¿Eres Tomás o Pedro?

18 Mayo 2018
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Después de ser crucificado y resucitar, Jesucristo se apareció ante Sus discípulos por 40 días. Durante ese tiempo, sucedieron diversos acontecimientos entre Jesucristo y ellos. Por ejemplo: el Señor comió pan y pescado con los discípulos, y explicó las Escrituras. Jesucristo les dijo una serie de cosas a Pedro y a Tomás, pero rara vez podemos encontrar explicaciones más profundas sobre su significado. ¿Qué intenciones de Dios están escondidas en las palabras que les dirigió? Vale la pena que lo reflexionemos cuidadosamente.
Gracias a la Biblia, sabemos que hubo un discípulo que no creyó en la resurrección de Jesucristo hasta que vio al Señor resucitado con sus propios ojos y le tocó las marcas de los clavos con sus propias manos. Esta persona era Tomás. ¿Qué le dijo Jesucristo a Tomás después de Su resurrección? Jesucristo dijo: “[…] ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron” (Juan 20:29). Antes, solo entendía el significado literal de las palabras de Jesucristo. Sin embargo, no conocía la voluntad oculta de Dios. Pero cuando leí este párrafo de las palabras de Dios, gradualmente entendí Su voluntad. Dios dice: “Antes de que el Señor Jesús fuera clavado en la cruz, Tomás siempre dudó de que fuera el Cristo y no podía creerlo. Su creencia en Dios sólo se cimentaba en aquello que él podía ver con sus propios ojos, en lo que podía tocar con sus propias manos. El Señor Jesús entendía muy bien cómo era la fe de este tipo de persona. Ellos sólo creían en el Dios del cielo, y no creían en absoluto ni aceptaban al enviado por el Dios ni en el Cristo encarnado. Con el fin de que le reconocieran y creyeran en la existencia del Señor Jesús, y que de verdad era Dios encarnado, Él permitió que Tomás le tocara el costado. […] La aparición del Señor Jesús y Sus palabras proveyeron una conclusión, y un veredicto sobre la fe de quienes estaban llenos de dudas. Usó Sus palabras y Sus actos prácticos para decirles a los que dudaban, a los que sólo creían en el Dios del cielo, pero no en Cristo: Dios no elogió la creencia de ellos ni que le siguieran llenos de dudas. El día que creyeran por completo en Dios y en Cristo sólo podría ser el día en que Dios completara Su gran obra. Por supuesto, también sería el día en que su duda recibiría un veredicto. Su actitud hacia Cristo determinó su destino, y su obstinada duda significaba que su fe no había producido resultados, y su dureza indicaba que sus esperanzas eran en vano. Debido a que su creencia en el Dios del cielo se alimentaba de ilusiones, y a que su duda hacia Cristo era en realidad su verdadera actitud hacia Dios, aunque tocaran las marcas de los clavos en el cuerpo del Señor Jesús, su fe seguía siendo inútil y su resultado sólo podía describirse como golpear el viento, en vano”. “Lo que ocurrió con Tomás fue una advertencia y un aviso para las generaciones posteriores, para que más personas pudieran tener cuidado de no dudar como Tomás, y que si lo hacían se hundirían en la oscuridad. Si sigues a Dios, pero sólo como Tomás, siempre quieres tocar el costado del Señor y sentir Sus marcas de los clavos para confirmar, verificar, especular si Dios existe o no, Dios te abandonará. Por tanto, el Señor Jesús requiere que las personas no sean como Tomás, que sólo creen lo que ven con sus propios ojos, sino que sean una persona pura, honesta que no albergue dudas hacia Dios, y que sólo crean en Él y le sigan. Este tipo de persona es bendecida. Este es un requisito muy pequeño que el Señor Jesús tiene para las personas y una advertencia para Sus seguidores” (“La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III”).
Me di uenta por las palabras de Dios, que a pesar de que Tomás creía en Jesucristo, lo veía hacer tantos milagros y escuchaba Sus muchos sermones, todo el tiempo dudaba en su corazón si Jesucristo era el Dios encarnado. Especialmente después de que Jesucristo fue clavado en la cruz, las dudas de Tomás fueron completamente expuestas. Se reveló completamente de que Tomás era un discípulo que seguía a Cristo, pero no creía en Él. Después de que Tomás extendió su mano y tocó las marcas de las manos de Jesucristo, finalmente creyó que el Señor Jesús resucitado era Cristo, pero ya había sido condenado por Dios. Las palabras de Dios demostraron claramente que Él no elogió la creencia de Tomás, ni lo reconoció como Su seguidor. Dios vino entre los discípulos y le dijo estas palabras a Tomás primero, lo cual fue un juicio para él y también para la gente como Tomás. Ellos hablaron de su creencia en Jesucristo, pero dudaban de Su identidad todo el tiempo en sus corazones. Ellos todavía creían en Dios en el cielo y en sus propias concepciones e imaginaciones. Tampoco creían en la venida de Cristo al mundo, ni creían que Dios encarnado tuviera tal autoridad y poder. Así que mientras continuaron creyendo de esta manera, solo podían ser abandonados y eliminados por Dios. Al mismo tiempo, comprendí que Dios espera que no sospechemos y basemos nuestra fe en Cristo con la finalidad de verlo con nuestros propios ojos, sino que lleguemos a conocer la verdadera identidad de Dios encarnado y determinemos la apariencia y obra de Dios a través de la obra y las palabras de Cristo. En este punto, pensé: “¿Cuántos creyentes creen verdaderamente en Dios con sus corazones? ¿Cuántos creyentes creen en un Dios vago? Ellos solo reconocen a Dios en el cielo y creen que ahí Él está lleno de fuerza, autoridad y poder. Pero están llenos de dudas sobre el Dios en la tierra y el Dios encarnado. Ellos no creen que Dios encarnado tenga la autoridad, el poder y que pueda lograr todo. Jesucristo advirtió a Tomás y también a nosotros, cómo tratar la realidad de Dios encarnado, ¿nuestra fe en Dios está llena de dudas como la de Tomás? Estas preguntas sobre nuestra creencia en Dios, en las cuales debemos estar completamente claros, de hecho, valen la pena reflexionar profundamente.
