el Reino de Dios

el Reino de Dios

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4 Enero 2003
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El Reino de Dios.

El reino de Dios en contraposición al reino de este mundo, es la condición óptima en la cual el ser humano puede habitar disfrutando de toda clase de bendición espiritual y bajo la protección efectiva de Dios. Si nosotros encontramos en reino de Dios, en donde El es el Rey por supuesto, entonces tenemos todas las cosas que deseamos. Mateo 6:33
”Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
El reino de los cielos es una condición espiritual en el hombre, pero el reino de Dios es nuestra relación con Dios en base a la fe. Entiendase “reino” como el dominio, ejemplo: el reino de este mundo, el reino de los cielos, el reino de Dios. Primero es el reino de los cielos y después es el reino de Dios. No podemos entrar al reino de Dios sin estar en el reino de los cielos. El mundo es equivalente al atrio en el tabernáculo o templo, el reino celestial es el lugar santo y el reino de Dios es el lugar santísimo. Anteriormente existía un manto de separación entre el lugar santo y el lugar santísimo, hoy en día, por medio de la muerte de Jesucristo, esa división ya no existe y todos estamos llamados a entrar al cielo de Dios. Pasar del atrio al lugar santo solo es por medio de la puerta que es Jesús. La muralla de separación entre el mundo y el cielo siempre existe pero ahora hay una puerta de entrada abierta la cual es Jesucristo quien nos invita a entrar y disfrutar de las maravillosas riquezas del Señor. Al entrar al cielo debemos ir vestidos de Cristo (haber sido bautizados en su nombre) y haber dejado atrás las vestiduras carnales del hombre viejo. Juan 10:9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo;

Un arrepentimiento previo, creer en el Evangelio y ser bautizado.
Marcos 1:15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Este arrepentimiento es a consecuencia de haberse saciado del pecado, de estar cansado y cargado de las cosas de este mundo, de estar herido a causa de las inclemencias que representan mantenerse en el mundo de pecado, de haber reconocido el erróneo camino que seguíamos y considerar que allá al otro lado, a la inversa, esta el reino de Dios esperándonos y en donde habrá fiesta por nuestro arrepentimiento. Esto es haber creído en el Evangelio, o seas las buenas nuevas de salvación. Marcos 16:16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.

Un apóstol fue el primero en entrar al reino de los cielos
Pedro recibió las instrucciones y el permiso de “abrir” el reino de los cielos, así que él fue el primero en ingresar. (Ver Mateo 16:19) “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” dándole a entender que su vida en nada va a cambiar, lo que haga en su vida terrenal será hecho en su vida espiritual o celestial y viceversa, no hay separación, es una misma vida, una misma relación, esta unido lo carnal con lo espiritual. Esta en Cristo.

La mejor manera de comprobar si estamos en el reino de Dios es echando fuera demonios
En el reino de Dios no hay cabida a los demonios, no hay lugar al pecado ni a Satanás. Mateo 12:28 “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.” Mantengase usted en el reino echando constantemente demonios ya sea de su cuerpo o de otras personas. Lucas 11:20 “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.”


Invoque el nombre del Señor y persevere y será salvo
Cubrase usted con el nombre de Jesús en todo momento, aprenda a invocar su nombre en toda ocasión y en todo lugar. Mateo 10:22 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Hechos 2:21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

El problema de las riquezas
La permanencia nuestra en el reino de Dios es en base espiritual únicamente y por eso no podemos entrar si las riquezas nos estorban Mateo 19:24 “Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.” No es que los ricos no puedan ingresar, es el estorbo que mantienen apegados a sus riquezas el que les impide entrar. Jesus calificaba de difícil, no imposible pero si difícil para los ricos entrar al reino Marcos 1023 Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: !!Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, !!cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! Y es que las riquezas vuelven duro el corazón de los hombres. Por eso Jesús decía que el reino de Dios era para los pobres, no dijo para los que no tienen sino para los que no están confiando en las riquezas. Lucas 6:20 Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.


Creer es mas importante que sentirse libre de pecados
Jesús refiriéndose a que los publícanos y las rameras si creyeron en la predica de Juan y no así los fariseos y los escribas les aclara lo siguiente: Mateo 21:31 “Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publícanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.” Es pues importante el creer en la Palabra de Dios.

Perderemos el privilegio de estar en el reino de Dios si no damos frutos
No podemos disfrutar del reino a larga distancia ni heredar lo que es de El. Las riquezas del reino estan reservadas para los que moran en el reino y no para los extraños. Mateo 21:43 “Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.”

