Dios los bendiga.
Felices los que saben reírse de sí mismos,
porque nunca terminarán de divertirse.
Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrita,
porque evitarán muchos problemas.
Felices los que saben dormir y descansar sin buscar excusas,
porque llegarán a ser sabios.
Felices los que saben escuchar y callar,
porque aprenderán cosas nuevas.
Felices los que están atentos a las necesidades de los demás sin sentirse indispensables,
porque serán distribuidores de alegría.
Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y con tranquilidad las grandes,
porque irán lejos en la vida.
Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio,
poque su camino será a pleno sol.
Felices los que piensan antes de actuar y oran antes de pensar,
porque se enfrentarán en paz a lo imprevisible.
Felices ustedes si saben callar y sonreír cuando se les quita la palabra, se los contradice o son atacados,
porque es señal de que el Evangelio comenzó a penetrar en sus corazones.
Felices sobre todo ,ustedes, si saben reconocer al Señor en todos los que encuentran, entonces habrán hallado la paz y la verdadera caridad.
Este escrito es atribuido a Tomás Moro, mártir del s. XVI.
Dios los bendiga.
Felices los que saben reírse de sí mismos,
porque nunca terminarán de divertirse.
Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrita,
porque evitarán muchos problemas.
Felices los que saben dormir y descansar sin buscar excusas,
porque llegarán a ser sabios.
Felices los que saben escuchar y callar,
porque aprenderán cosas nuevas.
Felices los que están atentos a las necesidades de los demás sin sentirse indispensables,
porque serán distribuidores de alegría.
Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y con tranquilidad las grandes,
porque irán lejos en la vida.
Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio,
poque su camino será a pleno sol.
Felices los que piensan antes de actuar y oran antes de pensar,
porque se enfrentarán en paz a lo imprevisible.
Felices ustedes si saben callar y sonreír cuando se les quita la palabra, se los contradice o son atacados,
porque es señal de que el Evangelio comenzó a penetrar en sus corazones.
Felices sobre todo ,ustedes, si saben reconocer al Señor en todos los que encuentran, entonces habrán hallado la paz y la verdadera caridad.
Este escrito es atribuido a Tomás Moro, mártir del s. XVI.
Dios los bendiga.