el significado oculto de la frase "los primeros seran los ultimos y los ultimos los primeros"

picoro

Miembro senior
3 Abril 2024
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mi humilde opinion es que significa que los servidos seran humillados y los servidores seran alabados
 
-Nuestro héroe nacional (José Artigas) se inspiró en el evangelio cuando declaró: "Que los más infelices sean los más privilegiados".
 
San Mateo 19, 23–30
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios».
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo».
Entonces le dijo Pedro: «Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».
Jesús les dijo: «Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros».
 
¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo que el primero será el último y el último será el primero?

Respuesta

Jesús hizo la declaración "muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros" (Mateo 19:30) en el contexto de su encuentro con el joven rico (Mateo 19:16–30). Después de que el joven se alejara de Jesús, incapaz de renunciar a su gran riqueza (versículo 22), los discípulos de Jesús preguntaron al Señor qué recompensa tendrían en el cielo, ya que habían abandonado todo para seguirle (versículos 27–30). Jesús les prometió el ciento por uno, más la vida eterna (versículo 29). Luego dijo: "Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros" (versículo 30).

Jesús reiteró esta verdad en Mateo 20:16 al final de la parábola de los obreros de la viña, una historia diseñada para ilustrar que el último será el primero y el primero será el último. ¿Qué quiso decir exactamente Jesús cuando dijo: "Muchos primeros serán últimos, y primeros últimos"? Primero, deberíamos eliminar lo que no quiso decir. Jesús no estaba enseñando que la forma de llegar al cielo es vivir una vida de pobreza en este mundo. La Escritura es clara en que la salvación es por gracia a través de la fe, no por obras (Efesios 2:8–9)—e independiente del estado financiero de uno. Además, Jesús no estaba enseñando una inversión automática de roles en el cielo. No existe una ley celestial donde los pobres y oprimidos deben gobernar a los ricos y poderosos. Los ricos no siempre son los últimos en el cielo, y los pobres no siempre son los primeros. Tampoco se requerirá que los creyentes que disfrutan de riqueza y prestigio en la tierra sean de alguna manera humillados en el cielo. El rango terrenal no se traducirá automáticamente en un rango celestial inverso.

Cuando Jesús dijo a los discípulos que serían grandemente recompensados en el cielo por lo que habían abandonado en la tierra, estaba contrastando su sacrificio con la falta de éste en el joven rico—el joven había sido renuente a renunciar a casi nada por amor a Cristo (Mateo 19:16–22). Dios, que ve el corazón, recompensará en consecuencia. Los discípulos son un ejemplo de aquellos que pueden ser primeros, y resulta que eran pobres (pero su pobreza no es lo que los hace primeros en el cielo). El joven rico es un ejemplo de aquellos que pueden ser últimos, y resulta que era rico (pero su riqueza no es lo que le hace el último).

La afirmación del Señor de que el último sería el primero y el primero sería el último también podría haber tenido un significado especial para Pedro, quien acababa de hablar de haberlo dejado todo (Mateo 19:27). Tal vez Jesús detectó en la declaración de Pedro un poco de jactancia—Pedro estaba a punto de volverse espiritualmente complaciente—como lo estaba el joven rico, pero por una razón diferente. La respuesta de Jesús en el versículo 30 puede haber sido una advertencia indirecta a Pedro para que siempre buscara su suficiencia en Cristo, no en su propio sacrificio. Después de todo, sin amor, incluso el mayor sacrificio no vale nada (1 Corintios 13:3).

En el capítulo siguiente a la afirmación de Jesús de que el primero será el último y el último será el primero, Jesús cuenta una parábola (Mateo 20). La historia trata de unos obreros que se quejan de que a otros, que no trabajaron tanto como ellos, se les pagó la misma cantidad. En otras palabras, consideraban que su propio trabajo era digno de compensación pero consideraban que el trabajo de sus compañeros era inferior y menos digno de recompensa. Jesús termina la parábola con la afirmación: "Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros" (Mateo 20:16). La interpretación más directa, basada en el contenido de la parábola, es que todos los creyentes, sin importar cuánto tiempo o cuánto trabajen durante esta vida, recibirán la misma recompensa básica: la vida eterna. El ladrón en la cruz (Lucas 23:39–43), cuya vida de servicio se limitó a un momento de arrepentimiento y confesión de fe en Cristo, recibió la misma recompensa de la vida eterna que Timoteo, que sirvió a Dios durante años. Por supuesto, la Escritura también enseña que hay diferentes recompensas en el cielo para diferentes servicios, pero la recompensa definitiva de la vida eterna será dada a todos por igual, basada en la gracia de Dios en Cristo Jesús.

