creyentes acerca de la obra de Dios en la historia.

Nuestra intención no es hacer resaltar los nombres de aquellos que sufrieron por una causa tan noble, sino hacer ver con claridad que a pesar de todas las luchas y dificultades que Satanás intentó e intenta poner en el camino para evitar el crecimiento de la semilla Santa, ahogándola por completo, al menos aparentemente, guardada, protegida y avivada por Dios vuelve a germinar llevando nuevamente fruto.

Procuremos los cristianos actuales poner solamente la mira en Dios y en sus promesas apartándonos de toda clase de culto voluntario, sirviendo al Señor con la misma fe con que le sirvieron nuestros antepasados.

Nuestro propósito no es tampoco fomentar el odio contra aquellos que persiguieron a los fieles hijos de Dios. Esto lo dejamos a la voluntad del Señor, que es quien juzga justamente (Romanos 12:19). Lo que sí deseamos alcanzar, como ya hemos dicho, es un conocimiento más amplio de la obra de Dios en la iglesia a través de los siglos por parte de la cristiandad moderna. Principalmente la de habla hispana.

Sírvase el Señor emplear esta obra para edificación de su iglesia en los pueblos de habla castellana.


INTRODUCCIÓN

El príncipe elector del Palatinado, Federico III el piadoso, nacido en 1515, recibió la investidura del Palatinado en 1559 y residía en Heildelberg. Su palabra favorita, "Señor según tu voluntad", era el fundamento de su vida.

Fiel partidario de la reforma, y convencido íntimamente de la verdad evangélica, quiso instruir al pueblo en ella, y encargó en el año 1562 a dos catedráticos de la universidad de Heildelberg que compendiasen la doctrina del Evangelio en un catecismo.

Estos teólogos eran Zacarías Ursino, nacido en 1534 en Breslau, y Gaspar Oleviano, que nació en 1536 cerca de Tréveris. Pronto conquistó este catecismo gran reputación; de tal manera, que fue aceptado como confesión oficial de la Iglesia Reformada; mas no fue menor la enemistad que se levantó contra esta joya de la Iglesia Evangélica.

Se esparció el rumor que el emperador de Alemania trataba de quitar a Federico III en la dieta de Ausburgo, en 1566, la dignidad de elector; su propio hermano le aconsejó que no fuese allá por que lo querían decapitar; pero el no se dejó intimidar, sino que confesó con gran energía y valor su fe.

Una larga lista de acusaciones contra Federico III fue leída en la dieta. El pidió un cuarto de hora de tiempo para meditar. Luego dio ante el Emperador y la dieta aquella memorable respuesta:

"Todavía me afirmo en la misma opinión y convicción, como he declarado claramente a vuestra majestad imperial; a saber: Que no reconozco en las cosas de la conciencia y de la fe más que un Señor, que es Señor de todos los señores y Rey de todos los reyes; y por lo tanto digo, que no se trata de una gorra llena de carne (aludiendo a la amenaza de que le decapitarían), sino de lo que concierne al alma y a su salvación, que me ha sido confiada por el Señor y Salvador Jesucristo, y estoy obligado y pronto a guardársela. Por lo tanto, no puedo conceder a vuestra majestad imperial el derecho a mandar sobre ella, sino sólo a Dios que me ha creado.

En cuanto al catecismo, confieso que lo sostengo, y está él mismo de tal manera robustecido en el margen con razones tomadas de las Santas Escrituras, que se ha de mantener, y con la ayuda de Dios y según mi esperanza también en el porvenir se mantendrá firme.

Por lo demás, me consuelo con aquella confianza que nuestro Señor y Salvador Jesucristo me ha dado a mí y todos sus fieles, al hacernos la promesa segura de que todo lo que he de padecer por su honra o por su nombre, me será devuelto en aquel mundo cien veces. Y con esto me despido en toda obediencia a vuestra majestad imperial".


Esta magnifica confesión causó una impresión tan poderosa, que varios príncipes se acercaron a él y tomaron su partido, y uno dijo en alta voz:

" ¿Porque atacáis a esta príncipe? Es mas piadoso que todos nosotros". Así pudo volver sin daño a sus estados, los que gobernó muchos años en paz y prosperidad.