Los misterios del reino solo deben conocerlos los que creen Marcos 4:11Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; Marcos 4:30 Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos?

Para estar en el reino de Dios se necesita tener fe y creer en su Palabra

Marcos 4:26 Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; Al igual que una semilla en la tierra comienza a germinar y a formar un tallo que luego crece y llega a dar fruto, así es la palabra en el corazón de un creyente con fe que sin darse cuenta esa palabra crece, se fortalece y da fruto.

El reino de Dios es lugar santísimo, no hay cabida para la contaminación ni la inmundicia, ningún miembro del cuerpo de Cristo y ningún miembro de nuestro cuerpo humano pueden entrar en el.
Marcos 9:47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno.9 43 Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, 44 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 45 Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, 46 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno,

Nuestra actitud tiene que sor totalmente infantil para entrar al reino
Marcos 10:14 Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. Tomemos el termino niño no como un menor de edad sino a las personas actuando como si fueran niños, con un corazón inocente, libres de perjuicios y de temores, libres de soberbia y de odio, confiando y dependiendo siempre de un padre (celestial)
Marcos 10:15 De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.[: Mr. 14.58; Jn. 2.19. ]

Cumpliendo los mandamientos de Dios que se resumen en dos: Amaras a Dios sobre todas las cosas y amaras a tu prójimo como a ti mismo, se esta cerca del reino de Dios.
Marcos 12:34 No estás lejos del reino de Dios.

Dos cosas encomendó Jesús a los discípulos
Lucas 9:2 Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos. Lucas 9:11Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados. Lucas 10:9
y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.

No nos ocupemos de cosas materiales que no tienen importancia y que han pasado
Lucas 9:60 Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.
Lucas 9:62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
Lucas 10:11 Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.
A que es semejante y con que lo podemos comparar?
Lucas 13:18 Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé?
Lucas 13:20
Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios?

No perdamos la oportunidad de entrar, después será ya tarde
Lucas 13:28 Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. Lucas 13:29 Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Lucas 14:15 Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios.
La sombra en el Judaísmo
Todo lo que hemos visto y oido en el pasado termino con la predica y el bautismo de Juan, lo demas es cosa nueva Lucas 16:16 La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.
Cuando vendrá el Reino de Dios?
Muchos predcadores y escritores de temas biblicos han insistido en que el Reino de Dios es cuando Jesús venga por segunda vez y en esa forma han quitado el gozo de las gentes de entrar y disfrutar del reino de Dios, pero Jesús al ser interrogado con ese tema les dijo lo siguiente: Lucas 17:20 Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros.
Conociendo sus misterios
No os preocupéis por vuestras pertenencias, luego las tendrás y mejores Lucas 1828 Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. 29 Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, 30 que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.
Como nos damos cuenta que esta cerca?
Cuando la palaba de Dios sembrada en tu corazon comienza a dar frutos, es que el reino de Dios esta cerca. Lucas 21:31
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.

Es necesario nacer de nuevo
No es en nuestra vida carnal que veremos el reino de Dios sino en nuestra vida espiritual, se hace necesario que volvamos a nacer pero esta vez como Hijos de Dios. Juan 3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Este nuevo nacimiento es por medio de hacer morir nuestra vida en la carne por medio del bautismo (agua y Espiritu) Juan 3:5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

Predicando el Reino de Dios

Al igual que Felipe nosotros estamos llamados a predicar el Evangelio del Reino de Dios Hechos 8:12
Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. Hechos 19:8 Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios.


Con animo sabiendo que vamos a pasar por muchas tribulaciones
Hechos 14:22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Hechos 28:23 Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. Hechos 28:31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

El Reino de Dios no es cosa de fiestas, sino gozo, paz y sobre todo Poder
Romanos 14:17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
1 Corintios 4:20 Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.

Advertencia

No esteis tan confiados, las cosas de Dios son santas, por lo tanto hay ciertas condiciones que debemos observar.

1 Corintios 68 Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a los hermanos.9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Siempre hay una oportunidad en Cristo, veamos este otro aviso: 11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. 1 Corintios 15:50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. El libro de Galatas nos amplia este aviso: Manifiestas son las obras de la carne: 519 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.


Mensaje de Victor Castro Chinchilla. Enero 2003
 
Querido hermano:

Creo que tengo la obligación de pedirte que te plantees algunas cosas de las que has escrito.

1.- Diferencia entre Reino de Dios y Reino de los cielos.
2.- Tensión entre el “ahora” pero “todavía no” del reino. Presencia y futuro.
3.- Porque existe la iglesia. Su función en el reino.
4.- Quienes están en el reino. Todos son creyentes.?
5.- Si con Jesucristo “llegó” el reino. Que más esperamos.?
6.- Solo el echar fuera demonios es síntoma de pertenencia del reino.?
7.- Si Pedro tenía que abrir el reino, los que aceptaron a Jesús en que reino están.?


