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"De la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;
arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe,
así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias".
Colosenses 2:6-7.
Formación es una palabra muy empleada hoy día
en todas las esferas de la actividad humana.
No es de extrañar, pues todo cambia tan rápido
que es necesario actualizarse constantemente.
En lo espiritual también necesitamos formarnos,
y la constante meta de Dios es la formación de cada creyente.
En efecto, él tiene un objetivo muy preciso para nosotros:
que seamos "hechos conformes a la imagen de su Hijo"
(Romanos 8:29).
No se debe confundir 'formación' con 'información'.
No nos basta tener una buena información
sobre las verdades contenidas en la Biblia,
ni discernir las perfecciones de Jesús
tal como los evangelios nos las presentan;
es necesario que apliquemos todo esto
a nuestra vida cotidiana; es lo que significa: "andad en él".
Este aprendizaje empieza el día de nuestra conversión
y, normalmente, a medida que progresamos,
nos arraigamos en el Señor Jesús,
de tal manera que crece nuestro parecido con él.
Esto proseguirá hasta el fin de nuestra vida.
¡Tan perfecto es el modelo!
Nuestra responsabilidad está comprometida en ese proceso:
si aceptamos con sumisión la prueba que Dios nos dispensa,
aprovechamos la formación que él quiere darnos para nuestro bien.
Al aceptar su voluntad, progresamos en el conocimiento de Dios,
obtenemos de ello un gran gozo
y podemos rendirle acciones de gracias y alabanzas.
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
Fraternalmente en Cristo
Mario Contreras T.
Aguas Vivas • Chile
www.aguasvivas.cl
"De la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;
arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe,
así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias".
Colosenses 2:6-7.
Formación es una palabra muy empleada hoy día
en todas las esferas de la actividad humana.
No es de extrañar, pues todo cambia tan rápido
que es necesario actualizarse constantemente.
En lo espiritual también necesitamos formarnos,
y la constante meta de Dios es la formación de cada creyente.
En efecto, él tiene un objetivo muy preciso para nosotros:
que seamos "hechos conformes a la imagen de su Hijo"
(Romanos 8:29).
No se debe confundir 'formación' con 'información'.
No nos basta tener una buena información
sobre las verdades contenidas en la Biblia,
ni discernir las perfecciones de Jesús
tal como los evangelios nos las presentan;
es necesario que apliquemos todo esto
a nuestra vida cotidiana; es lo que significa: "andad en él".
Este aprendizaje empieza el día de nuestra conversión
y, normalmente, a medida que progresamos,
nos arraigamos en el Señor Jesús,
de tal manera que crece nuestro parecido con él.
Esto proseguirá hasta el fin de nuestra vida.
¡Tan perfecto es el modelo!
Nuestra responsabilidad está comprometida en ese proceso:
si aceptamos con sumisión la prueba que Dios nos dispensa,
aprovechamos la formación que él quiere darnos para nuestro bien.
Al aceptar su voluntad, progresamos en el conocimiento de Dios,
obtenemos de ello un gran gozo
y podemos rendirle acciones de gracias y alabanzas.
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
Fraternalmente en Cristo
Mario Contreras T.
Aguas Vivas • Chile
www.aguasvivas.cl