Estad alegres
Cada día es algo nuevo, nunca sabes lo que pasará o qué te podrás encontrar, estamos inmersos en cierto modo, en una “aventura” que por supuesto, merece ser vivida con todas nuestras fuerzas. Estas ganas de luchar por nosotros y los demás son el motor de lo que queremos hacer con nuestra vida, aunque el riesgo forme parte de ello.
Expresar lo que llevamos dentro no es tarea fácil pero sí posible, nunca hemos de dejarnos vencer por todos aquellos obstáculos que a veces topamos de frente. La alegría hay que comunicarla, expresarla, ¡gritarla!... porque esta alegría no sólo se tiene sino que se vive.
Hoy, pensaba en unas palabras recibidas a través del correo electrónico que decían que no se puede ser feliz en la vida religiosa. Me vino a la memoria entonces una frase que, en realidad, me ha acompañado y ayudado en diversos momentos: Nuestra alegría nadie nos la quitará. Puedo decir que sí, soy feliz, y lo soy porque mi vida no es vacía, Dios está en ella, porque ha hecho en mí una persona distinta y porque no teniendo nada lo tengo todo.
Soy feliz porque mi vida no es estéril y sé que no estoy sola, y cuando las dificultades se hacen presentes “presentad vuestros deseos a Dios orando, suplicando y dando gracias” (Flp 4, 6). Una entrega incondicional supera barreras y es como una mano abierta dispuesta a acoger y a buscar. Se dice que “el que quiere puede”, por ello, sigamos en camino sin cansarnos. “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres" (Flp. 4, 4-5)
Texto: Hna. Conchi García.
http://blogs.periodistadigital.com/vocacion.php/2006/03/06/p16215#more16215
Cada día es algo nuevo, nunca sabes lo que pasará o qué te podrás encontrar, estamos inmersos en cierto modo, en una “aventura” que por supuesto, merece ser vivida con todas nuestras fuerzas. Estas ganas de luchar por nosotros y los demás son el motor de lo que queremos hacer con nuestra vida, aunque el riesgo forme parte de ello.
Expresar lo que llevamos dentro no es tarea fácil pero sí posible, nunca hemos de dejarnos vencer por todos aquellos obstáculos que a veces topamos de frente. La alegría hay que comunicarla, expresarla, ¡gritarla!... porque esta alegría no sólo se tiene sino que se vive.
Hoy, pensaba en unas palabras recibidas a través del correo electrónico que decían que no se puede ser feliz en la vida religiosa. Me vino a la memoria entonces una frase que, en realidad, me ha acompañado y ayudado en diversos momentos: Nuestra alegría nadie nos la quitará. Puedo decir que sí, soy feliz, y lo soy porque mi vida no es vacía, Dios está en ella, porque ha hecho en mí una persona distinta y porque no teniendo nada lo tengo todo.
Soy feliz porque mi vida no es estéril y sé que no estoy sola, y cuando las dificultades se hacen presentes “presentad vuestros deseos a Dios orando, suplicando y dando gracias” (Flp 4, 6). Una entrega incondicional supera barreras y es como una mano abierta dispuesta a acoger y a buscar. Se dice que “el que quiere puede”, por ello, sigamos en camino sin cansarnos. “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres" (Flp. 4, 4-5)
Texto: Hna. Conchi García.
http://blogs.periodistadigital.com/vocacion.php/2006/03/06/p16215#more16215