"Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de laje, ESCUCHANDO A ESPIRITUS ENGAÑADORES y A DOCTRINAS DE DEMONIOS; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, Y MANDARAN ABSTENERSE DE ALIMENTOS QUE DIOS CREO PARA QUE CON ACCION DE GRACIAS PARTICIPASEN DE ELLOS LOS CREYENTES Y los que han conocido la verdad. PORQUE TODO LO QUE DIOS CREO ES BUENO, Y NADA ES DE DESECHARSE si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado"
1 Timoteo 4:1-5
Resulta difícil no encontrar paralelos entre la historia de Ellen White y la descripción de los falsos profetas contra los que Pablo escribió a Timoteo. Su base era en ambos casos la obra de espíritus engañadores (algo que encaja muy bien en la descripción del "ángel acompañante" de Ellen White, como hemos visto y seguiremos viendo) y doctrinas demoníacas (volveremos sobre esto) entre las que se contaban las de prohibir ciertos alimentos.
Puestos a elegir entre las enseñanzas de Jesús y Pablo, y las de Ellen White, cualquier persona deseosa de agradar a Dios debería optar por las primeras.
Ellen White y el sábado
Como era de esperar, la teología de Ellen White no fue mejor que sus conocimientos de dietética. Como supuesta profetisa de Dios, Ellen White no pensó -como no lo hizo Joseph Smith- que lo más lógico era que su mensaje se adaptara a la Biblia. Todo lo contrario. Puesto que era la profetisa más grande de Dios parecía tener derecho a llevar la contraria precisamente al mismo Jesucristo.15 Un buen ejemplo de ello es la famosa cuestión del sábado. Es esta una doctrina tan importante para la secta adventista que incluso forma parte de su nombre. La secta no es sólo adventista. Es adventista del séptimo día. Lo que pocos adeptos saben es que tal doctrina no arranca de un estudio reflexivo y cuidadoso de la Biblia sino -¿cómo no?- de un conjunto de visiones angélicas de Ellen White.
La primera de estas visiones tuvo lugar en 1847 en Topsham, Maine y aparece recogida en Early Writings, pp. 32-35. Un ángel se dirigió a Ellen y la introdujo en el santo de los santos. Posteriormente, le mostró las tablas de la Ley y le hizo comprender que el mandato del sábado no había sido clavado a la cruz. Por último, Ellen escuchó de la boca de Dios "el día y la hora de la venida de Jesús". Fuera o no cierta esta visión, Ellen White debía haber comprendido que no podía ser más antibíblica en cuanto a su naturaleza. En el santo de los santos sólo entró Cristo una vez y para siempre (Hebreos 9:24-27) y no muestra la Biblia que ese privilegio fuera a compartirlo después con una profetisa por muy acompañada de ángel que estuviera. En segundo lugar, la Biblia nos muestra que en la cruz fueron clavados todos los preceptos de la ley y no todos salvo el sábado (Colosenses 2: 13-14). Finalmente, el día y la hora es algo cuyo conocimiento está reservado a Dios (Marcos 13:32) y que no ha sido entregado a ningún profeta, ni siquiera a la profetisa White. Si Ellen White hubiera tenido mayor conocimiento de la Biblia (y más humildad) hubiera rechazado la visión como algo que no procedía de Dios. Por desgracia, no fue así. Si realmente un ángel acompañó a Ellen White en su visión, lo que le enseñó se contradecía con la Biblia y siguiendo la regla de Pablo en Gálatas 1: 8-9 respecto a las revelaciones angélicas debía haber sido rechazado. Guardar el sábado sería -a partir de ahora- la marca de la Bestia del Apocalipsis y, por supuesto, a tal conclusión no llegó mediante el estudio de la Biblia sino gracias a un conjunto de visiones. Según afirmaba la profetisa en relación Con una de ellas:
"Se me mostró que si siempre se hubiera guardado el sábado, nunca habría habido un infiel o un ateo. La observancia del sábado habría guardado al mundo de la idolatría".l6 Precisamente por esta razón -y por otras muchas-la Iglesia Católica era la Bestia del Apocalipsis, la Gran Prostituta, y las iglesias evangélicas eran las hijas de esa prostituta.
