En los orígenes de la celebración de la navidad cristiana, la segunda fiesta más importante de la cristiandad mundial, encontramos importantes conflictos socioreligiosos que llevaron al entonces obispo de Roma, papa Julio I, a decretar el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios. Sin embargo, es bien sabido por teológos, especialistas y exégetas bíblicos, que Jesús no nació un 25 de diciembre y que tal fecha no fue sino elegida en medio de una profunda crisis que la Iglesia de roma tuvo que atravesar en los primeros siglos de su desarollo, motivada principalmente por una de las doctrinas que mayor impulso tomó durante esa época y que correspondió a lo que la Iglesia Católica dió en llamar herejía arriana.
¿Qué enseñaba Arrio, sacerdote de la ciudad de Alejandría? Su pensamiento puede resumirse de la siguiente forma: Jesús no era realmente Dios. Era sí, un ser extraordinario, maravilloso, una criatura perfecta, pero no era Dios mismo. Dios lo había creado para que salvara a la humanidad. Y por la ayuda que le prestó Jesús con su pasión y su muerte en la cruz, se hizo digno del título de ¨Dios¨, que Dios Padre le regaló. Empero, no fue verdaderamete Dios desde su nacimiento, sino que llegó a serlo gracias a su labor realizada en la tierra.
La prédica de Arrio desató una fuerte discusión en el interior de las cúpulas eclesiásticas, tanto así que muchos obispos y presbíteros decidieron alinearse a la herejía arriana. En medio de esta grave crisis, se decidió llamar a un Concilio en la ciudad de Nicea, al cúal concurrieron 300 obispos, dando lugar así al primer concilio universal de la Iglesia Católica.
En este, se condenaron las doctrinas de Arrio y se acuño el llamado Credo de Nicea, que decía: ¨Creemos en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos. Dios verdadero de Dios verdadero. Engendrado, no creado¨.
Sin embargo, y a pesar de la condena oficial de la doctrina de Arrio, su pensamiento no cesaba de avanzar. Frente a esta situación, el papa Julio I pensó que una manera rápida y fácil de difundir la divinidad de Cristo, y así contrarrestar las enseñanzas de Arrio, consistía en propagar la fiesta del nacimiento de Jesús, poco conocida hasta ese momento. De esta manera, si se celebraba el nacimiento del Niño-Dios, la gente dejaría de pensar que Jesús sólo se convirtió en un ser divino ya de mayor.
Finalmente, se decidió lo siguiente: tomar una fiesta muy popular del folclore romano, llamada ¨Sol invictus¨ ( Día del Sol invicto ), la cúal era una fiesta pagana antiquísima, traída a Roma por el emperador Aureliano desde Oriente en el siglo III, y en la cúal se adoraba al Sol como dios invencible.
Así, la nueva fiesta del nacimiento de Jesús surgió en la Iglesia Católica no tanto para contrarrestar el mito pagano del Sol sino para neutralizar las ideas ¨heréticas¨ de Arrio de que Jesús, al nacer, era un hombre común y corriente y que sólo despúes, Dios lo adoptó con la fuerza de su Espíritu y lo convirtió en verdadero Dios.
Ahora bien, reflexionando un poco y atendiendo a las múltiples críticas y comentarios que sobre la Iglesia Católica y su ¨corrupta estructura¨ se han denunciado permanentemente en este espacio de discusión y debate, ¿ es verdaderamente lícito y consistente que un evangélico festeje una celebración instituida por una institución que se presume corrupta, portadora de la perdición y ¨lavadora de cerebros¨ como siempre se ha comentado?, ¿ resulta una actitud religiosa e intelectualmente honesta que muchas personas, que no cesan de atacar permanentemente a la Iglesia de roma, celebren una fiesta que tuvo como objetivos iniciales estructurar la doctrina de la propia Iglesia, asegurar su supervivencia y evitar que la naciente Iglesia Católica se disolviera con tales ¨herejías¨?
