El Tocino y la Velocidad

Bart

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24 Enero 2001
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http://www.icp-e.org/hemeroteca/e2002/e020412pb.htm

El Tocino y la Velocidad
del Evangelismo


La sabiduría popular española es tan grande que en uno de sus dichos advierte que los humanos somos capaces de confundir asuntos tan dispares como "tocino" y "velocidad". Esta aparentemente absurda posibilidad se produce con mucha más frecuencia de lo que suponemos, sobre todo cuando apasionadamente nos entregamos a conclusiones precipitadas, sin el sereno y conveniente análisis.

Algunos queridos hermanos, han respondido a mi artículo sobre la educación religiosa en las Escuelas Públicas, para expresar, para gozo de todos, la bendición que su excelente obra evangelizadora está cosechando a partir del trabajo iniciado por la implantación de tal enseñanza religiosa concertada en su localidad. En su artículo respuesta atribuyen ese resultado, que a todos nos satisface, al fruto de tal acuerdo. Pero en mi modesta opinión y con el enorme respeto que me merecen per se y por su trabajo, aquí estos hermanos tienen una confusión tan grande como la del tocino con la velocidad.

Para atribuir el fruto a los acuerdos, tendría que ser universal (salvo las lógicas excepciones). Es decir, que ese mismo efecto se produciría en todas partes, y que sin el acuerdo no se podría producir nada semejante. Esto haría que realmente el "acuerdo" fuese "causa", "motor" ó "instrumento vital" del resultado.

A estos queridos y admirados hermanos yo les podría enviar otro extenso relato de mi participación durante ocho años en un ministerio de prisiones, (que sigue en la actualidad, aunque yo no pueda participar ahora en el mismo, a causa de mi traslado de residencia a otra región de España, donde el Señor me ha confiado un trabajo diferente). También se produjo en España, y sin Ferede, ni más acreditaciones que de las iglesias locales. Sin salarios estatales, y sin formación programática diseñada y autorizada por firmantes de acuerdo alguno. Pero con visión espiritual, sentido de responsabilidad, valentía, decisión, trabajo, oración, fe y perseverancia (Pongan Vds. los ingredientes por el orden que prefieran), el Señor abrió puertas y llegamos a tener casi un tercio de la población reclusa escuchando del amor de Dios cada semana. También pudimos contar con un local específico para el culto dentro de la prisión y con todas las facilidades y cooperación necesaria por parte de los funcionarios tanto de régimen como de tratamiento.

¿No dijo Jesucristo que si creemos veremos la gloria de Dios? Pero no dijo que pasase por firmar acuerdos con el Estado, ni con establecer una asignatura de enseñanza religiosa pagada con dinero de los impuestos de cristianos y paganos. Simplemente la bendición de Dios se produce cuando creemos y somos fieles a sus mandatos. Ahí radica la causa de la bendición y del fruto. Esa es la clave. También la de ustedes, hermanos. Cuando en lugar de andar lamentando siempre que si España es dura, que si es ignorante, que si es fanática, nos ponemos manos a la obra, saliendo a la sociedad y creyendo que el evangelio es, hoy como ayer, poder de Dios para salvación, hemos visto, como ustedes, que en España hay una gran sed espiritual. Y que por cada burlador hay un buen número de personas que con agrado escuchan el mensaje celestial, otra cosa diferente es que luego acepten el mensaje y sus implicaciones.

Pero el problema de nuestra escasa presencia en la sociedad no tiene nada que ver con los acuerdos con el Estado, sino porque nos hemos encerrado en unas cárceles a las que llamamos iglesias ó templos, que son, en demasiadas ocasiones, simples centros sociales, en los que se instala el trámite, la rutina, la contienda y la obligación. Foros de oratoria, en los que, muchas veces, se eligen los predicadores más por razones de sexo o apellido, que por formación y espiritualidad. Y donde, cada vez más, las predicaciones, tanto por parte de oradores como de oidores, no tienen la menor pretensión de conmover conciencias ó hacer arder los corazones; ni que, como fruto de ello, alguien pueda variar la forma de ser ó de pensar, si no que el mensaje pasa, muchas veces, a ser una rutina ó un entretenimiento cómplice en el que el predicador predica porque le toca, y le escuchan por acompañarle, mientras se dedican a puntuarle sobre sus cualidades retóricas ó su ortodoxia.