Después de Su resurrección, además de hablar con Tomás, Jesucristo también exigió a Pedro y le encargó que hiciera algunas cosas. Jesucristo le dijo a Pedro en más de una ocasión: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?”* Es un caso para reflexionar: ¿Por qué el Señor le hizo la pregunta a Pedro tantas veces, pero no a los otros discípulos? ¿Por qué el Señor le habló cosas completamente diferentes a Pedro y a Tomás? ¿Cuál es el significado más profundo aquí? ¿Qué quería decirnos el Señor sobre estas palabras que le dijo a Pedro? Vi las palabras de Dios diciendo, “Comparado con ‘estira tu mano y ponla en Mi costado, y no carezcas de fe pero cree’, que el Señor Jesús dirigió a Tomás después de Su resurrección, Sus tres preguntas a Pedro: ‘Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?’, permite que las personas sientan mejor la severidad de Su actitud y la urgencia que Él sintió durante Su interrogatorio. […] Era una pregunta que invitaba a la reflexión, llena de significado, que provocaba indefectiblemente remordimiento y temor en cualquier seguidor de Cristo, pero que también sentía el ánimo angustiado y triste del Señor Jesús. Y cuando están soportando gran dolor y sufrimiento, son más capaces de entender la preocupación del Señor Jesucristo y Su interés; se dan cuenta de Su enseñanza sincera y de Sus requisitos estrictos a las personas puras y honestas. La pregunta del Señor Jesús permite que las personas sientan que las expectativas que Él tiene respecto a las personas, reveladas en estas simples palabras no son meramente para creer en Él y seguirle, sino para lograr tener amor, amar a tu Señor, a tu Dios. Este tipo de amor es preocuparse y obedecer, que los seres humanos vivan para Dios, mueran por Él, se lo dediquen todo a Él y gastarlo y darlo todo por Él. Esta clase de amor también consiste en darle consuelo a Dios, permitirle disfrutar del testimonio y que descanse. Es como un reembolso que la humanidad le hace a Dios, su responsabilidad, su obligación y su deber, y el camino en que esta debe seguir durante toda su vida. Estas tres preguntas eran un requisito y una exhortación que el Señor Jesús le hizo a Pedro y a todos aquellos que serían perfeccionados. Y fueron estas las que dirigieron a Pedro y lo motivaron a completar su camino en la vida; fueron las preguntas del Señor Jesús justo antes de partir las que le llevaron a empezar su senda hacia el perfeccionamiento; las que hicieron que, por su amor al Señor, se preocupara de Su corazón, le obedeciera, le ofreciera consuelo, toda su vida y todo su ser, a causa de este amor” (“La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III”).
Sé por las palabras de Dios que la razón por la que el Señor le hizo la pregunta a Pedro es que tenía expectativas y encargos para él, ya que Pedro era una persona honesta e inocente, a diferencia de Tomás, que estaba lleno de dudas sobre el Dios encarnado. Pedro prestó más atención a escuchar las palabras de Jesucristo todo el tiempo, y practicó y experimentó Sus palabras. Él negó al Señor tres veces, pero Jesucristo sabía que era una debilidad temporal de su carne y no representaba su naturaleza, a diferencia de las dudas de Tomás sobre Dios. Dios se compadeció de la debilidad de Pedro y no lo condenó. La conversación entre Jesucristo y Pedro después de Su resurrección mostró la expectativa de Dios, de que la gente pudiera amar a Dios como Pedro. Dios quiso hacerle saber a Pedro de que no se conformara con seguirlo, sufrir y gastar. Más importante aún, en el proceso de seguir a Dios, él necesitaba perseguir amar a Dios, dar testimonio de Dios y caminar en Su camino para la vida, con el objetivo de que Su voluntad pudiera ser llevada a cabo a través de él. Este es el principal cometido que se debe cumplir como criatura de Dios. Pedro estaba muy inspirado por las comisiones de Jesucristo, sentía profundamente las sinceras intenciones de Dios, y entendía su responsabilidad y deber. Posteriormente, Pedro tomó las comisiones de Jesucristo como su deber, persiguió la meta de satisfacer las demandas del Señor, y ofreció todo su ser para someterse a innumerables pruebas, refinamientos y toda clase de sufrimiento por toda su vida. Al final, Pedro fue clavado boca abajo en la cruz por alabar al Señor y dio un maravilloso testimonio de su supremo amor a Dios y obediencia hasta la muerte, llegando a ser el que gran merecedor de la aprobación de Dios a través de los siglos y un ejemplo para la gente del futuro.
Viendo la expectativa de Dios sobre Pedro y la condena de Tomás, debemos hacer una elección correcta. ¿Quieres creer en un Dios vago en el cielo, y ser como Tomás, lleno de dudas sobre el Dios práctico encarnado? ¿O serás como Pedro, una persona inocente y honesta que practicará y entrará cuando escuche las palabras de Dios, siga a Dios fielmente, ame y satisfaga a Dios, lleve a cabo Su voluntad con todo su corazón y mente como una búsqueda de toda la vida? ¿Qué tipo de persona quieres ser?
(Traducido del original en inglés al español por Karen López)
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