(miComunidad.com) ¿Es “solo se vive una vez / YOLO” algo por lo que un cristiano debería vivir? YOLO (un acrónimo en Ingles que significa “Sólo se vive una vez“) es un término que se refiere a una actitud despreocupada y de hacer lo que quieras hacia la vida. YOLO, un lema popular desde aproximadamente 2011, lo utilizan a menudo personas que desean llamar la atención sobre un evento emocionante en sus vidas o excusar su comportamiento irresponsable.
La etiqueta YOLO se puede encontrar en las redes sociales, etiquetando todo, desde “¡Me estoy bebiendo una botella entera de salsa picante! #YOLO” a “¡Comprando un tercer auto nuevo! #YOLO”. La filosofía YOLO promueve una filosofía de experimentar todo lo posible antes de morir, sin importar las consecuencias, y vivir como si hoy fuera el único día que importa. Sólo se vive una vez, por lo que es mejor aprovechar las oportunidades cuando se presenten.
Algunos pueden argumentar que la Biblia promueve una actitud YOLO en Eclesiastés 8:15, (NTV) en el que el rey Salomón escribe: “Entonces sugiero que se diviertan, ya que en este mundo no hay nada mejor para la gente que comer, beber y disfrutar de la vida. De ese modo, tendrán algo de felicidad junto con todo el arduo trabajo que Dios les da bajo el sol”. Sin embargo, el contexto de este pasaje tiene una lección más profunda acerca de tener gozo y gratitud por lo que Dios nos ha dado. Todo lo que un hombre obtiene con su trabajo en este mundo debe ser disfrutado por él, y debe estar alegre y contento con los regalos que recibe. Salomón no está enseñando que debemos vivir nuestras vidas para la indulgencia y el placer.
Es cierto que “sólo se vive una vez”, y ese hecho debería hacernos vivir con cuidado ante los ojos de Dios (Salmo 90:12; Hebreos 9:27). Además, no hay nada intrínsecamente malo en probar cosas nuevas o incluso en correr riesgos calculados. Pero la filosofía YOLO no se trata de vivir con cautela o tomar decisiones acertadas; se trata de correr riesgos graves, aumentar las apuestas y, en muchos casos, hacer caso omiso de las consecuencias. Pero vivir como si su vida fuera simplemente la suma de sus experiencias es miope. Nuestras acciones, para bien o para mal, tienen un significado duradero. Las acciones tendrán consecuencias (Eclesiastés 11:9). El principio bíblico de sembrar y cosechar sigue vigente. Gálatas 6:8 nos dice: “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”.
La Biblia nos recuerda lo preciosos que son nuestros días (Salmo 90:10) y cómo debemos aprovecharlos con prudencia, no con necedad (#YOLO). Efesios 5:15-16 dice: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”. No todo lo que podemos hacer es algo que debemos hacer (1 Corintios 10:23), y hay algunas experiencias que es mejor no probar (Salmo 1:1). Cuando la esposa de Potifar le hizo proposiciones a José, José podría haber dicho “YOLO” y saltar a la cama con ella; sabiamente, tuvo más temor de Dios, y más respeto por sí mismo, que cometer esa locura (Génesis 39:6-15; véase Proverbios 7).
Puede que sólo vivas una vez, pero eso no significa que no puedas hacerlo con sabiduría. Deja que el Espíritu Santo te guíe (Juan 14:26; Romanos 8:26) y pregúntale a Dios cómo glorificarlo con los días que te ha dado (Santiago 1:5; Efesios 4:11-16).
La etiqueta YOLO se puede encontrar en las redes sociales, etiquetando todo, desde “¡Me estoy bebiendo una botella entera de salsa picante! #YOLO” a “¡Comprando un tercer auto nuevo! #YOLO”. La filosofía YOLO promueve una filosofía de experimentar todo lo posible antes de morir, sin importar las consecuencias, y vivir como si hoy fuera el único día que importa. Sólo se vive una vez, por lo que es mejor aprovechar las oportunidades cuando se presenten.
Algunos pueden argumentar que la Biblia promueve una actitud YOLO en Eclesiastés 8:15, (NTV) en el que el rey Salomón escribe: “Entonces sugiero que se diviertan, ya que en este mundo no hay nada mejor para la gente que comer, beber y disfrutar de la vida. De ese modo, tendrán algo de felicidad junto con todo el arduo trabajo que Dios les da bajo el sol”. Sin embargo, el contexto de este pasaje tiene una lección más profunda acerca de tener gozo y gratitud por lo que Dios nos ha dado. Todo lo que un hombre obtiene con su trabajo en este mundo debe ser disfrutado por él, y debe estar alegre y contento con los regalos que recibe. Salomón no está enseñando que debemos vivir nuestras vidas para la indulgencia y el placer.
Es cierto que “sólo se vive una vez”, y ese hecho debería hacernos vivir con cuidado ante los ojos de Dios (Salmo 90:12; Hebreos 9:27). Además, no hay nada intrínsecamente malo en probar cosas nuevas o incluso en correr riesgos calculados. Pero la filosofía YOLO no se trata de vivir con cautela o tomar decisiones acertadas; se trata de correr riesgos graves, aumentar las apuestas y, en muchos casos, hacer caso omiso de las consecuencias. Pero vivir como si su vida fuera simplemente la suma de sus experiencias es miope. Nuestras acciones, para bien o para mal, tienen un significado duradero. Las acciones tendrán consecuencias (Eclesiastés 11:9). El principio bíblico de sembrar y cosechar sigue vigente. Gálatas 6:8 nos dice: “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”.
La Biblia nos recuerda lo preciosos que son nuestros días (Salmo 90:10) y cómo debemos aprovecharlos con prudencia, no con necedad (#YOLO). Efesios 5:15-16 dice: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”. No todo lo que podemos hacer es algo que debemos hacer (1 Corintios 10:23), y hay algunas experiencias que es mejor no probar (Salmo 1:1). Cuando la esposa de Potifar le hizo proposiciones a José, José podría haber dicho “YOLO” y saltar a la cama con ella; sabiamente, tuvo más temor de Dios, y más respeto por sí mismo, que cometer esa locura (Génesis 39:6-15; véase Proverbios 7).
Puede que sólo vivas una vez, pero eso no significa que no puedas hacerlo con sabiduría. Deja que el Espíritu Santo te guíe (Juan 14:26; Romanos 8:26) y pregúntale a Dios cómo glorificarlo con los días que te ha dado (Santiago 1:5; Efesios 4:11-16).
