Ancianos, supervisores (obispos) y guías
Aparte del apostolado, hay sólo dos oficios en la iglesia. El primero es el de supervisor (obispo) / anciano / guía, y es el medio normal de guiar a una asamblea en sus responsabilidades administrativas. El fondo de su trabajo pertenece particularmente al bienestar espiritual de una asamblea local. Las tres palabras que se usan en las epístolas para los que funcionan en este oficio son <<ancianos>>, <<supervisores (obispos)>> y <<guías>>. Esas palabras pueden usarse de manera indistinta para el mismo oficio. Véase Hechos 20:17 con 28, Tito 1:5 con 7, Primera Pedro 5:1-2.
Ancianos (presbuteroi) describe la madurez y experiencia que debería pertenecer a aquellos que ocupan este puesto. Se refiere a los de edad avanzada. Sin embargo, no todos los hombres de gran edad en una asamblea funcionan necesariamente en este puesto de liderazgo responsable (1 Ti. 5:1; Tit. 2:2). Esto se debe a que puede que no todos tengan la experiencia, el interés o los requisitos morales necesarios (1 Ti. 3:1-7; Tit. 1:6-9).
Obispos o supervisores (episkopoi) describe la obra que llevan a cabo: pastoreando el rebaño (1 P. 5:2; Hch. 20:28), velando por las almas (He. 13:17); amonestando (1 Ts. 5:12), etc.
Guías o pastores (hegoumenos) describe el liderazgo que deben ejercer en la asamblea local.
La Escritura se refiere a los que ocupan este puesto como aquellos que <<os dirigen en el Señor>> (1 Ts. 5:12-13, BAS), <<vuestros guías>> (He. 13:7, BAS), <<vuestros pastores>> (He. 13:17, 24); véase también Primera Corintios 16:15-18 y Primera Timoteo 5:17, <<Los ancianos que gobiernan bien ...>>). Siempre son designados en plural cuando son contemplados laborando en su puesto. Pueden ser mencionados en singular si se hace refiriéndose a su carácter personal (1 Ti. 3:1-7), pero cuando están llevando a cabo su obra, es en plural. Esto muestra que no se trata de un ministerio de una sola persona. Es una salvaguarda divina dada a los ancianos, para que ninguno entre ellos quiera exaltarse y presidir sobre una asamblea. Triste es reconocerlo, no se ha prestado atención a este punto, y en ocasiones los hombres se han levantado para imponer su dominio (Hch. 20:30). Además, hay versiones que traducen los versículos anteriormente citados como <<que os presiden en el Señor>> (1 Ts. 5:12), y <<vuestros pastores>> (He. 13:17, 24). Esas traducciones podrían dar la idea de que esas personas deben presidir por encima de la grey de Dios, lo que, naturalmente, no es cierto. Esos versículos deberían ser traducidos: <<Los que os guían en el Señor>>. Ellos tienen su lugar entre los otros miembros de la grey. El único lugar donde vemos a alguien en la Escritura presidiendo sobre una asamblea local es el caso de Diótrefes: y era un malvado (3 Jn. 9-10).
¡Qué diferente es esto del orden que los hombres han dispuesto en sus denominaciones! El camino de Dios es tener una pluralidad de obispos en una iglesia (asamblea) local. (Fil. 1:1; Hch. 20:28; Tit. 1:5); el camino de los hombres es tener un obispo sobre muchas iglesias (o asambleas).
<<Guiar en el Señor>> no se refiere necesariamente a guiar con la enseñanza o predicación pública, sino en los asuntos administrativos de la asamblea. Confundir entre ambas cosas es comprender mal la diferencia entre el don y el oficio. Sin embargo, deberían ser <<aptos para enseñar>> (cp. 1 Ti. 3:2). Eso se refiere a que han de ser capaces de exponer la Palabra tal como han sido enseñados, aunque no necesariamente tengan el don de maestro (Tit. 1:9). Puede que alguno de los que <<guían>> no enseñen, pero es bueno y útil cuando pueden hacerlo (1 Ti. 5:17).
Los que están en este puesto de liderazgo responsable son contemplados en el libro de Apocalipsis bajo las figuras de <<estrellas>> y <<el ángel de la iglesia>> (Ap. 1:20; 2:1, 8, 12; 3:1, 7, 14). Como <<estrellas>> deben dar testimonio de la verdad de Dios (los principios de la Palabra) como candeleros en la asamblea local. Esto muestra que deben estar instruidos en la Palabra (Tit. 1:9). Cuando la asamblea es confrontada con un problema o una cuestión, deberían poder dar luz de la Palabra de Dios acerca de qué debería hacer la asamblea. Hechos 15 nos da una ilustración acerca de su obra. Después de oír el problema que estaba agobiando a la asamblea, Pedro y Jacobo, como <<estrellas>>, dieron luz acerca de la cuestión. Jacobo aplicó un principio de la Palabra de Dios, y luego dio su juicio acerca de lo que creía que el Señor quería que hiciesen (Hch. 15:15-21).