Escuchemos aún algunas palabras de este príncipe constante y piadoso:

" Doy gracias a mi buen Dios, que me ha enseñado a orar; y así cuando digo: Padre nuestro, que estás en los cielos, estoy seguro que soy su hijo, y heredero de todos los bienes espirituales que Cristo ha ganado a sus fieles por su muerte y resurrección. No me los puede quitar ni el diablo, ni el infierno, ni el mundo, ni hombre alguno; así soy edificado sobre la verdadera piedra del ángulo, de la cual dice Pablo: "Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo"

El más precioso regalo que este príncipe confesor, a riesgo de su cabeza, ha legado a los cristianos es El catecismo de Heidelberg.

Preguntas Seleccionadas: (ref. 2)


De la Santa Cena de Nuestro Señor


Pregunta 77:


¿Dónde prometió Cristo que él alimentará y nutrirá a los creyentes con Su Cuerpo y Su Sangre, tan ciertamente como comen de este pan fragmentado y beben de esta copa?

Respuesta:
En la institución de la Santa Cena, cuyas palabras fueron (a): "El Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan, y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el Nuevo pacto en Mi Sangre: haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.Así, pues todas las veces que comiereis este pan y bebiereis de esta copa, la muerte del Señor anuncias hasta que Él Venga" (b)

Pablo repite esta promesa cuando dice: "La copa de bendición que bendecimos, ¿No es la comunión de la Sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿No es la comunión del Cuerpo de Cristo?" .Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel pan (c).

(a) Mt. 26:26-28; Mc. 14:22-24; Lc. 22:19-20
(b) 1Cor. 11:23-26
(c) 1Cor. 10:16-17


Pregunta 78:
El pan y el vino, ¿Se convierten substancialmente en el mismo Cuerpo y Sangre de Cristo?


Respuesta::
De ninguna manera (a), pues como el agua del Bautismo no se convierte en la Sangre de Cristo, ni es la misma ablución de los pecados (que lave los pecados por sí misma), sino solamente una señal y sello de aquellas cosas que nos son selladas en el Bautismo (b), así también el pan de la Cena del Señor no es el mismo Cuerpo (c) aunque, de acuerdo con la naturaleza y el uso de los sacramentos (d), es llamado el Cuerpo de Cristo.

(a) Mt. 26:29
(b) Ef. 5:26; Tit. 3:6
(c) 1Cor. 10:16, 11:26
(d) Gn. 17:10-11; Ex 12:11-13; 13:9; 1Cor. 10:3-4.

Pregunta 79:
¿Por qué llama Cristo al pan Su Cuerpo y a la copa Su Sangre, o el Nuevo pacto en Su Sangre, y por qué el Apóstol Pablo llama al pan y al vino la comunión del cuerpo y sangre de Cristo?


Respuesta::
Cristo no habla así sin una razón poderosa, y no solamente para enseñarnos que, así como el pan y el vino sustentan la vida corporal, su cuerpo crucificado y su sangre derramada son la verdadera comida y bebida que alimentan nuestra alma para la vida eterna (a), sino más aún, para asegurarnos, por estas señales y sellos visibles, que por obra del Espíritu Santo somos participantes de Su Cuerpo y Sangre tan cierto como que tomamos estos sagrados símbolos en Su Memoria y por la boca del cuerpo (b); así también que su pasión y obediencia son tan ciertamente nuestras, como si nosotros mismos en nuestra persona hubiéramos sufrido la pena y satisfecho a Dios por nuestros pecados.

(a) Juan 6:55
(b) 1 Co.10:16


Pregunta 80:
¿Qué diferencia hay entre la Cena del Señor y la misa papal?


Respuesta::
La Cena del Señor nos testifica que tenemos remisión perfecta de todos nuestros pecados por el único Sacrificio de Cristo, que Él mismo cumplió en la cruz una sola vez y para siempre (a); también que por el Espíritu Santo estamos incorporados a Cristo (b), el cual no está en la tierra según su naturaleza humana, sino en los cielos a la Diestra de Dios Su Padre (c), donde quiere ser adorado por nosotros (d).

La misa enseña que los vivos y los muertos no tienen la remisión de los pecados por la sola Pasión de Cristo, a no ser que cada día Cristo sea ofrecido por ellos por mano de los sacerdotes; enseña también que Cristo está corporalmente en las especies de pan y vino, y , por tanto que ha ser adorado en ellas. Por lo tanto, el fundamento propio de la misa no es otra cosa que una negación del único sacrifico y pasión de Jesucristo y una idolatría maldita. (e)


(a) Heb. 10:10 -12;7:26-27; 9;12-25; Jn. 19:30; Mt. 26:28; Lc. 22:19
(b) 1 Cor. 10:16 - 17; 6:17
(c) Jn. 20:17; Col. 3:1; Heb. 1; 8:1
(d) Mt. 6:20 - 21; Jn. 4:21; Lc. 24:52; Hch. 7:55; Col. 3:1; Flp. 3:20; 1 Tes. 1:10
(e) Heb. 9:26; 10:12 -14


En Cristo
Rogelio

Ref.
(1) "El Catecismo de Heildelberg; enseñanza de la Doctrina Cristiana". Zacarías Ursino y Gaspar Oleviano. Publicado en alemán en 1563. Tercera edición en castellano (1982) realizada por Fundación Editorial de Literatura Reformada "Stichting Uitgave Reformatorische Boeken", Rijswijk (Z.H.) Países Bajos.