En fin hermano, muchas preguntas surgen de tu exposición. Espero que nos aclares alguna.

Afectuosamente.
 
R E I N O

En El Nuevo Testamento

En la predicación de Juan el Bautista

Juan vino predicando el arrepentimiento porque el Reino de Dios se había acercado (Mt 3.2). El ser israelita no aseguraba la entrada al Reino. Además, las obras apropiadas debían acompañar al arrepentimiento (Lc 3.8). El juicio estaba cerca, el hacha ya estaba puesta a la raíz de los árboles (Lc 3.9). A pesar de la aparente semejanza entre este mensaje y el que Jesús presentaría un poco después, todavía Juan imaginaba un reino político y terrenal. Cuando vio que no surgía tal Reino, Juan envió mensajeros para preguntar a Jesús (Mt 11.2s//). Jesús contestó en efecto que la presencia del Reino de Dios se verificaba en la curación de los enfermos, en la resurrección de los muertos y en la predicación del evangelio a los pobres (Mt 11.4s//). El carácter del Reino traído por Jesús no era político, literal ni terrenal, pero se demostraba en obras que apuntaban hacia una restauración total.

En la enseñanza de Jesús

En los cuatro Evangelios el título más común es el «reino de Dios». Solo Mateo usa la frase «reino de los cielos» (33 veces), aunque también usa «reino de Dios» cuatro veces (12.28; 19.24; 21.31, 43). Esencialmente estos dos términos expresan una misma realidad, como se ve mediante un cuidadoso examen de los Evangelios (cf. Mt 5.3 con Lc 6.20; y Mt 19.23s con Mc 10.24s y Lc 18.24s) y de muchos otros pasajes donde Mateo usa la expresión «reino de los cielos» y los otros sinópticos «reino de Dios». Al escribir a los judíos, Mateo demuestra su reserva judía en el uso del nombre sagrado de ® Dios; es decir, utiliza sinónimos para referirse a Jehová (cf. Lc 15.18, 21 donde «el cielo» significa Dios). Además de estos dos términos, se halla la frase «reino del Padre» (Mt 13.43), y escuetamente «el reino» (Mt 6.13). Mateo 13.41 indica que el reino es del Hijo del Hombre.
Al examinar los datos de los Evangelios, se ve cuán difícil es definir el Reino de Dios. El concepto aparece en cuatro diferentes contextos: a) Unos pocos pasajes que presentan el reino con el significado abstracto de autoridad real o el poder de reinar. b) Un buen grupo de pasajes que aluden al reino como algo presente, como un poder dinámico que actúa entre los hombres. c) Otro grupo semejante al anterior indica que el reino es una esfera en la cual las personas entran. d) Además, hay un grupo final que presenta al reino como completamente futuro, escatológico y apocalíptico. A continuación trataremos de coordinar estos cuatro aspectos en una concepción total.
1. Respecto al concepto básico del término «Reino» (griego, basileé?a). Jesús anunció al principio de su ministerio que el Reino se había acercado (Mc 1.15//), pero en Mateo 12.28 dijo que el Reino había llegado cuando Él echaba fuera los demonios. Puesto que Jesús practicó la expulsión de ® Demonios casi desde el principio de su ministerio (Mt 4.23s), queda claro por qué al anunciar el Reino habló de su misma presencia y autoridad. A esas alturas no importaban los demás elementos de un reino, tales como súbditos, leyes, o territorio, sino solo el rey y su autoridad real. Como dijo Orígenes: «Jesús es la autobasileía», es decir, el Reino mismo. En la parábola de las diez minas (Lc 19.11–27), el «hombre noble» tenía un territorio en el cual gobernaba, tenía siervos a quienes mandaba y había leyes que regían en ese pequeño país, pero al noble le faltaba la autoridad de proclamarse «rey». El «Reino» que él se fue a recibir era el poder o la autoridad real («investidura real», HA). Esta acepción de «Reino» se ve también en Jn 18.36. La gran mayoría de los eruditos creen hoy que el sentido básico de basileía es la autoridad y poder reales de Dios, su derecho de reinar en este mundo.
2. El segundo grupo de versículos habla del aspecto presente y dinámico del Reino. Ya indicamos que la presencia del Reino era manifiesta en las obras poderosas que Jesús hacía a favor de los necesitados. Pero el propósito del Reino era mucho más que la satisfacción de necesidades físicas; involucraba también una lucha sin cuartel contra Satanás. Jesús explica que el Reino de Dios tiene como fin contrarrestar la autoridad y poder del reino de ® Satanás. El hecho de que Él mismo puede amarrar al fuerte (Satanás) y saquear sus alhajas (quitarle sus súbditos), trasladándolos a su propio Reino, demuestra la poderosa presencia de este (Mt 12.28s//). En otras palabras, ahí está la salvación. Este propósito se ve delineado en las palabras del ángel a José: «Llamarás su nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1.21). Más tarde Jesús mismo dijo que no «vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Mc 10.45//).
