El Señor será glorificado en sus santos

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5 Septiembre 2001
3.029
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Practicando los libros de 1 y 2 de Tesalonicenses
Semana 22 --- Ser glorificado en Sus santos
Miércoles --- Leer con oración: Ro 8:15-17; Gá 4:6; Jn 21:15-18, 21-22
“Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Ro 8:18)
EL SEÑOR SERÁ GLORIFICADO EN SUS SANTOS
Nosotros los que creemos en el Señor recibimos el espíritu de filiación y clamamos “Abba, Padre” (Ro 8:15; Gá 4:6). Cuando clamamos “Abba, Padre” rebosamos de alegría, pues “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” (Ro 8:16-17). Los herederos, son aquellos que están listos para tomar posesión de la herencia, de los bienes del padre. Luego Pablo prosiguió “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (v. 18). Necesitamos encarar los sufrimientos como el medio para ser glorificados. Si hoy sufrimos, mañana seremos glorificados; y si hoy nos negamos a sufrir, mañana tampoco habrá gloria. Los que nos atribulan tal vez no sufran, pero no recibirán la gloria.
Si queremos ser glorificados y tener a Dios glorificado en nosotros, no pueden extrañarnos los sufrimientos del tiempo presente, pues éstos están determinados para nosotros. Tenemos la libertad para rechazar los sufrimientos, pero si esa fuera nuestra actitud habitual, perderemos oportunidades para negar la vida del alma y en consecuencia habrá en ella muchas impurezas que no podrán conducirnos a la gloria delante del tribunal de Cristo. Sólo podremos entrar en la gloria del Señor para ser glorificado en nosotros cuando Él vuelva, si hoy tratamos con nuestra vida del alma; para eso son necesarios los sufrimientos.
En el libro de Hechos y en las epístolas, vemos que Pablo personalmente, sufrió mucho en lo relacionado a la obra del Señor y a las iglesias. En los evangelios, vemos también que Pedro sufrió por causa de su hombre natural, que era muy fuerte y no fue difícil para Dios tratar con él, ya que Pedro estaba habituado a actuar en su hombre natural. En Juan 21:15 el Señor le preguntó: “Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos”. “Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.” (v.16). “Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.” (v. 17). De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.” (v. 18). Era como si el Señor le dijese: “Antes eras libre y hacías lo que querías; principalmente cuando hablas, pero yo ya he muerto y resucité, y si quieres seguirme debes negarte a ti mismo y oírme. Cuando eso ocurra, otros te ceñirán y te llevarán adonde no quieras ir”.
El Señor le pidió a Pedro que lo siguiera y así lo hizo, pero al voltearse, vio que Juan venía detrás de ellos y Pedro preguntó: “¿Señor y que de éste?” (v. 21). Esto demuestra que Pedro aún necesitaba del trabajar del Señor en él. El Señor le dijo: “Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.” (v. 22). Era como si el Señor le dijese: “Pedro, si tú fueses como Juan, tal vez pasarías por menos sufrimientos”. Muchos de nosotros somos como Pedro, en medio de los sufrimientos miramos a los demás y murmuramos: “¿Porqué ellos no sufren como yo sufro?”. Debemos ver que el Señor trata personalmente con cada uno de nosotros.
Punto Clave:
El Señor trata conmigo
Pregunta:
¿Cómo debemos encarar los sufrimientos?
Dong Yu lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!