Como <<el ángel de la iglesia>>, aquellos que están en este puesto de responsabilidad actúan como mensajeros para comunicar la mente de Dios en la asamblea en cuanto a actuar. Esto también queda ilustrado en Hechos 15. Después de haber determinado lo que se creía que era conforme a la mente del Señor en relación con el problema, <<tomaron el liderazgo>> en la asamblea local para llevar a cabo Sus propósitos. Expusieron sus conclusiones ante la asamblea a fin de no actuar con independencia de ellos, que también creían que la conclusión alcanzada era conforme a la mente del Señor. Esto fue seguido por una carta enviada a los hermanos en Antioquía, notificándoles cómo se había resuelto la cuestión (Hch. 15:22-23).
En algunos respectos, la obra de los pastores y de los ancianos es similar. Ambos son llamados a pastorear y a alimentar el rebaño. Pero los dos no son nunca confundidos. El pastor no localiza su servicio, mientras que el anciano / supervisor / guía sí lo localiza.
Diáconos
Mientras que los que están en el oficio de anciano / supervisor / guía se ocupan del bienestar espiritual de una asamblea local, los que tienen el oficio de diácono deben estar ocupados en los cuidados temporales de una asamblea local (Hch. 6:1-6; 1 Ti. 3:8-13). El término <<diácono>> se podría traducir <<ministro>>, porque en la Biblia el ministerio no se limita sólo a cosas espirituales (Lc. 8:3; Hch. 6:1, RV, <<el ministerio cotidiano>>, 12:25; 13:5; Ro. 16:1). Los diáconos ejercen el ministerio en las cosas temporales, pero su servicio para el Señor no tiene por qué quedar limitado exclusivamente a esto. Si tienen un don de ministerio de la Palabra, pueden ejercer este don según el Señor les quiera dirigir (1 Ti. 3:13). Tanto Esteban como Felipe, que eran diáconos, tenían también dones para ministrar la Palabra. Esteban estaba dotado como maestro (Hch. 7), y Felipe estaba dotado como evangelista (Hch. 8:5-40; 21:8). Las hermanas pueden también servir como diaconisas. Romanos 16:1 (RVR) dice: <<Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea.>> Sin embargo, probablemente no tendrían tal puesto en un sentido oficial, porque Pablo había dicho que los diáconos debían ser <<maridos de una mujer>>, lo que demuestra que los diáconos eran hombres (1 Ti. 3:12). Los que estaban en este oficio debían también exhibir rasgos morales en sus vidas similares a los requeridos en los ancianos / supervisores / guías.
La elección de los ancianos
Se podría plantear esta pregunta: <<¿Cómo entraban las personas en esos oficios?>> En cada caso que vemos en las Escrituras con respecto a ellos, eran escogidos. ¡Pero en ningún pasaje de la Escritura leemos que los ancianos fueran escogidos por la iglesia! Así como hemos mostrado que no hay una asamblea local en la Biblia que escogiera a su pastor, tampoco hay una asamblea que escogiera a sus ancianos. ¡Pero, a pesar de ello, en la Cristiandad actual casi cada grupo eclesiástico escoge a sus ancianos! Preguntamos: ¿de dónde reciben ellos su autoridad para hacer tal cosa? En ningún pasaje de las Escrituras vemos que se confíe a una asamblea una elección tan difícil como la de escoger a sus ancianos, ello con independencia de la piedad e inteligencia de los que la constituyan. La Palabra de Dios dice que eran escogidos por los apóstoles. Dice la Escritura: <<Les designaron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído>> (Hch. 14:23). En ciertas ocasiones, los ancianos fueron escogidos por delegados de los apóstoles. Tito era uno de ellos. Fue enviado por Pablo a la isla de Creta con el propósito de ordenar ancianos. Incluso entonces, su comisión era sólo para aquel lugar. No estaba autorizado para ordenar en ningún otro lugar, a no ser que fuese encargado por el apóstol (Tit. 1:5).
La sabiduría de Dios se ve aquí en que los ancianos fuesen escogidos de manera específica para una asamblea. Si se hubiese dejado a la iglesia la tarea de escogerlos, podrían haber actuado con prejuicios, escogiendo a líderes que favoreciesen sus inclinaciones. Al ser una función apostólica, había menos peligro en este sentido.
En el caso de los diáconos, las iglesias locales los escogían. Un ejemplo de ello es Hechos 6:1-6. Algunos hombres fueron escogidos por la iglesia para el oficio de diáconos (aunque en este capítulo no se les da tal nombre de manera directa), pero fueron oficialmente designados para tal puesto por los apóstoles. Una iglesia local puede en la actualidad escoger a los tales para llevar a cabo los cuidados temporales en la asamblea, pero con todo no pueden ser constituidos oficialmente para el oficio de diácono, porque no hay ningún apóstol ni delegado apostólico para constituirlos.
(El orden de Dios... Bruce Anstey)