En el establecimiento del Reino la muerte de Jesús era imprescindible para rescatar a las personas de sus pecados. Por eso, el hombre debe buscar el Reino sobre todas las cosas (Mt 6.33) y recibirlo como un niño (Mc 10.15), ya que el Reino no está lejos, sino entre los hombres (Lc 17.21).
3. Un tercer grupo de pasajes indica que el Reino es una esfera en la cual el hombre entra. Aquí se toma en cuenta el aspecto humano del Reino. Uno entra en el Reino al aceptar la autoridad de Jesús en su vida personal (cf. Mt 7.21ss; donde implica llamar a Jesús Señor y hacer la voluntad del Padre). Juan lo explica en términos del nuevo nacimiento (3.3, 5; cf. Lc 16.16; Mt 21.31; 23.13; Lc 11.52). Ciertos pasajes que hablan de entrar en el Reino tienen tinte escatológico, y pertenecen a la categoría de abajo (cf. las Bienaventuranzas que hablan del Reino como galardón futuro, Mt 5.3–12 //; cf. Mc 9.47; 10.23ss //).
4. El último grupo tiene que ver con el aspecto escatológico del Reino, relacionado con la venida de Cristo (® Segunda Venida). Será el momento de la reunión de todos los hijos de Dios del mundo entero (Mt 8.11); será el tiempo del ® Juicio (Mt 16.27) cuando el Hijo del Hombre se sentará en su trono (Mt 25.31–46); será el tiempo de la regeneración cuando los discípulos participarán en la administración del Reino (Mt 19.28; cf. Lc 18.29s). Las «ovejas» entrarán en el Reino preparado desde la fundación del mundo (Mt 25.34). Los Evangelios no especifican la naturaleza de ese reino, pero será el cumplimiento de las esperanzas proféticas porque se establecerá el reino literal, terrenal, político y moral que Dios quiere imponer (® Milenio).
Hay cierta tensión entre el aspecto presente y el aspecto futuro del Reino. Tanto Juan el Bautista (Lc 7.19) como los mismos discípulos (Hch 1.6) estaban perplejos porque el Reino no apareció en forma literal en el tiempo de Jesús. Para una explicación de la aparente promesa de una pronta venida del Reino (Mt 10.23; 16.28), ® Segunda Venida. En efecto, el triunfo de Jesús en la cruz los cristianos lo ven como un hecho escatológico, porque su sacrificio, confirmado y aprobado por el acto divino de la ® Resurrección, nos logró la vida eterna. Jesús, entonces, inauguró el Reino, sin llevarlo a su consumación. Como ha dicho Cullmann, «se ganó la batalla decisiva, solo se espera la terminación de la guerra». Por eso, Pedro indicó en el día de Pentecostés que los postreros días habían llegado (Hch 2.16–21). Ya se podía gozar de las bendiciones y poderes del siglo venidero (1 Co 10.11; Heb 6.5).
En resumen, el Reino de Dios es el mismo poder dinámico de Dios encarnado en el mundo en la persona de Jesús, con el fin de devolver a su dueño a los que estaban bajo la autoridad de Satanás y del pecado. Aunque el poder del Reino se ve en las obras maravillosas de Jesús, la máxima manifestación se encuentra en su muerte y resurrección; por tanto, es proclamado Señor de todo el universo. El Reino no solo es un poder dinámico que actúa entre las personas, sino también una esfera en la cual los hombres entran al recibir a Jesús como su Señor y al hacer la voluntad del Padre (Mt 7.21ss). Durante el actual período intermedio, los discípulos proclaman el señorío de Jesús en todo el mundo, y cuando esta tarea se termine, se manifestará gloriosa y públicamente el Reino de Dios en la parusía del Señor Jesucristo.
Aunque la cabeza de un reino debe ser un rey, los Evangelios, especialmente Mateo y Juan, presentan a Dios como ® Padre. Así que el Reino tiene el carácter de una gran familia en la cual los hijos (Jn 1.12) llaman a Dios ® Abba (Mt 6.9; cf. Ro 8.15; Gl 4.6). Los hijos, siendo responsables, se preocupan por los asuntos de su Padre: llevan una verdadera vida de discipulado (Mt 16.24) y son portadores del evangelio del Reino, compartiendo en esta responsabilidad la misma autoridad de su Señor (cf. Mt 10.1, 5–15, 40ss).
Frente al hecho de que el Reino de Dios siempre es Reino de ® Justicia, se discute intensamente si los hijos del Reino tienen la responsabilidad en la época presente de implantar la justicia en este mundo de maldad. Aunque el Nuevo Testamento no respalda la imposición de sistemas políticos por la fuerza, esto no quiere decir que los hijos del Reino justo de Dios no deban luchar por todos los medios legítimos, según los principios básicos del Reino, para lograr la máxima justicia posible dentro del contexto contemporáneo. Cada hijo del Reino tiene la responsabilidad de ministrar a los necesitados y desvalidos a su alrededor (Mt 25.31–46). Los que no hayan cumplido con su responsabilidad serán separados del resto del Reino por el Hijo del Hombre en el juicio final (Mt 25.41–46), enseñanza claramente presentada por Jesús en las parábolas del Reino (Mt 13.24–30, 36–43, 47–50; 24.45–51; 25.1–13, 14–30).

