Escatológicos versos

JuandelaCruz

Miembro senior
2 Febrero 2024
171
44
Cuando eructas, cuando toses,
cuando te tiras un pedo,
o incluso cuando defecas,
¿qué crees que estás haciendo?
¿qué es lo que existe en tu mente?
¿Eso no es espiritual?
¿No hay espíritu en tus actos?
¿No es tu cuerpo natural?
¿Tu espíritu se va lejos?
No hay NADA de cuanto tú hagas
que no sea espiritual.

El espíritu está siempre
presente en todos tu actos.
Es el escriba supremo
y el registrador perfecto
de lo que de tu alma sale.
No es posible que le rehuyas,
y no hay nada que no sea
del todo espiritual.

Sólo tu mente le esquiva
en no pocas ocasiones,
pero él sigue estando ahí,
registrando cada acto,
cada fugaz pensamiento
que te consientes tener.
El recolector perfecto
siempre y todo lo registra,
y en tu cuerpo espiritual
todo queda registrado,
y nadie puede evitarlo.

Cuida de tus pensamientos
porque de ellos brotan actos
y brotan los sentimientos,
y de esos sentimientos y actos
deberemos responder
cuando llegue su momento,
cuando, librados de carne,
nuestro espíritu nos muestre
lo que hicimos y no hicimos
pero debimos hacer.

Hazte ahora un favor muy grande:
vigila bien cuanto piensas;
vigila bien cuanto tú haces,
pues que la hora ya llega
en que el saldo, ya fijado,
te va a pasar su revista,
y ya no podrás cambiar
ni lo que hiciste o no hiciste.

Todos somos pecadores
porque violamos las leyes
de la Armonía de Dios
y de capa hacemos sayo,
y cuanto se nos antoja,
sin mirar las consecuencias
para quienes nos rodean.

Pero hay un remedio Santo
que muy poquitos conocen
y es hablar con Dios, el Padre,
y pedirle que nos dé
una gotita de Su Alma,
un poquito de Su Amor.

No es el amor natural
que Él puso en todos Sus hijos,
el amor entre vecinos,
entre hermanos o colegas,
entre los hijos y padres,
entre los prójimos nobles,
o ni siquiera en las madres.
No es el amor natural
que apela a la regla de oro.

Es un Amor Supernal,
un Amor Santo y Perfecto,
un Amor transformador,
una Semilla Valiente,
que se adentra y que germina
en las almas que la piden,
y no en las que no la piden,
porque Dios la quiere dar,
pero no a quien no la pide
con todo su corazón.

Abre tu alma para que entre.
Jamás te arrepentirás
de haberle pedido que entre,
empero debes orar
con toda la fe de tu alma y
con todo el fervor que tengas
para que se adentre en ti
y que el milagro comience
y te hagas uno con Él,
poco a poco y suavemente,
como hace la levadura,
transformando harina en pan.

Ven a nosotros, hermano,
que desde aquí te llamamos.
¿Tendrás esa valentía
de orar al Padre cual loco
y como un loco en tu fe
saber que Él va a responderte?