Hay varias formas en las que "los primeros serán los últimos y los últimos los primeros". Hay algunos que fueron los primeros en seguir a Cristo en el tiempo pero no son los primeros en el reino. Judas Iscariote fue uno de los primeros discípulos y fue honrado para ser el tesorero del grupo, sin embargo, su codicia llevó a su perdición; Pablo fue el último de los apóstoles (1 Corintios 15:8–9) sin embargo, fue el que trabajó más duro (2 Corintios 11:23). Hay algunos que fueron los primeros en privilegio pero no son los primeros en el reino. Bajo los términos del Nuevo Pacto, los gentiles tenían igual acceso al reino de los cielos, aunque no habían servido a Dios bajo el Antiguo Pacto. Los judíos, que habían trabajado duro bajo el Antiguo Pacto, estaban celosos de la gracia extendida a los "recién llegados" gentiles (ver Romanos 11:11). Hay algunos que son primeros en prestigio y rango pero nunca podrían entrar al reino. Jesús le dijo a los fariseos que los pecadores que ellos despreciaban estaban siendo salvados antes que ellos: "De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios" (Mateo 21:31–32).

Lo que Jesús está enseñando en Mateo 19:30 es esto: habrá muchas sorpresas en el cielo. El sistema de valores del cielo es muy diferente al sistema de valores de la tierra. Aquellos que son estimados y respetados en este mundo (como el joven rico) pueden ser despreciados por Dios. Lo contrario también es cierto: aquellos que son despreciados y rechazados en este mundo (como los discípulos) pueden, de hecho, ser recompensados por Dios. No te atrapes en la forma en que el mundo clasifica las cosas; es demasiado propenso a los errores. Aquellos que son primeros en la opinión de los demás (¡o primeros en su propia opinión!) pueden sorprenderse al descubrir, en el Día del Juicio, que son los últimos en la opinión de Dios.
 
¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo que el primero será el último y el último será el primero?

Respuesta

Jesús hizo la declaración "muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros" (Mateo 19:30) en el contexto de su encuentro con el joven rico (Mateo 19:16–30). Después de que el joven se alejara de Jesús, incapaz de renunciar a su gran riqueza (versículo 22), los discípulos de Jesús preguntaron al Señor qué recompensa tendrían en el cielo, ya que habían abandonado todo para seguirle (versículos 27–30). Jesús les prometió el ciento por uno, más la vida eterna (versículo 29). Luego dijo: "Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros" (versículo 30).

Jesús reiteró esta verdad en Mateo 20:16 al final de la parábola de los obreros de la viña, una historia diseñada para ilustrar que el último será el primero y el primero será el último. ¿Qué quiso decir exactamente Jesús cuando dijo: "Muchos primeros serán últimos, y primeros últimos"? Primero, deberíamos eliminar lo que no quiso decir. Jesús no estaba enseñando que la forma de llegar al cielo es vivir una vida de pobreza en este mundo. La Escritura es clara en que la salvación es por gracia a través de la fe, no por obras (Efesios 2:8–9)—e independiente del estado financiero de uno. Además, Jesús no estaba enseñando una inversión automática de roles en el cielo. No existe una ley celestial donde los pobres y oprimidos deben gobernar a los ricos y poderosos. Los ricos no siempre son los últimos en el cielo, y los pobres no siempre son los primeros. Tampoco se requerirá que los creyentes que disfrutan de riqueza y prestigio en la tierra sean de alguna manera humillados en el cielo. El rango terrenal no se traducirá automáticamente en un rango celestial inverso.