En el resto del Nuevo Testamento

De concepto central en el mensaje de Jesús, el Reino de Dios pasa a ser un tema marginal en el resto del Nuevo Testamento. Más bien se recalca la ® Iglesia. Este cambio se debe, no a la poca importancia del reino, sino a la labor de traducción realizada por los predicadores, una vez que el mensaje evangélico alcanzara a las masas de habla griega. Expresiones como «Hijo del Hombre» y «Reino de Dios», muy comprensibles en el ambiente palestinense, causaban malos entendidos entre los gentiles (® Roma, Imperio) y tuvieron que ser reemplazadas.
En los Hechos la iglesia predica el Reino de Dios (8.12; 20.25; 28.23, 31) como realidad presente y futura (14.22). Pablo habla del aspecto presente del Reino (Ro 14.17; 1 Co 4.20; Col 1.13), pero recalca el aspecto futuro: los malos no heredarán el Reino (1 Co 6.9s; Gl 5.21; Ef 5.5); el Reino vendrá con la manifestación de Jesús en su Segunda Venida (2 Ti 4.1, 18); después de dominar a todos sus enemigos, el Señor Jesús entregará el Reino al Padre para que Dios sea todo en todos (1 Co 15.23–28). La palabra final del Reino se encuentra en el Apocalipsis que relata cómo los reinos de este mundo llegan a ser el Reino de nuestro Señor (11.15; 12.10), a quien se llama Señor de señores y Rey de reyes (17.14; 19.16). Pero Él no reina solo, sino junto con los suyos durante mil años (20.1–10). Después del juicio del gran trono blanco sigue el aspecto eterno del Reino, cuando aparece un cielo nuevo y una tierra nueva (21.1); una existencia en la cual no cabe el mal de ninguna especie (21.27). Este Reino eterno representa la victoria final de la justicia.

El Reino Y La Iglesia

Aunque generalmente el magisterio de la iglesia católica romana define como idénticos estos dos conceptos, algunos eruditos católicos los distinguen. El sentido abstracto del Reino, o sea la autoridad soberana de Dios y de Cristo, nunca puede identificarse con la Iglesia. Cuando una persona se somete a la autoridad de Dios en el Reino, llega a ser hijo del Reino y forma parte del pueblo de Dios. Los súbditos del Reino forman la Iglesia, pero no pueden ser identificados con el Reino en su totalidad. El Reino crea la Iglesia, la cual a su vez predica el evangelio del Reino; de tal modo que la Iglesia es el instrumento y custodio del Reino de la tierra. El Reino es la esfera de la salvación; la Iglesia es la esfera de la comunión, del testimonio y del goce de las bendiciones del Reino. Aunque los dos están inseparablemente ligados, no pueden ser identificados.

Bibliografía:
DTB, col. 888–907. VTB, pp. 675–680. R. Schnackenburg, Reino y reinado de Dios, Fax, Madrid, 1970. DBH, col. 1668–1675. M. Meinertz, Teología del Nuevo Testamento, Fax, Madrid, 1963, pp. 25–146. O. Cullmann, Cristo y el tiempo, Estela, Barcelona, 1968.


Cita literal del Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.