Estimado Ángel:
Tal vez este artículo mío sea de tu interés.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
<{{{><
¿DE QUÉ SIGNO ES LA ASTROLOGÍA?
“¿De qué signo sos?” es una forma convencional de entablar conversación, que muestra cuán arraigada está la astrología en nuestra cultura. Muchos periódicos, revistas y programas de TV poseen espacios regularmente asignados para disquisiciones astrológicas. Los libros sobre astrología, y en particular aquellos dedicados a las predicciones para el año que se inicia, venden millones de ejemplares. Si bien relativamente pocas personas dependen seriamente de la astrología como guía de sus vidas, un número muy alto considera que hay algo de cierto en ella. Para evaluar tal noción, revisaremos brevemente la historia, el fundamento científico y la posición bíblica sobre el tema.
HISTORIA
La observación de los cielos en búsqueda de claves que permitiesen planificar la actividad humana es muy antigua. Las observaciones astronómicas y meteorológicas poseían indudable valor práctico. Sin embargo, pronto se mezclaron con ideas mágicas acerca de la influencia de los astros sobre los acontecimientos terrenales, campo específico de la astrología. Pueblos antiguos tan diversos como los mayas y los chinos desarrollaron teorías astrológicas.
Sin embargo, el sistema astrológico más popular en occidente proviene de la antigua Babilonia. Allí surgió el sistema de signos del zodíaco. En Egipto se desarrolló y popularizó, aunque fue en la cultura helénica donde la astrología recibió su terminología, un atuendo matemático, vinculación con todos los aspectos de la naturaleza y el pasaporte para asegurar su persistencia en Occidente.
Durante la mayor parte de su larga historia, la astrología acompañó a su “hermana sensata”, la astronomía. De hecho, quienes practicaban ésta también cultivaban aquélla, y eran designados por la denominación griega común de “matemáticos”.
Los romanos la incorporaron a su cultura, hecho ridiculizado por algunos autores latinos como Petronio y Juvenal. Hacia 140, Claudio Ptolomeo escribió en Alejandría la principal síntesis de la teoría astrológica, el Tetrabiblos.
Uno de los factores determinantes del ocaso de la astrología antes de la era científica fue la expansión del cristianismo, si bien la actitud de la iglesia no fue uniforme. La astrología reverdeció durante el Renacimiento, pero la moda no duró nucho, mayormente debido a que el desarrollo del método científico permitió distinguir claramente entre astronomía y astrología.
Sin embargo, aunque sufrió un prolongado coma, la astrología nunca murió. En nuestro siglo, merced al resurgimiento del interés en lo oculto y en las “fuerzas y armonías cósmicas” que caracteriza a la teosofía y más recientemente al movimiento de la Nueva Era, la antigua astrología experimenta renovada popularidad.
OBJECIONES LÓGICAS Y CIENTÍFICAS
El sentido común sugiere que algunas nociones de la astrología son muy dudosas. Por ejemplo, es difícil creer que el horóscopo de decenas de personas de diferente signo fallecidas en un accidente aéreo indicase exactamente lo mismo para todas.
Las predicciones de los astrólogos son vagas, generales, o basadas en el conocimiento de la actualidad. Sin embargo, ninguno “predijo” acontecimientos muy notables pero inesperados, como la muerte de John Lennon o Lady Di, la caída del muro de Berlín o la disolución de la Unión Soviética; ¿no estarían escritos en los astros?
Asimismo, es notable el hecho de que existen diferentes sistemas astrológicos discordantes, que llevan a interpretaciones muy dispares de los mismos hechos. Esto no ocurre, por ejemplo, en la astronomía, que es practicada sobre los mismos principios científicos en todo el globo.
Desde el punto de vista físico, no existen fuerzas conocidas que puedan explicar, siquiera teóricamente, la influencia de los planetas y otros astros sobre acontecimientos terrestres; mucho menos que justifiquen la noción de que distintos planetas tienen efectos diferentes sobre las personas o acontecimientos.
Estos simples y contundentes hechos no desalientan, empero, a los partidarios de la astrología, que insisten en que, aunque no sepamos cómo, la astrología “funciona”. ¿Es realmente así?
Los astrólogos sostienen que el valor de la astrología fue demostrado desde antiguo merced a repetidas observaciones. Sin embargo, ello no puede ser cierto porque la complejidad del análisis necesario sobrepasa ampliamente las posibilidades de los antiguos. Las interpretaciones son, entonces, necesariamente arbitrarias y mágicas.
En realidad, aunque los astrólogos no lo sepan o lo disimulen, existen numerosos estudios bien diseñados que muestran la falsedad de las nociones astrológicas, no sólo en lo que respecta a predicciones específicas sino también en lo referido a la descripción de la personalidad, como por ejemplo tendencias agresivas, artísticas, científicas, etc.
