!FELIZ NAVIDAD!

22 Enero 2000
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EL NACIMIENTO DE JESUS

Tan definitivas son las palabras que designan a Belén, pequeño poblado de Judea, como el lugar de su nacimiento, como las que declaran que el Mesías nacería del linaje de David. Parece que nunca hubo diversidad de opinión entre los sacerdotes, escribas o rabinos sobre el asunto, ni antes del gran acontecimiento, ni después. Belén, a pesar de ser pequeño y casi sin importancia en lo concerniente a trafico y comercio, gozaba de doble estimación entre los judíos por ser el sitio donde había nacido David, así como del lugar del cual habría de venir el Mesías esperado. Maria y José vivían en Nazaret de Galilea, muy lejos de Belén de Juda; Y en la época a que nos estamos refiriendo, se acercaba rápidamente la maternidad de la virgen.

En eso días llego un decreto de Roma, en el cual se ordenaba un empadronamiento del pueblo en todos los reinos y provincias qué eran tributarios del imperio. El mandato era de aplicación general, pues disponía que todo el mundo fuese empadronado. El empadronamiento de los súbditos romanos tenia por objeto formar una base, de acuerdo con la cual se podrían determinar las contribuciones de los distintos pueblos.

Este censo particular fue el segundo de tres empadronamientos generales de la misma naturaleza que, según los historiadores, ocurrieron en intervalos de aproximadamente viente años. De haberse efectuado el censo de la manera romana acostumbrada, cada persona se habría empadronado en el sitio que residía, mas la costumbre judía respetada por la ley romana, exigía el empadronamiento en las ciudades o pueblos que las familias respectivas declaraban como el lugar de su origen. En lo que respecta a que si era estrictamente mandataria esta exigencia de cada familia se registrase en la ciudad de sus antepasados, no es de incumbencia particular para nosotros; El hecho es que José y Maria fueron a Belén, la ciudad de David, para inscribirse de acuerdo con el decreto imperial.

El pequeño pueblo se encontraba lleno de gente en esa época, lo mas probable por motivo de la multitud que había llegado para dar cumplimiento al decreto de referencia. Como consecuencia, José y Maria no pudieron hallar un hospedaje mas deseable y tuvieron que conformarse con las condiciones de un campo improvisado, como ante lo habían hecho viajeros sin numero, y como desde ese día lo han hecho innumerables personas, en esa región y en otras partes. No tenemos razón para considerar estas circunstancias como evidencia de pobreza extremada, no cabe duda que causo inconveniencias, pero no constituyo prueba concluyente de grave aflicción o sufrimiento. Fue mientras se hallaba en esta situación que Maria la virgen dio a luz a su primogénito, el Hijo del Altísimo, el Unigénito del Padre Eterno, Jesús el Cristo.

De las circunstancias consiguientes al nacimiento, pocos son los detalles que nos son dados. No nos es dicho el tiempo que transcurrió entre la llegada de Maria y su esposo a Belén y el nacimiento. Bien pudo haber sido la intención del evangelista que escribió la historia, referirse a los asuntos netamente de interés humano con cuanta brevedad lo permitiera la narración de los hechos, a fin de que los incidentes sin importancia no ocultaran no sobrepujaran la verdad central. Todo lo que hallamos en las Escrituras del propio nacimiento es la siguiente: “Y aconteció que estando estos allí, se cumplió los días de su alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón'.

Contrastan vivamente la sencillez y brevedad de la narración bíblica con su escasez de detalles incidentales, y la acumulación de circunstancias fabricadas por la imaginación de los hombres, la mayoría de las cuales ningún apoyo tiene en la historia, y en muchos respectos son plenamente incongruentes y falsos. En un asunto de tanta trascendencia de los hechos, y los comentarios imaginativos de historiadores, teólogos y escritores de novelas, así como también las rapsodias emocionantes de poetas y fantasía artísticas labradas, ora con cincel, ora con pincel.

