~~~~~ Versículos de la Biblia ~~~~~
Mateo 10:32 Pues a todo el que en Mí confiese delante de los hombres, Yo en él también confesaré delante de Mi Padre que está en los cielos;
Hechos 5:20 Id, y puestos en pie en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida.
Si el Señor, ha sido benevolente con nosotros y nos ha redimido, sentir vergüenza cuando confesamos que creemos en Él es como si la aurora se avergonzara de la iluminación del sol. Hemos hallado gracia en el Señor; Él nos ha redimido, nos ha guardado y nos llevará a los cielos. Sin embargo, ¡consideramos una vergüenza confesar nuestra fe en Él! Si esto es una vergüenza, ¡entonces toda la gracia que hemos recibido debe ser una vergüenza y debemos negarla! El Señor ha hecho mucho por nosotros, ¿cómo es posible que nos avergoncemos de confesarlo?
Debemos avergonzarnos por cosas como: juergas, borracheras, libertinaje, pecados, obras de las tinieblas y obras del maligno. El Señor nos ha librado de todo esto, y nos debemos sentir en la gloria. ¿Cómo entonces podemos sentir vergüenza? No nos debe dar vergüenza confesar al Señor, porque es ¡glorioso y gozoso confesar Su nombre! Nosotros nunca pereceremos, y jamás seremos condenados ni juzgados por Dios; nunca nos apartaremos de Su glorioso rostro. ¡Somos aquellos que siguen al Cordero por dondequiera que va! (Ap. 14:4) No debemos permitir que la gente siembre la semilla de vergüenza en nosotros. Debemos levantarnos osadamente y decir que pertenecemos a Dios. ¡Gloriémonos y regocijémonos en Él!
Watchman Nee
LSM
Mateo 10:32 Pues a todo el que en Mí confiese delante de los hombres, Yo en él también confesaré delante de Mi Padre que está en los cielos;
Hechos 5:20 Id, y puestos en pie en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida.
Si el Señor, ha sido benevolente con nosotros y nos ha redimido, sentir vergüenza cuando confesamos que creemos en Él es como si la aurora se avergonzara de la iluminación del sol. Hemos hallado gracia en el Señor; Él nos ha redimido, nos ha guardado y nos llevará a los cielos. Sin embargo, ¡consideramos una vergüenza confesar nuestra fe en Él! Si esto es una vergüenza, ¡entonces toda la gracia que hemos recibido debe ser una vergüenza y debemos negarla! El Señor ha hecho mucho por nosotros, ¿cómo es posible que nos avergoncemos de confesarlo?
Debemos avergonzarnos por cosas como: juergas, borracheras, libertinaje, pecados, obras de las tinieblas y obras del maligno. El Señor nos ha librado de todo esto, y nos debemos sentir en la gloria. ¿Cómo entonces podemos sentir vergüenza? No nos debe dar vergüenza confesar al Señor, porque es ¡glorioso y gozoso confesar Su nombre! Nosotros nunca pereceremos, y jamás seremos condenados ni juzgados por Dios; nunca nos apartaremos de Su glorioso rostro. ¡Somos aquellos que siguen al Cordero por dondequiera que va! (Ap. 14:4) No debemos permitir que la gente siembre la semilla de vergüenza en nosotros. Debemos levantarnos osadamente y decir que pertenecemos a Dios. ¡Gloriémonos y regocijémonos en Él!
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