I. La realidad de los valles
La vida cristiana no es solo subir montañas de victoria

, también hay valles de dificultad

.
En esos momentos solemos preguntarnos: “¿Dios me dejó aquí?”.

Pero la Biblia nos recuerda una verdad gloriosa:
Dios también está en los valles.
“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.” (Salmo 23:4)
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán.” (Isaías 43:2)
El valle nunca es un error, es parte del plan de Dios para llevarnos a una fe más profunda.
II. Tres valles donde Dios obra
El Valle de Lágrimas –
Todos hemos enfrentado pérdidas, decepciones y momentos de angustia. Pero allí donde hay lágrimas, Dios siembra esperanza.

No te quedes atrapado en tu dolor. Atraviésalo confiando que el Señor puede convertir lo amargo en dulce, y lo roto en un nuevo comienzo.
“Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.” (Salmo 126:5)
“Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón.” (Salmo 34:18)
El Valle de Huesos Secos –
Tal vez pienses que tu situación está muerta: tus sueños, tu familia, tus finanzas…

Pero Dios es experto en traer vida donde no la hay. En medio de la aridez, su palabra es la que da esperanza y resurrección.
“Huesos secos, oíd palabra de Jehová.” (Ezequiel 37:4)
“Nada hay imposible para Dios.” (Lucas 1:37)
Lo que para ti ya terminó, para Dios apenas comienza.
El Valle a Causa de la Unción –
No todo valle es castigo. Muchas veces atravesamos pruebas porque
hemos sido ungidos para un propósito mayor.

Si el enemigo te ataca con fuerza es porque sabe que estás destinado a grandes cosas en el Reino.
Dios usa estas pruebas para forjar tu carácter y demostrar que su gracia es suficiente.
“Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.” (Santiago 1:2-3)
“Aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior se renueva de día en día.” (2 Corintios 4:16)
Ilustración: El valle es como una cueva oscura. Dentro parece no haber salida y todo es incertidumbre. Pero al salir, la luz se vuelve más brillante que nunca. Así, el valle te prepara para valorar la gloria de Dios en tu vida.
III. La promesa del Dios del valle
Dios no te deja en medio del valle.
Él camina contigo, te sostiene con su mano y promete que al final saldrás más fuerte, más maduro y más lleno de fe.
“Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.” (Éxodo 33:14)
“Pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas.” (Isaías 40:31)

El valle no es tu destino, es solo el
camino hacia tu victoria.
Palabra final:
Hoy puedes declarar con fe:
“El valle no me destruye, el valle me transforma. Yo no camino solo, Dios va conmigo y me levantará con poder.”
Desafío para la Iglesia:
- ¿Estás dispuesto a confiar en Dios incluso cuando no entiendes el propósito de tu valle?

- ¿Estás viendo tu situación como un final… o como un comienzo para un milagro?


- ¿Qué testimonio darás cuando salgas de este valle? ¿Uno de derrota… o de victoria en Cristo? 🕊