Desde el principio de su existencia, Belén había sido la morada de gente que se dedicaba principalmente a ocupaciones pastorales y agrícolas. Por lo que sabe del pueblo y sus alrededores, es congruente hallar que al tiempo del nacimiento del Mesías, que fue en la primavera del año, había rebaños en los campos, así de día como de noche, bajo el solicito cuidado de sus apacentadores. Fue a un grupo de estos humildes pastores que se comunico la primera proclamación de que el Salvador había nacido. La historia dice sencillamente: ' Había pastores en la misma región que velaban y guardaban las vigilias dela noche sobre sus rebaños. Y fue aquí, se les presento un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeo de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel, les dijo: No temáis, porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto es servirá de señal: Hallareis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: !Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres'.

Nunca jamás había comunicado un ángel, ni recibido hombre alguno, nuevas de tan magna importancia: nuevas de gran gozo reveladas a pocos, por cierto, a los mas humildes de la tierra; Nuevas que estaban destinadas a extenderse entre todos los pueblos. No solo hay una grandeza sublime en el cuadro, sino una autoridad divina en el mensaje; y el punto culminante es algo que los pensamientos del hombre nunca jamás habrían podido concebir: la aparición repentina de una multitud de los ejércitos celestiales cantando, a oídos seres humanos, el más breve, más congruente y más verdaderamente completo de todos los himnos de paz jamás entonadas por un coro de mortales o de espíritus. !Que consumación tan anhelada! !En tierra paz! Pero ¿cómo puede la puede haber sino por la preservación de la buena voluntad para con los hombres? ¿Y en que forma podría tributarse mas eficazmente gloria en las alturas a Dios?


Los confiados y sencillos guardianes de las ovejas no habían pedido una señal o confirmación; su fe obro al unísono con la comunicación celestial; Y sin embargo, el ángel les dio una señal, como él la llamo, para orientarlos en su búsqueda. Sin esperar mas, se dieron prisa para ir porque dentro de su corazón creían, y más aun, sabían; por tanto, determinaron: 'Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado'. Hallaron al Niño en el pesebre, y cerca de Él a su madre y a José y habiendo visto, salieron y testificaron de la verdad concerniente al Niño. Volvieron a sus rebaños, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto.

Se encierra un significado tan profundo como la conocían que todos deben sentir al leer la afirmación, al parecer parentética del evangelista: !Pero Maria guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón!'. Es evidente que la gran verdad concerniente a la persona y misión de su Hijo divino aun no sé desenvolvia por completo en su mente. Todo el conjunto de acontecimientos, desde la salutación de Gabriel hasta el testimonio reverente de los pastores concernientes al anuncio del ángel y las huestes celestiales, constituía en su mayor parte un misterio apara aquella inmaculada madre y esposa.

El Niño nació judío; la madre era judía y Jose, el padre según la ley, era judío. Eran pocos los que sabían acerca de la verdadera paternidad del Niño, quizás en esa época solo Maria y José y posiblemente Elisabet y Zacarías; Y mientras se crió, el pueblo lo conoció como el hijo de José. Se dio fiel cumplimiento a los requisitos de la ley en todos los asuntos perteneciente al Niño. A los ocho días de edad fue circuncidado. Como era exigido a todo niño varón que nacía en Israel; y al mismo tiempo recibía como prenda terrenal el nombre que se había preescrito en la anunciación. Fue llamado Jesús, que interpretado significa Salvador; nombre legalmente suyo, pues vino para salvar al pueblo de sus pecados.