El instrumento más sofisticado empleado por los astrólogos profesionales es la carta natal, que supuestamente permite una descripción detallada de la personalidad. Ahora bien, las descripciones basadas en la interpretación de cartas natales no han sido estadísticamente diferentes de descripciones generadas al azar, y por tanto carecen de valor.
Mucha gente tiende a creer en la astrología porque estima que la descripción que hace de su persona es correcta, al menos en algunos aspectos. Es una ilusión, que se basa en el hecho de que las descripciones son lo suficientemente amplias como para adaptarse a muchas personas, y por otra parte a que se cuentan las coincidencias pero no se descuentan los errores. Si se hiciera esto, se vería que el valor de las descripciones es nulo (los aciertos y desaciertos tienden a cancelarse). En conclusión, no existe la menor prueba científica de que la astrología tenga valor predictivo o descriptivo.
CRÍTICA BÍBLICA
La Escritura enseña que las estrellas, como el resto del universo, son una creación de Dios (Génesis 1:16). Si bien, con la ayuda de una concordancia, se pueden hallar numerosas referencias literales y figuradas a los astros, la Biblia jamás enseña que tengan la más mínima influencia sobre los asuntos humanos.
La Biblia condena de manera tajante toda forma de adivinación, y específicamente la astrología (Lev 19:26,31). Desde el principio, el pueblo de Israel recibió severas advertencias al respecto:
“No ha de haber en ti nadie ... que practique adivinación, astrología, hechicería o magia ... Porque esas naciones que vas a desalojar escuchan a astrólogos y adivinos, pero a ti Yahveh tu Dios no te permite semejante cosa” (Deut 18:10-14).
Los profetas de Israel no ahorran sarcasmos contra astrólogos y adivinos. Jeremías dice que no hay que espantarse de los “signos celestes”, error propio de los paganos (Jer 10:2). Contra Babilonia, Isaías escribió:
“Que se presenten, pues, y que te salven, los que describen los cielos, los que observan las estrellas y hacen saber ...lo que sucederá. Mira, ellos...no librarán sus vidas.” (Isa 47:13-14).
Aun los hebreos que debieron aprender astrología, nunca confiaron en ella. Daniel, jefe de los magos en Babilonia, interpreta el sueño del rey con la sola ayuda de Dios, pues “no hay sabios, adivinos, magos ni astrólogos que lo puedan revelar”(ver Dan 2:1-28; 5:7-8, 17-28).
El Nuevo Testamento reitera la condena de toda forma de magia y adivinación (Hech 8:9-25; 13: 6-12; 19:19-20). La nación de origen de la idolatría y la astrología, Babilonia, es llamada la “gran ramera” y “madre de todas las abominaciones” (Apoc 17-18).
El Apóstol Pablo enseñó que era el colmo del pecado adorar a la creación en lugar de al Creador (Rom 1:25-26). Quienes son de Cristo, dice, no deben someterse a nada creado, y advierte específicamente contra lo que llama “principios elementales del cosmos” (Col 2:8,20), probable alusión a los astros.
En Gál 4:3-5, el Apóstol reafirma la libertad de los cristianos, redimidos por Jesús, con respecto a estos “principios elementales”. Igualmente en Rom 8:38-39 dice que “ni lo alto ni lo profundo” –ambos términos astrológicos- pueden separarnos del amor de Dios que es en Cristo.
CONCLUSIÓN
Desde su origen la astrología no ha sido otra cosa que vana superstición. Los intentos de darle fundamento científico, demostrar su confiabilidad o combinarla con la psicología han sido por completo infructuosos. La Biblia la denuncia como la idolatría y falsa ciencia que es.
Respondemos entonces ahora a la pregunta que da título a este artículo: La astrología es del signo del error y de Satanás. Ninguna persona sensata, y mucho menos un cristiano, debe involucrarse con ella.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
La mejor crítica científica a la astrología es sin duda la de estos astrónomos,
Robert B. Culver y Philip A. Ianna:
El secreto de las estrellas –Astrología: ¿Mito o realidad? (Gerona: Tikal Ediciones,1994).
Pueden leerse las críticas cristianas:
William J. Petersen: La astrología y la Biblia(Terrassa:CLIE, 1976).
Tácito da Gama Leite: ¿Ciencia, magia o superstición? (Miami: Vida, 1987).
Para un resumen de la historia, la crítica científica y la crítica cristiana, con bibliografía adicional:
Fernando D. Saraví: Los horóscopos y la astrología (Terrassa: CLIE, 1992)