"En el capítulo 13, se describe otra bestia... Este símbolo... representa al papado".17
"El paganismo había dejado sitio al papado. El dragón había dado a la bestia su poder, y su trono y grande autoridad".l8
En la visión de 27 de junio de 1850, (recogida en Early Writings, p. 64 ss) el "ángel acompañante" volvió a enseñar a Ellen White la doctrina adventista sobre el sábado y, a la vez, le dio varias revelaciones adicionales. En primer lugar, le dijo que "el Tiempo está casi terminado" y que "las siete plagas iban a ser derramadas pronto". Después, le mostró que "el papa ha cambiado el día de descanso del séptimo al primer día... Ha pensado cambiar el mandamiento más grande del decálogo". Finalmente, añadió que "El Cielo será barato, si lo obtenemos a través del sufrimiento". De nuevo el ángel acompañante de Ellen White volvía a pronunciar una serie de enseñanzas contrarias al mensaje de la Biblia.
Para empezar está bastante claro que las plagas anunciadas no se derramaron pronto. A casi siglo y medio de la profecía continúan sin ser derramadas. Como en el caso de Miller, algo salió mal en la profecía. En segundo lugar, el mandamiento más grande del decálogo no es el del sábado. Cristo -en contra de lo expresado por el ángel de la señora White- dejó establecido que el mayor mandamiento era el de amar a Dios y no el del sábado (Mateo 22:34-40). Tampoco es cierto que fuera un papa el que cambiara el mandato del sábado por el del domingo como luego veremos y, finalmente, la salvación no se obtiene por el sufrimiento sino por la gracia de Dios, a través de la fe y sin obras (Efesios 2:8-9). Si la visión narrada por Ellen White fue cierta, no podemos tener duda de que el ángel no era de Dios. Si fue falsa, Ellen White era una farsante que no tuvo el menor reparo en enseñar doctrinas antibíblicas por puro capricho e interés. En cualquiera de los dos casos ni la inspiró el Espíritu de Dios ni ella fue profetisa del Señor.
Con todo lo anterior, la cuestión sobre las visiones de Ellen White debería quedar zanjada, pero creemos importante examinar antes si la Biblia enseña que los cristianos deben guardar el sábado.
En primer lugar, el adventismo insiste en que el sábado es un memorial de la creación. No hace falta sino ir a la carta a los Hebreos para ver cómo el descanso sabático ya ha sido sustituido para los cristianos por un descanso mejor. Dice así:
"Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia".Hebreos 4:9-11
El autor de la carta a los Hebreos nos proyecta no hacia un evento pasado, el séptimo día, sino hacia uno futuro del que el sábado fue un tipo. No hay pues nada perpetuo en el sábado.
En segundo lugar, el adventismo enseña que Apocalipsis 14,9-12 ordena guardar el séptimo día.
Veamos pues el pasaje en cuestión:
"Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos' ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús".
Yo me permito ahora preguntar al lector sensato e imparcial: ¿dónde habla este texto del papa?; ¿dónde dice que cambió el sábado por el domingo?; ¿dónde dice que ese cambio constituye la marca de la bestia? Nada en el pasaje indica nada parecido. Tal calenturienta interpretación sólo estaba en el ángel acompañante de la profetisa y en ella. Ahora bien, el pasaje sí que enseña algo con claridad: el hecho de que los condenados son atormentados en el infierno. Otra doctrina bíblica negada por los adventistas... gracias a otra visión angélica como veremos en el apartado siguiente.