Parte de la ley dada a los israelitas en el desierto por conducto de Moisés, que continuo en vigor con el correr de los siglos, se refería a la manera en que habían de proceder las mujeres después de dar a luz. De conformidad con lo requerido, Maria permaneció apartada cuarenta días después del nacimiento de su Hijo: entonces ellas y su esposo llevaron al niño para presentarlo delante del Señor, como estaba prescrito para el primer varón nacido en toda familia. Es manifiestamente imposible que todas estas presentaciones pudiesen haberse efectuado en el templo, porque muchos judíos vivían a grandes distancias de Jerusalem; Sin embargo, la regla era qué los padres presentasen a sus hijos en el templo cuando fuera posible. Jesús nació a unos ocho o nueve kilómetros de Jerusalem, y por consiguiente, fue llevado al templo para la ceremonia de la exención del rescate que se aplicaba al primogénito de todos los israelitas, con excepción de los hijos de Levi. Se tendrá presente que los hijos de Israel habían sido libertados de la esclavitud de Egipto al acompañamientos de señales y maravillas. Por motivo de que Faraón repetidas veces se negó a dejar ir al pueblo, los egipcios fueron heridos con plagas, una de las cuales fue la muerte del primogénito en todo el país, salvo únicamente entre el pueblo de Israel. Para recordar esta manifestación de poder se exigió a los israelitas que apartasen a sus primogénitos para el servicio del santuario. Subsiguientemente, el Señor dio instrucciones de que todos los varones de la tribu de Levi quedasen consagrados para ese servicio especial, en lugar del primogénito de toda tribu; Mas con todo, aun se consideraba que él, hijo mayor era del Señor en particular, y era menester eximirlo formalmente del requisito anterior de servio mediante el pago de un rescate.

Con respecto a la ceremonia de la purificación, a toda madre le era requerido llevar un cordero de un año para holocausto y una tórtola como ofrenda para el pecado; pero en ocasiones de que una mujer no pudiese llevar un cordero, podría ofrendar dos palomas o tórtolas. Nos enteramos de las circunstancias humildes de José y Maria porque llevaron la ofrenda menos costosa, es decir, dos tórtolas o palomas en lugar de una ave y un cordero.

Entre los israelitas y devotos había algunos que a pesar del tradicionalismo, el rabinismo y a la corrupción sacerdotal, aun vivían con una esperanza justa de confianza inspirada, aguardando pacientemente el consuelo de Israel. Uno de estos era Simeón, que por esos días moraba en Jerusalem. Por el poder del Espíritu Santo, había obtenido la promesa de que no degustaría la muerte hasta qué hubiese visto al Cristo el Ser en la carne. impelido por el Espíritu fue al templo al día de su presentación de Jesús, y reconoció en el Niño al Mesías prometido. Al momento de comprender que la esperanza de su vida había llegado a una gloriosa consumación, Simeón tomo al Niño reverentemente en sus brazos y con la sencilla pero inmortal elocuencia se confunden la acción de gracias, resignación y alabanza: 'Aleluya Señor, despedís a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual ha preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel'. Entonces bajo la influencia del espíritu profético, Simeón hablo de la grandeza de la misión del niño y de la angustia que la madre tendría que soportar por causa de Él, la cual seria a semejanza de una espada que traspasaría su alma.

El testimonio del Espíritu concerniente a la divinidad de Jesús no se concreto a este hombre. En esos días se hallaba en el templo una mujer pía de grande edad, Ana, profetisa que se había dedicado exclusivamente al servicio de la santa casa; Y ella, inspirada de Dios, reconoció a su Redentor y testifico de Él a todos los que la rodeaban. Tanto José como Maria se maravillaron de las cosas que se decían del Niño, y parece que aun no llegaban a comprender la majestad de Aquel que había venido ellos por medio de una milagrosa concepción y tan asombroso acontecimiento.

