Por eso Isaías, poniendo los nombres de Cristo, entre otros pone el de consejero: porque previó por el Espíritu Santo que Cristo venía como nuestro consejero a aconsejarnos el camino de la perfección.
Muchos son los que estudian para saber, y esta es una curiosidad. Algunos estudian para ser renombrados y considerados sabios, y esta es una vanidad. Otros estudian para ganar, y esta es una avaricia. Otros estudian para obrar, y esta es caridad, pero estos son pocos
No encontramos que Cristo llorase por sus penas, sino más bien por nuestros pecados, mostrándonos con esto que no se deben llorar los males de la pena, sino los de la culpa.
Puesto que Cristo en la cruz observó todos los mandamientos, y cumplió e hizo entender todas las profecías, y cumplió todas las promesas referidas a Él hechas a los santos patriarcas y profetas, y puso en obra lo que predicó; y por tanto, quien bien lo estudia, fácilmente entiende toda la Biblia.
Cristo visitó al hombre enfermo con tanto amor, que quiso enfermar y morir para curarlo. Por eso Él tomó todas nuestras enfermedades y todas nuestras miserias.
He aquí aquél que no tiene pecado y ha querido ser considerado pecador; pero nosotros soberbios queremos ser pecadores, pero no ser considerados tales
Los justos que pertenecen a la ciudad de arriba, viven como peregrinos aquí abajo. Pero los enemigos de Dios, fugados de la ciudad de arriba, consideran a este mundo como su habitáculo
Nadie puede decir que peca por ignorancia; ya que, como dice san Agustín, toda la vida de Cristo en la tierra fue enseñanza para nuestros pecados y nuestras conductas; y ya no pecamos más sino cuando buscamos lo que Cristo rechazó y rechazamos lo que Cristo eligió.
No seas de voluntad inicua y pueril, diciendo: Dios más ama a mi prójimo que a mí; porque a él lo deja hacer lo que quiera y a mí si lo ofendo me azota inmediatamente. Pero más bien alégrate de esto, porque es signo de que Él te ama y te tiene por hijo, y quiere darte la herencia de vida eterna; y a aquellos que perdona en este mundo, los castigará en la eternidad”
Por lo tanto, si no recibiese la corrección de Dios, sería signo de que no sería hijo legítimo de Dios; porque Él azota a todo hijo que recibe a su servicio.
La angustia penetrante de la desilusión en cada cosa de este lado de la eternidad no hace más que crear un descontento con este mundo y empujarnos a desear más a Dios mismo.