¿Está la ONU contra la religión en el mundo?

10 Abril 2001
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¿Está la ONU contra la religión en el mundo?

Tomado de: http://www.aciprensa.com/america.htm

WASHINGTON DC, 22 Ago. 01 (ACI).- A casi un mes de la clausura de la 72º sesión del Comité para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Joe Woodard, de The Calgary Herald, realizó un extenso análisis sobre la verdadera postura de la ONU frente a la religión –especialmente el catolicismo–, que según los expertos, tendría un solo objetivo: eliminar toda "moral absoluta" por "no ser compatible con el nuevo orden mundial".

El artículo cita a diversas personalidades y expertos como la presidenta de la Federación de Mujeres Unidas por la Familia en Alberta, Hermina Dykxhoorn, quien ha integrado un grupo de presión pro-familia en la conferencias anuales de la ONU en Beijing, Estambul, Roma y otros países.

Dykxhoorn explica que "en la conferencia de Estambul en 1996, el director general de la Organización Mundial de la Salud –entonces Dr. Hiroshi Nakajima– afirmó en una conferencia de prensa que 'las religiones monoteístas no son compatibles con el Nuevo Orden Mundial'". "Yo lo escuché, y cuando eres miembro de una de esas religiones monoteístas es escalofriante", agregó.

La líder pro-familia afirma que "ellos están en contra de las religiones monoteístas –en particular el cristianismo– pues éstas resaltan la santidad de vida y la santidad de la familia". Sin embargo –continúa–, "ellos no luchan contra el hinduismo y el budismo, por ejemplo, porque tienen códigos morales más flexibles".

Aborto y control poblacional

Woodard afirma que el control de la población y el aborto son dos puntos en los que los líderes de las Naciones Unidas "se enfrentan a las religiones de sus países miembros, donde la política global choca con las conciencias nacionales y la burocracia se opone a la fe de la personas".

Como un primer ejemplo, el autor explica que entre las principales conclusiones de la sesión está la demanda al gobierno de Guatemala para legalizar el aborto, pues aunque su Constitución asegura "la vida humana desde el momento de la concepción así como la integridad y la seguridad de la persona", el gobierno canadiense está contribuyendo con dos millones de dólares para una campaña abortista, impulsada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Mercedes Wilson, una ex delegada de la ONU en Guatemala, afirmó en declaraciones a LifeSite News que "el Occidente se ha llevado todo de los países pobres. Lo último que nos queda son nuestros niños y nuestra fe". "Es horrible que los canadienses paguen con sus impuestos algo que hará mucho daño a nuestro país", indicó.

Asimismo, Italia fue condenada por permitir a los doctores realizar objeciones de conciencia en contra de los abortos, pues para las Naciones Unidas eso es considerado como un "serio impedimento" para "relacionar las esferas secular y religiosa".

Austin Ruse, director del Instituto de la Familia Católica y Derechos Humanos en Nueva York, explicó que los comités del secretariado permanente –como la UNICEF, UNFPA y el Programa de Desarrollo– "trabajan como si fueran ya un gobierno mundial e interpretan los acuerdos de la ONU en las formas más radicales".

"No hay un acuerdo de la asamblea general sobre un derecho universal del aborto, pero la UNICEF, UNEP, UNFPA y UNDP actúan como si lo hubiera. El aborto es un sacramento para ellos y está incluido en cualquiera de los temas", agregó.

Por su parte, el profesor Richard G. Wilkins, director del Centro Mundial para la Familia en la Universidad de Brigham, afirmó que "la gran paradoja del Secretariado es su obsesión con el control poblacional".

"El índice de población propio de la ONU muestra que el gran problema que enfrenta el mundo para los siguientes 50 años no es una explosión de la población, sino una reducción de la población. Esas son sus propias proyecciones, pero los hechos no corresponden", explicó el experto.

"Su pensamiento parece ser el siguiente: debemos eliminar a las religiones tradicionales para lograr descomponer a la familia. Debemos descomponer a las familias para implementar nuestros radicales programas de población y desarrollo. Y para esos programas necesitamos a los gobiernos del mundo", agregó Wilkins y aseguró que sólo el fervor religioso explica su terca "insistencia en el aborto".

Derechos de la Mujer

En el campo de los derechos de la mujer –explica Woodard–, el catolicismo ha sido atacado por la ONU por "reforzar actitudes y valores que hacen a la mujer subordinada al hombre y la discrimina".

A fines de julio, el Comité para la Eliminación de la Discriminación de la Mujer de la ONU (CEDAW) atacó al gobierno de Andorra –con una población de 70 mil habitantes y ubicado en las alturas de las montañas entre España y Francia–, porque la mayoría de las escuelas nacionales son católicas y sus estudiantes no reciben la educación sexual requerida por la organización.

Asimismo, CEDAW también ordenó al gobierno de Libia reinterpretar el Corán según sus propias indicaciones sobre los derechos de la mujer y ordenó al gobierno de Kyrgyzstan legalizar el lesbianismo.

Por otro lado, la República Checa ha sido criticada también por "actitudes de sobreprotección a favor del embarazo y la maternidad", y Armenia ha sido obligada a usar sus escuelas y medios de comunicación para combatir "el estereotipo tradicional de la mujer como el 'noble papel de madre'".

Estrategia

Los comités de las Naciones Unidas están formados por funcionarios civiles de Japón, la Unión Europea, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelandia, afirmó Gwen Landolt, vicepresidente de la REAL de Mujeres de Canadá y quien ha formado parte de grupos de presión en las conferencias de la ONU. "De donde sea que vengan, los miembros del secretariado rápidamente forman parte de la cultura de la organización", afirmó.

El artículo concluye citando algunos casos particulares:

En noviembre pasado, la UNFPA ofreció al gobierno de Pakistán invertir unos 250 millones de dólares en programas de salud, siempre y cuando aceptaran también unos 35 millones destinados a la "salud reproductiva", que incluye el control de la natalidad y el aborto. Después de varios años de resistencia, Pakistán finalmente aceptó.
En setiembre pasado, Nigeria aceptó 29 millones de dólares para luchar contra la malaria, polio y el SIDA, con la condición de usar otros 35 millones en control poblacional. El demógrafo francés Pierre Channu denunció a la UNFPA por inflar las figuras de población en dicho país.
En Sri Lanka, desde que aceptó los programas de la UNFPA hace 20 años, su índice de fertilidad disminuyó a 1.4 per capita desde un 2.1 anterior. En junio pasado, el primer ministro Ratnasiri Wickremanayake lamentó que su población sea ahora muy pequeña para proveer los necesarios 12 mil personas en el servicio militar. Actualmente trabajan para que el país aumente su índice de nacimiento anual.