¿Emparejarme con una chica de 21 años?

Alitek

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19 Julio 2003
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Que la Paz del Altísimo estén con todos. Tengo 36 años y por razones de cuido de mi familia y algo de ser tímido, no he encontrado pareja. Mi única novia que tenia me dejo por cuidar a mi familia tan especial.

Ahora resulta que aparece una chica de 21 años que alega esta enamorada de mí. Nuestra Iglesia es bien pequeña y temo que no aprueben esto. También no me siento cómodo, aunque admito que la madurez y la hermosura de la hermana toca mi corazón.

Le he orado a Dios por una chica de mi edad y que tenga la posibilidad de que me de hijos, pero se que una mujer a esa edad (36) se le dificulte tenerlos.

Necesito orientación al respecto o deberé seguir orando.
 
una luz en el camino

una luz en el camino

Amigo y hermano:
te comparto un mensaje que recibí y de seguro te dara una luz en el camino que estas recorriendo, si fue de tu ayuda por favor hazmelo saber a [email protected], bendiciones.

Queridos Amigos y Amigas en el Señor Jesucristo.

Que la voluntad de Dios se cumpla en sus vidas siempre.

Gente buena, gente santa, una de mis amigas del correo electrónico que pidió que la ayudara a orar porque necesitaba saber si una oportunidad que se presentaba para iniciar una relación de noviazgo era de Dios o no. Hoy quise transcribirles un resumen de la carta que le escribí, dándole pautas y directrices de cómo ella podía discernir la voluntad de Dios, no sólo en el área sentimental, sino en todas las áreas de su vida. Espero que estos consejos también sean útiles para ustedes. ¡Bendiciones! Y que la gracia sea con todos los que aman al Señor Jesùs con amor inalterable. Asì sea.

Amiga querida, que el Señor Jesús cumpla a cabalidad con aquel último versículo que el Espíritu Santo puso en mi corazón para ti: Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. (Salmo 32: 8).

Hoy quiero escribirte acerca de las pautas y las directrices que debes seguir para conocer la voluntad de Dios en cada área de tu vida, sobre todo en algo tan importante como lo son los sentimientos en el corazón. Claro está, que todo lo que voy a exponer ahora será muy provechoso únicamente para personas que están determinadas, cien por ciento, a hacer la voluntad de Dios. Para alguien que escoge hacer su propia voluntad y satisfacer sus propios deseos, pues, todo lo que le pueda decir acerca de cómo conocer la voluntad de Dios, lo hará a un lado.

Muy bien. Comencemos citando algunas frases muy conocidas y ciertas:

· “No toda puerta que se abre es de Dios”.
· “Hay cosas buenas, pero Dios quiere darme lo mejor”.
· “Dios quiere ir despacio, precisamente porque hay prisa”.
· “Busca la voluntad perfecta de Dios, no su voluntad permisiva”.
· “Ocúpate de las cosas del Señor, que el Señor se ocupará de las tuyas”.

Todos y cada uno de estos pensamientos te hacen ver que, antes de dar algún paso o tomar alguna decisión en cualquier área de nuestra vida, siempre debe haber un compás de espera en la que debemos detenernos, hacer un alto, y preguntar al Señor Jesús si realmente es su voluntad que me involucre en equis situación que se me presenta. Estos pensamientos te hablan de —ir despacio—, —saber escoger—, —discernir las oportunidades—, —tener cuidado de no desviarse o distraerse del curso trazado—.

Obviamente, que el temor de Dios que hay en nosotros, inmediatamente nos impulsa a orar cuando somos conscientes del peligro de —perder lo precioso de Dios por no tener calma—, —perder lo precioso de Dios por no saber escoger—, —perder lo precioso de Dios por no detenerse a discernir—, —perder nuestra corona, nuestra recompensa, por habernos desviado del camino—.

Ahora bien según mi experiencia, existen cinco respuestas diferentes, cinco respuestas posibles, que Dios puede darte cuando en oración preguntas al Espíritu Santo si equis cosa es la perfecta voluntad del Señor Jesús para tu vida o no. Son las siguientes:

Dios puede responder:

· Sí, y se hace.
· Sí, pero aún no es el tiempo.
· No, y se desecha.
· No, pero hay otras opciones.
· La quinta respuesta es el silencio.

Las primeras cuatro respuestas son claras. La persona que realmente mantiene la actitud de humillarse y negarse a sí misma delante de Dios, y ama a Dios, y ama hacer su voluntad, no tendrá serios problemas o dificultades por obedecer el consejo de Dios, aunque le duela y no entienda. Pero, ¿qué hacer cuando Dios guarda silencio?

Pues lo mejor es quedarse quieto, lo mejor es no hacer nada, porque, si lo haces, lo harás sin Dios. Si Dios guarda silencio no se debe tomar ninguna decisión, no se debe dar ningún paso, se debe mantener el curso y el rumbo que nos ha mantenido ocupados hasta ese momento, hasta que Dios mismo rompa el silencio y declare su voluntad. Debes decirte a ti misma: —lo siento, no puedo tomar ninguna decisión en esto, porque Dios no me ha dicho nada, su respuesta fue guardar silencio, por eso seguiré orando, seguiré esperando, hasta que el Señor Jesús me declare su voluntad—.

