Engendrar y cuidar

hgo

2
5 Septiembre 2001
3.029
1
Practicando los libros de 1 y 2 de Tesalonicenses
Semana 23 --- Parousía
Lunes --- Leer con oración: 2 Ts 2:1-4; 1 Ts 2:19; 3:12-13; Ro 8:6-11

“Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread” (Gn 1:28a)

ENGENDRAR Y CUIDAR
El tema de esta semana es: “Parousía” (2 Ts 2:1-4), término griego que quiere decir presencia, venida. En 2 Tesalonicenses 2:5 leemos: “¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?”. Pablo ya les había hablado acerca de la venida del Señor; pero, ahora, cuando deberían aplicar lo que habían oído, él les recordó y los alertó nuevamente. Aquí vemos una dirección maravillosa para la iglesia en Tesalónica, una estructura de tres puntos: fe, amor y esperanza. Fe es recibir, aceptar lo que el Señor Jesús hizo por nosotros, para que se haga real, para que sea nuestra realidad. El amor es la base, el fundamento de la vida de la iglesia. El tercer punto es la esperanza de Su venida, cuando estemos delante del tribunal en los aires, libres de toda restricción terrenal, estaremos siempre con el Señor. Los cinco capítulos de 1 Tesalonicenses nos hablan acerca de la venida del Señor (cfr. 1:10; 2:19; 3:13; 4:16-17; 5:23). Así que, los santos en Tesalónica fueron introducidos en una visión y tenían una meta.
Debemos estar concientes de nuestra meta: la venida del Señor. Todo lo que hacemos y vivimos aquí es para esperar la venida de Cristo. Predicamos el evangelio porque es la comisión que el Señor nos dio: fructificar y multiplicar, llenar la tierra y sojuzgarla (Gn 1:28). Aquí tenemos cuatro puntos; el primero es ser fructíferos, es decir, engendrar y cuidar. Al predicar el evangelio, no sólo debemos conducir a las personas a la regeneración, sino más bien, después de engendrarlas, debemos cuidar de ellas para que crezcan. En el pasado, ya sea en el cristianismo o incluso entre nosotros, tuvimos reuniones de evangelización y muchos fueron engendrados; el problema es que no hemos cuidado de ellos. Dios quiere que engendremos y cuidemos. No somos un movimiento cristiano evangelístico; sino, que tenemos el encargo y la gran comisión de parte del Señor, que es engendrar y cuidar, para que las personas que cuidamos, cuando el Señor vuelva, puedan estar firmes delante de Él (1 Ts 2:19; 3:12-13). No sólo Pablo quería recibir la recompensa del Señor; también quería que todas las personas a las que predicó estén allí juntamente con él.
Esto nos ilumina y nos trae revelación, es un ejemplo para nosotros y es una meta que el Señor nos dio: llevar a las personas a la salvación, criar y cuidar de ellas con ternura, para que puedan estar en pie en Su presencia. Esto ocurrirá después de que ellos hayan negado totalmente la vida del alma y tengan todo su ser saturado de Espíritu y vida (cfr. Ro 8:6- 11). De esta manera, cuando el Señor vuelva, permaneceremos en pie en Su presencia. Para eso, hoy aún tenemos la oportunidad de ir delante de Él, es decir, aún tenemos la oportunidad de perder la vida del alma.
Tal vez no tengamos tanto temor de nuestra alma como deberíamos tener. En el pasado, siempre consideramos que el pecado era lo más terrible, porque estábamos muertos en delitos y pecados, pero no veíamos cuán terrible es el alma natural. Muchas veces admiramos las partes buenas del alma, e incluso queremos perfeccionarlas. Eso es lo que hacen los filósofos y religiosos con preceptos, tradiciones, costumbres y la cultura con sus aspectos morales. Nosotros apreciamos estas cosas y muchas veces las tomamos como meta, pero no percibimos que nos desvían y nos apartan del Espíritu.
Debemos darnos cuenta de las cosas que nos llevan a la mente, al alma, y no nos traen ningún provecho, para que podamos rechazarlas. Estas cosas sólo nos desvían de la economía de Dios.
Punto Clave:
Fe, amor y esperanza
Pregunta:
¿Cuál fue la dirección que Pablo dio a la iglesia de los tesalonicenses?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!