Pero el día que de verdad los cristianos evangélicos pongamos a un lado intereses denominacionales y personales… Dejemos de montar chiringuitos por la sencilla razón de que hermanos que están cien metros más allá dicen Shiboleth, y nosotros Siboleth... Cuando no sea un motivo de separación que allí toquen con órgano ó piano y aquí con guitarras y palmas, que allí canten con himnario, o aquí con cancioneros; que allí se pongan un velo y aquí no…. Cuando sepamos discernir que cosa es doctrina y que cosas opiniones, cuentos y tradiciones, y otorguemos a cada una su propio valor… Cuando haya en las iglesias auténticas clases de formación bíblica… Cuando se ignore el protagonismo personal de algunos figuroncillos, que ni hacen ni dejan hacer, y se pase de ellos… Cuando se aparquen, trasladándolos a otros foros, los debates teológicos sobre cuestiones accesorias que están fuera del alcance de la mayoría… Cuando no haya contiendas por las cosas más absurdas del mundo, generadas por el ocio, la ignorancia y la inmadurez intelectual y espiritual… El día en que, incluso, cambiemos ese lenguaje "litúrgico, dramático y solemne de opereta" que tanto empleamos… Y cuando entendamos que llevar las buenas nuevas es una deber de todo cristiano, no algo obliga solo a profesionales ó asalariados (porque además en estos casos siempre queda la duda de las motivaciones), y obedezcamos al mandato de "Ir y predicar" y, en lugar de esperar que vengan, vayamos sin retórica pero con ánimo y fe a sembrar con nuestros talentos el evangelio puro y simple (que el hombre es enemigo de Dios pero puede reconciliarse a través de Jesucristo; que está muerto espiritualmente, pero que puede nacer de nuevo; que hay un futuro glorioso, eterno y trascendente para los hijos de Dios, y no otras cosas como cuentos fantásticos, curanderismo histérico, profecías absurdas, penosos espectáculos de masas ó soluciones materiales para un mundo aunque siga sin Dios) Y testifiquemos con alegría, comunión, cariño, perseverancia y oración, ya veríamos como Dios obraría maravillas y daría el crecimiento, sin necesidad de acuerdos con el Estado, ni cobrar de los impuestos, ni tantas organizaciones. Probadme ahora en esto, dice nuestro Dios, y os abriré las ventanas de los cielos y vaciare bendición sobre vosotros hasta que sobreabunde.

Pablo Blanco
© I+CP, Madrid, 2002, Madrid (España, www.ICP-e.org)


 
Esto fue duro

Esto fue duro

Pero el día que de verdad los cristianos evangélicos pongamos a un lado intereses denominacionales y personales… Dejemos de montar chiringuitos por la sencilla razón de que hermanos que están cien metros más allá dicen Shiboleth, y nosotros Siboleth... Cuando no sea un motivo de separación que allí toquen con órgano ó piano y aquí con guitarras y palmas, que allí canten con himnario, o aquí con cancioneros; que allí se pongan un velo y aquí no…. Cuando sepamos discernir que cosa es doctrina y que cosas opiniones, cuentos y tradiciones, y otorguemos a cada una su propio valor… Cuando haya en las iglesias auténticas clases de formación bíblica… Cuando se ignore el protagonismo personal de algunos figuroncillos, que ni hacen ni dejan hacer, y se pase de ellos… Cuando se aparquen, trasladándolos a otros foros, los debates teológicos sobre cuestiones accesorias que están fuera del alcance de la mayoría… Cuando no haya contiendas por las cosas más absurdas del mundo, generadas por el ocio, la ignorancia y la inmadurez intelectual y espiritual… El día en que, incluso, cambiemos ese lenguaje "litúrgico, dramático y solemne de opereta" que tanto empleamos… Y cuando entendamos que llevar las buenas nuevas es una deber de todo cristiano, no algo obliga solo a profesionales ó asalariados (porque además en estos casos siempre queda la duda de las motivaciones), y obedezcamos al mandato de "Ir y predicar" y, en lugar de esperar que vengan, vayamos sin retórica pero con ánimo y fe a sembrar con nuestros talentos el evangelio puro y simple (que el hombre es enemigo de Dios pero puede reconciliarse a través de Jesucristo; que está muerto espiritualmente, pero que puede nacer de nuevo; que hay un futuro glorioso, eterno y trascendente para los hijos de Dios, y no otras cosas como cuentos fantásticos, curanderismo histérico, profecías absurdas, penosos espectáculos de masas ó soluciones materiales para un mundo aunque siga sin Dios) Y testifiquemos con alegría, comunión, cariño, perseverancia y oración, ya veríamos como Dios obraría maravillas y daría el crecimiento, sin necesidad de acuerdos con el Estado, ni cobrar de los impuestos, ni tantas organizaciones. Probadme ahora en esto, dice nuestro Dios, y os abriré las ventanas de los cielos y vaciare bendición sobre vosotros hasta que sobreabunde.

¿Como podeis vosotros creer,si recibis gloria los unos de los otros y no buscaias la gloria que viene del Dios unico? Juan 5:44