Si das pasos o tomas decisiones cuando Dios no te ha dicho ni mostrado nada en concreto, entonces tienes muchas probabilidades de llegar a encontrarte haciendo las cosas —que Dios nunca te mandó—. El versículo bíblico donde se encuentra ese juicio, bueno, al menos yo lo llamo juicio, dice los siguiente:

Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón.

Este versículo habla de un pecado terrible, habla de sacrificios humanos, de sacrificios de niños específicamente, quienes morían carbonizados quemados por el fuego. Sin embargo, lo que yo rescato del versículo es lo último que dice Dios por medio del profeta: —cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón—. En la versión popular Dios Habla Hoy el mismo versículo dice así:

En el valle de Ben-hinom construyeron el altar de Tofet para quemar a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les había ordenado y que ni siquiera me pasó por la mente. (Profeta Jeremías 7: 31)

Ahora me podrías decir: —Pero Oscar, yo simplemente estoy buscando dirección de Dios acerca de una posible relación amorosa, ¿qué tiene que ver eso con un pecado tan terrible con el de sacrificios de niños?— Pues, la concordancia se hace con este otro versículo:

Y Samuel dijo: ¿Se complace el Señor tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras del Señor? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios y el prestar atención que la grosura de carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión y como ídolos e idolatría la obstinación.

En la versión popular Dios Habla Hoy el mismo versículo dice así:

Más le agrada al Señor que se le obedezca y no que se le ofrezcan sacrificios y holocaustos; vale más obedecerlo y prestarle atención que ofrecerle sacrificios y grasa de carneros. Tanto peca el que se rebela contra él como el que practica la adivinación; semejante a quien adora a los ídolos es aquel que lo desobedece (Primer Libro de Samuel 15: 22-23).

Aquí puedes notar, no tanto el hecho de que desobedecer a Dios es un pecado de la misma índole que la adivinación o idolatría, sino que el Señor Jesús (es el enfoque que quiero darle) me puede decir las mismas palabras de —cosa que yo no te mandé, ni subió en mi corazón— cuando yo me involucro en cosas que no son la perfecta voluntad de Dios para mi vida.

Ahora busquemos el balance. Recuerdo que un día chateando me dijiste: Lo que más temo es que Dios no quiera darme lo que deseo tan fuertemente. A esto debo decirte que no debes temer, porque Dios sí quiere darte lo que deseas. La voluntad de Dios es concederte la petición de tus labios, es cumplir con el deseo de tu corazón, es cumplir con tu gozo, es hacerte feliz, muy feliz, al lado del Señor Jesús. Estas verdades se encuentran en los siguientes versículos:

El rey se alegra en tu poder, oh Jehová; y en tu salvación, ¡cómo se goza! Le has concedido el deseo de su corazón, y no le negaste la petición de sus labios. Libro de Salmos 21: 1-2

Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. Evangelio de Juan 16: 24.

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. Primera Epístola de Juan 5: 14-15.

Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Libro de Salmos 37: 3-4.

Pero vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas; mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Evangelio de Mateo 6: 32-33.

Entonces debes hacer un balance entre el temor de no ocuparte en cosas que Dios nunca te mandó (como dedicar tu tiempo, tu atención, tu amor a equis persona), y el deseo del mismo Dios de hacerte justicia, de recompensarte, de responder a tu petición, de concederte el deseo de tu corazón (como el tener a tu lado ese novio que te dé ese abrazo desinteresado que muchas veces te hace falta, con quien pasar tus vacaciones, con quien formar el hogar que no tienes, con quien tener los hijos que temes no poder llegar a tener por el paso del tiempo).

Si te ocupas en cosas que Dios nunca te mandó, corres el serio peligro de perder lo que realmente el Señor Jesús tenía reservado para ti, para tu gozo y alegría, pues la Biblia advierte: He aquí, vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona (Libro de Apocalipsis 3: 11). Sin embargo, si logras llegar al tiempo y al lugar donde Dios cambiará tu tristeza en gozo, donde Dios cambiará tu lamento en baile, entonces, vivirás feliz al saber que tienes la recompensa que el Señor Jesús quería darte desde ya hace muchos años atrás cuando Dios tomó la decisión de darte —tremendas cosas— en justicia para que quedes —saciada—.

Estas son las pautas y directrices que debes seguir para conocer la voluntad de Dios.

Sin embargo, hay una última cosa que quisiera agregar. Es un pensamiento de mi propia autoría: No hay que confundir afinidad con camino fácil. Cuando digo que no hay que confundir “afinidad” con “camino fácil”, me refiero a que la voluntad de Dios no se discierne en base a circunstancias, sean positivas o negativas, sino en una convicción o certeza en el espíritu, en el corazón; esa certeza o convicción de que Dios me ha hablado acerca de esa persona en especial.

Yo no puedo pensar diciendo: “si las circunstancias son positivas entonces es porque es voluntad de Dios; si las circunstancias son negativas es porque no es voluntad de Dios”. Jamás podemos discernir la voluntad de Dios en base a las circunstancias, porque ellas pueden cambiar de un día para otro. Por el contrario, la convicción o certeza en el corazón permanece constante, esa certeza o convicción de que cuando Dios inicia algo, él mismo lo lleva a su fin, no importa si en el proceso todas las circunstancias estaban en contra.

Para concluir me resta solo decirte: Querida amiga, te deseo todo el éxito del mundo en tu determinación de buscar la voluntad de Dios y hacerla.:denfadado