En una fecha anterior a la presentación de Jesús en el templo, aunque no nos es dicho si transcurrió mucho o poco tiempo, posiblemente unos días, tal vez semanas o unos meses después, Herodes rey de Judea, fue grandemente turbado, junto con los habitantes de Jerusalem en general, al oír que había nacido un Niño profetizado, el cual estaba destinado a ser Rey de los Judíos. Herodes supuestamente era adherente de la religión de Juda, aunque por nacimiento era idumeo, descendiente de los hijos de Edom o Esau, todos los cuáles eran aborrecidos por el pueblo judío; Y de entre los idumeos, nadie era odiado mas enconadamente que Herodes el rey. Era tiránico y despiadado, y no perdonaba al amigo o enemigo del cual; sospechaba de ser un estorbo posible a sus designios ambiciosos. Había hecho asesinar cruelmente a su esposa y varios de sus hijos, así como a otros de sus parientes; y había hecho matar a casi todos los miembros del gran concilio nacional o sanedrín. Su reinado se distinguió por crueldades repugnantes y pasiones desenfrenadas; y solo se contenía a alguna empresa cuando amenazaba el peligro de encenderse una rebelión nacional o tenia miedo de incurrir en el desagrado de su amo imperial, el emperador romano.

Las noticias del nacimiento de Jesús llagaron a oídos de Herodes de esta manera: Ciertos hombres, ha quienes se a dado el nombre de magos, llegaron a Jerusalem desde tierras lejanas, preguntando: ‘¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?' Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a saludarle’. Herodes hizo reunir a todos ‘los principales sacerdotes y los escribas del pueblo’, y les requirio que les dijesen, según los profetas, donde habría de nacer Cristo. ‘Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así esta escrito por el profeta: y tu Belen, de la tierra de Juda, no eres la mas pequeña entre los principes de Juda: porque de ti saldra un guiador, que apacentara a mi pueblo Israel’.

Herodes mando llamar en secreto a los magos y los interrogo sobre el origen de su información, y particularmente con referencia al tiempo en que había aparecido la estrella, a la cual atribuían tanto significado. Entonces los envió a Belén diciendo: ‘Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño, y cuando le halléis hacédmole saber, para que yo también vaya y le adore’.

Mientras se alejaban de Jerusalem, para emprender la ultimas parte de su viaje de búsqueda e investigación, ‘se regocijaron con muy grande gozo’, porque de nuevo se hizo visible la estrella que habían visto en el oriente. Hallaron la casa donde vivían Maria, su esposo y el Niño, y al reconocer al Infante Real,’postrándose lo adoraron; Y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, inciencio y mirra’. Habiendo en esa forma realizado gloriosamente el objeto de su peregrinación, estos devotos y sabios viajeros se dispusieron para volver a casa; y habría pasado por Jerusalem para informar al rey de acuerdo con su solicitud, pero siendo ‘avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino’.

Mucho se ha escrito concerniente a la visita de los magos, que en la forma ya indicada buscaron y hallaron al niño, pero sin que la autoridad de la Escrituras lo justifique. De hecho, no tenemos información respecto de su país, nación o familia; no nos es dicho ni aun cuantos eran, aunque la tradición desautorizada nos ha designado como ‘los tres reyes magos’, y hasta les han dado nombres; Mientras que en la Escrituras, la única narración verdadera que de ellos existen, permanece incógnitos y pudieron haber sido dos o varios. Se ha intentado identificar la estrella, cuya aparición en el cielo oriental había asegurado a los magos que el Rey había nacido, pero la astronomia no proporciona una información satisfactoria. Los interpretes, así antiguos como modernos han relacionado la aparición de la estrella con la profecía de Balaam. , El cual, aunque no siendo israelita, bendijo a Israel, y por inspiración divina predijo: ’Saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantara cetro de Israel’. Por otra parte, como ya se ha indicado, el nacimiento de una estrella nueva fue una señal, predicha, aceptada y reconocida por los pueblos del mundo occidental como testimonios del nacimiento del MESIAS.


Lucas 2:1-40.
Mateo 1:18-25, 2:1-12.
Núm. 24:17.
 
DTB INFINITO


AMEN!!!
Y FELIZ NAVIDAD.
Su mensaje es de una belleza INFINITA


Fraternalmente en XTO y Maria de su hno. karolusin
 
Saludos Karolusin!

Gracias por tus comentarios. Tambien te deseo un Feliz Navidad!

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Un fraternal abrazo.

infinito