PRISIONES / Interior sólo habilitará «espacios polivalentes» para oficios religiosos en los once futuros penales
Cárceles sin capillas
RD
Sábado, 22 de julio 2006
Cuenta Marta Borcha en La Razón que los presos católicos que pueblen en un futuro las nuevas 11 cárceles que proyecta levantar el Estado, cuatro de ellas ya en construcción, estarán privados de libertad, pero también de un lugar adecuado para rezar sus oraciones, pues como indican desde la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (Siepsa), «las capillas no están contempladas en los nuevos penales».
Un cambio en la nueva arquitectura penitenciaria que se aleja de las prisiones que, como la de Jaén, la de Albolote en Granada, la de Alcalá de Guadaira (Sevilla), la de Cáceres, la de Badajoz, la de Teixero (A Coruña), la de Bilbao y tantas otras consultadas por LA RAZÓN, fueron diseñadas para albergar oratorios y cuentan en la actualidad con una capilla a la que pueden acudir los reclusos. Las fuentes de Instituciones Penitenciarias confirman que no habrá capillas, pero sostienen que se «adecuará una zona polivalente que permitirá los oficios religiosos en función de la solicitud de los internos».
Más suerte correrán los internos que profesan otras religiones, como es el caso de los musulmanes, quienes, al igual que los que tengan un régimen médico especial, podrán beneficiarse de un menú cárnico que vaya acorde con sus creencias. El cerdo, alimento prohibido para los fieles del Islam, al igual que las bebidas alcohólicas, les será sustituido por otro tipo de comida como pollo o cordero. Si la alimentación tiene una importancia capital dentro de los seguidores del Corán, también la tiene para los discípulos de La Torá, religión que tampoco permite la ingesta de carne de cerdo. Como a los presos musulmanes, también a los judíos que estén tras las rejas se les cambiará el menú gastronómico con el fin de respetar sus leyes sagradas.
«No tendrán un régimen especial, cumplirán su condena como cualquier preso, pero tendrán una comida diferente al resto por cuestiones religiosas, algo que ya se hace en algunas cárceles españolas», indican desde Instituciones Penitenciarias.
Las nuevas cárceles no contemplan la arquitectura bioclimática, que supone un ahorro notable de energía. En invierno, los presos dispondrán de calefacción en todo el recinto. Y en verano, sólo las zonas comunes, como las salas de estar y de televisión, y la zona de los funcionarios contarán con aire acondicionado. Cuando apriete el calor, los internos podrán comprar ventiladores en el economato de la prisión.
Aunque los planos de los nuevos penales son secretos y a los trabajadores «se les exige absoluta discreción», la construcción responde a las llamadas «prisiones tipo, con variantes genéricas, pues hay que adoptar la construcción al lugar y el entorno», aseguran desde Siepsa.
Desde Instituciones Penitenciarias desvelan que las cárceles que se están construyendo -El Puerto de Santa María (Cádiz), Morón de la Frontera (Sevilla), Albocàser (Castellón) y Estremera (Madrid)- incorporan «novedades en cuestiones de seguridad, mejoras en las comunicaciones, como en el sistema de aperturas de puertas blindadas, y en los equipamientos de las cocinas».
Cárceles sin capillas
RD
Sábado, 22 de julio 2006
Cuenta Marta Borcha en La Razón que los presos católicos que pueblen en un futuro las nuevas 11 cárceles que proyecta levantar el Estado, cuatro de ellas ya en construcción, estarán privados de libertad, pero también de un lugar adecuado para rezar sus oraciones, pues como indican desde la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (Siepsa), «las capillas no están contempladas en los nuevos penales».
Un cambio en la nueva arquitectura penitenciaria que se aleja de las prisiones que, como la de Jaén, la de Albolote en Granada, la de Alcalá de Guadaira (Sevilla), la de Cáceres, la de Badajoz, la de Teixero (A Coruña), la de Bilbao y tantas otras consultadas por LA RAZÓN, fueron diseñadas para albergar oratorios y cuentan en la actualidad con una capilla a la que pueden acudir los reclusos. Las fuentes de Instituciones Penitenciarias confirman que no habrá capillas, pero sostienen que se «adecuará una zona polivalente que permitirá los oficios religiosos en función de la solicitud de los internos».
Más suerte correrán los internos que profesan otras religiones, como es el caso de los musulmanes, quienes, al igual que los que tengan un régimen médico especial, podrán beneficiarse de un menú cárnico que vaya acorde con sus creencias. El cerdo, alimento prohibido para los fieles del Islam, al igual que las bebidas alcohólicas, les será sustituido por otro tipo de comida como pollo o cordero. Si la alimentación tiene una importancia capital dentro de los seguidores del Corán, también la tiene para los discípulos de La Torá, religión que tampoco permite la ingesta de carne de cerdo. Como a los presos musulmanes, también a los judíos que estén tras las rejas se les cambiará el menú gastronómico con el fin de respetar sus leyes sagradas.
«No tendrán un régimen especial, cumplirán su condena como cualquier preso, pero tendrán una comida diferente al resto por cuestiones religiosas, algo que ya se hace en algunas cárceles españolas», indican desde Instituciones Penitenciarias.
Las nuevas cárceles no contemplan la arquitectura bioclimática, que supone un ahorro notable de energía. En invierno, los presos dispondrán de calefacción en todo el recinto. Y en verano, sólo las zonas comunes, como las salas de estar y de televisión, y la zona de los funcionarios contarán con aire acondicionado. Cuando apriete el calor, los internos podrán comprar ventiladores en el economato de la prisión.
Aunque los planos de los nuevos penales son secretos y a los trabajadores «se les exige absoluta discreción», la construcción responde a las llamadas «prisiones tipo, con variantes genéricas, pues hay que adoptar la construcción al lugar y el entorno», aseguran desde Siepsa.
Desde Instituciones Penitenciarias desvelan que las cárceles que se están construyendo -El Puerto de Santa María (Cádiz), Morón de la Frontera (Sevilla), Albocàser (Castellón) y Estremera (Madrid)- incorporan «novedades en cuestiones de seguridad, mejoras en las comunicaciones, como en el sistema de aperturas de puertas blindadas, y en los equipamientos de las cocinas».