Cuando Jesús dijo a los discípulos que serían grandemente recompensados en el cielo por lo que habían abandonado en la tierra, estaba contrastando su sacrificio con la falta de éste en el joven rico—el joven había sido renuente a renunciar a casi nada por amor a Cristo (Mateo 19:16–22). Dios, que ve el corazón, recompensará en consecuencia. Los discípulos son un ejemplo de aquellos que pueden ser primeros, y resulta que eran pobres (pero su pobreza no es lo que los hace primeros en el cielo). El joven rico es un ejemplo de aquellos que pueden ser últimos, y resulta que era rico (pero su riqueza no es lo que le hace el último).

La afirmación del Señor de que el último sería el primero y el primero sería el último también podría haber tenido un significado especial para Pedro, quien acababa de hablar de haberlo dejado todo (Mateo 19:27). Tal vez Jesús detectó en la declaración de Pedro un poco de jactancia—Pedro estaba a punto de volverse espiritualmente complaciente—como lo estaba el joven rico, pero por una razón diferente. La respuesta de Jesús en el versículo 30 puede haber sido una advertencia indirecta a Pedro para que siempre buscara su suficiencia en Cristo, no en su propio sacrificio. Después de todo, sin amor, incluso el mayor sacrificio no vale nada (1 Corintios 13:3).

En el capítulo siguiente a la afirmación de Jesús de que el primero será el último y el último será el primero, Jesús cuenta una parábola (Mateo 20). La historia trata de unos obreros que se quejan de que a otros, que no trabajaron tanto como ellos, se les pagó la misma cantidad. En otras palabras, consideraban que su propio trabajo era digno de compensación pero consideraban que el trabajo de sus compañeros era inferior y menos digno de recompensa. Jesús termina la parábola con la afirmación: "Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros" (Mateo 20:16). La interpretación más directa, basada en el contenido de la parábola, es que todos los creyentes, sin importar cuánto tiempo o cuánto trabajen durante esta vida, recibirán la misma recompensa básica: la vida eterna. El ladrón en la cruz (Lucas 23:39–43), cuya vida de servicio se limitó a un momento de arrepentimiento y confesión de fe en Cristo, recibió la misma recompensa de la vida eterna que Timoteo, que sirvió a Dios durante años. Por supuesto, la Escritura también enseña que hay diferentes recompensas en el cielo para diferentes servicios, pero la recompensa definitiva de la vida eterna será dada a todos por igual, basada en la gracia de Dios en Cristo Jesús.

Hay varias formas en las que "los primeros serán los últimos y los últimos los primeros". Hay algunos que fueron los primeros en seguir a Cristo en el tiempo pero no son los primeros en el reino. Judas Iscariote fue uno de los primeros discípulos y fue honrado para ser el tesorero del grupo, sin embargo, su codicia llevó a su perdición; Pablo fue el último de los apóstoles (1 Corintios 15:8–9) sin embargo, fue el que trabajó más duro (2 Corintios 11:23). Hay algunos que fueron los primeros en privilegio pero no son los primeros en el reino. Bajo los términos del Nuevo Pacto, los gentiles tenían igual acceso al reino de los cielos, aunque no habían servido a Dios bajo el Antiguo Pacto. Los judíos, que habían trabajado duro bajo el Antiguo Pacto, estaban celosos de la gracia extendida a los "recién llegados" gentiles (ver Romanos 11:11). Hay algunos que son primeros en prestigio y rango pero nunca podrían entrar al reino. Jesús le dijo a los fariseos que los pecadores que ellos despreciaban estaban siendo salvados antes que ellos: "De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios" (Mateo 21:31–32).

Lo que Jesús está enseñando en Mateo 19:30 es esto: habrá muchas sorpresas en el cielo. El sistema de valores del cielo es muy diferente al sistema de valores de la tierra. Aquellos que son estimados y respetados en este mundo (como el joven rico) pueden ser despreciados por Dios. Lo contrario también es cierto: aquellos que son despreciados y rechazados en este mundo (como los discípulos) pueden, de hecho, ser recompensados por Dios. No te atrapes en la forma en que el mundo clasifica las cosas; es demasiado propenso a los errores. Aquellos que son primeros en la opinión de los demás (¡o primeros en su propia opinión!) pueden sorprenderse al descubrir, en el Día del Juicio, que son los últimos en la opinión de Dios.
cuando los discipulos le preguntaron a Jesus quien seria el mas grande Cristo dijo el que sea el servidor de todos sera el mas grande.. es decir el primero.. por lo tanto puede interpretarse como que los ultimos seran los servidos y los primeros los servidores.. los mas grandes los servidores y los mas chicos los servidos.. Cristo dijo el hijo del hombre no vino a ser servido sino a servir.. tambien dijo arbol que no de fruto sera cortado y arrojado al fuego..
 