En tercer lugar, el adventismo insiste en que el Nuevo Testamento ordena guardar el sábado. Ciertamente, Jesús guardó el sábado porque nació bajo la ley (Gálatas 4:4) y hasta El (no más allá) llegaban la ley y los profetas (Mateo11:3); pero como veremos más adelante nosotros no estamos ya bajo la Ley. Pablo también visitó sinagogas en sábado en su afán de evangelizar a los judíos (en viernes, por ejemplo, no hubiera encontrado a nadie). Con ello seguía el principio de 1 Corintios 9: 12-23 de hacerse todo a todos para ganar a alguien para Cristo. Ahora bien, él mismo señaló claramente que no estábamos sometidos a los preceptos judíos sobre las festividades y los sábados (sin excluir al sábado-séptimo día). Dice así, por ejemplo, en Colosenses 2: 16:
"Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva, o días de reposo. Todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo".
A todo lo anterior debe unirse que el Nuevo Testamento indica igualmente que entre los primeros cristianos el sábado había sido sustituido por el domingo como día de reposo. Así:
a. Jesús resucitó en domingo (Juan 20: 1)
b. Jesús se apareció por vez primera a todos sus discípulos
en domingo (Juan 20:19)
c. La segunda aparición de Jesús a todos los discípulos fue
también en domingo (Juan 20:26).
d. La venida del Espíritu Santo en Pentecostés fue en
domingo (Hechos 2: 1).
e. Fue en domingo cuando Pedro predicó su primer sermón
de evangelización y entraron los primeros creyentes en
la Iglesia (Hechos 2:14 y 2:41).
f. La Iglesia gentil se reunía en domingo y en ese día se
tomaba la Cena del Señor (Hechos 20:6-7)
g. La Iglesia recogía sus colectas y ofrendas en domingo
(1 Corintios 16:2).
Después de ver la forma gloriosa en que Dios marcó el domingo bajo el Nuevo Pacto, ¿cómo puede pues pretenderse que el domingo es la marca de la bestia instituida por un papa? De hecho, esta afirmación es también falsa (algo nada extraño cuando uno se familiariza con la realidad acerca de las visiones de Ellen G. White) ya que la iglesia subapostólica guardó el domingo en lugar del sábado. Veamos algunos ejemplos:
-La Epístola de Bernabé (escrita entre el 70 y el 120 A.D.): "Por lo tanto, nosotros guardamos el octavo día para celebrado. En ese día Jesús resucitó de entre los muertos, y tras manifestarse, ascendió a los cielos" (XV).
-Didajé (escrita entre el70 y ellIO A.D.). "Reunidos cada día del Señor, partid el pan y dad gracias, después de haber confesado vuestros pecados, a fin de que vuestro sacrificio sea puro" (c. XIV).
-Ignacio (hacia el 80-90 A.D..): "Ahora bien, los que se criaron en el antiguo orden de cosas vinieron a la novedad de esperanza, no guardando ya el sábado, sino viviendo según el domingo, día en que también nuestra vida amaneció" (Epístola a los magnesios IX).
-Justino mártir (hacia el 150 A.D.): "Pero el domingo es el primer día, en el que todos celebramos nuestra asamblea común, porque es el primer día en que Dios, habiendo realizado un cambio en la oscuridad y la materia, hizo el mundo; y Jesucristo, nuestro salvador, fue en ese mismo día cuando resucitó de entre los muertos" (1 Apología, c. 67).
Ni la Biblia, ni el testimonio de los primeros cristianos, ni la Historia apoyan el fanatismo adventista en relación con el séptimo día. No es extraño. Su base fundamental fue una serie de visiones -impuestas posteriormente a toda la secta- cuyo origen resultaba angélico y cuyo contenido (falsas profecías sobre el fin del mundo y otro tipo de alegaciones) no podía proceder de Dios. ¿Ellen White profetisa de Dios? La evidencia se declara en contra. Pero aún queda más que examinar al respecto.
(La otra cara del Paraíso. La verdad sobre las grandes sectas. César Vidal Manzanares. Ed. Unilit)