(2) Idem. Páginas 40 y 41.
 
Excelente aporte Rogelio, recordándonos lo que expresa el Catecismo de Heidelberg, basado 100% en la Palabra de Dios. Sin añadidos humanos.

Mucha cíta bíblica, como debe de ser, la Palabra ANTE TODO.


Bendiciones en Cristo


Maripaz
 
Efectivamente hermana Maripaz, la Palabra de Dios ante todo, sin añadidos humanos, magia, ni filosofía escolástica aristotélica. :eek:


¡Recibe un gran abrazo en El Señor Jesucristo¡


En Cristo
Rogelio
 
Como complemento al mensaje inicial, se cita a continuación la introducción que hace la Iglesia Presbiteriana de EUA, al Catecismo de Heidelberg en su Constitución y Libro de Confesiones. (ref. 1)

El Catecismo de Heildelberg

La reforma no fue un movimiento singular. Al poco tiempo después que Martín Lutero anunció sus 95 tesis, otros movimientos de reforma surgieron por toda Europa. A la vez que el pensamiento luterano se movía hacía le sur por el río Neckar, el pensameinto Reformado se movía hacia el norte desde Suiza.

Ambas escuelas de pensamiento se confrontaron en Heildelberg, sitio de la universidad más antigua en Alemania y la capital de la provincia conocida como el Palatinado. La tensión entre luteranos y los cristianos Reformados era intensa. Puesto que los cristianos Reformados no creían en la presencia real y corpórea de Cristo en el pan y el vino, los luteranos creían que estaban profanando la Santa Cena.

Federico príncipe elector, tratando de poner fin ala controversia, le pidió a dos personas de Heildelberg, Zacarías Ursinos profesor de teología, y Gaspar Olevianus, predicador de la ciudad, que prepararan un catecismo aceptable a ambos grupos. Revisaron un catecismo que Ursinus había escrito, utilizando su bosquejo y cerca de noventa de sus preguntas y respuestas. El catecismo fue completado en 1562 y publicado en enero de 1563.

El Catecismo de Heildelberg comienza con dos preguntas concernientes a nuestro consuelo en la vida y en la muerte. El conocimiento de que nuestro único consuelo es Cristo Jesús enmarca el resto del catecismo. Cada una de sus tres partes corresponde a una línea de Romanos 7:24 y 25, donde Pablo dice: "¡Miserable de mí! ¿quién me librara de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor Nuestro". Así, las preguntas del 3-11 tratan acerca de nuestro pecado y culpabilidad, las preguntas del 12 - 85 tratan de la forma en que Dios en Jesucristo nos libera, y las preguntas 86 - 129 tratan acerca de la forma en que expresamos nuestra gratitud a Dios por la Redención.

Cada pregunta del catecismo es personal, dirigida a "ti." Cada respuesta está escrita en lenguaje Bíblico. El tono del catecismo es conciliador, pues no refleja la controversia que causó su origen. Su teología es de atractivo universal, y Evangélica, presentando el Evangelio de Jesucristo.

Este documento proveyó la base para la coexistencia pacifica entre los luteranos y los cristianos Reformados negando que el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre verdadera de Cristo y afirmando que "por esta señal visible y promesa...compartimos en Su Cuerpo y Sangre verdadera a través del Espíritu Santo."

La influencia del Catecismo de Heildelberg en la predicación y la enseñanza de la Iglesia sigue presente en Alemania, Austria, Holanda, Hungría, partes de Europa Oriental, Escocia (ref. 2), Canadá y los Estados Unidos. ""

En Cristo
Rogelio


Ref.

(1) "Constitución de la Iglesia Presbiteriana (EUA)" Parte I, Libro de Confesiones. 1995. Editado por la Oficina de la Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana.

(2) Apertura en este foro: "Doctrina Santa Cena/ La Confesión Escocesa/Semilla y Fruto en Buena Tierra"