-Siempre que Jesús dijo algo quiso decir lo que dijo.
hay que escrudiñar las escrituras.. es decir.. leer entre lineas los significados mas profundos.. Cristo dijo "tienen ojos y no ven tienen oidos y no oyen" porque las verdades biblicas son reveladas solo por el poder del Espiritu Santo cuando caminamos en obediencia y sumisión a Dios
 
hay que escrudiñar las escrituras.. es decir.. leer entre lineas los significados mas profundos.. Cristo dijo "tienen ojos y no ven tienen oidos y no oyen" porque las verdades biblicas son reveladas solo por el poder del Espiritu Santo cuando caminamos en obediencia y sumisión a Dios
-Es tan cierto lo que dices, como que el Señor Jesús no nos habló en un lenguaje codificado. -Entendemos los primeros como los delanteros y los últimos como los postreros. Pudimos habernos sentado escogiendo la primeras sillas y Dios finalmente nos ubique detrás de todo.
 
Puede significar que los más humildes, desfavorecidos, marginados y excluidos son los más apreciados por Dios. Por esto Dios invierte el orden.
 
mi humilde opinion es que significa que los servidos seran humillados y los servidores seran alabados
Jesús hizo la declaración “muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros” (Mateo 19:30) en el contexto de su encuentro con el joven rico (Mateo 19:16-30). Después de que el joven se alejó de Jesús, incapaz de renunciar a su gran riqueza (versículo 22), los discípulos de Jesús le preguntaron al Señor qué recompensa tendrían en el cielo, ya que habían renunciado a todo para seguirlo (versículos 27-30). Jesús les prometió “cien veces más”, más la vida eterna (versículo 29). Luego dijo: “Pero muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros” (versículo 30).

Jesús reiteró esta verdad en Mateo 20:16 al final de la parábola de los trabajadores de la viña, una historia diseñada para ilustrar que los últimos son los primeros y los primeros los últimos. ¿Qué quiso decir exactamente Jesús cuando dijo: “Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros”? En primer lugar, debemos eliminar lo que no quiso decir. Jesús no estaba enseñando que la manera de llegar al cielo es vivir una vida de pobreza en este mundo. La Escritura es clara en que la salvación es por gracia a través de la fe, no por obras (Efesios 2:8-9) y es independiente de la situación financiera de uno. Además, Jesús no estaba enseñando una inversión automática de roles en el cielo. No existe una ley celestial según la cual los pobres y oprimidos deben gobernar a los ricos y poderosos. Los ricos no siempre son los últimos en el cielo, y los pobres no siempre son los primeros. Tampoco se requerirá que los creyentes que disfrutan de riqueza y prestigio en la tierra sean humillados de alguna manera en el cielo. El rango terrenal no se traducirá automáticamente en un rango celestial inverso.

Cuando Jesús les dijo a los discípulos que serían recompensados en gran manera en el cielo por lo que habían renunciado en la tierra, estaba contrastando el sacrificio de ellos con la falta de sacrificio del joven rico, quien no había estado dispuesto a renunciar a casi nada por causa de Cristo (Mateo 19:16-22). Dios, que ve el corazón, recompensará en consecuencia. Los discípulos son un ejemplo de quienes pueden ser los primeros, y resultó que eran pobres (pero su pobreza no fue lo que los hizo primeros en el cielo). El joven rico es un ejemplo de quienes pueden ser los últimos, y resultó que era rico (pero su riqueza no fue lo que lo hizo último).

