. EXCELENCIAS DE LA SANTA MISA 11))La Santa Misa da fuerzas al alma para [COLOR=#1B8EDE !important]batallar contra los enemigos. Perdona los pecados veniales. Mitiga el aguijón de la carne y aumenta la castidad. Acrecienta el fervor de la caridad. Da valor para sufrir cosas adversas y llena el alma de todas las virtudes.(Sto. Tomás de [COLOR=#1B8EDE !important]Aquino |
).[/COLOR] 2)2)El que oye devotamente la Santa Misa y está exento de pecado mortal (pues las obras realizadas en enemistad con Dios son muertas o no merecedoras de premios de vida eterna), merece más que si hiciera una costosa y muy sacrificada peregrinación, (como en siglos pasados), por todo el mundo y diese todos sus [COLOR=#1B8EDE !important]bienes a los pobres (San Bernardo).[/COLOR] 3)3)Si uno, cuando asiste o celebra la Santa Misa, reflexiona sobre su valor infinito y en consecuencia, tiene formal intención de glorificar con ella lo más posible a Dios, mediante el ofrecimiento del Sacrificio de Jesucristo, que es el mayor mérito que el de todos los mártires juntos, merece más que si ayunara a pan y agua todo un año y que si se azotara hasta derramar toda la sangre de sus venas y rezara 300 veces el Salterio. (San Alberto Magno). 4)4)Quien asiste devotamente a la Santa Misa alcanza grandes auxilios para no caer en pecado mortal, y si la oye entera cada día, no le faltará el alimento o sustento necesario para su cuerpo. (San Agustín) |
5) Es el Sufragio mas eficaz para los difuntos según lo demostró el caso de una hermana de San Vicente Ferrer, llamada Francisca, que murió y su alma se apareció [COLOR=#1B8EDE !important]al Santo, revelándole que había sido sentenciada a sufrir en el Purgatorio hasta el día del Juicio Final, pero que, como enseguida San Vicente le aplicase las 30 misas Gregorianas, volvió a aparecérsele al concluirlas, para agradecerle tan poderosísimo sufrió, en virtud del cual Dios le perdonaba todas sus penas y volaba ya gloriosísima al cielo.[/COLOR] 6) Mas vale una Misa oída en vida, cuando todavía podemos con ella aumentar enormemente nuestros méritos y la correspondiente Gloria Eterna, que mil misas que ha favor de la misma persona se aplicaran, sin ya méritos propios de esta, después de su muerte (San[COLOR=#1B8EDE !important]Anselmo).[/COLOR] 7) Mas honra a Dios una sola Misa , sobre todo si en ella Comulgamos con la expresa intención de amar, mediante Cristo, infinitamente al Altísimo, es decir, de vivir por Cristo como Cristo vive en el Padre (Jn. 6, 53-56, Ef. 4,13; 3,19) que todas las demás obras no revalorizadas con la Eucaristía, por fervorosas que sean ( [COLOR=#1B8EDE !important]Beato P. La Colombiere)[/COLOR] 8) El Santo Sacrificio de la Misa, al quedar Dios por él desagraviado de nuestros pecados merecedores de castigo contra la salud, etc., Es en cierto modo [COLOR=#1B8EDE !important]equivalente, a [COLOR=#1B8EDE !important]medicina[/COLOR] para sanar enfermedades (San Cipriano)[/COLOR] 9) Si una mujer embarazada asiste a Misa siempre y cuando ello le sea posible, tomándose un poquito de molestia como mayor se la tomó la Virgen al viajar a Belén para dar a luz allí al Redentor, podrá obtener grandes auxilios en los dolores de su parto. (San [COLOR=#1B8EDE !important]Beda el Venerable). [/COLOR] |
10) Todos los días dijo San Gregorio en que uno oiga devotamente la Santa Misa podrá esperar fundamentalmente verse libre o preservado de Muy grandes males o peligros, de alma y de cuerpo a semejanza de como los Israelitas se libraron del Ángel Exterminador, porque untaron sus puertas con la Sangre del Cordero Pascual, símbolo de Jesucristo, verdadero Cordero de Dios que quita los pecados del mundo; mereciendo al mismo tiempo una muerte feliz, ya que el Señor reveló a Santa Matilde “En verdad te digo que quien devota y diligentemente en gracia de Dios, asista a Misa, le enviaré para su consuelo y defensa, y para cortejo [COLOR=#1B8EDE !important]autorizado para su alma en la jornada, tantos nobles palaciegos de mi gloria entre mis Santos, cuantas misas tenga así oídas en la tierra”. La Eucaristía Diviniza las buenas obras. Supongamos que vamos al Templo no para admirar obras de arte, sino para visitar y[COLOR=#1B8EDE !important]adorar[/COLOR] a Jesús Sacramentado, (rezándole algunos Padre Nuestro, o el Rosario o haciéndole compañía durante alguna hora Santa, etc.), Pero teniendo la intención de unirnos a El, por El, y con El, en unidad y por virtud del Espíritu Santo, amar, desagraciar y glorificar hasta lo último al Eterno Padre, ¿que sucede entonces? Se cumple infaliblemente lo que el Señor reveló a M. María de Santa Cecilia (1897-1929), diciéndole “cada vez que un alma se une a Mi, para glorificar a mi Padre, le da por mi medio una gloria infinita”, aclarando además a Sor Josefa Menendez que mediante el[COLOR=#1B8EDE !important]ejercicio[/COLOR] de la Hora Santa, muy en consecuencia de lo que venimos deduciendo “Se hace a Dios Padre reparación infinita en unión y por medio de Jesucristo su “Divino Hijo”, repercutiendo ello necesariamente en elevadísimos méritos y gloria eterna a favor de aludidas almas eucarístico-reparadoras. (Jn.17,20-26; Ef.4,13; Ef.3,19;Apoc. 3,21).[/COLOR] |