El Señor será admirado en todos los que creen

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5 Septiembre 2001
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ALIMENTO DIARIO
Practicando los libros de 1 y 2 de Tesalonicenses
Semana 22 --- Ser glorificado en Sus santos
Lunes --- Leer con oración: 2 Ts 1:7-10; 1 Jn 4:8, 16; 1:5; Jn 1:17; Ro 8:4
“Cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros)” (2 Ts 1:10)
EL SEÑOR SERÁ ADMIRADO EN TODOS LOS QUE CREEN
El tema de esta semana es: “Ser glorificado en sus santos” (2 Ts 1:10). En 2 de Tesalonicenses 1:7-9 vemos que, “y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder”. Esa gloria será cuando el Señor venga para ser glorificado en Sus santos y admirado en todos los que creyeron en Él (v. 10).
En el versículo 9 tenemos dos puntos: ser excluidos de la presencia del Señor y salir de la gloria de Dios. Ser excluidos de la presencia del Señor es un castigo muy fuerte, como vemos en la historia de Caín, en Génesis 4. Cuando Dios lo expulsó de Su presencia, fue por el hecho de matar a su hermano Abel. Dios sólo lo castigó, no lo mató, pero Caín dijo: “Es tan grande mi castigo, que no lo puedo soportar” (Gn 4:13). Cuando una persona muere se acaban todas las oportunidades, pero ser excluido de la presencia del Señor significa no poder estar más con Él en vida. Si un hombre no tiene la presencia de Dios en el tiempo, es decir, durante el período en que vive en la tierra, ¿Cómo la tendrá en la eternidad? Todos nosotros fuimos creados para tener la presencia de Dios, por eso, al concluir cada epístola, Pablo escribe: “El Señor sea contigo” o con “vosotros”.
Dios quiere nuestra presencia; no sólo nosotros la anhelamos, pero Él también anhela nuestra presencia. Lamentablemente, Dios perdió la presencia del hombre innumerables veces, especialmente por causa del pecado. Con mucho más rigor, esos que atribulan a los otros serán excluidos de la presencia del Señor; Dios no estará con ellos. De la misma forma, los que no conocen a Dios serán excluidos de la gloria de Su poder, cuando venga para ser glorificado en Sus santos (2 Ts 1:10).
En la vida de la iglesia necesitamos andar de manera digna. Nuestro proceder, conducta y vivir necesitan ser según el Dios Triuno: según el Padre, cuya naturaleza es amor y luz (1 Jn 4:8, 16; 1:5); según el Hijo, por medio de quién viene la gracia y la verdad (Jn 1:17); y según el Espíritu (Ro 8:4). Aparte de eso, ser considerados dignos del reino de Dios está relacionado con el sufrimiento que experimentamos a fin de negar la vida del alma; entonces la vida aumentará, creceremos y maduraremos para ser vencedores.
Dios quiere hacernos ganar la gloria en el futuro, por eso quiere introducirnos hoy en Su reino, en la vida de la iglesia. La vida que tenemos hoy, es la vida del reino, aunque el reino aún no se haya manifestado. En la próxima era, en el milenio, el reino de los cielos será manifestado, pero hoy ya vivimos en su realidad. La vida de la iglesia es el lugar donde ejercitamos ese vivir de ciudadanos del reino de los cielos, para que en el futuro seamos calificados para entrar en la manifestación del reino. Si hoy aún estamos llenos de elementos naturales en la vida del alma, y la constitución natural no fuese eliminada y expulsada de nosotros, si no estamos dispuestos a sufrir, o si nuestra vida dejó de crecer, no hay manera como ser glorificados. Pero, como Dios quiere hacernos ganar la gloria, es necesario ese elemento llamado sufrimiento.
Punto Clave:
Necesitamos de la presencia del Señor
Pregunta:
¿Cuál es la función de los sufrimientos?
¡Jesús es El Señor!

Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”