La declaración del Señor de que los últimos serían los primeros y los primeros, los últimos, también podría haber tenido un significado especial para Pedro, quien acababa de hablar de haber “dejado todo” (Mateo 19:27). Tal vez Jesús detectó en la declaración de Pedro un poco de jactancia (Pedro estaba al borde de volverse espiritualmente complaciente), como lo estaba el joven rico, pero por una razón diferente. La respuesta de Jesús en el versículo 30 puede haber sido una advertencia indirecta a Pedro para que siempre encuentre su suficiencia en Cristo, no en su propio sacrificio. Después de todo, sin amor, incluso el mayor sacrificio es inútil (1 Corintios 13:3).

En el capítulo que sigue a la declaración de Jesús de que los primeros serán últimos y los últimos primeros, Jesús cuenta una parábola (Mateo 20). La historia trata de unos trabajadores que se quejan de que a otros, que no trabajan tanto como ellos, se les paga una cantidad igual. En otras palabras, ellos ven su propio trabajo como digno de compensación, pero consideran que el trabajo de sus compañeros es inferior y menos digno de recompensa. Jesús termina la parábola con la declaración: “Los últimos serán primeros, y los primeros, últimos” (Mateo 20:16). La interpretación más directa, basada en el contenido de la parábola, es que todos los creyentes, sin importar cuánto tiempo o cuán duro trabajen durante esta vida, recibirán la misma recompensa básica: la vida eterna. El ladrón en la cruz (Lucas 23:39-43), cuya vida de servicio se limitó a un momento de arrepentimiento y confesión de fe en Cristo, recibió la misma recompensa de vida eterna que recibió Timoteo, quien sirvió a Dios durante años. Por supuesto, la Escritura también enseña que hay diferentes recompensas en el cielo para diferentes servicios, pero la recompensa final de la vida eterna se dará a todos por igual, sobre la base de la gracia de Dios en Cristo Jesús.

Hay varias maneras en las que “los primeros serán los últimos y los últimos los primeros” es cierto. Hay algunos que fueron los primeros en seguir a Cristo en el tiempo, pero no son los primeros en el reino. Judas Iscariote fue uno de los primeros discípulos y fue honrado como tesorero del grupo, pero su avaricia lo llevó a la ruina; Pablo fue el último de los apóstoles (1 Corintios 15:8-9), pero el que trabajó más duro (2 Corintios 11:23). Hay algunos que fueron los primeros en privilegio, pero no son los primeros en el reino. Según los términos del Nuevo Pacto, los gentiles tenían igual acceso al reino de los cielos, aunque no habían servido a Dios bajo el Antiguo Pacto. Los judíos, que habían trabajado mucho bajo el Antiguo Pacto, estaban celosos de la gracia extendida a los “recién llegados” gentiles (véase Romanos 11:11). Hay algunos que son los primeros en prestigio y rango, pero que tal vez nunca entren en el reino. Jesús les dijo a los fariseos que los pecadores que ellos despreciaban estaban siendo salvados antes que ellos: “De cierto os digo que los publicanos y las prostitutas van delante de vosotros al reino de Dios” (Mateo 21:31–32).

Lo que Jesús está enseñando en Mateo 19:30 es esto: habrá muchas sorpresas en el cielo. El sistema de valores del cielo es muy diferente del sistema de valores de la tierra. Aquellos que son estimados y respetados en este mundo (como el joven rico) pueden ser mal vistos por Dios. Lo opuesto también es cierto: aquellos que son despreciados y rechazados en este mundo (como los discípulos) pueden, de hecho, ser recompensados por Dios. No te dejes atrapar por la manera en que el mundo clasifica las cosas; es demasiado propenso al error. Aquellos que son los primeros en la opinión de los demás (¡o los primeros en su propia opinión!) pueden sorprenderse de que Dios los recompense.

Saludos.
 
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¿ El joven rico se condenó, no fué para el cielo ? ¿ Será salvo ?
 
Lo que el Señor le pedía al rico, es que de todos sus bienes a los pobres y que lo siguiera si quisiera ser perfecto, el texto no dice si compartió parte de sus bienes después, tal vez comprendio después, aunque no siguió a Jesús, como los apostoles.
Por otro ya dijo el Señor : el pecado contra el Espíritu Santo, no podrá ser perdonado en esta vida ni en el otro mundo, está diciendo si no fuera este tipo de pecado, pero puede ser perdonado en el otro mundo si no es este clase de pecado. Por otro lado, no es imposible para un rico salvarse, para Dios todo es posible, como el Caso de Job, muy rico, pero justo y perfecto.
 