Es un interrogante que me gustaría poder discutir con aquellos dispuestos a reflexionar sobre asunto y que tal vez permita, a más de un forista, reflexionar sobre sus propias actitudes, convicciones y sobre la misma influencia que la Iglesia Católica ha tenido en todas las confesiones cristianas, siendo estas del origen que sea.
jMo
¿Qué enseñaba Arrio, sacerdote de la ciudad de Alejandría? Su pensamiento puede resumirse de la siguiente forma: Jesús no era realmente Dios. Era sí, un ser extraordinario, maravilloso, una criatura perfecta, pero no era Dios mismo. Dios lo había creado para que salvara a la humanidad. Y por la ayuda que le prestó Jesús con su pasión y su muerte en la cruz, se hizo digno del título de ¨Dios¨, que Dios Padre le regaló. Empero, no fue verdaderamete Dios desde su nacimiento, sino que llegó a serlo gracias a su labor realizada en la tierra.
La prédica de Arrio desató una fuerte discusión en el interior de las cúpulas eclesiásticas, tanto así que muchos obispos y presbíteros decidieron alinearse a la herejía arriana. En medio de esta grave crisis, se decidió llamar a un Concilio en la ciudad de Nicea, al cúal concurrieron 300 obispos, dando lugar así al primer concilio universal de la Iglesia Católica.
En este, se condenaron las doctrinas de Arrio y se acuño el llamado Credo de Nicea, que decía: ¨Creemos en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos. Dios verdadero de Dios verdadero. Engendrado, no creado¨.
Sin embargo, y a pesar de la condena oficial de la doctrina de Arrio, su pensamiento no cesaba de avanzar. Frente a esta situación, el papa Julio I pensó que una manera rápida y fácil de difundir la divinidad de Cristo, y así contrarrestar las enseñanzas de Arrio, consistía en propagar la fiesta del nacimiento de Jesús, poco conocida hasta ese momento. De esta manera, si se celebraba el nacimiento del Niño-Dios, la gente dejaría de pensar que Jesús sólo se convirtió en un ser divino ya de mayor.
Finalmente, se decidió lo siguiente: tomar una fiesta muy popular del folclore romano, llamada ¨Sol invictus¨ ( Día del Sol invicto ), la cúal era una fiesta pagana antiquísima, traída a Roma por el emperador Aureliano desde Oriente en el siglo III, y en la cúal se adoraba al Sol como dios invencible.
Así, la nueva fiesta del nacimiento de Jesús surgió en la Iglesia Católica no tanto para contrarrestar el mito pagano del Sol sino para neutralizar las ideas ¨heréticas¨ de Arrio de que Jesús, al nacer, era un hombre común y corriente y que sólo despúes, Dios lo adoptó con la fuerza de su Espíritu y lo convirtió en verdadero Dios.
Ahora bien, reflexionando un poco y atendiendo a las múltiples críticas y comentarios que sobre la Iglesia Católica y su ¨corrupta estructura¨ se han denunciado permanentemente en este espacio de discusión y debate, ¿ es verdaderamente lícito y consistente que un evangélico festeje una celebración instituida por una institución que se presume corrupta, portadora de la perdición y ¨lavadora de cerebros¨ como siempre se ha comentado?, ¿ resulta una actitud religiosa e intelectualmente honesta que muchas personas, que no cesan de atacar permanentemente a la Iglesia de roma, celebren una fiesta que tuvo como objetivos iniciales estructurar la doctrina de la propia Iglesia, asegurar su supervivencia y evitar que la naciente Iglesia Católica se disolviera con tales ¨herejías¨?
Es un interrogante que me gustaría poder discutir con aquellos dispuestos a reflexionar sobre asunto y que tal vez permita, a más de un forista, reflexionar sobre sus propias actitudes, convicciones y sobre la misma influencia que la Iglesia Católica ha tenido en todas las confesiones cristianas, siendo estas del origen que sea.
jMo