¿ El joven rico se condenó, no fué para el cielo ? ¿ Será salvo ?
Aquí aprendemos de la vida de nuestro Señor la realidad de cómo tratar con un buscador egoísta y superficial que, en este caso, es extremadamente religioso. Y el punto central de este encuentro es que las personas orgullosas y egoístas, por mucho que digan que quieren la vida eterna, no están preparadas para recibirla. Este joven fracasó en la prueba más grande de su vida. Se le ofreció elegir entre él mismo y Dios, entre la realización aquí y ahora y la realización en la vida venidera. La pregunta era: ¿Qué era más valioso para él? ¿Dios y la vida venidera o su propia voluntad y la vida presente?

Y cualesquiera que hayan sido los detalles de este encuentro (y ciertamente fue más largo, tal vez, que el registro que tenemos aquí), los detalles realmente no son importantes. Había solo un detalle que realmente importaba, y Jesús lo acertó. Y el final es evidente. Es una historia breve. Como dije, tal vez se dijeron muchas más cosas en el diálogo, pero todo lo que necesitamos saber está aquí, para saber cómo enfrentar a un buscador superficial.

En resumidas cuentas, el quería la vida eterna, pero no lo suficiente como para renunciar a su orgullo y a sus posesiones. Ésa es la conclusión. Nunca cuestionó lo que Jesús dijo. Nunca cuestionó la veracidad de lo que Jesús dijo. No se equivocó, no discutió, simplemente se alejó. Pero hay cosas muy evidentes aquí que se nos hacen clarísimas.

Cualquier cosa que Jesús le estuviera ofreciendo le iba a costar su orgullo y le iba a costar sus posesiones, y el precio era demasiado alto, incluso para la vida eterna. Él quería la vida eterna sólo como un añadido a lo que ya poseía. Se amaba a sí mismo, no a Dios. Amaba la tierra, no el cielo. Amaba lo material, no lo espiritual. La cuestión aquí es realmente la salvación. Se trata de la salvación. La vida eterna es igual a la salvación. Jesús hace la pregunta (“¿Qué hago para tomar posesión de la salvación?”) y Jesús lo detuvo en seco.

Bueno, el joven rico no entendió en absoluto la respueste de Jesus. Totalmente. Tenía una visión superficial de la ley, como la tienen todos los legalistas, todos los falsos religiosos. Su respuesta es coherente con la naturaleza humana caída que piensa que es buena, y la gente religiosa piensa que es mejor que todos los demás. Él está seguro de que es bueno. Ha cumplido con las exigencias de la ley. Él es bueno. Puesto que Jesús es un maestro de Dios, también es bueno.

He aquí el engaño más condenatorio que cualquier mente puede creer jamás: que soy bueno. Eso es todo. Que soy bueno. Cuando le dices a la gente que son malvados, perversos, corruptos y nada buenos en absoluto, no lo creen. No lo creían entonces, no lo creen hoy. La gente no lo cree. Así que van al infierno creyendo que son buenos. Y hasta que crean que no lo son, no hay esperanza para ellos. Hasta que no creas que no lo eres, no hay esperanza para ti.

Cuidado con el buscador egoísta, que se engaña acerca de su propia bondad y de la bondad de ella misma. Detén al buscador egoísta con la ley y el juicio y una definición bíblica de lo que realmente significa ser bueno.

Ese joven tuvo un encuentro con Cristo Jesus, El Savador y Redentor del mundo. Quien le hablo con claridad y transparencia en cuanto a que deberia hacer para obtener la vida eterna; la salvacion. Pero su necedad y ambicion lo segaron y rechazo la oferta de Dios, en publico y a la luz del dia. Perdio, a la vista de todo el mundo, la oportunidad de la salvacion que sin merecerlo, Dios le ofrecio. Y sirvio asi de ejemplo para siempre, de que le sucede a aquellos que creen saber cual es el camino a la salvacion y aun mas triestemente, en el delirio fantasioso de sus mentes duermen a la puerta del infierno durante todas sus vidas. Al despertar, despues de la muerte ya se hayan decididamente encadenados para siempre en la oscuridad y el tormento de la eternidad fuera de la presencia de Dios.

Saludos

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Aquí aprendemos de la vida de nuestro Señor la realidad de cómo tratar con un buscador egoísta y superficial que, en este caso, es extremadamente religioso. Y el punto central de este encuentro es que las personas orgullosas y egoístas, por mucho que digan que quieren la vida eterna, no están preparadas para recibirla. Este joven fracasó en la prueba más grande de su vida. Se le ofreció elegir entre él mismo y Dios, entre la realización aquí y ahora y la realización en la vida venidera. La pregunta era: ¿Qué era más valioso para él? ¿Dios y la vida venidera o su propia voluntad y la vida presente?

Y cualesquiera que hayan sido los detalles de este encuentro (y ciertamente fue más largo, tal vez, que el registro que tenemos aquí), los detalles realmente no son importantes. Había solo un detalle que realmente importaba, y Jesús lo acertó. Y el final es evidente. Es una historia breve. Como dije, tal vez se dijeron muchas más cosas en el diálogo, pero todo lo que necesitamos saber está aquí, para saber cómo enfrentar a un buscador superficial.

En resumidas cuentas, el quería la vida eterna, pero no lo suficiente como para renunciar a su orgullo y a sus posesiones. Ésa es la conclusión. Nunca cuestionó lo que Jesús dijo. Nunca cuestionó la veracidad de lo que Jesús dijo. No se equivocó, no discutió, simplemente se alejó. Pero hay cosas muy evidentes aquí que se nos hacen clarísimas.

Cualquier cosa que Jesús le estuviera ofreciendo le iba a costar su orgullo y le iba a costar sus posesiones, y el precio era demasiado alto, incluso para la vida eterna. Él quería la vida eterna sólo como un añadido a lo que ya poseía. Se amaba a sí mismo, no a Dios. Amaba la tierra, no el cielo. Amaba lo material, no lo espiritual. La cuestión aquí es realmente la salvación. Se trata de la salvación. La vida eterna es igual a la salvación. Jesús hace la pregunta (“¿Qué hago para tomar posesión de la salvación?”) y Jesús lo detuvo en seco.

Bueno, el joven rico no entendió en absoluto la respueste de Jesus. Totalmente. Tenía una visión superficial de la ley, como la tienen todos los legalistas, todos los falsos religiosos. Su respuesta es coherente con la naturaleza humana caída que piensa que es buena, y la gente religiosa piensa que es mejor que todos los demás. Él está seguro de que es bueno. Ha cumplido con las exigencias de la ley. Él es bueno. Puesto que Jesús es un maestro de Dios, también es bueno.

He aquí el engaño más condenatorio que cualquier mente puede creer jamás: que soy bueno. Eso es todo. Que soy bueno. Cuando le dices a la gente que son malvados, perversos, corruptos y nada buenos en absoluto, no lo creen. No lo creían entonces, no lo creen hoy. La gente no lo cree. Así que van al infierno creyendo que son buenos. Y hasta que crean que no lo son, no hay esperanza para ellos. Hasta que no creas que no lo eres, no hay esperanza para ti.

Cuidado con el buscador egoísta, que se engaña acerca de su propia bondad y de la bondad de ella misma. Detén al buscador egoísta con la ley y el juicio y una definición bíblica de lo que realmente significa ser bueno.

Ese joven tuvo un encuentro con Cristo Jesus, El Savador y Redentor del mundo. Quien le hablo con claridad y transparencia en cuanto a que deberia hacer para obtener la vida eterna; la salvacion. Pero su necedad y ambicion lo segaron y rechazo la oferta de Dios, en publico y a la luz del dia. Perdio, a la vista de todo el mundo, la oportunidad de la salvacion que sin merecerlo, Dios le ofrecio. Y sirvio asi de ejemplo para siempre, de que le sucede a aquellos que creen saber cual es el camino a la salvacion y aun mas triestemente, en el delirio fantasioso de sus mentes duermen a la puerta del infierno durante todas sus vidas. Al despertar, despues de la muerte ya se hayan decididamente encadenados para siempre en la oscuridad y el tormento de la eternidad fuera de la presencia de Dios.

Saludos

Saludos.
Excelentes aportes, Leall
Saludos.
 
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